DE ISLA CRISTINA A BARBATE

 

Después de tanto tiempo confinados en espacios cerrados, extrañando el sol, el aire y la luz, poder disfrutar unas semanas navegando, se hace más deseable que nunca. Así que después de haber estado en las Pitiusas en Julio, me decidí por el Sur de la Península. El Golfo de Cádiz se me había resistido en el traslado del Cipris hacia ya un par de años. Solo conocía Barbate. Así que me enrrolé, sin pensarlo demasiado,  para mis vacaciones de agosto.

La primera sorpresa fue que cambiaron el recorrido y en lugar de hacer de Barbate a Isla Cristina, sería a la inversa, de forma que tendría que volver a Sevilla una noche para retornar a Isla Cristina y hacer la segunda semana hacia el Algarve. Aunque me contrarió, lo acepté y punto. Y para compensar, el universo me regalo la grata sorpresa de una tripulación íntegramente femenina, formada por mujeres de todas partes de España, Madrid, Mont Blanc, Pamplona, Malaga, Valencia y Borja!! Solo una de ellas había hecho ya un charter el año anterior, para las demás, sería su bautizo. Cinco de ellas se conocían del año anterior en un viaje de mochileras por America de Norte. Eso ya me decía mucho de ellas. Entre los 33 y los 53, oscilaban nuestras edades. Pero todas con muchas cosas comunes, todas independientes, auto-suficientes y profesionales, había Ingenieras, Psicologas, abogadas…etc. Todo apuntaba a que iba a ser una semana de SORORIDAD y EMPODERAMIENTO femenino. Un verdadero regalo del Universo, pensé.

Repartimos los camarotes sin problemas e hicimos la compra en el super sin desavenencias por los gustos, y en un plis plas nos lo trajeron hasta el barco y estaba todo estibado. Dos pruebas  superadas que son bastantes representativas de cómo va a ir la semana.

El armador era patrón de la Marina Mercante, una persona tranquila y muy experta, lugareño de la zona y que resultó ser un compañero ideal.

Vimos el sunset y cenamos en uno de los restaurantes del puertecito, durante la cena, ya nos quedó claro a todas el CV de la tripulante procedente de Borja, era la más dicharachera y habladora, así que no faltó conversación, al resto las iríamos descubriendo poco a poco durante la semana.

Zarpamos con la marea bajando, así que apresuramos para hacerlo tras el Alas, el velero con el que iría la próxima semana y que están atracados contiguos. Aquí es muy importante el tema de las mareas, como he comprobado durante todo el tiempo. Son cada 6h, pero cada día ½ h más tarde y oscilan en unos 3,5m. La semana pasada hubo luna llena y todavía es muy viva la marea esta semana.

Salimos por las marismas, un paisaje impresionante. Dejamos Isla Antilla a Br e Isla Canela a Er.

Dejamos la Ria Carreras por Br y trasluchando hacia la Flecha de El Rompido, navegamos a toda vela hasta las desembocaduras de los ríos Tinto y Odiel. Este es el lugar en el que partieron las Tres Carabelas de Cristobal Colón hacia nuevo Mundo, así que estamos rodeados de historia y naturaleza. Vamos observando la belleza de la costa, los parajes naturales de los Enebrales de Punta Umbria y el Parque Natural de las Marismas de Odiel hasta arribar a Mazagón para pasar la noche.

Por la mañana tras preparar el desayuno, dejan preparada la comida de mediodía, para no tener que bajar, pues con el mar por la popa, el barco se mueve bastante y no queremos arriesgarnos a que ninguna se maree, asi que cuando navegamos me encargo yo de hacer de “ya que…”, la previsión NW/W se ha cumplido, no es tanto la intensidad, sino la ola que nos balancea. Me voy turnando también al timón siempre que hay intensidad suficiente y  vamos a vela.

Llegamos bastante pronto a Mazagón, al comer durante la travesía, así que aprovechamos y nos damos un paseo hasta la playa. ¡Cada vez que ponemos pie en tierra, volvemos a la realidad de la pandemia y las mascarillas, que horror! A la vuelta, tras una merecida ducha de agua dulce en el puerto, nos pusimos guapas y nos fuimos a cenar por el pueblo, cuesta arriba hacia la izquierda, localizamos rápidamente una calle peatonal toda llena de terracitas, y como si la hubieran preparado para nosotras, dos mesas con las sillas justas para nosotras ¡eso es llegar y besar el santo! Jajajaja. Después, de una cenita típica andaluza a base de tapeo, en la calle más arriba a la derecha, algunas aún alargamos la charla con una copita.

