LA COPA DEL CANAL

Regata de altura que organizaba en su XIV edición, el Club Náutico de Denia,el 30 de Octubre, de manera que coincidía con la festividad de todos los santos y un fin de semana largo, por lo que cuando una de las chicas de la tripulación femenina lo propuso, todas acogimos la idea con gran entusiasmo. Además la travesía era Denia – Formentera, y pasar un fin de semana en la isla, despoblada ya de la invasión estival, nos seducía a todas, creo yo.

Los preparativos no estuvieron exentos de tensiones y alguna que otra problemática con el armador, aunque ajenos a todo ello en los e-mail entre la tripu se deslumbraba, como siempre, mucho entusiasmo y ganas por navegar de nuevo juntas. Con toda la preocupación centrada en el equipo. Esta vez, al haber aumentado la tripu, cambiaríamos el nombre original de Salt’s Queens, -aunque reconozco que a mi me encantaba-, por Belit’s. Y nuestra queridísima Zo, maestra ya en logística, nos abastecería de polos y polares fucsias y blancos, pertinentemente grabados con logo de vela incluido. Todo un lujo!.

Mientras, otras, seguíamos a diario la meteorología, que empezaba a pintar chunga, teníamos fuerte viento de poniente, para ir nos vendría genial, portante, pero lo malo sería para la vuelta, que lo tendríamos en el morro, además el domingo, día previsto de descanso en la isla, empeoraba bastante, por lo que para el regreso, el lunes, tendríamos bastante mar formada. Y agua, mucha agua……

Algunas llamadas de amigos, tripulantes de otras embarcaciones, asiduos participantes en este tipo de regatas, como el Blue Drago, o el Corredor, desistían de participar por precisamente dicho parte. Incluso me preguntaron que si teníamos algo que demostrar a la humanidad!. No era eso, pero yo tenía claro que no nos echaríamos atrás, el parte de ida no era malo, y la vuelta ya veríamos, siempre teníamos la opción de dejar allí el barco y volver en el ferry.

Arribamos al Portet el viernes noche, en cuanto pudimos desprendernos todas de nuestras obligaciones laborales y familiares. Una pequeña variación en el programa de la organización, hizo que nos decidiéramos por ir a cenar a un restaurante en las afueras de Denia, siguiendo los consejos del armador de Alquilavela.
Una gran mesa larga, llena de carne y vino, colaboraba a que las conversaciones, animadas y cruzadas, no faltaran durante un par de horas. Después, algunas se retiraron como niñas buenas a sus camarotes, aunque seguro que hubo parada en el living para un Gin tonic, jajaja, y las demás, nos fuimos al Blues a tomarnos la copa. Era viernes, y no faltó la música en directo, siempre son fantásticos todos los grupos que tocan y es un clásico WP (way-point) de encuentro, con el resto de tripulaciones. Aunque todos fuimos buenos y nos retiramos a una hora prudencial, para estar bien fresquitas por la mañana, la largada sería a media mañana.

Como se preveía, el día amaneció nublado, dormí en un hotelito con mi capi, que había venido a despedirnos y nos seguiría luego en ferry, pero a las 10:00h a.m. estaba puntual en la reunión de patrones. Las indicaciones típicas, canal VHF de seguimiento, previsiones, línea de salida, baliza de desmarque, etc…

A las 11:00h largábamos amarras del Portet, todas uniformadas con nuestros polares Fucsias, mientras algunos almirantes nos despedían desde el pantalán. Éramos 10 en total, más que nunca, el Sofía, nuestro querido Elan 43, está despachado para 8/10 personas, con sus amplios 4 camarotes y el living, además 2 ó 3 de nosotras no teníamos previsto dormir a bordo, a si que no vimos mayor problema sino la ventaja de economizar los gastos por el mayor reparto. Sin embargo para navegar, éramos conscientes que éramos demasiadas, así que desde un principio se ideó, formar dos equipos. Con motivo además de que éramos dos patronas, cada equipo lo formaríamos una patrona y 4 más, y cada dos horas cambiaríamos la guardia. De tal forma que podríamos relajarnos las que no estuviéramos de guardia.

