A IBIZA CON EL SENY

Acababa de aterrizar del Mar Rojo, pero no podía resistirme a la invitación de hacer una escapada a Ibiza con el SENY, un Wind 46 que participó en la Fasnet del 76 bajo el nombre de Odiseus. Un velero con historia reflejada en un libro sobre la primera Fastnet en la que participaba España. Era muy precipitado para mi zarpar con ellos, además había poco viento previsto, motorada asegurada y nublado, intenté resistirme, incluso envié un mensaje sobre lo precipitado y desaconsejado que era para mis lumbares, pero sobró una llamada de uno de los tripulantes para rendirme, sacar un vuelo y esperarlos en el bar del náutico de San Antonio tomándome un vinito. Había llamado por la mañana para asegurarnos amarre y solo llegaron media hora después de mi. Eran justo las 22h cuando subía a bordo. Habían tenido casi 14h de travesía a motor, así que unos vinos y una picaeta a bordo fue suficiente para rendirnos a Morfeo. La noche fue plácida, no oí ni una amarra, a pesar de ocupar el camarote de proa con un querido amigo, a quien conozco hace ya 20 años y a quien siempre llamé “mi hermano mayor”, aunque a él nunca le gustó, no por lo de hermano sino por lo de mayor, jajaja.
Fuimos a hacer los papeles y nos dieron una tarjeta para poder ir a las duchas. No hay nada como tomar una ducha de agua caliente en el puerto sin límite de agua y calentita, para salir de nuevo a navegar, limpios y calentitos. Son esos momentos en los que valoras cosas tan simples como una ducha calentita que en casa la tienes a diario pero aquí es un lujo. Son las cosas de navegar. Me fui rápida a comprar cuatro cosas que faltaban en la compra del armador en la que no habíamos participado, y que me permitieron aportar un par de detallitos, algo dulce, algo salado y por supuesto, unas coronitas! Jajaja. Antes de las 11h estábamos soltando amarras con ayuda del marinero, ya que nos habían dado un amarre un poco raro en la punta del pantalan, así que me asignaron la función de apartar dicha punta con el bichero del recién pintado casco del Seny.
Estaba nublado, el mar como un plato y nada de viento. El único aliciente era hacer el paso entre isla Conejera y la isla del Bosque, con el Navionics hoy en dia es fácil, aunque comprobamos que no sale el mismo detalle en el del móvil, donde aparecen todas las marcas y el de la tablet. El Seny cala 2,40 como el Libertyenlamar, y justo cuando estábamos pasando nos alcanzó una motora a toda ostia para hacernos ola, como no. Haberlos haylos aunque sea invierno! Grrrrr. Seguimos a motor por falta de Eolo hasta Es Vedra, donde empezó el Sur a aportarnos algo de ángulo con el cambio de rumbo hacia los Freus. Apuntamos a los grandes. Somos conservadores. Paramos motor. Me pido la rueda. Me olvido de todo y me concentro en las lanitas. Uffff lo que
necesitaba esto, ahora soy consciente de ello, es como un reencuentro con un amante con el que no quedas hace mucho pero que cada vez que lo ves sientes esa química, esa atracción fatídica entre ambos. No puedo pedir más. Además Lorenzo entra en escena. Prescindo de mi cazadora, las coronitas para el ángelus ponen el broche de oro al momento y recordar algunas singladura con mi entrañable amigo, lo remata. No puedo ser nadie más ni estar en otro lugar. ¡¡¡Todo es perfecto!!! Gracias, le digo al armador, necesitaba esto. ! No se si me entiende, pero me da igual.! Arrumbamos a cruzar los Freus por los grandes. Controlando a los Balearias y decidiendo que haremos para comer. El armador además es cocinitas. Entre todo lo que propone, elijo fideua en cala Talamanca, justo antes de entrar a puerto. Y él, que quiere complacerme, ya que es mi primera
travesía a bordo, me toma la palabra. Pongo en el Navionics la ruta automática y nos esquiva los dados. Dejo a mi amigo al timón y bajo a por más provisiones y ya estamos. Controlamos el calado aunque yo habría echado en alguna de las zonas claras de arena, nunca van a hacerlo como tú, cada patrón somos un mundo. Y le entiendo, no ha navegado antes con nosotros, no nos conoce a ninguno de los dos, así que hace toda la maniobra como si fuera solo. Pero no me ofendo. Lo entiendo. Espero hacer más millas juntos y ganarme su confianza. Llama por el canal 9 vhf, aunque ya lo había hecho previamente por teléfono para garantizar nos den el amarre y un simpático marinero nos espera para ayudarnos en la maniobra, que decide hacer de proa. Estamos en la nueva Marina Port Ibiza, en todo el casco antiguo de Ibiza, lo malo, no tiene de nada, ni servicios, ni duchas, ni na de na, pero solo 50€ y estás en todo el centro histórico de la ciudad. Un lujazo!!
