MEMORIAS DE KENIA
El viaje a Kenia empezó con escala en Estambul y parada de unas horas para descansar en Nairobi antes del último vuelo, en avión de hélices, hasta el Doret, donde nos recogió mi amiga con el chófer de su hermana. Kapsara es su pueblo, a 2h horas en coche del aeropuerto, recorrido que nos sirvió para irnos haciendo una idea del país. La zona es muy verde, más selva que sabana, es el NW del país, linda con Uganda y el lago Victoria. La tierra es roja, muy arcillosa, nos advierte que debemos tener cuidado de no caer porque cuando llueve es muy resbaladiza y les encanta reírse del que pierde el equilibrio, jajaja.
Conducen por la izquierda, resquicio de tantos años de colonialismo británico. Además, aunque algunas están asfaltadas, no hay arcén y conducen adelantando temerariamente. Cuando se hace de noche muchos no encienden las luces hasta que los tienes encima, para hacerse ver, el chófer dice que creen ¡que se les van a gastar!. Y no hay farolas, la gente se juega la vida andando por el borde de esta y apenas se ven en la negrura de la noche. Los atropellos son habituales, nos cuentan, la gente apura en sus trabajos hasta que se hace de noche y vuelven a casa andando.
Pasamos por algunos núcleos de población, con muchos tenderos, bueno son como pequeños habitáculos donde venden de todo y también pasamos por un mercado lleno de montones de ropa.
La casa de mi amiga es espectacular, me recuerda a la de “Lo que el viento se llevó”, con sus columnas blancas.
Los niños de la familia vienen corriendo a abrazarnos. Súper cariñosos. Dicen hola sin parar, solo han aprendido eso. Que cálida acogida. Nos descalzamos para entrar en la casa y empiezan las presentaciones a diestro y siniestro, “please to meet you” y abrazos, muchos abrazos. Algunos son familia, algunos vecinos, algunos amigos, hay personas dedicadas a cocinar y limpiar para ayudar a la familia, ya que todos se han convocado para el funeral de un joven sobrino que ha fallecido trágica y repentinamente.
A la hora de comer todos hacen una fila para pasar por el lavabo que hay en el mismo comedor, allí una persona te facilita jabón y agua para asegurarse que todos se lavan las manos, ¡que pulcritud!. Luego lo entiendo, cuando veo que la costumbre aquí es comer con las manos, da igual que sea carne que verdura que arroz. Hay montado como un buffet libre en la gran mesa del comedor y todos vamos sirviéndonos y sentándonos donde podemos.
El cansancio acumulado se salda con 9h de sueño del tirón, cuando me despierto y miro por la ventana soy consciente de lo bonito del lugar, un cuidado césped verde, flores, y grandes árboles y más al fondo pequeñas huertas alrededor de casitas más modestas de los vecinos. Esta es un palacio al lado de todas las demás. Como las coloniales que hemos visto en tantas y tantas películas.
Hoy asistiremos al funeral. Es en una zona próxima en el exterior. Aunque empieza a llover con ganas, algunos van andando y otros en coche, allí hay montadas 4 carpas grandes, 3 para los asistentes y la familia y una que hace las veces de altar, con una comitiva de sacerdotes y monjas, ya que una hermana de mi amiga lo es, y una pequeña en el centro con el féretro. La ceremonia duró casi 4h, cantan e incluso bailan un poco, hacen ofrendas y muchos salen a decir algunas palabras de despedida al difunto. Hasta a nosotros nos hacen salir a presentarnos y decir algo, somos la ¡ Spanish family.!
Cuando finaliza, todos vamos hasta el terreno de la madre del muchacho para enterrarle en su jardín. Siguen los cantos, pero es un momento muy emotivo, me es imposible no empatizar con la madre, solo era 3 años mayor que mi hijo, y se me saltan las lágrimas.
Volvemos paseando por el camino de tierra roja, acompañados de una amiga, vecina y hermanastra de mi amiga. Al parecer aquí los hombres pueden casarse con más de una mujer. La mamá de mi amiga era la segunda esposa de su padre, y tuvo 9 hijos, pero la primera que, también tuvo otros tantos, vivía en otra casa próxima a la suya y se criaron como vecinos todos en armonía. Culturas y costumbres no tan distintas a las nuestras, aunque nosotros seamos más hipócritas….
El camino de vuelta lo hacemos rodeados de niños, me van diciendo que quieren ser mis hijos y venirse conmigo a España, les pregunto la edad, van entre 9 y 12 años, creo que es buena idea y podría montar una escuela, si no fuera porque la policía de su país y del mío no creo que estuvieran conformes, les digo, jajaja. Pasamos por una plantación de té, es de varias familias, nos explican y, la amiga, vecina, hermanastra, nos invita a entrar en su casa, nos presenta a su familia y a su madre, postrada en la cama y luego nos enseña el atajo a casa de mi amiga por donde ellas se juntaban cuando eran pequeñas. Eso nos da algo de ventaja sobre los demás invitados, por lo que nos animan a que nos sirvamos del bufet que ya está dispuesto en la mesa antes de que lleguen todos, jajaja.
Al día siguiente no sólo no había agua caliente, si no que no había agua en la ducha, somos muchos y nos levantamos las últimas así que toca otra vez lavado a lo ruso, jajaja.
Nos avisan de que el desayuno está listo, yo no suelo desayunar pero aquí no solo lo hago si no que procuro comer mantequilla, yogur, crema de cacao, para preparar el estómago para el Malarone, la vacuna contra la malaria.
Hoy nos iremos solos a dar un paseo hasta el río mientras nuestra amiga tiene una reunión familiar. No paramos de hacer fotos a niños y saludar a todos los que nos vamos encontrando, somos una novedad para ellos porque esta es una zona rural, no turística.
Luego vamos a visitar una fábrica de té, previamente hemos visto los campos y como lo recogen, solo las 3 últimas hojitas son buenas. El recorrido es muy didáctico, desde el acopio de las hojas, como las mantienen en la humedad ideal, como las secan, las trituran etc. hasta clasificarlo por calidad y la cata, algo muy similar al vino. Mientras la visitamos ha caído un buen chapuzón, por lo que el chófer de la familia viene a recogernos, me siento una niña rica.jajaja.
En la casa ya está la comida en la mesa, ya somos muchos menos, hoy partieron la mayoría, aun así seguimos con la costumbre, te sirves y te buscas un hueco en el salón.
Hemos traído algunos manjares de postre que no son habituales aquí, queso, membrillo, dátiles, nueces, bombones y turrón, todo les chifla, sobre todo a los más pequeños.
Son super cariñosos, nos dan abracitos en cualquier momento, para comérselos.
