KRAKOVIA CON MIS CHICAS VITAMINAS
Eran las 07h a.m., empezaba la canción y nuestro viaje a Cracovia, producto de un pensat y fet durante una cena con mis chicas vitaminas, con las que llevo repitiendo curso de IE desde hace más de 10 años.
Habíamos reservado taxi para la ida y la vuelta, y allí apareció una fantástica furgo Mercedes negra, con asientos de piel blanco, parecíamos un grupo de rock, ¡solo nos faltaba el cava! Jajaja.
El apartamento estaba en un callejón famoso por salir en una escena de la película “la lista de Schindler”. Ya que vimos un grupo de turistas fotografiándolo todo, mientras nosotras nos peleábamos con los códigos y las indicaciones que nos habían enviado para acceder al apartamento.
Finalmente lo conseguimos, soltamos las maletas y nos fuimos a comer, eran ya las 15h. Primero entramos en un restaurante muy próximo a la casa, Hevre, era un lindo salon con mucha solera, pero antes de que nos sentáramos, un grupo de jóvenes españoles, con los que nos cruzamos en la entrada, nos aconsejaron otro, asi que nos fuimos. Estaba mas lejos, pero de camino al WP de la excursión que teníamos reservada para esa tarde, asi que eso que tendríamos ya andado.
En unos 20 minutos nos adentramos en el centro de la ciudad y su casco antiguo. Era el restaurante Morskie, donde probamos la típica sopa servida dentro de un pan y algunos platos más, todos riquísimos, regados de un tinto Ramon Bilbao.
Curiosamente y como comprobamos durante todo el viaje, el vino español era el mas barato de las cartas. Debe ser que nuestra estrategia para entrar en el mercado es bajar los precios….grrr.
Luego nos dirigimos hacia el punto de encuentro de la excursión, frente a la Basílica de Santa Maria, en la plaza del mercado, la más importante y que más visitaríamos en los próximos días.
Sin embargo, nadie aparecía. Anocheció y empezó a arreciar el frio. Dejamos un mensaje al numero de contacto que ponía en la reserva y curiosamente nos respondieron para decirnos que no había ninguna reserva y por tanto tour para esa hora, que nos habíamos equivocado al seleccionar el año de la reserva, la habíamos hecho para el 2025. ¿En serio? No me lo podía creer, ¡casi na! Jajaja. Menos mal que había otra igual pero un poco más tarde y nos unimos a ella.
El guía fue bastante bueno, un gaditano muy empollado en la II Guerra Mundial y su desarrollo en Polonia, ya que ésta se rindió en el primer mes, y por ello no llego a ser bombardeada y todos sus edificios son originales.
Al parecer Polonia era el país con más población de judíos en Europa, 70.000 y por ello, los alemanes construyeron allí los 7 mayores campos de concentración y exterminio. Hoy en dia se visita Ausvirtz, pero nosotras no quisimos verlo. Solo escuchar la historia ya se te ponen los pelos de punta y una mezcla entre tristeza, indignación y rabia te embarga. Sobre todo cuando te das cuenta que 80 años después, seguimos guerreando como si la raza humana no hubiera aprendido nada. Grrrr.
Al terminar callejeamos de vuelta al centro, ahora ya teníamos una noción de la zona y podíamos situarnos. Cenamos también en plan “to Share” y rematamos la jornada en un garito con “live music” al lado de casa. A estas alturas ya habíamos descubierto los “shots” de vozdka, sabor Cherry y lemon, que nos ofrecieron en el restaurante y repetimos aquí. Sobre todo el de lemon está riquisimo, parecido al limonchelo pero más suave.
Al volver al apartamento empezábamos con nuestras rutinas, algunas se duchaban por la noche antes de dormir y otras lo dejábamos para las mañanas. Asi abreviábamos y ninguna rompía sus costumbres. Yo por ejemplo prefiero ir relajándome, para coger el sueño, leyendo y, dejar la ducha para las mañanas, además como buena alondra, era la primera en despertar, nos acostáramos a la hora que fuera, a las 07 a.m. estaba en pie.
En 1h escasa estábamos todas listas y bien abrigadas para afrontar otro dia.
El segundo dia iríamos a conocer las minas de sal. Estaban a unos 11 km de la ciudad. Una familia de españoles, que coincidimos en el restaurante de ayer, nos habían recomendado llamar a un uber pues al ser 5 nos saldría muy bien de precio y mucho más cómodo que el transporte público. Y asi lo hicimos, en pocos minutos, tras desayunar, teníamos otro fabuloso coche de 7 plazas en la puerta y en menos de 30’ estábamos en la puerta del complejo turístico en el que se ha convertido la mina.
Nos faltaba mas de 1h para el tour reservado en español. Por cierto, que sacamos las entradas online, por su web, 28€ más el Uber, que salimos a 2,5€ c/u a la ida y 3,75€ a la vuelta, total por unos 34,25€ c/u, hasta los 64€ que cuesta la excursión en Freetour o Civitatis, nos ahorramos 30€ c/u.¡¡ Contentísimas!! Jajaja
Paseamos por el pueblecito colindante, un museo nuevamente de la II Guerra Mundial y una pequeña iglesia y rematamos en una preciosa cafetería donde nos prepararon un espectacular te con limón.
Al salir había empezado a nevar, ¡que bonito! Era la estampa típica de cualquier postal navideña.