Toda esta organización fantástica, no sirvió para la salida, que como era de suponer, todas quisimos vivir en primera persona, y precisamente por ello, por los nervios, por el exceso de manos y sin embargo, falta de manos certeras, no la hicimos lo que se diría, fina. Cada virada, desventábamos el Génova y tardábamos un montón en cazarlo, perdiendo así arrancada y haciendo difícil mantener una velocidad constante para poder hacer las maniobras que se hacen necesarias en una línea de salida. Así que penosamente, cruzamos las últimas la línea de salida, y la boya de desmarque. Eso sí, todas eufóricas, saludando a los fotógrafos del comité y ¡ luciendo nuestros preciosos polares fucsias.!, aunque yo intentaba apaciguar a mi pepillo grillo competitivo, avergonzado de tan nefasta demostración de descoordinación y descontrol.

Una vez cruzada, intentamos poner rumbo. Soplaban unos 15 a 18 nudos, pero NW, lo que nos daba una popa cerrada total, nada adecuada para nuestro Genaker. El resto de la flota sacaron rápidamente sus Spis y en cuestión de 1 hora les perdimos a todos de vista en el horizonte. Solo durante un par de horas, avistamos al Illuka, mientras estabilizaba su Spi, y a otro de la flota, que como nosotras, intentaba ir con “orejas de burro” pero ellos las llevaban atangonadas, algo imposible para nosotras que no disponíamos de tangón. Ciertamente era muy difícil mantener esa composición, y más con ola, pues en cada balanceo de ellas intentaba trasluchar, así que desistimos. La alternativa era un largo, si íbamos amuradas a Babor, nos íbamos mucho al norte, cogíamos velocidad pero perdíamos mucho rumbo. Lo mismo pasaba si nos amarábamos a Estribor, nos íbamos hacia el Cabo de la Nao. Así que nos tiramos unas 3 horas de trasluchadas constantes para no perder demasiado rumbo.

Habíamos cambiado ya la guardia, tomado las coronitas del imperdonable ángelus y llenado un poco nuestros estómagos, cuando nos alcanzó una calma chicha. Seguramente la que normalmente se da entre roles, pues había uno previsto hacia SW, que esperábamos ansiosas para tener mejor ángulo. Pero lo cierto, es que empezamos a pararnos, el tridata llegó a marcar 0 de velocidad. Las caras empezaban a mostrar desesperación, cuando propuse que subiéramos el Genaker. Sabía que éramos muy inexpertas, como equipo no habíamos practicado, salvo una salida de una mañana que hicieron para probarlo. Pero con tan poco viento, no podía pasar nada. Así que nos pusimos manos a la obra.

El barco tiene muy pocos winches, así que primero hay que cavilar como cambiar la maniobra para dejar uno libre para la escota. Liberaríamos la escota de la mayor, haciéndola fija con el Stoper y luego cambiaríamos la escota del Génova a ese winche, para dejar el de popa de Br libre para la escota del Genaker. Todas en sus puestos. Lo izamos, tras cerciorarnos que los puños estaban bien colocados, y se izó sin ningún problema. Poquito a poco empezó a hincharse, con la pequeña brisa que el role de SW ya nos iba echando, y el Sofía empezó de nuevo a navegar, 3 nudos, 4, 6 nudos!. Las caras cambiaron, las sonrisas volvieron a dibujarse en los rostros y hasta algún rayo de sol acompañó a tan linda estampa… Pero en cuánto el viento subió a 12 nudos, prefirieron bajarlo, no subiera de repente y nos diera un susto. Creí que podíamos aguantarlo más, pero no quise forzar la máquina, era suficiente para una primera vez, y mejor quedarnos todas con buen sabor que tentar la suerte. Así que lo arriamos, también sin ningún problema. Lo estivamos en su bolsa y le agradecimos su función, sacándonos estoicamente de la desesperante encalmada!.......