Estamos aprendiendo algunas palabras en Suajili, su lengua autóctona, y les hace mucha gracia. Gracias = Asante, Hola=Jambo, Adiós= Kuagire, Lo siento= Pole, Bienvenido o de nada =Karibu…..
Al día siguiente teníamos planeado ir a unas cataratas, preparamos un picnic, pero al final su sobrino llega tarde y aprovechamos para volver a la fábrica de té a comprar el té y justo cuando terminamos de comer, a las 16h salimos hacia las cataratas. Está a 1h más o menos pero por unas carreteras sin asfaltar, llenas de surcos y baches por la lluvia que, varias veces nos hicieron dudar de si pasaríamos o nos quedaríamos atascados. Afortunadamente su sobrino es muy hábil al volante. Pasamos por varios poblados y subimos bastante alto, se nota en la temperatura que bajó bastante y eso que ya salimos a 16º. ¡Y las vistas son impresionantes! Desde el coche hasta la cascada tuvimos que andar un rato, primero cuesta abajo por un terreno fangoso por el barro y en pendiente total, íbamos haciendo línea cogidos de la mano. Pero valió la pena, el chorro era impresionante y justo salió el sol al llegar a ella para mejorar, si cabía, nuestras fotos. La vuelta fue más fácil, cuesta arriba. Además de más animada, cantando en español y suajili, como si de un autobús escolar se tratara. De vez en cuando sorprendidos diciendo algo en suajili, piqui piqui, cuando nos cruzábamos con una moto, o si mamma, para que parará, o pole pole, para que fuera más despacio, jajaja
Para cenar ya solo estamos nueve, así que hoy sí que lo haríamos sentados alrededor de la mesa del comedor.
Hemos ampliado el contrato de datos de mi amiga, la anfitriona, así que nos hace de Hot spot y cuando llegamos a casa, nos comparte Internet para poner nuestros mensajes e intercambiar fotos.
El plan del día siguiente era levantarnos prontito para aprovechar el día, pero, aunque madrugamos, no salimos hasta más allá de las 12h, aquí hay que armarse de paciencia, todo es “pole pole”.
Fuimos a una Ciudad llamada Kitale, la más importante y cercana a Kapsara, donde estamos alojados. El tráfico y el ruido es caótico. Tenemos que ir con mucho cuidado, hay muchos carteristas, nos advierten, y también pedigüeños. Hacemos algunas compras y la más importante, vamos a un vivero a comprar árboles para regalar a la dueña de la casa que nos ha alojado como si fuéramos su familia, la hermana de mi amiga. Cada uno elije un árbol, y luego cuando volvemos, los plantamos, de forma que simbólicamente dejamos nuestra huella en su casa y una parte de nosotros vivirá siempre con ellos. ¡Qué bonito!
Esta noche hay cena familiar para despedirnos, hemos comprado un cordero vivo esta mañana, hemos pagado un veterinario y un matajari que, antes de sacrificarlo, ha orado por el cordero. Hemos hecho parte a las brasas y parte al horno. Y hemos preparado queso con membrillo y nueces. Y turrón y bombones.
Nos han regalado el traje típico Kikuyo y hemos bailado con ellos. Al final hemos dicho unas palabras de agradecimiento para despedirnos, todo muy sentido y emotivo.
El día siguiente será un largo día, madrugamos mucho pues el chófer con el 4x4 nos recoge a las 06 a.m. y estamos emocionados, es nuestro primer safari. Al final entre cargar maletas y despedirnos, salíamos a las 07 a.m.
El camino hasta el lago fue curioso, con un paisaje variado, subimos hasta 2400m de altitud y divisamos el lago Barengo, el más pequeño de Kenia, nos dice el guía, John, que habla un poco español, y donde bajamos para intentar hacer un pipi en el campo, aunque como siempre, aparecen de repente pastores por todos lados, jajaja y nos hacemos una foto con las mantas que nos ha regalado, ya entendemos por qué, jajaja.
Nuestro destino es el lago Nukuru, el más grande de Kenia. Llegamos a su ciudad sobre las 13h y nos paramos a comer en un bonito restaurante, aunque no muy rápidos, aquí es todo a bajo ritmo, muy similar al Caribe, de hecho, me lo recuerda todo constantemente.
Entramos en el parque al final sobre las 15h y antes de que anochezca tenemos que salir, por nuestra protección.
Ya en la entrada divisamos búfalos y cebras. En cuanto empezamos a adentrarnos vimos muchas gacelas, algunos ciervos, muchas aves, en el lago millones de pelícanos y hasta flamencos. Más adelante rinocerontes, primero más lejos, pero a la vuelta los vimos cerca del camino, uno blanco. Y hasta una pareja de leones echados bajo un arbusto, con pocas ganas de moverse por lo que solo nos dejaban verles el lomo. Graciosos babuinos, como el pequeño Pumba del Rey León, son feos pero muy graciosos. A la vuelta también vimos una gran hiena que sin miedo caminaba delante de nosotros en el cruce del lago donde el olor a pescado era tremendo y las aves estaban cerca de la orilla, pero no ha pillado ninguno.
También hemos visto muchos monos, Babuinos y Colobos. Pero no hemos conseguido ver a las jirafas que también hay muchas.
Justo con las últimas luces hemos abandonado el parque, como en otros, o te alojas en los espacios que hay dentro protegidos por una gran jaula, o sales, pues por la noche es cuando más activos están los animales porque salen a cazar.
Nos alojamos en el resort Lake Naivasha, pues mañana será éste, el lago que visitemos.
Por la mañana madrugamos para visitar el nuevo Parque, aunque al final, entre esperar el carrito para las maletas, desayunar y cargar el coche, llegábamos al parque casi a las 10a.m. Al llegar querían cobrarnos 3000 kes más por otro guía local, pero mi amiga, que es de aquí y es la que lo ha organizado todo, llamó rápidamente a la agencia y se negó a ello, así que solo pagamos 1000kes por el alquiler de cada bici. Cuatro de nosotros hicieron el recorrido hasta el cañón en ellas y otras dos les seguimos en el coche. Aunque en cada parada nos juntábamos. Hay un desfiladero donde apreciamos un gran eco y fuimos viendo jirafas, que no las habíamos visto el día anterior. Este parque es mucho más pequeño que el de ayer y más que para apreciar animales es por las vistas y el recorrido en bici y a pie. Además, puedes ver los grandes geises que salen de algunos puntos de la tierra y que aprovechan como fuente de energía. Es increíble como una vez más te das cuenta de que los países más subdesarrollados son los que más recursos naturales tienen.