Al día siguiente, sin prisa pero sin pausa, zarpamos rumbo a Chipiona, nuestro próximo WP para pasar la noche. Hoy hay menos viento y sin embargo más ola, así que a esta le sumamos el ronroneo del motor y todas acabaron mareadas o medio mareadas. Menos mal que la comida siempre es ligera, a base de ensaladas.

De hecho, hoy teníamos previsto fondear frente a las playas desiertas del Parque Nacional de Doñana, pero aunque lo intentamos y llegamos a echar el ancla, bajar a la playa se hace totalmente imposible, las olas que rompen están a punto de volcarnos la dingui, cuando bajamos a probar el capi, otra chica y yo. Así que abortamos la maniobra y vamos directos al atraque reservado en Chipiona. El viento sopla bastante cuando llegamos, asi que la maniobra se alarga más de lo deseado,  me tiré yo al pantalán con la amarra en la mano y dude un segundo en que cornamusa hacerla firme, lo suficiente para que ya no pudiera cobrarla a mano lo suficiente y tuviéramos que utilizar los winches para aproximarlo y varios sprints al través.

Esa tarde antes de salir a pasear, haríamos sesión de paso pose sobre la proa, ya que no teníamos a nadie a nuestro lado y tuvimos un paparazzi voluntario.

La visita obligada a la estatua de la “más grande” fue decepcionante, la han hecho tan bella y estilosa que es irreconocible.

La visita a lo largo del paseo marítimo hasta el Faro, que es el más alto de España, es excepcional, además con la marea baja, se quedan al descubierto todo los corrales de pesca, arte milenario que ya utilizaban los romanos para recolectar los peces que quedaban atrapados en ellos durante la bajamar.

Ese día el Sunset desde el pie del Faro, fue apoteósico, con música de fondo que puso Mary, todo un detallazo.

Para rematar, encontramos un patio andaluz para cenar con “live music” un grupo cubano que cantaba un poco de todo, para concluir con unos Margaritas en el único pub terracero que había frente a la playa.

Al día siguiente navegamos hasta la Bahía de Cádiz, tenemos previsto fondear frente a la base de Rota para comer. Voy al timón, me aproo para bajar la Mayor, el patrón se va al palo para soltar la driza, pero algo falla, algo pasa, no baja. Lo intentamos varias veces, mientras controlo la sonda y con una puntita de motor intento que no me abata y mantener la distancia de seguridad con los veleros que tenemos a ambas bandas. Nada, no hay manera. Hay que subir al palo. Me ofrezco, pero el prefiere que me quede abajo controlando la maniobra, y además no sabemos muy bien cual es el problema, así que mejor que suba él con herramientas en el cinto. Así lo hacemos. Organizamos según la fuerza a alguna más de la tripu para que nos ayude en la izada y arriada, para hacerlo con control y a la par, tanto la driza del Spi, con el que lo subiremos, como el amantillo de backup. Una vez arriba corta la driza y la vela cae con control. La driza tenia un trozo donde se había rizado el cabo dejado libre la mena, por eso no pasaba. Tiene que subir de nuevo para empalmarla y hacerla pasar de nuevo. Comemos primero y descansamos para reponer fuerzas y luego vuelve a subir y lo rematamos. Y nos felicita porque las dos veces ha salido super bien, con ritmo y precisión. Nos relata su ultima vez con una tripulación totalmente novel y la odisea que se le montó. Es una maniobra fácil si la conoces y eres consciente de como hacerlo y lo importante de izar y arriarle con la velocidad y ritmo justo.

Después cambiamos el fondeo para pasar la noche, en una pequeña cala tras el faro de Puerto Sherry. Hoy dormiremos fondeadas, es la primera noche para ellas, ya se sienten un gran equipo, están aprendiendo rápido, y empiezan a hablar con propiedad con naturalidad, palabras como “cuerda” ya no se permiten ni oyen a bordo, “solo la del reloj” decimos….jajaja…. además hoy es Luna Llena, así que monto mi hamaca y preparo mojitos para despedir a Lorenzo y recibir a tan tremenda Luna.