El SW se estableció bien, y fue subiendo paulatinamente con la caída de la tarde. El frío también se intensificaba, y todas empezamos a abrigarnos con nuestros trajes de agua, antes de que se hiciera totalmente de noche.

Al timón nos turnábamos puntualmente cada dos horas las dos patronas, no haciendo uso en ningún momento del piloto automático, como auténticas puristas, aunque seguramente sacrificaríamos algún nudito de media. Lo cierto es que la ola fue creciendo, conforme subía el viento y nos adentrábamos en el canal y su mayor profundidad. Nos costó dejar de ver el Montgó y empezar a ver Es Vedrá, pero por fin lo hicimos antes de que la negrura de la noche se adueñara del paisaje. Inicialmente hubieron estrellas, pero acabaron tapándolas las nubes de la borrasca, y tampoco la luna saldría en tan desapacible noche. Algunas gotas de lluvia, pero sobretodo, de los rociones de las olas que rompían sobre el casco de Sofía, nos mojaron, a unas más que otras, haciendo tino casi siempre en la cara, justo el único trozo de piel que no llevábamos tapado!

Estando en mi guardia, subió el viento a 22/24 nudos y ordené tomar el primer rizo. Costó un poco, pues un patín de la mayor se resiste siempre, y el rizo en cuestión se engancha en el ollao de la botavara, pero finalmente quedo bien tomado, la vela de nuevo tensa y la velocidad estable en 7 nudos, con menos escora y más estable el barco. Esto es la prueba de que no nos hemos equivocado al tomarlo, cuando no pierdes velocidad y ganas estabilidad.

Después en la guardia de la otra patrona, el viento siguió subiendo, hasta puntas de 28 nudos, y ordenó tomar el segundo rizo. Ya era de noche, pero este costó menos. Y seguimos por guardias timoneando para surfear las olas que ahora ya se tornaban de unos 3 metros y rompientes, por nuestra aleta de Er. Yo agradecí que fuera de noche y no se vieran en su esplendor, como yo las sentía en el timón, pues algunas de la tripulación no pintaban muy buenas caras, algunas por medios mareos y algunas por impresión. La media de navegación en la tripu era de poco más de un año navegando y una o ninguna regata de altura, con navegación nocturna incluida, así que, una vez más, me alegré que no vieran realmente el mar con claridad y con la bravura que se estaba manifestando.

Eran las 22h, después de 11horas de navegación, cuando arrumbamos ya a WP de la línea de llegada, 2 millas antes avisamos por radio. El comité muy simpáticamente y amabilísimamente, nos dio la bienvenida y nos preguntaba, con un sutil tono irónico, si avistábamos alguna otra embarcación por la popa. Nosotras, todas orgullosas, dijimos que sí….jajaja……Un poco más tarde, cuando ya estábamos cruzando la línea imaginaria de llegada, dejando por nuestro través de Br la boya amarilla con la luz parpadeante, volvimos a llamarles y ahora si, nos dieron la entrada oficial de la regata, a las 22h y 20’.

Ya estábamos prácticamente en la bocana del puerto de la Sabina de Formentera, arrancamos motor y nos aproamos para arriar la Mayor. Bajamos a llamar al puerto, para pedir amarre y me cedieron el timón, para que hiciera el atraque, soplaban todavía allí dentro, veintitantos nudos, así que intenté concentrarme y no defraudar la confianza puesta en mi. Aunque no había tenido tiempo de tomarle el punto al motor del Sofía, ni era momento para probarlo en la dársena con lo que soplaba.