El gran cañón fue una ruta de senderismo sin demasiada dificultad que acaba en un desfiladero precioso lleno de pequeños manantiales de agua caliente y donde se encuentran un sin fin de piedras de “Onix”. El Onix es una piedra con poder para alejar las energías negativas y transformarlas en positivas.
Terminamos en un precipicio donde se rodó la película del Rey León y allí mismo busque la canción de su banda sonora y todos juntos la bailamos con las manos cogidas como un ritual masai.
Hablando de masais, había unos cuantos puestecitos de masais vendiendo pulseras, collares y figuras varias, pero no había cogido dinero para la ruta así que, me quede con las ganas, buaaaa.
Volvimos a comer al hotel y al terminar y dirigirnos hacia el pantalán donde salían las barquitas para dar un paseo de 1h por el parque por 3500kes para ver los hipopótamos, vimos que habían salido del agua porque el personal del hotel les estaban echando los restos de las hojas de las verduras de la comidas. Así que nos ahorramos el paseo. La idea de echarnos la siesta en la piscina tampoco fue posible, pues estaba llena de niños jugando y ni una hamaca. Así que adelantamos la salida para parar por el camino en un super y poder comprar algo para nuestra estancia en una casa de un hermano de mi amiga, que renta como B&B, 40€ por habitación doble con baño. Era como un chalet y su hermano y su familia nos esperaban con una cena de bienvenida. Estuvimos comiendo, bebiendo y bailando hasta casi las 12h p.m. cuando todos se retiraron a dormir, y nosotras, “las chicas del laurel” nos quedamos para hacer tiempo e ir a recoger a otra amiga que llegaba de madrugada. Un hermano de Jane había venido para llevarnos al aeropuerto, pero mientras hacía tiempo nos pusimos a hacernos la manicura, con la mala pata de dejar el algodón con acetona sobre la rococo mesa de la sala de estar, y se quedó un rodar áspero, ¡se había absorbido el barniz!.
Al día siguiente ya había preguntado por un carpintero que lo solucionara y me pasó la factura para que la pagara cuanto antes, 3180kes, unos 24€, aquí quien la hace la paga, sin titubeos.
Como fuimos a recoger a la última integrante del grupo, nos acostábamos a las 05 a.m. y al día siguiente no conseguimos salir antes de las 12h a.m. de la casa, primero un poquito a pie, luego negociamos 2 tuc tuc, por 300kes cada uno, unos 7 € y nos acercaron a la proximidad de la entrada al Masái Lodge, donde nos esperaban unos amigos de su hermano para acompañarnos a la fábrica de cristal. Para llegar a ella hay que cruzar un puente tibetano impresionante, que cruza un río bastante caudaloso y bravo. Da un poco de impresión, pero lo cruzamos todos.
La fábrica fue muy curiosa y tenían preciosidades, así que aprovechamos para comprar un regalo a la hermana de nuestra amiga y que nos había dado alojamiento en su casa de Kapsara los 4 primeros días.
Al terminar comimos en el lodge con vistas al río y para rematar el día, vino Sam, de nuevo, para llevarnos a visitar a otro de sus hermanos, Samoa y enseñarnos su casa, otro chalet en urbanización privada, donde nos tomamos un te antes de volver a la casa y entre todos organizar las visitas del día siguiente.
Nairobi resultó ser una ciudad caótica, como nos habían advertido, pero no me pareció peligrosa. Es verdad que tomamos todas nuestras precauciones, nos quitamos los pendientes y hasta los relojes. Dejamos carteras en la casa y el dinero lo llevamos repartido en varios sitios.
Fuimos andando hasta el encuentro con Sam que nos acercó a coger el bus público que aquí llaman Matatu. En teoría sólo deben subir tantas personas como asientos hay, pero al final también va gente de pie en los pasillos. Menos mal que no hubo mucho tráfico y en unos 45’ estábamos en el centro, a 5’ andando llegamos al museo del ferrocarril. Muy importante en el país, pues Nairobi nació como consecuencia de él, ya que los británicos la fundaron para tener un punto intermedio entre el acarreo de materiales desde el lago Victoria hasta Mombasa. En su construcción, finalizada en 1901, como la línea lunática, como fue llamada, porque fue de locura la construcción de 931km, 160km menos de los inicialmente previstos, ya que fue una gran tortura y tuvo un gran coste humano. 2493 de los trabajadores contratados murieron en el proceso, 4 trabajadores por milla, 38 por mes. A veces de cansancio y agotamiento y otras devorados por leones. Por ello le llaman el tren lunático.
Al parecer Inglaterra había colonizado Tanzania y a Kenia la coloniza precisamente por la construcción de este tren, por la necesidad de atravesar sus tierras con las vías hasta Mombasa. Y ha sido protectorado de GB hasta 1963.
Los presidentes de la República desde entonces han sido muy corruptos, dichoso poder, y el país no ha evolucionado como se merece.
Luego nos fuimos andando hasta el KICC un edificio emblemático, entre los rascacielos, que puedes visitar su Rooftop y ver toda la ciudad desde allí, subes hasta el piso 27 y luego 3 andando hasta el final, donde hay un helipuerto. ¡Las vistas son impresionantes!
Allí se celebran congresos, de hecho, hay uno ahora y vemos mucho movimiento. Nos tomamos unas cervecitas de ángelus y seguimos hasta el archivo nacional. De camino hasta allí pasamos por la sede del Gobierno y el tribunal Supremo y la Universidad. Hay muchos niños por la calle ofreciéndote caramelos para que les des dinero. Pero hacemos como que no les entendemos, nuestros amigos nos han dicho que si lo hacemos no nos los quitaremos de encima y vendrán más. A mí me dan pena, con agrado les hubiera cogido unos cuantos y dado 50kes a cada uno.
El archivo nacional es un edificio singular, con dos alturas, pero un claustro central. Abajo son fotografías, esculturas y máscaras. Es de todo el continente africano, no sólo Kenia, y arriba de la economía, política, y finaliza con una colección de sellos. La entrada es de 500kes para turistas y 50kes para autóctonos.
Al salir ya son las 03h p.m. nos han recomendado comer en el restaurante de un hotel, el Hotel Stanley. Un hotel colonial muy bonito por la misma zona. Después el Matatu (bus) pero hay mucho tráfico, es hora punta y nos cuesta bastante salir de la ciudad.
