libertyenvozalta

Era mediodía, un sol tremendo brillaba y el cielo estaba despejado, todo apuntaba a que habría un sunset espectacular. El velero, de solo 34 pies, se comportaba noblemente, levemente escorado, amurado a Estribor, el típico Garbi de la zona le hacia andar a unos 6 nudos. Mi primera travesía en solitario, la había hecho muchas veces, pero nunca completamente sola. De repente, en el horizonte empecé a divisar unos nubarrones, no había prevista tormenta, no seria nada importante pensé. Pero conforme avanzaba rumbo 90º hacia Ibiza y el skyline de la costa empezaba a ser cada vez más fino, los nubarrones empezaron a acercarse amenazantes. Adiós a la puesta de sol, en unos minutos empezaron las primeras gotas de agua, bajé a por mi chaqueta de agua y me puse el arnés. Recogí un poco de Génova y puse un rizo a la vela Mayor porque los chubascos siempre suelen traer viento. Cuando vi los primeros rayos por Babor, saque un trozo de cadena que llevaba en un tambucho y la eche al agua por la popa

  Hacía tiempo que tenía ganas de navegar por el Cantábrico y cuando vi la primera noticia sobre “Sail the Way” me dije, es la mía para matar dos pájaros de un tiro, navegar por el Cantábrico y hacer el camino. Así que me enrolé a través de Sailwiz en un velero de Santander. Haríamos 3 días de navegación, de Santander a Coruña y de allí 3 días andando hasta Santiago. Cada etapa tenía unas millas mínimas y teníamos que arribar a puerto para que nos fueran sellando la cartilla del peregrino, al igual que el tramo andando, donde cada dia teníamos que hacer unos km y nos iban sellando en las posadas que íbamos parando. Conmigo tambien se vendría una amiga, nueva adquisición como grumetilla, desde que el año pasado viniera como tripulante en la semana de Tantra Sailing que patroneé, asi que ambas, y gracias a un amigo suyo, emprendimos viaje hacia Zaragoza, donde después nos unimos con una tercera tripulante y peregrina de esta aventura, que nos había ofrecido amablemente ir en su nuevo v

  Cuando la conocí intuí que tenia madera, pero ahora puedo confirmar que no me equivoque. Después de tan solo 4 años, ya es PY, tripulante de un barco de regatas y ahora armadora de un Oceanis 39! Me había anunciado que quizás lo tendría para el veranito, y cuando me lo confirmó anulé mis planes de Menorca para acompañarla en su primer cruce a las islas como armadora. Su pareja, recién llegada tambien, casi que a la vez que el barco, tambien era un gran navegante, PY pero navegando desde que era niño con su familia, los presenté en la Ruta de la Sal, ahora bromeamos de que debía ser la causalidad de que ella se uniera a la tripu en el last minit!...jajaja El cuarto tripulante tambien formaba parte de nuestra tripu en la Ruta de la Sal, tenia el PER del 2018 y teniendo en cuenta la pandemia, sus navegaciones no eran muchas, pero parecía tener ganas de aprender, aunque también de ansias de fiesta ibicenca! Zarpamos el domingo 15 sobre las 17h, para repostar en la gasolinera ante

  Aurora era un Sun Odissey 49 del 2019, con foque autovirante y mayor enrollable. Después de 2 meses de preparativos, whatsaaps para arriba y para abajo, formación de la tripulación, búsqueda de velero y copatrón, por fin estábamos allí, en Port de Portisco, a 15 minutos en coche del aeropuerto de Olbia, NE de Cerdeña. Nos vinieron a recoger al aeropuerto, todas llegábamos en el mismo vuelo, 6 mujeres, de las cuales solo conocía a 2, mis queridas amigas Mariem y Carmen, del grupo de “Divinas”, las otras 3 serían nuevos descubrimientos de esta singladura. Nuestro nexo de unión, Miguel y Almudena, habían tenido forzosamente que desembarcarse por un imprevisto y aparatoso accidente que había llevado a Almudena directa a un quirófano en lugar de al barco, buaaaaa. Recibimos y estibamos la famosa compra, y digo famosa, porque costó lo suyo realizarla a través de una pagina web que me pasaron “spesati.com”, bastante engorrosa para encontrar los productos, aunque al final una amable person