Rápidamente vimos al marinero y a Ferdy en el pantalán de Er, haciéndonos señas. Justo en la dársena central salía otro velero que nos saludó entusiasmado, y en cuánto nos sobrepasó, centré el barco y lo paré dando atrás y preguntando rápidamente a la otra patrona, que había navegado el fin de semana anterior con él, si caía a Er o a Br, es decir, si era dextrógira o levógira su hélice. A babor! Y mucho! Me dijo rápidamente. A la vez que yo, ya iba percibiéndolo con el timón a la vía. Dejé bastante arrancada atrás para que no me abatiera y no perder el control, y me dirigí derechita a amarrar popa al pantalán, a estribor del último velero que estaba. Las amarras preparadas, ordené que tiraran primero la de Er, que era barlovento, pero con la mala suerte de que no se hizo firme, no sé muy bien que pasó, si quedó corta o se soltó, el caso es que el abatimiento intentó hacernos caer y atravesarnos al pantalán, además alguien del velero contiguo saltó rápidamente a nuestra cubierta nos tiró una amarra y nos hizo firme la proa!. Mientras, desde el pantalán, como si de una orquesta se tratara, teníamos a tres de nuestros almirantes dando su opinión, a la vez que el marinero. Toda la tripulación desconcertada sin saber a quien obedecer, y por supuesto sin mirarme a mí, que intentaba mantener la calma, no ponerme histérica ni ponerme a gritar y dar órdenes, seguramente era lo que sobraba en ese momento. Me concentré e intenté escuchar solo, al marinero, que con nuestra amarra de barlovento ya en la mano, quería, no sé por qué, dejarnos a babor de un gran yate que había dos o tres amarres más a Er. Metí palanca avante, lo justo para que la proa -una vez conseguí que me la liberaran- fuera cayendo a Er y enderezándose el Sofía. Ya finalmente, cuando hicimos firme el muerto en proa, y las dos amarras de popa, me quité el traje de agua, me encendí un cigarrillo y una coronita bien fresquita, para relajarme. No quise comentar la escena, había sido patética. Alguna de la tripulación lo dijo ya todo por todas: veníamos navegando 60 millas sin ayuda de ningún hombre, ¿qué les había hecho pensar que los necesitábamos ahora a todos y a la vez?......pero todo entre risas y buen rollo. No valía la pena enfadarse, sabía que lo habían hecho con toda su buena voluntad, y el fallo, era nuevamente nuestro como tripulación, que no tuviéramos claro a quien había que escuchar y hacer caso. Quizás yo debí volver a sacar al Sofía, hablar con todas fuera, en medio la dársena, lejos del pantalán, y volver a repetir la maniobra. Pero el cansancio de todo el día, la nocturnidad, y el viento reinante, me hicieron desistir de la idea. No era momento de lecciones.

Después, una ducha calentita me dibujo nuevamente la sonrisa en la cara, y la cenita con caldito calentito que rápidamente preparamos a bordo, y que rematamos con copas y música en la bañera, a la que se unieron casi todas las tripulaciones de las demás embarcaciones!. Creo que llegué a contar 25 a bordo del Sofía, no quise mirar la línea de flotación…jajaja...creo que es un gran señuelo, una tripulación íntegramente femenina y casi todas las tripulaciones que paseaban por el pantalán picaban!...jajaja …Así entre risas, nos resistimos a Morfeo hasta bien entrada la madrugada, al día siguiente no teníamos que madrugar y podríamos retozar hasta tarde….

El domingo amaneció, como se esperaba, gris, lloviendo y rugiendo el viento. Pero durante un buen rato a mediodía, ganó la partida Lorenzo y alegró el colorido de nuestras fotografías. Las risas y el color fucsia de nuestros polos nos hacía inconfundibles desde lejos, además de que sigue llamando la atención ver a tanta mujer junta en una misma tripulación, y nunca había sido tan numerosa, ¡diez!, ni todas tan guapas!(modestia aparte)....como nos piropearon nuestros amigos murcianicos “hay mujeres navegantas, pero es raro ver tantas juntas y además guapas”. …..así entre piropos, guasas, risas, etc, pasamos la comida de entrega de trofeos y después las copas en uno de los bares de la marina. Imposible pasar así desapercibidas….

