DE CUBA A MEXICO LINDO
De nuevo estábamos volando hacia La Habana, nada más poner pie sobre suelo cubano, mi vello se erizó y todos lo recientemente acontecido se atropellaba en mi mente. No habíamos reservado casa para dormir ni quedado con los taxistas de confianza, por lo que en cuanto recuperamos nuestro equipaje, que sorprendentemente llegó completo, balcón de proa incluido, nos dirigimos hacia la salida a coger un taxi y negociamos para el día siguiente que nos llevara también a Cienfuegos, pero casualmente el buen hombre nos ofreció llevarnos directamente, así nos ahorraríamos dormir en la Habana y amaneceríamos ya en el Rebeca. Nos pareció a todos fantástica la idea, paramos en una gasolinera y aprovechamos para comprar una pizza y unas coca colas, bueno tu-kolas (como se llaman aquí) y entre cabezada y cabezada estábamos en la Marina embarcando en el Rebeca. Al día siguiente nos pusimos todos a poner el Rebeca a son de mar; quitar la vela vieja y poner la nueva que habíamos traído, arregla...