Al otro lado de la bahía, el skyline de Cádiz, con su puente nuevo, es impresionante la vista desde aquí. La bahía tiene unas 6 millas de profunda y 4 y media de ancha.

Al día siguiente navegamos a motor hacia las marcas del Quema, Las Puercas, La Monja y el Fraile, son pintorescos los nombres, supongo que tendrán su por qué! Jajaja……. Son bajos que hay que esquivar y que te hacen dar una vuelta tremenda. Subimos velas y vamos ciñendo  primero y luego en un través hasta el caño de Santi Petri.  Hay mucha corriente, de 3 a 4 mudos, hemos reservado una boya, es más seguro que fondear. Por eso, para bañarnos bajamos con la dingui a la playa. Es impresionante como giran religiosamente todos los barcos con la marea y no con el viento, y como ves en las boyas como rebota. El tema de las mareas no deja de impresionarme. De repente ves lenguas de arena con un verdín como si de césped se tratara, donde había agua hacia unas horas…….. Damos un largo paseo hasta bañarnos en el lado del Atlántico, frente al castillo de Santi Petri, para mas tarde bajar al poblado fantasma y cenar como siempre, buen pescadito fresco. A la vuelta, copita a bordo meditando en la hamaca bajo la luz de la tremenda luna.

Tenemos que soltar la boya temprano para salir con el principio de la bajamar y ayudarnos con la corriente a favor, así que a las 8:30h soltamos y enfilamos el canal de balizamiento. Hay mucho mar cruzado en la entrada, vamos a motor, fuera no hay nada de viento ni de ola de momento. Ponemos rumbo a Cabo Trafalgar y en cuanto sube la brisa, hoy prevista ya de Levante, sacamos velas y empezamos a dar bordos, tenemos pocas millas y nos lo podemos permitir, hasta llegar al Cabo donde ya la corriente y las olas en contra son potentes y tenemos que ayudarnos del motor, y afinar para no dar bordos planos, tardamos más de 2 h en hacer poco más de 5 millas.

A la entrada del puerto de Barbate voy al timón mientras el patrón llama por radio, el marinero de guardia no tiene ganas de responder ni de actuar, así que nos dirigimos a la gasolinera para esperar allí hasta que abran mientras damos cuenta del pastel de arroz que les he preparado.

Me sorprende gratamente cuando me deja hacer la maniobra de atraque en la gasolinera, para saltar él con las amarras en mano. Supongo que como sopla bastante y ya dejé muestra de mi poca fuerza en los brazos en Chipiona, prefiere hacerlo él, pero yo me siento honrada que confíe en mi. Hemos hecho un buen equipo toda la semana, como si hubiéramos navegado antes, nos hemos complementado e intercambiado funciones alternativamente con complicidad y pocas explicaciones. Me encanta cuando coincido con personas así, se nota que además de experto navegante, tiene muchas tablas como profesor náutico. Las chicas también han aprendido mucho y me siento muy orgullosa de ello.

Luego ya nos asigna atraque el simpático marinero, y sin su ayuda, lo realizamos cambiando de banda en el ultimo momento todas las defensas, para poder ayudarnos con el fuerte Levante a apoyarnos en el pantalán flotante.

Hoy decidimos irnos a cenar a Vejer de la Frontera llamando unos taxis. Pueblo digno de visitar, típico de la sierra andaluza, con calles empedradas y empinadas, que se lo hacen pasar algo mal a las que quieren lucir sus cuñas!. Algunos trapitos son adquiridos como souvenirs de sus estilosas tiendas y por la noche, refresca como 10 grados menos, tanto como para echar de menos la típica Rebequita.!

Así terminaba una semana de intensa y agradable navegación a bordo del BALBUENA, un Sun Magic 44 y su experto y paciente armador y una tripulación femenina llena de entusiasmo y superación constante, además de las risas y conversaciones cómplices que se han sucedido a lo largo de todo el tiempo. El universo nos puso a todas a bordo por azar, pero el mar nos unió para siempre, o eso espero!! Gracias, gracias, gracias!!

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Qué bonito revivirlo de nuevo! Muchas gracias!!

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