RUTA GRAMANTOL 2017
Nunca había oído hablar de ella,
mi amigo de la benemérita me avisaba en el grupo de capitanes, luego él no
podría participar. Pero el Libertyenlamar se anima rápidamente si le ponen por
delante el reto de unas millas, aún sin tripulación y finalmente solo a dos,
doble reto, por el esfuerzo físico que ello supone, pero con la confianza de
ser capaces y a su vez tomarlo como una prueba más, de las muchas millas que
nos quedan por delante, si queremos ser de mayores “transmundistas”.!!!
El miércoles a las 19h arribamos
al CN de Cullera, aunque la oficina de regatas ya no la pillamos abierta, nos
sirvió para desconectar ya de la rutina diaria y ponernos en modo regata.
Primero contactos con las otras tripulaciones, 19 barcos inscritos al final,
solo uno como el nuestro, el Café Granel, otro First 40.7, pero incomparable
por lo bien preparado y dotado que está. Ellos también iban a dos, dos grandes
lobos de mar, con los que tuvimos un pequeño encontronazo corriendo la línea de
salida. Previamente, el club náutico, nos sorprendió con una “almorsá” espectacular, con una paella llena de embutido, por barco, más ensalada, cervezas
y vinos, a las 9:00h de la mañana!, con ello nos ponían ya las pilas a todas
las tripulaciones, así se empieza bien una regata, y allí mismo la reunión de
patrones, para no molestarnos mucho en movernos, y la bolsa del patrón, y hasta
un GPS de localización, sí señor, pequeños, pero grandes, muy grandes, en su
saber hacer las cosas bien.
La señal de atención fue pasada
las 12h, una más tarde de la prevista, por el poco viento. Echo de
menos a mis
queridos JASP y en particular a mi proa preferido. No damos a vasto, el piloto
con tan poquito viento no hace bien las viradas, tenemos que hacerlas
individualmente y uno a la caña. Empezamos a discutir, él esta atacado, es muy
competitivo, y se cabrea mucho conmigo cuando dejo pasar a dos que me alcanzan
por la banda de Estribor, vamos ambos amurados a Barbor y yo tengo Barlovento, así
que tienen preferencia, pero él grita que aguante y no se lo ponga fácil y ceda
a la primera. Pero yo soy así de legal, ¡qué le voy a hacer!. En fin, respiro
hondo y deseo fervientemente que se relaje, esto es una regata de altura y
quedan muchas millas por delante, no se decide la regata aquí y ahora.
Casi toda la flota se decanta por
el bordo del sur, excepto el Granell, que en un par de horas le perdemos de
vista, y el H2oC, con quien estamos peleando durante esas mismas par de horas,
sin que consigan alcanzarnos, nos cruzamos en un par de bordos o tres, hasta
que al final claramente ellos se decantan por el sur y nosotros por el norte.
En breve hacemos ya rumbo
directo, estamos contentos, a esta marcha llegaríamos al amanecer, pensamos,
pero poco nos dura la alegría, antes de anochecer, sobre las 21:30h nos llega
la temida Calma Chicha, otro barco llega pisándonos la popa, con su asimétrico,
nosotros con el Cod.0, hasta quedarnos los dos clavados. Nos oímos las
tripulaciones, nos conocen, me gritan mi nombre, creo que es Javi el amigo de
Pere y Paloma. Acuden los delfines a su proa, siempre son causa de algarabío.
Nosotros aprovechamos para hacernos la cena, una pizza con un Mateu rosadito
bien fresquito. Hasta la mesa montamos en la bañera, parece que estemos
atracados, ¡qué horror!, aunque nada más cenar empieza una leve brisa,
empezamos a trimar suavemente las velas y hasta a remar con el timón, para no
perder el rumbo, porque la deriva nos hace a veces dar vueltas en redondo. A
ellos les hemos perdido, se han alejado por la proa, pero la noche es larga y
al cabo de 2 ó 3 horas más, les alcanzamos nosotros con una leve brisa y mucho
trimar, sacamos 2,5/3 kn, toda una hazaña. A las 00:30 HRB, mientras estaba
solita trimando, aparece saludándome una media luna roja por la proa, que me
deja boquiabierta, doy gracias por las maravillas del universo y me siento
afortunada de encontrarme allí, en tan privilegiado lugar de observación.