Antes de volver a la casa hacemos una parada en el pub de Sam, ya cerca y nos tomamos una copa y a casa para acostarnos pronto. Aquí se une mi hijo con su novia, que también han elegido Kenia para sus vacaciones y vamos a compartir una semanita, estoy feliz. Mañana nos recogen a las 05 a.m para seguir ruta hacia Tsavo. Hacemos un par de paradas en tiendas de souvenirs y pero los precios son desorbitados, para los turistas, por todo nos piden precios de 5 cifras. Luego visitaremos un poblado Masái, 2000 kes p.p., nos hacen una demostración de sus danzas, en las que nos invitan a participar y el médico de la tribu nos explica las plantas que utiliza para los distintos males, el dolor de cabeza, el de espalda, el de estómago y hasta para la potencia sexual. Nos hacen una demostración de cómo encienden fuego con dos palos y nos enseñan como son las casas por dentro, súper pequeñas y oscuras, dentro cocinan y todo. Más tarde las mujeres nos montan un mercadillo para mostrarnos sus collares y manualidades varias, pero los precios son también desorbitados, pero esta vez no picamos, ya estamos escaldados. Más tarde cuando llegamos a Ambosseli Lodge, extrañamente hay otro mercadillo y los precios son más que razonables, consigo un super collar y pulsera por solo 1200 kes, unos 10 € al cambio.
Esa noche nos podremos por fin duchar y ponernos guapos para cenar. La verdad es que el hotel es una pasada, la piscina con cascada y tumbonas, pero que no nos da tiempo a disfrutar. Un mirador hacia el parque desde donde puedes ver el sunset y al lado, el bar de Hemingway que, visitaremos después de la cena, hay fotografías de él y de distintos actores de la época durante su visita a Kenia para rodar las típicas películas de cacerías. El tal Hemingway al parecer siempre se alojaba aquí.
El siguiente día salimos a las 07a.m para recorrer otros tantos km en nuestro camino hacia Mombasa y entrar en el parque de Tsavo East, el camino está plagado de grandes Baobao, el árbol típico de la zona, para ellos es un referente, están llenos de agua y viven unos 300años, sin embargo en el cuento del principito los pintan como malos.
Ya antes de llegar al nuevo lodge, Sentrium, avistamos jirafas, elefantes, gacelas etc, ya que hoy nos alojamos dentro del parque. Hemos salido de nuevo después de comer, aunque algunos han preferido quedarse en la piscina y salir una hora después, ambos tenemos un objetivo, ver los leones, pero no tenemos éxito, nosotros vimos incluso hipopótamos en un lago y muchos elefantes, pero ni rastro de los leones, grrrrr.
Una ducha y me voy a esperar al resto al bar, tras el comedor con una sidra y mi tablet para escribir. A pesar de que hay muy pocas luces y tenues, los insectos son múltiples, vuelan y chocan constantemente contigo o caen en la mesa. Hay BBQ para cenar y también han hecho una hoguera y puesto sillas alrededor formando un círculo, como invitando a las tertulias de campamento, solo que la temperatura ya ha subido mucho y lo que menos apetece es sentarse alrededor de una hoguera, por lo que nos vamos al hall de una de las habitaciones asignadas y damos fin a las provisiones que nos quedan de bebidas porque han conseguido hielo en el hotel para enfriarlas en las neveras de los coches. La tertulia es en torno a organizar la parte del viaje que nos queda, a partir de que lleguemos mañana a Bombasa. Por cierto, que la despedida del parque este es decepcionante pues a pesar de estar ya a las 07 a.m en ruta, no hemos avistado casi ningún animal y eso que la mañana es fresca porque esta nublado y Lorenzo tarda en salir, vimos huellas de un león pero no llegamos a verlo, después de 3 horas totalmente rendidos, salimos del parque rumbo a la costa. Los guías creen que como ha llovido bastante y el terreno está muy húmedo tienen agua y comida de sobra en las zonas centrales y por ello no se acercan al perímetro. Este es de los más grandes, 13000km2, famoso por sus numerosos leones, pero no hemos tenido suerte. Es lo que tiene la naturaleza en su estado puro.
La carretera se hace pesada, mucho tráfico de camiones, se nota que Mombasa es el puerto más importante del país.
Paramos para comer los guías sobre las 13h y nosotros nos hicimos unas cervecitas y dos horas después, cuando llegamos a Mombasa, comimos. Mombasa es una isla realmente pero muy próxima, unida por un puente al continente. El tráfico se intensiva, obras por todas partes y somos los únicos blancos.
El hotel, a pesar de ser un Sheraton, no es nada del otro mundo, pero tiene una preciosa piscina en primera línea de la playa. Nos cambiamos y vamos a cenar a un lugar cercano, andando por la playa. La marea ha empezado a bajar y vemos infinidad de cangrejos corriendo a diestro y siniestro por la orilla. Al día siguiente por fin, no tenemos que madrugar, ni tenemos plan preestablecido. Unos se quedan en la piscina y otros nos vamos a andar por la playa, con parada incluida en algún que otro puestecito de souvenirs que, tras regateo, conseguimos algunas bonitas chanclas y pulseras. Vemos a algunos, vestidos de Masáis, también vendiendo, uno me sigue durante un buen rato, dándome conversación, para al final darme su número de teléfono con la excusa de que le llame si quiero llevármelo a España, flipo, dice que tiene 37 añitos y la verdad es que es educado y bien parecido, más tarde en la piscina, el socorrista me dice exactamente lo mismo. Y cuando vamos a comer, en un chiringuito de la playa que, hay música en directo, empieza a llenarse por la tarde de hombres blancos mayores y chicas keniatas muy jóvenes y arregladas, sin duda este debe ser un destino sexual, igual que Cuba, que penita me da, grrrr.
La bajamar fue aproximadamente sobre las 14h retirándose el agua casi 1 milla, es interminable lo que tienes que andar para llegar a ella. La arena está llena de chavales haciendo acrobacias que luego pasan el sombrero, también hay un par de camellos que te ofrecen para pasear, hay puestos de alquiler de bañadores, porque no debe ser una prenda habitual en su armario, muy pocos saben nadar, usan ruedas negras como flotadores. En la zona de la derecha no cabe un alma, es donde llegan los autobuses públicos. Me recuerda a los cuadros de “Las multitudes” de Juan Genovés, que vi en el museo de Hortensia Herrera. Esta zona es mayormente musulmana así que ves a algunas mujeres con velo y bañarse vestidas. Incluso en el tardeo vimos a una joven con velo, pero bailando como una auténtica brasileña en carnaval, menuda incongruencia, jajaja.
El día siguiente amaneció nublado, despertamos muy temprano, así que aproveché para hacer un poco de yoga y luego bajar a hacer unos largos en la piscina. La marea estaba baja pero no total y el mar era una balsa de aceite, tanto por Br como por Er se divisaba dos núcleos tormentosos que se veía iban descargando una corona de agua. Hicimos nuestro check-out y puntual llegó el coche que habíamos contratado para que nos llevara, primero al Haller Park y luego hasta Malindi.
