AGOSTEANDO DEL MEDUSA A IBIZA
Un gran festival, el Medusa, en
Cullera, llevó al Libertyenlamar a pasar allí, en su río, 3 días y 3 noches,
para servir de cobijo a mi hijo y 6 amigos más. Con música pun pun pan pan todo
el día y toda la noche, nos hizo acabar reservando nosotros una habitación en
el Hotel Sicania y dejarlos desparramados a bordo. Mi intención es que vinieran
navegando, pero solo dos chicas se brindaron al bautizo, que lamentablemente
fue a la mediterránea, con el viento del Garbi en el morro y, ni siquiera
quisieron salir un día a fondear y darse un baño, demasiada resaca!, así que
una y no más santo Tomás, dije a mi peque…..
A su término, y después de la
estampida, acogimos a bordo a mi querida amiga Pura, que venía a despejarse de
una larga y dura temporada como cuidadora de su madre en el hospital, para poner
rumbo una vez más a Ibiza.
Cuando estábamos a unas 5 millas
de CN de Gandía, les llamamos por radio para pedirles un amarre, pasaba media
hora de la media noche cuando terminamos de atracar. Esperaban nuestra llamada,
seguramente les había advertido Salvamento Marítimo, que estuvo llamándonos
cada media hora, y nos ofrecieron el trávelin si era necesario, pero dijimos
que no, que ya estaba localizada la vía y no había problema. Tengo que decir
que tanto mi amiga Pura, fuera conmigo, navegando, como mi hijo dentro,
achicando con Fernando, no se pusieron nerviosos ni histéricos, y todos
formamos un equipo consensuado y efectivo que hizo que las cosas discurrieran
sin miedos ni nervios, sino con tesón y eficacia, como debe ser en los momentos
difíciles. Me siento muy orgullosa de ellos.
Comimos un poco y nos acostamos,
a la mañana siguiente, a pesar de los nubarrones, sacamos todo fuera a secar,
colchones y tablas de proa, sabanas, trajes, sacos, etc. El vecino amablemente
nos dejó un taladrador para ponerle un pasador nuevo a la corredera. Dimos un
paseo hasta la tienda náutica que hay a orilla del rio para comprar sicaflex y
convencí a Fernando para que siguiéramos con nuestros planes y no aguáramos
nuestras vacaciones, de Ruben, Pura y mías…..así que a las 20h, con el sunset,
decíamos nuevamente adiós a la península y poníamos rumbo a Ibiza.
Haríamos las guardias entre
Fernando y yo, con los edredones en la bañera, Génova y motor a unos 7 y 8
nudos, lo que nos hizo llegar 1 h antes de lo habitual y fondear aún de noche,
lo que me puso algo nerviosa, ya que el fondeo estaba muy concurrido y no veía
algunos barcos que no tenían luz de señalización puesta. Hubiera preferido
bajar la velocidad y llegar al alba, como habíamos previsto. Fuimos a playas de
Comte N, detrás de Conejera, un fondeo ya habitual, así que lo conocemos
bastante bien, aun así de noche siempre hay que ser muy precavidos y en el
veril de 3m echamos el ancla, aunque tuvimos que rectificar para alejarnos del
catamarán que teníamos detrás, cuando salimos al cabo de las 2h de siestecilla
que me eché, ya que habíamos quedado demasiado cerca y el borneo de ambos no
era el mismo.
El agua turquesa nos invitó
rápidamente a un baño y premié a la tripulación con un súper desayuno
de huevos
y beicon, algo ya habitual después de una travesía nocturna. Ese día veríamos
un espectacular Sunset entre las islas hormigas y luego salir una espectacular
y casi luna llena. Era al día siguiente y la previsión era de Sur, Benirrás
sería un buen fondeo y con los tambores de los hippies…pero tuve que desistir
porque Fdo pensaba que estaría abarrotada siendo agosto. Teníamos boya
reservada en Salinas, pero soplando Sur íbamos a estar incómodos, así que la
dejamos perder, cruzamos los Freus y nos fuimos a Es Pujols, en la cara Este de
Formentera. Él quería ir hasta la Mola, pero era tarde y suponía 1h más de
navegación, así que nos quedamos al final de Pujols, junto al acantilado.
Intentamos bucear pero no había donde amarrar la dingui en la pared de roca, y
además nos dimos cuenta que las aguas turquesas estaban infestadas de pequeñas
y asesinas medusas moraditas. Quizás por el agua más caliente al estar en el
rinconcito. Así que el baño en pellejillo de la mañana fue rápido en popa y con
vigía.
Lamentablemente cuando Pura salió
a darse el suyo, resbaló, cayéndose entre la mesa y uno de los cofres, con la
mala suerte de poner mal el brazo izquierdo para sujetarse y lastimárselo. Todo
ello nos hizo levantar el fondeo y poner rumbo al puerto de la Sabina para repostar
y llevarla al médico. Ello nos llevó 2h, tierra estaba asquerosamente
abarrotada de gente. No había taxis disponibles, y había gente por doquier. Después
de un buen rato en una mini consulta particular, de lo que no estaba muy claro
si era un médico o un ginecólogo, porque todo lo arreglaba con una ecografía….salimos
zumbando hacia el barco para poner rumbo a Espalmador, donde, esta vez sí,
teníamos boya reservada a las 15h, justo para comernos una ensalada de legumbres
que había hecho Fernando mientras nos esperaba.
Después de la merecida siestecita
en mi hamaca bajo la botavara, bajamos a tierra a dar un paseo. Ya
no es lo que
era Espalmador, seguramente porque ya hay mucha posidonia, sus aguas se han
tornado verdes y su orilla estaba sucísima, por la masificación turística.
Cualquier cala tiene mejor agua hoy en día.
Por la noche poníamos sesión de
cine en el ordenador y sobre las 12p.m. a la cama, pero por la mañana no había
manera de hacerlos madrugar, así que nuevamente nos dieron casi las 11 a.m.
cuando soltamos la boya y pusimos rumbo a Cala Tarida, para pasar nuestro
último día. Había bastante mar cuando llegamos, pero poco a poco, fue bajando,
hasta quedarse plano, lo que facilitó mucho la maniobra para que bajara Pura a
la dingui y poder ir a tierra a cenar. Era nuestra última noche y nos
regalaríamos una cenita, ya que al final cruzaríamos de día, pues esa noche se
esperaba temporal de F7 en Menorca y había mucho mar y viento.
Efectivamente al día siguiente, a
penas tuvimos viento, pero había una ola tendida del Norte, que hizo que Ruben
no soltara el timón para negociar las olas durante toda la travesía. Eso, si,
¡sin camiseta!!! Grrrrr……jajajajaja
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