CURSO EN LA GOLETA TIRANT I

Algunas dudas me embargaban sobre la idoneidad y efectividad del curso, pero las llamadas recibidas de uno de los monitores del curso, me las disiparon, y con la mente abierta para conocer a gente nueva y muchas ganas de disfrutar una vez más del mar, me dirigí a la Marina Real, donde se encontraba atracada la Goleta Tirant I.

Un grupo de dieciséis personas, de lo más variopinto, en cuanto a formación y experiencia en navegación, casi todos principiantes pero llenos de ilusión. Nos presentamos brevemente, tímidamente dije mi experiencia y millas realizadas y la gente alucinó.

Tras las primeras indicaciones y distribución de literas, salimos a cubierta y dieron los primeros conceptos básicos y practicaron los 3 nudos más utilizados, el as de guía, el ocho para las amarras en las cornamusas y el ballestrinque para las defensas.

Con la puesta de sol soltamos amarras rumbo a Burriana. Una leve brisa nos permitió izar las velas durante un breve rato, pero finalmente el patrón dio la orden de arriar y completamos la travesía a motor.

La goleta tenía cinco velas, un Yanqui, en lugar de la tradicional Génova, una Trinqueta, una Fisherman, una Entrepalos, y La Mayor. Habían preparado un chuletario con las posiciones de los guinches, escotas, etc, y nos distribuyeron en tres equipos de cinco personas. Cada hora se tocaba la campana que había a bordo y cambiábamos de posición, de manera que todos rotábamos y pasábamos de bañera a banda de babor y de esta a la banda de estribor. Dependiendo de tu posición te tocaba en las maniobras participar de una manera u otra. También se hicieron turnos para cocinar y fregar, de forma que todos colaboráramos, bueno, casi todos, porque siempre hay algún esquirol que se escaquea….aunque yo tuve mucha suerte con los integrantes de mi grupo. Gente con formación, dos tenían ya el PER y los otros dos estaban ávidos por aprender. Así que todo salió fluido y sin problemas.

Pasada ya la media noche, arribamos al puerto de Burriana. Le habían asignado el muelle de pescadores al patrón, que hizo una maniobra perfecta para quedarse atracado de través por nuestra banda de estribor. Yo ayudé a los monitores con las amarras, mientras los demás observaban la maniobra, que para muchos sería, su primer atraque.

Los motores de una fabrica de hielo me hicieron temer por mi sueño, pero una duchita de agua caliente en la escuela que la Federación tiene allí, y un Gin Tonic en el pub del puerto, me hicieron rendirme rápidamente a Morfeo, eso sí, en mis sueños seguí navegando por lo que la singladura, ¡me empezaba a cundir.!

Con las primeras luces del día, a las 7 a.m. se tocó la campana, a las 8 a.m. empezaba el primer turno. Duchas, desayuno y todos en cubierta, correctamente uniformados con la camiseta roja que nos habían dado. Hoy acompañaríamos a la regata que se celebraba de Castellón a Burriana, así que pusimos rumbo a Castellón. Arribamos con tiempo más que suficiente, todavía no habían salido las embarcaciones participantes, a pesar de ello, nos llevamos una reprimenda de control Castellón por no avisar de nuestra arribada antes de entrar por la bocana. Al parecer son bastante tiquismiquis!

Entre los barcos, algunos conocidos, y algunas tripulaciones también, por lo que los saludos entre embarcaciones se repetían y también la guerra de flases de nuestras cámaras fotográficas.

Poco a poco, los primeros en cruzar la línea desaparecieron en el horizonte y solo quedaron a nuestra vista los dos últimos. A pesar de que nosotros izamos todas nuestras velas, la pobre intensidad del viento no nos permitía navegar a más de 3 ó 4 nudos, condiciones ideales para que la debutante tripulación fuera familiarizándose con cada una de las maniobras. Así como adaptarnos a los cambios de posiciones e incluso los unos a los otros.