El parque me sorprendió gratamente, era como un paseo por la selva, algunas jirafas nada más llegar, ya salió a recibirnos. Podías comprar y darles de comer, yo pasé, babeaban mucho y te relamían con su larga lengua negra, Al entrar ya empezamos a ver grandes tortugas de tierra. Serpientes, mariposas, cocodrilos…
Al finalizar nos cayó un gran chaparrón, menos mal que el chófer estaba en la puerta. Emprendimos camino a Malindi, haciendo una breve parada en una gasolinera para conseguir cambio en el mercado negro. Durante el camino también nos abordaron vendedores varios, de fruta, compramos mangos y frutos secos. Se abalanzaban sobre el coche, ¡es una locura!
El camino está lleno de grandes campos de cultivo, árboles de anacardos, palmeras, etc
Llegamos súper tarde y aunque la casa no es como esperábamos, decidimos quedarnos. Es una gran casa de estilo colonial, con techos muy altos y abiertos, salón descubierto en la terraza con una cama chilout. Sólo que todo estaba ya muy espeso, las fotos de booking.com debieron tomarse recién pintada y con los muebles recién comprados.
Comimos en el Beach club Olimpia, en primera línea de playa, está empezando la marea baja, algunas barcas han quedado baradas.
Un grupo de mujeres aguardan a nuestra salida para vendernos vestidos, tienen pinta de vintage o de segunda mano. Nos piden 1000 por c/u y al final los conseguimos por 800kes cada uno.
Al terminar decidimos quedarnos nosotras regateando con el grupo de mujeres que aguardaban mientras comíamos y otros se fueron a un super a comprar algunas provisiones para la casa. Cogieron un tuc-tuc y un motorista paso a toda velocidad y arranco, literalmente, el bolso de entre las piernas, a una compi del grupo, grrrrr. Menudo susto y menuda faena para anular todas las tarjetas y tramitar duplicados de los documentos, además de 30000kes, unos 200€ en Cash.
El día siguiente no salimos de la casa, es de arquitectura colonial, con un amplio comedor exterior y una piscina. Uno se va a comprar al mercado con el guardián de la casa y trae sepia, gambas y dos grandes Red Snaiper, aprovechamos para solventar todo el papeleo con la embajada y buscar alojamiento para el próximo destino, Lamu y excursión para mañana hacer snorkel en la barrera de coral. Hoy haremos sesión de cine con una película ambientada en África.
Un tuc-tuc nos recogió puntualmente a las 9:30h, la excursión era desde el Parque Marino, a 5’ de nuestra casa. La entrada son 17$, aunque nosotros no la pagamos porque estaba incluida en nuestra reserva de 6000kes, unos 45€. A las 10:15h apareció un individuo que dijo venir de parte de Jhony, a quien habíamos contratado y nos cobró el total en Cash y nos indicó cual era el barco de los que estaban fondeados en la orilla, pero no nos dio ningún recibo ni nada, no debíamos haberle pagado el 100%, pero supongo que no había opción. Éramos pocos a bordo, menos mal, al lado había otra que iba llena, nosotros éramos unos 10 clientes y 5 tripulantes.
Empezaron llevándonos a un banco de arena que llaman Cerdegna, ya entonces les reclame porque el plan se supone que era al revés, primero snorkel y luego ya playa, BBQ, etc. Se escuso diciendo que, si no luego subía la marea y no la podríamos ver, vale aceptamos pulpo a regañadientes. Ellos estaban limpiando el pescado que habían traído a bordo para comer, pero cuando levantan el fondeo de nuevo nos llevan a otra playa de arena blanca y agua turquesa, para preparar la BBQ y comer, nuestro cabreo iba creciendo, además era muy pronto para nosotras que habíamos desayunado bien, y después de comer, con el estómago lleno lo que apetece es una siesta y no snorkel. Grrrrr.
La arena estaba plagada de vendedores, mujeres con ropas varias y muchachos con collares y caracolas. Compramos algún collar pero sin bajar a la playa para que no nos agobiaran. ¡El barco contiguo estaba invadido!
Finalmente, cuando nos hicieron la parada para el snorkel no me lo podía creer, agua verde como un pantano y por tanto con muy mala visibilidad, apenas se distinguían unas rocas en el fondo y no vi ni un solo pez, eso sí, un montón de algas y basura variada flotaba en la superficie. Volví a bordo echando pestes y diciéndole la tomadura de pelo que entendía era la excursión. Por ello nos hicieron una parada más, pero fue peor si cabe. Al bajar súper enfadados, le reclamamos al que nos había cobrado pero no sirvió de nada, nos fuimos con el mal sabor de boca y con el único desahogo de ponerles una mala reseña. El nombre de la empresa “Malindi Marine Boat Excursions”.
El día siguiente lo pasaré tranqui en la casa esperando a mi hijo y su novia que llegan desde Watamo. Las demás se han ido de shopping al pueblo. Los chicos llegan a media mañana, nos damos un baño juntos y tomamos el ángelus, pero como no regresan a tiempo a al final tengo que cocinar nuestra parte y comer porque marchan al aeropuerto. Una pena, esperaban comer todos juntos celebrando el día de la independencia de Kenia y de paso tener una buena despedida, pero no todos valoramos lo mismo. Así que yo he disfrutado un ratito de su compañía y tras despedirlos, me he regalado una buena meditación en la piscina, es la mejor técnica cuando el comportamiento de los demás te disgusta.
Me decían que en resumen para ellos ha sido un buen viaje. La verdad es que compartir, solo hemos compartido 3 días, luego ellos ya fueron a su aire, en otros alojamientos e incluso otros destinos, pero siempre cerquita, que ante cualquier problema saber que tienes a alguien de confianza cerca siempre es una tranquilidad. De todas formas, mi hijo se mueve sin problemas, es ella la más temerosa.
Ya hemos reservado alojamiento para los próximos y últimos días en Lamu, una pequeña y famosa isla más al norte. Reserva natural también y muy turística, nos han dicho, pero donde el islam predomina.
Para despedirnos de Mandili decidimos salir a cenar y bailar, habíamos sugerido Art & Nature pero el conductor del tuc-tuc no nos lo recomendaba, yo recordé el White Elephant, otro Beach Club cerca, que desde que vi el primer día me dio buen rollo y para allí que nos fuimos, no le pagamos porque le llamaríamos para la vuelta. Buen hombre este Peter.