La tarde fue todo un despliegue de meteorología, lluvia, rayos, truenos, granizo, viento, etc…..los comentarios entre las tripulaciones sobre los planes de regreso eran constantes. Yo propuse repetidamente e infructuosamente, irnos al barco, bajar la meteo y reunirnos todas para decidir. Pero en lugar de ello, seguimos tomando Gin Tonics y poniendo oído a todo lo que decían unos y otros. Hasta bien entrada la noche, cuando ya nos sentamos a la mesa para cenar todos en el Sofía, que salió el tema. Pero para esas alturas, ya había muchas decisiones personales e individualmente tomadas.

Yo sentí un “De ja vu”, aquello ya lo había vivido, una situación con meteorología complicada, dos patrones, opiniones contrarias…sin embargo en aquella otra vez, años atrás, justo mi postura era la inversa a la de ahora, yo apostaba por navegar, ahora yo apostaba por dejar bien amarrado el barco y volver en ferry…no obstante, lo que fue muy diferente, fueron las maneras y la forma de hacerlo. Si hubiéramos sido capaces de reunirnos a tiempo y con las mínimas influencias, tomar una decisión entre todas, independientemente de cual fuera mi opinión, yo estaba dispuesta a asumir lo que saliera por mayoría, aunque fuera lo contrario a mi opinión. Pero conforme se planteó, me eximieron de un plumazo de toda responsabilidad y redujeron las decisiones a individuales y personales, por lo que no di más explicaciones y dije que yo volvía en ferry.

Con la noche subió el viento como estaba previsto, dentro de la dársena el velero estaba escorado, a pesar de los sprints por popa que le pusimos. Me sorprendió el patrón de otro velero, a quien no me habían presentado personalmente, pero que evidentemente me conocía, supongo que por aquello de que las reputaciones nos preceden, y vino a advertirnos de que no saliéramos. Le aclaré que compartía su opinión, pero que la decisión no era mía.

Finalmente, la patrona decidió que dejaría al Sofía amarrado y volvería el armador a la semana siguiente a por el. Ella y todas las que quisieran, tenían plaza en el Illuka, un Bavaria de mayor eslora y con un gran patrón experimentado.

Dos más y yo, volvimos en el ferry, en el que nos encontramos a la inmensa mayoría de las tripulaciones de la flota. Si algo te enseña el mar, es que sin buscarlo, antes o después te pilla. Cuando ya te ha pillado alguna vez, procuras que no te vuelva a pillar así como así. Y humildad, una gran dosis de humildad que te inyecta en vena y quien no lleve esta vacuna, va mal….., así que yo creo que después de todos estos años y todas estas millas, he aprendido estas dos lecciones y estoy orgullosa de ello y no me siento menos valiente.

Aún así, nos ayudamos con unas claritas en el bar de popa del ferry, a llevar la melancolía de volver sin tu embarcación, y habiéndose separado la tripulación. Pero intentando sacar buenas conclusiones y lecciones de todo ello. Deseando que finalmente esto sea el inicio de dos importantes tripulaciones íntegramente femeninas, pues somos más que suficientes…

Comentarios

Florence May ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Florence May ha dicho que…
HOLA LIBERTY! No conocía aún tu blog y hoy, de casualidad, he recalado en tan plácidas aguas.
Gracias por compartir tus aventuras con nosotros y por hacerlo tan bien. Te marco para favoritos.

Kibo
liberty ha dicho que…
Gracias Kibo y bienvenido a mi mar de letras, después del azul es el que más me gusta para recordar los placidos momentos que paso en él.
Bsss salinizados
liberty ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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