Un precioso sol nos acompañó todo el día, por lo que me atreví a proponerle al serio del patrón, que cogieramos una boya al llegar a Columbretes, para darnos un chapuzón, y aunque no se pronunció inicialmente en un sentido ni otro, cuando arribamos si dio ordenes para llamar por radio a los guardacostas que están asignados en este parque natural, y solicitar una. Pero por el tipo de embarcación que éramos, eslora y peso, más de 75 Tn, la única boya apropiada a nosotros estaba ocupada por otro Ketch, que se hacía el remolón para zarpar, por lo que después de una vuelta completa a la isla más grande, decidió que seguíamos navegando.

Las Columbretes son un parque natural formado por varias islitas volcánicas, la más grande tiene forma de herradura porque es parte de un gran cráter que emergió del mar.
Entre ellas hay algunas que no velan, por lo que el capitán, buen conocedor de la zona, dio un gran resguardo para salir de ellas.

El curso incluía clase teórica, y por la tarde fuimos pasando todos por el pilot-house del patrón para recibir una clase básica de cartas náuticas. Realmente me vino muy bien recordarlo, pues con el uso de la electrónica actualmente, se va perdiendo la utilización de las cartas náuticas de papel, y pierdes la agilidad en mover las paralelas y el compás.
En ese preciso momento me hice el propósito de volver a llevarlas paralelamente al maxsea y al plotter, siempre que navegara en el Libertyenlamar, aunque me llamen romántica.

También como parte del curso, había programada una navegación nocturna, para familiarizarse con las señales luminosas, el trafico marítimo, el radar, etc. La previsión para el día siguiente a partir de las 15h p.m. era bastante mala, F6 a F7, por lo que los monitores y el patrón estaban preocupados por si se adelantaba, pues en las primeras horas nocturnas fuimos acompañados por una tormenta eléctrica. Así que por precaución recogieron la Yanqui y sacamos la Trinqueta, arriamos el Fisherman y dejamos solo la Entrepalos y por supuesto la Mayor. Así con menos trapo y simplemente a vela, iniciamos la primera guardia nocturna, bajo un cielo medio estrellado medio cubierto de nubes y un viento de unos 15 a 18 nudos, que nos permitían navegar ahora si, a unos 6 nudos. Me fui pronto a dormir, porque la guardia de mi grupo era de 5 a 8 a.m. La guardia era de 3 horas, pero para todo el grupo, por lo que no se hizo pesada, aunque ya para esa hora el viento había caído y navegábamos de nuevo a la mediterránea, a vela y motor.

Al través de los altos hornos de Sagunto nos encontrábamos cuando apareció en la bañera el patrón, Pepe Vives, un gran navegante, con el que ya había la suficiente confianza como para que nos contara alguna que otra batallita y anécdota de sus navegaciones.

Dio orden de parar motores y con la leve brisa navegar solo a vela y como nos quedamos sin chapuzón el día anterior, le propuse que lo diéramos ahora como ducha matinera. Y accedió, arriando todas las velas y quedándonos al pairo. Inicialmente parecía que la gente no estaba mucho por la labor, solo unos cuantos valientes se sumaban a mi iniciativa, pero en cuanto nos tiramos unos cuantos al agua, todos fueron uniéndose, algunos desde el botalón de proa y todo!

Empezó a subir el viento, así que nos volvimos a vestir, subimos la escalinata y sacando todo el trapo pusimos rumbo ya a Valencia, navegando solamente a vela, inclusive con el Spi, una virada, una trasluchada, luciéndonos delante de la playa de la Malvarrosa, .

Con ello pondríamos punto y final a un intenso fin de semana en el mar, donde más que lo aprendido me traje lo adquirido, lo adquirido en emociones y sensaciones, todas maravillosas, como las personas que en él conocí y que ya forman parte de esta gran familia que amamos el mar.