Resultó ser además una galería de arte, con grandes e impresionantes esculturas hechas con materiales autóctonos, y maderas de la zona. El artista, Armando Tanzini, resultó estar por allí y además de acercarse a saludarnos, se sentó a cenar con nosotros. Resultó un hombre muy interesante, con 81 años, y con una vida intensa, 55 años de ella en Malindi. A él le preguntamos por donde ir a bailar y se ofreció a llevarnos, además de invitarnos previamente a su casa, que resultó ser como un museo también. Realmente auténtico.
Había conocido y tenía fotos, de Salvador Dalí, la Reina Isabel de Inglaterra, Gandhi…. etc.
Al final acabamos en un garito llamado Vintage, y había bastante gente bailando, nos tomamos una copa y aún se animó a dar unos pasos bailando, el tipo era muy espiritual pero llevaba una pistola en la cintura.
A las 07a.m nos recogió un Matatu para llevarnos a Lamu, realmente hasta Otwaka, donde coges una barcaza que te cruza la estrecha franja de agua que la convierten en isla.
Los chavales se pegan por llevarte el equipaje a ambos lados de la orilla a cambio de una propina, Yo lo agradezco, la mía es grande y cada vez más pesada conforme avanza el viaje y los recuerdos, jajaja. Le doy 100kes a cada uno, unos 0,75€ y se van tan contentos.
Hay un chico alto, Amén, enviado por una conocida del grupo que nos guía hasta el apartamento reservado. Una chica joven sin burka nos recibe muy amablemente y nos enseña nuestras estancias y cuando ya estamos acoplados y me he puesto mi bañador para estrenar el Haimma, bajo y me dicen que tenemos que irnos. Ha irrumpido en la casa una señora con burka negro que con mucha prepotencia ha hablado a los empleados y estos nos han comunicado que ha habido un error y alguien más ha reservado lo mismo online y ya han pagado y tenemos que irnos. A nosotros nos hizo la reserva personalmente la conocida que vive aquí en Lamu hace ya 3 años. Pero no habíamos pagado nada aún. Nos dicen que nos pueden alojar en otra casa, aceptamos ir a verla y si, nos parece bien, aunque falta una cama y tenemos que aceptar uno que hace veces de sofá de cama si le ponen una mosquitera. Ellos se encargarán de traer las maletas. Nos vamos a comer y mientras entramos en booking.com y vemos que está disponible y por la mitad de precio. Ellos nos han dicho que nos respetaban el precio del apartamento, 20000kes/día, como haciéndonos un favor. Así que no dudamos en reservarlo y pagarlo, como han hecho los que nos lo han quitado a nosotros, y ahora a ver qué nos dice. No entendemos si son torpes o demasiado listos, pero esta partida la hemos ganado nosotros.
La casa y el pueblo entero es como estar en la película de Aladin, maderas, muebles, arquitectura, tal cual un palacete árabe y las calles estrechas y laberínticas. Mucha suciedad, los canales de los desagües al aire. Niños, mujeres y hombres en su inmensa mayoría, vestidos con chilabas. Salimos por la tarde a buscar algo para comprar y desayunar en la casa, pero solo encontramos pequeñas y cutres tiendas donde pillamos algo de fruta, yogur y zumos.
A la vuelta, un local tipo franquicia, vende hamburguesas, nuggels y patatas fritas y compramos unas cuentas para repartir, es lo más decente.
Hay un fuerte y un museo que mañana visitaremos.
Al día siguiente puedo hacer mi yoga y meditación e incluso darme un chapuzón en nuestra Haimma, antes del desayuno. A pesar de que quedamos en salir a las 10h, algunos partimos a las 10:30h y algunos aún están haciendo su colada, grrrr. Por lo que luego nos retrasará todo el día. Callejeamos, pero no visitamos el museo por no estar todos, tomamos nota de los puntos donde podemos comprar algunas cosas que necesitamos. La calle que iniciamos ayer es como la calle Colón de Valencia en rebajas, trasiego de burritos, carromatos tirados por jóvenes, señoras tapadas con sus burkas, señores sentados con sus chilabas viendo pasar la vida. Los olores son diversos e intensos, los colores también, debes mirar donde pones los pies porque todo está sembrado de heces de los burritos. Cuando por fin estamos todos, nos vamos a tomar el ángelus, son ya las 12h, hemos encontrado un sitio donde nos venden alcohol, aquí no es fácil porque son en su mayoría musulmanes, por no decir en su totalidad, hay mezquitas y oímos llamar al rezo desde los minaretes a todas horas. Al final entramos en el Lamu Palace Hotel, un clásico, con su solera, pero muy agradable.
La gente nos sigue por la calle, algunos ofrecen viajes en Dhow, los veleros típicos de aquí, algunos fruta, algunos simplemente guiarte a los restaurantes que ellos estiman. Uno de ellos nos convence y le seguimos hasta uno de locales, en las afueras de la ciudad, pero cuando llegamos apenas queda ya comida y solo nos tomamos unas cervezas y nos vamos de vuelta, son más de las 16h y algunos han cerrado ya. Finalmente comemos en el Rooftop de un hotel local que yo ya había preguntado y habíamos descartado porque no tenía alcohol. La comida no vale mucho pero es baratísima.
De vuelta nos dividimos para hacer las compras, las chicas vamos en busca de un super y una mujer nos guía hasta un primer piso, realmente es lo más parecido a un super que hemos visto. De ahí a la licorería, entre rejas, como si fuéramos delincuentes, compramos vino y cervezas.
Y hasta nos ofrecen barco para mañana ir a Shela. Al final contratamos un Dhow, que es El barco típico de Lamu, para que nos lleven, pero es como un desierto, no hay nada más que arena, ni un bar ni restaurante para tomar algo. Por lo que al final nos dejan en la isla de en frente, Manda, que hay un famoso luxury hotel con Beach club, “The Majlis”. Donde terminamos tras un paseo por la playa y comprobar que en ese lado de la isla, solo hay grandes casas privadas.
Doma resulta ser un buen destino, sin duda, la otra realidad de Kenia. Hemos ido a recepción a preguntar si podíamos bañarnos en su piscina, ya que íbamos a comer allí, pero nos han pedido 2800kes por persona, como unos 20€. La decoración es sin duda del artista que conocimos en Malindi, Armando Tanzini. Ya nos comentó que había diseñado un hotel allí. El barco nos espera todo el día fondeado frente a nosotros. Durante el camino hemos negociado para hacer otro día completo con snorkel y Lunch en la playa. Volvemos casi todo el camino a motor porque tenemos el viento en contra, con lo bien que venía ahora tumbada en proa, grrrr.
