UNA VUELTA POR LAS PITIUSAS

Después de 1 semana en tierra, viendo de nuevo a mi gente querida, quizás a demasiados, porque alguno decididamente ya no me aporta nada y tengo que aprender a decir “no”, regreso al Santa Catalina, que además de gestiones varias también había estado disfrutando de su familia y amigos en su ciudad natal, Benidorm. La idea ahora era ir a las Pitiusas, aunque no me apetecía nada ir sola con dos parejas,ya que además ha venido una novia noruega del patrón. En principio parecía que iba a enrolarse por fin la otra capitana de Santa Pola, pero una vez más ha desistido en el último momento. Por lo que zarpamos al final los cinco al alba del día 2, que es cuando había previsto un Garbi que nos vendría muy bien, cómo así fue después de hacerse de rogar un par de horas, un par de horas de motorada que me impidió poder volver a dormir tras la maniobra de zarpe. Los camarotes de popa son amplios pero ruidosos, por el motor, si está en marcha, o por la hélice si vamos a vela. Pero el resto del d...