DESCUBRIENDO BELGICA

“Pensat y fet”, como decimos en mi tierra. Una amiga tenía unos días libres y quería desconectar, yo no conocía Bélgica. Teníamos un amigo en Bruselas que podíamos visitar. Asi, ni cortas ni perezosas, reservamos nuestros vuelos y nos fuimos cuatro días ¡al país del chocolate! Llegamos a mediodía, por lo que nuestro amigo nos hizo algo de comer en su casa, un precioso loft, por cierto. A esas horas, sobre las 15h, ya nos dijo que no encontraríamos cocinas abiertas en los restaurantes. Pero nada más comer algo, salimos hacia el centro histórico. Allí nos reunimos con su pareja y callejeamos por unas cuatro horas. El edificio de La Opera, el de la Bolsa, la Gran plaza con su historia del “pedo” jajaja, el niño del pis (Manneken Pis), que dice la leyenda fue un niño que se meo sobre una mecha evitando asi que explotara una bomba en la ciudad. Tambien estaba la niña meona, como no, (Janneken Pis) jajaja Cenamos en un bonito restaurante decorado con infinidad de maletas, alusión a los viajeros, supuse y, acabamos hablando con una vecina de la mesa colindante que viajaba sola, italiana y muy simpática. Cada vez son más las mujeres que viajan solas, pensé. De allí nos fuimos a un lugar tipo mercado, pero que ahora solo servían copas y en la zona central había un Dj pinchando. Nos pegamos unos bailes
para calentar y luego nos fuimos a otro, mas chiquito, pero con música muy buena, internacional de los años 80/90. Menos mal que mi amiga hizo de mami y puso fin a una hora prudencial, porque a mi cuando me dan cuerda, soy como el conejito de Duracell, jajaja. Al dia siguiente nuestros amigos tenían un cumpleaños, asi que nosotras preferimos coger un tren e ir a visitar Brujas, una de las ciudades con más encanto de Bélgica. Emprendimos nuestro viaje con un Uber hasta la Estación del Norte, que era la más próxima a nuestro domicilio y el billete de ida y vuelta nos costó unos 36€ para las dos, porque los fines de semana están al 50%. Es un viaje a la época medieval. Allí habíamos reservado un Free Tour, que retrasamos a las 15:30h y asi nada más llegar y pidiéndole ayuda a nuestro querido Chat GPT, fuimos a comer a uno de los restaurantes de comida típica belga en la plaza de los curtidores. Un menú de 25€ con dos platos y postre, bebida aparte. Pero estaba todo bueno y la terraza era acogedora. Nos sorprende que siguen manteniendo los adornos navideños tanto en las calles como en los restaurantes y establecimientos en general. Después de comer y hasta la hora del tour, visitamos el Museo Historium, en la Gran Plaza, donde hicimos un viaje virtual a la Brujas del s.XV. Totalmente recomendable, 26€ la entrada p.p. y dura 1h aproximadamente.
Después nos encontramos allí mismo, bajo la torre Belfort, con nuestro guía. Carlos era colombiano, pero llevaba años viviendo allí y nos explico toda la historia y leyendas de Brujas. Empezamos en la Plaza Grote Markt, donde estaban las casas Gremiales, el símbolo de la parte más alta de cada una indicaba el gremio al que pertenecía. Allí mismo estaba la Corte Provincial, el Museo de la Cerveza y el Historium que ya habíamos visitado. Nos explicó también, que la forma de los escalones de las casas en Brujas, representaba el poderío de cada familia. A cuantos más escalones mayor estatus. De esta nos fuimos a la plaza Burg, donde estaba el Ayuntamiento, el Palacio de Justicia, y en aquella época la justicia era clara, quien no pagara los impuestos le cortaban el dedo meñique, si volvía a hacerlo el anular y si reincidía, ¡le cortaban el brazo! . Al parecer era lo peor que te podía pasar en aquella época, pues eran los dedos que utilizaban para pedir las cervezas en la Taberna, jajaja. Tambien en esta plaza estaba la Basílica de la Sagrada Sangre de Cristo. Nos dio unos minutos para entrar a visitarla. Estaba en una capsula de cristal, encadenada y custodiada por un Juez, ¡flipo!. De aquí nos fuimos a la plaza de los Curtidores donde está la columna de la vergüenza, donde azotaban a todo aquel que intentaba engañar y vender
pipi que no era de niño. Nos contó que había una profesión que estaba muy bien pagada, la de “Catadores de Pis”, se recogía y vendía la orina de los pequeños porque parece ser que las pieles se curtían mejor. Para ello habían unas personas que se dedicaban a probarlas. Estas personas morían muy jóvenes por las enfermedades que contraían al catar la orina, pero dejaban grandes fortunas a sus herederos, por ello las familias orgullosas de su antepasado, tallaban en las esquinas de sus puertas el rostro de un catador. Casualmente era la plaza donde habíamos comido y que desembocaba en el muelle del Rosario, donde tomamos una foto del grupo y seguimos andando por el canal de Dijver, pasamos por el Museo Groeninge, de historia del arte primitivo renacentista, pasamos por la Casa de la familia Gruuthuse, una familia de comerciantes que se enriquecieron por el comercio del gruut, una mezcla de hierbas que se usa para la fabricación de la cerveza (cerveza a la que ellos mismos pusieron impuestos) y que cuando les impidieron transportarla por las calles construyeron toda una seria de tuberías para hacerlo subterráneamente. Hoy en dia hay alguna de casas de familias que les ayudaron a resistir que tienen grifo de cerveza en sus cocinas, jajaja. Pasamos también por la Iglesia de nuestra señora, donde se encuentra la escultura de Miguel Angel, “ La Maddona de Brujas” y terminamos viendo los cisnes del Minnewater, el lago del amor. Y nos contó su historia: Tras el enlace entre Maximiliano de Austria y María de Borgoña (padres de Felipe el Hermoso), Maximiliano se convirtió en el Emperador de Flandes. Brujas era, por aquel entonces, el puerto más importante de Europa, y, por ende, el epicentro del comercio de las famosas telas de Flandes. Con