Al día siguiente me levanto con diarrea, no sé muy bien por qué, pues todo lo que había comido el día anterior había sido pizza en el Beach Club. Quizás sea el dichoso Malarone, durante todo el viaje he tenido algunos días así, 3 fortasec lo solucionan, no obstante decido quedarme en casa por si acaso, y aprovecho para hablar con mi hijo que ya está de vuelta en casa.
Hoy comeremos en casa, los chicos han comprado carne y la han hecho al horno. Por la tarde saldremos de nuevo a por más provisiones y alcohol, hemos encontrado una licorería y la visitamos a diario, jajaja.
También he recogido un vestido que he comprado a un sastre, el hombre está cosiendo a máquina todo el día y está de camino a nuestra casa, así que al final casi todos hemos comprado algo. El mío, arreglado el largo, con bolso a juego por 2000kes, unos 15€.
Hoy aprovecharemos el canto del Adhan, al amanecer, para levantarnos, habíamos quedado con el Dhow a las 07a.m.
En cuanto aparecimos a orilla del puertecito alguien nos llamó, estaban allí mismo amarrados, cobraron un poco la amarra y subimos a bordo, faltaba el capitán que al parecer había ido a conseguir hielo. El hijo le sustituía al timón y fue bastante bueno para salir y sobre todo para abarloarse después unos metros más hacia allá y recoger a su padre. Llevan un motor fuera borda de 15cv nada más y la barca tendrá unos 12m calculo y toda de madera maciza, no creo que pese poco. Aún hacemos otra parada más para comprar gasoil, la gasolinera es otra barcaza fondeada, ya había visto en otros lugares gasolineras flotantes, así que no me extrañó. De allí ya pusimos rumbo hacia el Sur, al contrario del otro día, el destino era Mandatoto island, un anexo pequeño que pertenece a Manda y por aquel lado divisamos también un resort camuflado con muy buena pinta. Fueron unas 2h de travesía, mayormente a vela, ciñendo, a pesar de que todo el aparejo es muy rudimentario. Uno de los chicos, se dedicó a hacer de barber y así bajando el puño de escota conseguir que no nos flameara la baluma .
Íbamos solo a 3,5 nudos, pero parecía que era más al ir ciñendo. Nos cruzamos en rumbo encontrado con varias de ellas que venían empopadas luciendo su vela horizontal. Son parecidas a las velas latinas que tenemos allí en la albufera. Un juego de troncos, el mástil y el que hace de grátil, una vela de lona y las escota y todo el aparejo de cuerda tradicional. Tienen bitas, ni cornamusas y nada de güinches, todo a mano.
El capitán ha echado el curry e intenta pescar, sin éxito de momento, a pesar de que da un par de vueltas por donde se ven un montón de aves, están dándonos un espectáculo con sus lanzamientos en picado para pillar pececillos.
Finalmente echan el hierro y esta vez es literal, una vieja ancla, un hierrancano, en forma de rezón, toda oxidada, sacan de un tambucho de proa y la lanzan. Más tarde cuando me tiro para hacer el snorkel comprobaria que justo se había enganchado en un coral y que la quilla estaba a un palmo escaso de otro.
El lugar está bien, bastante coral, aunque bastante destrozadillo y ahora entiendo por qué. Y bastante vida marina, básicamente peces, Àngels Blue, Nemos, Pargos, algún Nudibranquio, y Tridacna y hasta una caracolilla que devuelvo tras enseñar al grupo pues está llena, no sé si por su propio caracol o por un ermitaño, en cualquier caso la devuelvo. El capi me regala un erizo seco, pero se me olvida.
Realmente no es tan especial, pero al lado de lo que nos pasó en Malindi, nos parece un paraíso.
Allí mismo ellos se ponen a preparar la comida, finalmente han pescado un pez loro y otro que no reconozco y hasta un pulpo. Hacen también arroz, un guiso de verduras con patatas y guacamole, todo en un brasero de carbón que encienden con la gasolina del motor.
Primero nos sirven a nosotros y luego comen ellos con todo lo que sobra.
Me apalanco en la proa para el camino de vuelta, pero cuando veo que vamos a vela con buen viento no puedo resistirme e irme a popa a pedirle la caña al capitán que me cede amablemente. La verdad es que cuando viene la racha tira bastante, un rato muy agradable con toda la tripulación riéndose en cada racha y escorada. Pero en cuanto pase la entrada, aquí al revés que en España, rojo a estribor y verde a babor, recoge vela y pone el motor para ir todos directos al muelle central, creemos que cayendo un poco hubiéramos podido seguir a vela, pero ya sabes, donde hay patrón no manda marinero.
El último día en Lamu coincide con el cumpleaños de nuestra amiga Jane, la anfitriona del viaje, y el motivo de él, pues su promesa era enseñarnos su país y ya la ha cumplido. Los chicos se han ido a la compra para hacer un arrocito con langostas y nosotras nos hemos ido a callejear por última vez y hacer alguna compra para añadir a los regalitos que ya tenemos. Hemos terminado en el hotel Palace, que ya se ha convertido en un habitual para tomar el ángelus, ya que aquí en la mayoría de los sitios no sirven alcohol. Así como hacemos nuestra última visita a la licorería, nos hemos convertido en sus mejores clientes esta semana, la dueña, una mujer joven y moderna, vestida a lo europeo, con tacones altos y finos, a pesar de estas calles sin asfaltar, y regentando un negocio que raya la ilegalidad, es todo un desafío y ejemplo a seguir, creemos todas.
Cuando llegamos ya está el arroz hecho, un chapuzón rápido y a comer. De postre, la sorprendemos con una preciosa tarta de chocolate, con forma de corazón, que no se dé donde han sacado los chicos, no hemos visto ninguna pastelería, pero evidentemente han encontrado a un gran pastelero.
Ponemos la música típica que hemos oído poner los camareros cada vez que sacan una tarta, “Jambo Bwuana” y la sorprendemos con varios regalitos. Fotos varias para inmortalizar el momento y chapuzón al final en la piscina.
Aunque hacemos un descanso para siestear y yo aprovecho y me adueño de la hamaca que hay en la azotea, aquí están muy cotizadas por las vistas y por el fresquito, pues la brisa marina hace que sea la parte más fresca de la casa. En otra azotea cercana vemos un grupo de jóvenes ensayando unos bailes hasta el anochecer.
Esta noche nos vestirnos con nuestros accesorios kikuyu, que nos regaló su familia en su honor y así rematar el día de cumple.
Mañana temprano tomaremos una barca para ir al aeropuerto de Manda y volar de vuelta a Nairobi.