Hacemos guardias dormitando en la
bañera, uno bajo un nórdico para protegerse de la humedad que
cala los huesos y
el otro trimando, ahora Génova, ahora Código 0, ahora remando con el timón,
pero sin dejar solo ni un solo minuto al Libertyenlamar. Sé que así se ganan
muchas regatas, durante las calmas chichas, donde muchas tripulaciones se
desesperan y se retiran, alguna idea peregrina al respecto me pareció ver pasar
por la cara de mi compañero, pero creo que el también leyó mi rotunda negación
en mi expresión, así que aunque me costara las lumbares, teníamos que avanzar,
que viera en el relevo que algo habíamos avanzado. A las 05:30h vuelvo a
relevarle, de nuevo se ha parado la leve brisa, el barco entero está
chorreando, las velas cuelgan también como trapos mojados, nos caen las gotas
de ellas, impresionante la humedad. Con el amanecer llega también una profunda
niebla que no me deja ver nada a mi alrededor, voy buscando las zonas mínimamente
rizadas en la superficie del mar, oliendo esa pequeña y leve brisa, para salir
de ahí. El viento va rolando poco a poco hacia el Norte, por lo que puedo ir
cerrando ángulo y buscando rumbo, mi reto es no bajar de 3 nudos de velocidad,
y lo vamos consiguiendo.
El sol va pudiendo con la niebla
y el día va despejando, oímos por radio que arriba el primero a las 7:30 am, es
el Llevant Blau, a nosotros aún nos quedan 18 millas y vamos ahora a 4 nudos, así
que entre 4 o 5 horas, si nada cambia, calculamos que podríamos estar
amarraditos. Nos animamos con la idea y hago fuerza pidiéndoselo con real
devoción a mis ángeles y arcángeles, por mis lumbares por favor!!
Oímos llegar al Slinte, no oímos
la entrada del Granell, que supimos luego que fue el segundo en real, aunque
por rating pasó a ser el primero, y entre ellos apenas media hora.
Cuando levantó la niebla
descubrimos a nuestro alrededor a 7 barcos más de la flota, por lo que
calculamos, entre los 3 grandes que habían llegado más los 6 que habíamos oído
por radio que se retiraban, estábamos prácticamente el resto allí, y nosotros
en cabeza. No sé si porque por la noche se habían echado a dormir y no habían
estado trimando cada minuto como nosotros, o que….pero lo cierto es que nos animó
mucho y nos puso las pilas para no perder la posición, si conseguíamos
mantenernos en cabeza, seriamos los primeros del pelotón de la flota, detrás de
los más grandes y los mejores. A duras penas conseguimos mantener los 3 nudos,
es realmente una prueba de paciencia y tesón.
Son las 12 a.m., llevamos 24h y
aún nos quedan 6 millas, nos acaba de entrar viento, seguramente al
aproximarnos a tierra, que nos dan 12 de aparente y conseguimos 6 de velocidad,
nos parece volar después de tantas horas de calma chicha!. Ahora tenemos que ir
ganando barlovento, vamos 40º a estribor del PW point de la meta. El Tejula a
nuestro estribor, achunchándonos, ellos corren más con más viento, nosotros
somos ligeros y no llevamos peso para hacer banda, así que el mayor viento nos
provoca más escora y no corremos tanto. Un par de bordos más y enfilamos la
línea de meta, entre el faro verde de la bocana de la Sabina y la Torre del
mar, el peor sitio posible, con el trasiego constante a estas horas de los
ferrys, los hay de todos los colores y tamaños.