la llegada de Maximiliano al trono, una de las medidas que se adoptaron fue la subida de los impuestos a los comerciantes del lugar. Esta idea no gustó mucho a los habitantes de Brujas, especialmente a los más poderosos, que se negaban a pagar más impuestos, por lo que idearon un osado plan que consistía en secuestrar y encerrar al rey, que estuvo cautivo en la ciudad durante 4 largos meses. Entre los castigos que se le aplicaron al rey para que desestimase la subida de los impuestos hubo una ejecución; la de su mano derecha, amigo y consejero, Pieter Lanchals. El apellido Lanchals se puede traducir del neerlandés como “Cuello Largo” y su familia presentaba en su escudo de armas la figura de un cisne blanco… Tras la muerte de su amigo, el rey dijo haberse rendido, y los comerciantes lo liberaron, con la premisa de que bajase los impuestos. Maximiliano, enfadado por el crimen cometido hacia su amigo, no solo no bajo los impuestos, sino que condenó a la ciudad a cuidar por siempre de 52 cisnes, uno por cada año que tenía Pieter cuando murió. Con la subida de los impuestos, Brujas fue perdiendo poder económico, y el principal puerto pasó a ser el de la ciudad de Amberes (que en la actualidad es el segundo puerto más importante de Europa, después del puerto de Rotterdam). Con el paso del tiempo, los cisnes pasaron a ocupar el puerto de Brujas, un lugar que no recibía barcos por la falta de apoyo de su gobernador… es por eso por lo que los majestuosos y elegantes cisnes que habitan en Brujas son un recuerdo de una sublevación, un crimen, y un castigo; el de cuidar y alimentar a estos animales hasta la eternidad. Asi concluimos un recorrido muy instructivo de unas 2h. Para mi amiga era la tercera vez, sin embargo, aprendió muchas cosas que no sabía. Es genial este tipo de guías, luego le das la voluntad según tu satisfacción. El frio nos llevo a coincidir en que era hora de volver para casa, seguramente por la humedad el frio se hacia menos llevadero que en Bruselas,
asi que retomamos el camino hacia la estación y deshicimos nuestro viaje hacia la Estación del Norte, donde con un Uber y 12€ nos llevo al acogedor hogar de nuestro amigo que nos aguardaba con la chimenea encendida y la cena hecha. ¡Una gozada tener amigos asi!. Al dia siguiente le acompañaríamos a la ciudad de Lieja donde había quedado con un amigo pintor para comprarle algunas obras. Nos recibió en su casa y estudio, en un pequeño salon acogedor, repleto de libros, cd y discos de vinilo. Estuvimos viendo sus obras, con algunas me sentí muy identificada. Arte moderno muy colorido y significativo. Nuestro amigo le adquirió dos de ellas. Todos juntos nos fuimos a comer y mostrarnos su ciudad. Llegando ya vimos la silueta de la nueva estación hecha por nuestro arquitecto valenciano Santiago Calatrava. Tras comer en uno de los restaurantes con más solera, frente al ayuntamiento, nos dirigimos hacia la Montagne de Bueren, una calle empinada con infinidad de escalones, que mi amiga se negó rotundamente a subir, por sus problemas de rodillas, asi que foto y plan B, jajaja.
Pasamos paseando por la Catedral de St. Paul y volvimos orilla el rio Mosa viendo un leve sunset, no sin antes hacer una paradita en una de sus múltiples cafeterías y probar la cerveza de Cereza. Al regresar a casa, los hijos de nuestro amigo habían preparado gentilmente una Raclette para cenar que nos animo para conversar hasta la medianoche. El cuarto y último dia, lo empezaríamos visitando la Basílica del Sagrado Corazón que esta junto a casa de nuestro amigo. Allí subimos hasta el Panorama, 8€ p.p. y subes en ascensor 53m de altura, para salir y tener unas vistas de 360º de toda la ciudad, aunque aquel dia la niebla no nos dejó ver demasiado, grrrrr. De allí nos fuimos a visitar el famoso Atomium. Una escultura que quedo como emblema de la ciudad tras la Expo de 1958. Ahora estaban de obras de mantenimiento y no pudimos subir al restaurante que hay en su zona mas alta, para comer con vistas del Palacio Real que es lo siguiente que
bordeamos, asi como la casa de China. Comimos con su madrina, una mujer de más de 90 años, pero totalmente vigorosa, pena que no pudiéramos hablar mucho con ella, pues solo hablaba francés. Por la tarde nos iríamos de nuevo las dos solas, mano a mano, en el metro, hacia el centro histórico, para rematar haciendo una cata de cervezas. Al dia siguiente a las cuatro de la madrugada nos recogían para ir al aeropuerto, habían sido cuatro días intensos, instructivos y familiares. Con mucho frio, hasta -1º algún dia, y restos de nieve en el aeropuerto y en Lieja. Pero contenta por haber descubierto a una nueva compañera de viaje, una mujer flexible y divertida, como presuponía. Y redescubrir a un entrañable amigo belga. Gracias, gracias y gracias al universo por poner en mi camino a gente tan bonita.

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