Nos arreglamos con nuestros mejores galas de terrícolas y nos fuimos a cenar al restaurante La Brasa que nos había recomendado un buen amigo mío, medio ibicenco, por el tiempo que ha vivido en la isla y sus vínculos familiares en ella. De allí, al Teatro Pereira, que han reformado y reabierto. Una maravilla, ahora es un auténtico teatro con su patio de butacas de rojo terciopelo como los de toda la vida. No había obra pero si música en vivo en su zona del bar, como antiguamente. El armador se retiró pero mi hermanito y yo lo dimos todo hasta su cierre. Como en los viejos tiempos! Al día siguiente amaneció gris gris, pero según lo habíamos acordado emprenderiamos el cruce de vuelta pues el domingo entraba un NE muy fuerte que barreria las Pitiusas y haríamos noche en Denia, el plan inicial pero a la inversa. La travesía fue desagradable, poco viento, así que solo Mayor y motor el 90% de las 70 millas y las 10h que navegamos, el frío y la lluvia fueron
lo peor. Encima a mi el motor tantas horas me sienta fatal y me genera un mal cuerpo, grrrr. Atracamos en el club náutico, donde es habitual para el SENY, de nuevo de proa, ya que la maniobra de popa es algo más complicada por la posición de las cornamusas para que lleguen las amarras y no era momento para explicarnos a estos dos nuevos tripulantes. Pero bien, no había mucha altura y por el ancla bajamos y subimos bien. Nos dijeron que habláramos con el guarda para que nos abriera la puerta que ahora han puesto en la entrada de todos los pantalanes, aunque están de tal forma que puedes colarte igual por el lateral.
Tapeamos en el restaurante El Marino, muy rico todo, zamburiñas, mejillones, etc y luego nos fuimos a “La chica de ayer”, un pub con música en vivo que descubrimos a partir de que cerraron el Blues. Aunque armador y tripulante me abandonaron pronto y yo me quedé sola viendo la actuación y dando cuenta de una riquísima margarita que por 14€ me había muy bien vendido y preparado el barman de la terraza interior. Esa noche las amarras rugieron y la lluvia nos dio un concierto sobre la escotilla toda la noche. Que gusto da estar bien amarrados cuando hace tan malo! El día amaneció igual, gris y lluvioso, las jarcias sonaban alborotadas mientras oíamos rugir el viento. El parte se había coloreado mucho más, en el canal habían más de 40 nudos, nos volvimos a alegrar de haber anticipado el cruce. Hoy sólo nos quedaban 42millas a Valencia y pegados a la costa parecía que no había tanto. Veremos… El inicio fue lo peor. El armador preparo bien la maniobra, con dos cabos nos sujetamos al velero de al lado, de manera que cuando soltaramos las amarras de proa y los muertos de popa, no nos abatiera el fuerte viento que nos entraba por la amura de Babor. Como efectivamente pasó, en cuanto soltamos, tuvo que ser ágil al timón y con el motor para no caer sobre los muertos. Me pidió que llamará por radio a la Marina para que nos
enviaran un marinero a la gasolinera y así lo hice. El viento sopla fuerte pero nos retira del muelle, así que no hay peligro, salvo la torpeza del marinero con los nudos al noray que casi nos soltamos de la proa, pero le di un grito a tiempo y lo aseguró. ¡Vaya marinero, bien le podrían dar un curso de nudos!. Eran casi las 11 HRB cuando por fin enfilabamos la bocana de salida, aunque previamente subimos Mayor con dos rizos y yo me encargue de subir las defensas y fijarlas al pie del palo. Un par develeros de náutica Corcho salieron detrás de nosotros. Kiko es muy bueno y me parece genial salir a practicar cuando hace malo, porque el buen tiempo no hace al buen marino.
Había bastante ola, que nos entraba por la amura de Er y nos barría la cubierta, así que tras chopar entero al armador que iba al timón, nos bajamos todos al living, bueno casi todos, porque los dos nuevos tripulantes, nos fuimos turnando sentados bajo la mini capota de la entrada de la escalera central. Un par de veces saltó el piloto automático y la vela empezó a flamear. Rápidamente el armador venía y ajustaba el carro. O la escota. Pero como estaba previsto, fue amainando tanto el viento como el mar y hasta tuvimos sunset durante las dos últimas millas. La flota de optimis estaba a la salida de la bocana. El armador nos indicó que bajariamos mayor y pondríamos defensas, una vez ya dentro de la marina. La tarde era espectacular, calma chicha y solete, que despedimos desde ya el amarre. Me cedio el timón en cuanto entramos y me pidio que llamara por radio para que nos enviaran al marinero. Mientras ellos arriaban Mayor y ponian defensas. Pero en cuanto terminaron, vino el armador y me quito el timón. Apunto estuve de pedirle que me dejara atracarlo, es un amarre fácil, entrando de proa por la banda de Babor, pero me corte y no dije nada. Todavia no tenemos mucha confianza y no queria enturviar el final con el mal sabor de un no por respuesta.
Ellos se pusieron a adujar y yo, cervecita en mano observé el sunset entre mi bosque de palos preferido. Las buenas costumbres no hay que perderlas. Así ponía final a esta breve pero intensa singladura. Espero que haya más y que me gane la confianza de su armador para colaborar más en las tareas de la navegación.

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