Arribamos finalmente a las 13:30
en quinto puesto en real, que se convirtió en un cuarto puesto en
compensado.
Derrotados físicamente, muertos de sueño, entumidos de la humedad, pero satisfechos,
muy satisfechos, habíamos aguantado y no habíamos roto nada, y quedaban muchos
por detrás.
Amarramos junto al Llevant Blau, en
Marina del Mar, 100€ teniendo el 50% de descuento por la regata, agua y duchas aparte,
carísimo!, sin embargo está llena ya la isla, por mar y por tierra, me temo que
las Pitiusas morirán de éxito.
Comimos a bordo y nos dejamos
seducir fácilmente por Morfeo hasta la hora del vino de honor para la entrega
de trofeos, aunque para mí el verdadero trofeo, fue cuando al día siguiente,
tras repostar en la gasolinera, pusimos rumbo a la cala Port the Torrens en
Ibiza, una que ya viene siendo habitual, no solo por tener una de las aguas más
turquesas y tranquilas de la isla, sino también por lo
estratégicamente bien
situada que está, para poner rumbo al día siguiente a Valencia. Algún otro
barco de la flota había pensado lo mismo, y estaban allí ya fondeados cuando
llegamos.
Primer baño del año, primer
snorkel, primera siesta en mi hamaquita bajo la botavara, primer sunset
flotando, y primera cenita con velas bajo las estrellas. Llámame romanticona,
pero me encanta, se me abren los poros y se me hincha el alma!.
Al día siguiente al alba,
levantamos el hierro y zarpamos hacia valencia, después de una noche en vela,
pues lo que empezó siendo una maravillosa casualidad, que desde el garito de
tierra más cercano se celebrara una boda con un maravilloso saxofonista amenizándola
desde el sunset, acabo a las 03.30 a.m. con música bacalao a tope, que no nos dejó
pegar ojo.
Salimos por el lado norte de
Conejera y justo cuando fuimos a subir el Cód. 0, salto de nuevo la driza y nos
cayó al agua, la misma que se nos abrió también en la Ruta de la Sal, pero en
esta ocasión no estaba mi querido Miguel, el JASP que subió durante la
navegación al palo, nosotros lo aplazaríamos hasta estar bien amarraditos en
puerto, y entonces subiría yo al palo a rescatarla.
Tenemos 75 millas por delante y a
penas 2kn de viento y por la popa, o sea, motorada de momento. Subimos Mayor
para estabilizar el barco y en cuanto se nos cierra un poco el ángulo, al través y luego a un descuartelar, saco
también Génova, que algo nos aportaran, aunque solo sea un nudito.
El capi
añadirá además el pequeño toldito que tenemos por la proa, simulando un medio
binini en la
bañera, para tener alguna sombra y no padecer bajo el sol
abrasador del día, bajo el que jugamos a la parejita feliz, recuerdo el libro
“cazador de barcos” y rápidamente lo aparto
de mi mente, no vaya a pasarnos lo mismo y nos arrolle un mercante, por dios! Finalmente
acabamos tirándonos unos cubazos de agua de mar en la popa, para bajar la
temperatura, que ya es muy alta y solo es medio día! Jajaja, me encanta ver
como fluimos cuando navegamos juntos fuera de todas las influencias mundanas de
tierra. Aquí somos auténticos, libres, se nos nota relajados y a la vez
pendientes de todo, las velas, el mar, el viento, el ruido del motor, la
radio……..pero es algo natural, que tenemos interiorizado y que por ello
disfrutamos. Me siento afortunada una vez más este fin de semana, por estar
allí en ese preciso momento y no se me ocurre poder estar mejor en ningún otro
lugar, creo que esto es la felicidad, vivir plenamente el aquí y el ahora.
Comentarios
Así que, enhorabuena por el relato y por ese nuevo "regatón". Se ve que el Libety está en forma y su tripulación también.
Dale un abrazo a Ferdy.
Por cierto, ¡¡¡en las fotos estás expectacular!!!