La mina resulto ser enorme. Bajamos a mas de 130 metros de profundidad y visitamos varias plantas y estancias, algunas de trabajo pero otras, como una pequeña capilla y una gran iglesia, donde hoy se celebran bodas. Además, nos comentaron que tambien hay un centro de spa para gente con problemas respiratorios y es público.
Por lo menos la subida es en ascensor, aunque un mini ascensor, el que debían de utilizar ellos y que, a mi entender, sobrecargan inhumanamente. Será por su memoria histórica y el trato que le daban a los mineros que trabajaban allí? Grrr.
Volvimos a la ciudad con otro uber y nos fuimos directas a comer, merendar o cenar, ya que eran mas de las 16h cuando lo hacíamos. Hoy la selección fue por el restaurante Szlone, ya que el que intentamos en la plaza del mercado, que nos habia recomendado una amiga y otros chicos españoles que conocimos, nos advirtió, nada más entrar, que solo aceptaban cash.
No obstante, este tambien resulto ser esplendido. Un par de sopas para combatir el frio y varios platos de carne en diferentes estilos. Y éramos ya otras, dispuestas a seguir comiéndonos Cracovia, jajaja.
La sobremesa fue en un café de la plaza con techos altos y bóvedas, tipo iglesia, donde más tarde volveríamos atraídas por su karaoke.
Mientras tanto visitamos otro con live music en la calle Florianska, que resulto ser la que mas pub por metro cuadrado tenía.
Allí, bajando unas escaleras, como casi siempre, había uno, tipo cueva, donde una pareja cantaba termas internaciones y donde nos tomamos una cerveza local mientras algunas se peleaban vía WhatsApp con el guía del dia anterior, que, nos reclamaba insistentemente que le pagáramos. Y es que nuestro tour reservado era gratuito, solo la voluntad y el que hicimos tenia un coste fijo y nosotras desconocíamos si la web nos lo cobraría directamente o no.
Al dia siguiente teníamos otro tour reservado. Este era cerquita de casa e incluso volvimos hasta nuestra propia puerta, pues iba sobre los judíos, como no, y nos hospedábamos en el barrio judío.
Acabamos dentro de lo que fue el gueto. Hoy es un barrio residencial donde conviven edificios nuevos, con antiguos e, incluso, pudimos ver alguna fachada que conserva los agujeros de la metralla. Finalizamos en la plaza de las sillas o los héroes, donde les deban cita para seleccionarlos, o bien iban a un campo de trabajos forzados o directamente a un campo de exterminio. Visitamos la farmacia de Tadeo. Otro alemán no judío, que ayudo a salvar a muchos de ellos, pero que no es famoso porque no se ha hecho ninguna película de su historia.
Visitamos la puerta de la fábrica de Schindler que estaba próxima pero no entramos en ella.
Volvimos callejeando hacia el castillo y la catedral para visitarlo por dentro, era de las pocas cosas que nos quedaban por visitar. De camino, volvimos a pasar por la zapatería que tenía una botas super originales que nos mantenían con las narices pegadas al escaparate cada noche cuando regresábamos a casa. Asi que ya no volvería a quedarme con las ganas. Les dije que luego las alcanzaría y sin pensarlo dos veces me cole dentro y empecé a probarme unas y otras hasta decidirme por unas tipo Mary Popins, jajaj. Soy asi de caprichosa, me enamoro de las cosas y me las tengo que llevar o no las olvidare en la vida, jajaja. Luego descubrí que la famosa firma Laura Vita, tambien tiene tienda en Valencia, jajaja. Para las próximas.
Llegue justo a tiempo para entrar en la catedral. Eran ya las 15:30h y cerraban a las 16h. La verdad es que no vale la pena, la iglesia no es nada especial, comparada con la de Santa Maria y te hace subir por una empinada escalera de madera, varios pisos, para ir viendo únicamente campanas y una pequeña foto desde arriba a la ciudad. No lo recomiendo.
Ese dia elegimos para comer, merendar y cenar, el restaurante Stodola, en la calle de los pub. De nuevo quedamos encantadas con la comida y la regamos de nuevo con un vino español. De camino pare a comprar un “hot wine”, lo descubrí en Berlín y es una delicia para entrar en calor en estos países tan fríos.
El dia anterior habíamos cambiado euros por Slotis, la moneda local. 1€=4 slotis más o menos, para pagar la entrada donde había actuación de jazz en directo, pero como al volver de la excursión vimos que en la iglesia de San Pedro y San Pablo había concierto de música clásica, entramos y salimos con las entradas puestas. Al terminar de cenar nos fuimos a la iglesia a escuchar el concierto del Quinteto de Cuerda, que sonó espectacular en la bóveda de la iglesia. Un relax total que rompimos volviendo a la calle de los pub, pero ya había empezado el jazz y no había sitio para sentarse, asi que a por otro. Acabamos en uno donde tambien recién acababa otro grupo de jazz y empezaba a pinchar un Dj con pinta de rock duro que nos hizo abandonar rápidamente tras un shot de vodka lemon.
A la mañana siguiente nuestro taxi nos esperaba puntualmente en nuestro soportal de la calle Jozefa 12, para poner punto final a este breve pero intenso viaje.
Gracias a mis chicas vitaminas por hacerlo realidad, por poner a prueba una vez mas mi flexibilidad y mi paciencia e inundar mis días de momentos de risas y de discusiones acaloradas, todo aporta y todo suma en el aprendizaje de esta vida.
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