La barca llegó puntual, pero no los chicos para ayudarnos con las maletas, así que le pedí ayuda al de la casa y por 100kes de tip, me la llevó hasta la barca, la bolsa es grande y aunque tiene ruedas es incómoda porque no lleva paraguas.
Al pie del muelle nos despedirnos de nuestros amigos y anfitriones durante este mes, ellos vuelven por tierra hasta Mombasa donde pasarán la Navidad con su familia. Han sido unos grandes lideres y los echaremos de menos, sin duda.
El aeropuerto es chiquitín y muy rudimentario, facturamos y pagamos 2000kes, por maleta, unos 15€ y llegaron sin problemas, el avión era de Rumbojet, de hélices, pero bastante grande. La pista es pequeña, accedes andando y está rodeada de Baobaos y sabinas, una imagen muy keniata.
En cuanto llegamos nos recogió el chófer de Ester y nos llevó a la comunidad St. Francis en Nairobi, que dirige ella. Como señoritos. Nada más llegar pasamos al comedor para el lunch. Es muy sencillo pero muy limpio y ordenado todo. Vemos bastante gente, aunque no está lleno, no sólo monjas, también hay gente, nos explican que son de la universidad que están por un proyecto de análisis del agua.
Después nos entregan las habitaciones y aunque sencillas las camas son grandes. Total es sólo una noche y nos sentimos seguros. Descansamos durante 1h y salimos a un Mall (centro comercial) que ella misma nos recomienda, a unos 12minutos de aquí. Llamamos un Bolt y nos cuesta 410kes, unos 3,5€.
Tiene toda la decoración de Navidad, hay muy buenas tiendas, un Carrefur y en los pasillos, puestos de artesanía local a muy buen precio, así que no me puedo resistir y sigo practicando shopping a pesar que ya no tengo Cash, pero he aprendido a pagar con Mpesa que es el Bizum de aquí, a través de Revolut.
Al salir del Mall está diluviando, por lo que aunque intento llamar a un Bolt, no hay manera de que llegue, así que al final tenemos que pedir ayuda a Ester que nos vuelve a enviar su coche con su chófer, ¡estamos salvados!. Nairobi normalmente es un caos con el tráfico, pero lloviendo todavía más. Increíble como conducen, además de por la izquierda, apenas hay marcas, ni señales, ni semáforos, pero nadie choca y todos parecen avanzar. Sería incapaz de conducir aquí.
La cena también nos permiten tomarla más tarde, está rica pero es más de lo mismo, ¡que ganitas tengo de un buen jamón y una buena paella!, jajaja
El último día en Kenia y Nairobi teníamos que ir a primera hora a la embajada a por el Salvoconducto para la compi que atracaron, nos iba a llevar un coche de la comunidad pero como tardaba volvimos a llamar a un Bolt, unos 4,5€ por unos 45 minutos de recorrido. Aunque ya eran las 10:30h cuando salimos, seguía habiendo mucho tráfico. Nairobi es una locura de ciudad, y no podíamos seguir demorándonos. Nos atendió muy amablemente la persona con la que habían estado hablando todos estos días y que tenía toda la documentación preparada, y también nos recomendó un par de sitios para conocer la vida nocturna de Nairobi, que como ya entonces pensé, no saldríamos, nos dijo que hay zonas muy pijas y locales muy chulos con gente guapa, pero que hay que ir a todas partes en coche y ya está. Nos metieron tanto miedo la familia de Jane a nuestra llegada que en cuanto anochece nos escondemos. Quedará pendiente para una nueva visita.
El resto del día lo dedicamos a conocer el museo de Karen Blixer, la casa donde se filmó la famosa película de Memorias de África, de Robert Réford y Meryl Streap.
Llegamos y justo en la entrada había una pareja que hablaba español, madre e hijo colombianos, ella de unos 50 y el un chaval de 21, pero súper atento y amable, se ofreció a incluirnos en su formulario, ya que las entradas tienen que ser sacadas on line y rellenar un tedioso formulario, luego podías pagarlas allí con la tarjeta. Encima hicimos el recorrido con la misma guía que no hablaba nada de español y amablemente él se ofrecio de traductor y lo hizo el chaval súper súper bien, con puntos y comas.
El lugar era precioso, en el jardín había montada una carpa para una boda, al mejor estilo de las películas americanas.
La historia de Karen fue contada con detalle y recorrimos todas las estancias de la casa de principios de siglo XX.
Al terminar busque un restaurante y fuimos como no, al Karen restaurante and hotel, y aunque decía Google que estaba a 10 minutos andando llamamos a otro Bolt porque la chica de la entrada nos dijo que era mejor, efectivamente fueron 5’ en coche, pero como no hay aceras supongo que no quieren riesgos. Allí volvimos a encontrarnos a la madre e hijo colombiano. Y aunque en principio elegimos una mesa del jardín la cambiamos antes de empezar por una del porche porque parecía que iba a llover de nuevo, pero finalmente no ocurrió, evidentemente, pues yo no había cogido el sombrero y si el chubasquero, jajaja.
La sobremesa la hicimos en otra terraza interior donde estaban montando los instrumentos un grupo, y tuvimos live music en exclusividad, pues solo había otro chico en un rincón con su portátil y la verdad es que cantaban y tocaban súper bien. Pero fuimos prudentes por el tráfico de Nairobi, y llamamos a un Uber para volver, no es fácil encontrar XL, pues somos 5. Fue un poco más caro, 2810kes, unos 21€ y una hora de carretera, para volver a la comunidad St. Francis, donde nos alojamos, para ya despedirnos, pagar, recoger maletas y su chofer nos acercaba al aeropuerto a media noche, pues nuestro vuelo salía inicialmente a las 04:35h, pero nada más llegar vimos un aviso en nuestros mail del retraso a las 06:55h, grrrrr que se convirtieron en las 07:30h y que nos hizo perder el de conexión a Valencia y tener que pasar una noche en un hotel que nos llevó la aerolínea al principio de la ciudad de Estambul, pero entre lo cansados que estamos y que nos recogen a las 05a.m, desistimos de salir a conocerla.
Un par tuvieron que quedarse dentro del aeropuerto porque el Salcoconducto no incluia Turquia. En fin, inconvenientes de las vueltas, que siempre son tediosas y cansadas.
Asi poniamos fin a casi un mes intenso por Kenia, el shock seria tremendo, de repente frio, navidad y los resquicios de la DANA.
Ahora reescribiendolo y rememorandolo, sera sin duda un viaje que nunca olvidare.
Gracias a tod@s los que habeis formado parte de el y en especial a mi querida amiga Jane que tan amablemente nos ha acogido. Nuestro grupo ha pasado a ser “las chicas de Kenia”.
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