REENCUENTRO CON PANICO


Causalmente invitan a mi buena amiga Pura a navegar el fin de semana y ella me llama para que la acompañe, cuando me incluyen en el grupo de WhatsApp veo que ya figuran en mi agenda, y gracias a este blog localizo la travesía que ya había realizado con este grupo, un grupo de la Taberna del Puerto que navega principalmente en invierno. ¡¡Ni más ni menos que en noviembre del 2006!! ¡¡Hace 13 años!! Así que ni corta ni perezosa me puse a preparar mi petate de navegación, las 3 capas, hace mucho frio en el mar en enero, botas de agua, chaleco, saco de dormir…y cómo no, mi sextante, que siempre me acompaña ahora en mis navegaciones.
El parte meteorológico para el viernes era muy malo, en cuanto a viento y agua, sobre todo por la noche, por lo que el sábado todavía quedaría ola y aunque el viento habría bajado ya bastante, seguiría de NE y el domingo seguiría siendo de la misma dirección, pero ya muy flojo.
Así que el mismo viernes llegamos a Denia, para unirnos al resto del grupo que cenaban en el Bus, en todo el centro de Denia, donde antes se cogían los autobuses ahora es una plaza con jardín. Recomendable totalmente este restaurante de cosas del mar frescas y a muy buen precio.
De allí al barco, a descargar nuestras cosas y tomar posesión de nuestros camarotes. Un Sun Odyssey 44.9 del 2016 super amplio, con 4 camarotes y 2 baños, llamado Sol y Luna. Precioso nombre, este fin de semana esperábamos tener ambas cosas, una tremenda luna llena y el sol que siempre llega después del temporal.

El sábado sin prisas zarpamos de la marina de Denia. Todavía muchas nubes invadían el cielo. El parte se cumplía rigurosamente, NE F6, pero como nuestro rumbo era al Sur, nos entraba por la aleta. Sacamos Mayor y Génova y navegamos rumbo al Cabo de la Nao, un bordo hacia el mar para retirarnos del Cabo de San Antonio y otro hacia tierra hacia Cap Negre, trasluchada a trasluchada, cogí el timón para sentir el barco y negociar las olas que algunas eran realmente potentes e intentaban girarnos completamente. Antes del Cabo de Moraira decidimos hacer un fondeo para comer, justo antes de cala Granadella, pegados a la pared que nos daba resguardo total del Norte, tras la isla del Descubridor latitud 38º43,83’N, Longitud 0º12,698’E. Llegamos
primero nosotros y luego el otro barco, ya que navegábamos dos, otro Sun Odyseey 44 del 2019 que llegó algo después y se abarloo a nosotros. No es que me guste mucho esta maniobra, por el peligro que se corre de que se enganchen las crucetas, pero iba a ser poco rato y estaríamos pendientes, de hecho, se quedaron un poco mas atrás y así sus crucetas estaban más retrasadas que las nuestras.
Por fin Lorenzo dominó el cielo y comimos en la bañera al solete, unos buenísimos espaguetis con setas que cocino Rafa, el cocinitas al parecer del grupo. Una gran ensalada y un poco de jamón con vino tinto.
Después de lo cual fue irremediable una pequeña siesta, a la que cada uno se rindió en
un rincón distinto, algunos por cubierta, otros en la bañera, otros en los camarotes. Yo cogí mi sextante y aproveché para practicar bajar el sol y luego con mis auriculares inalámbricos me hice una meditación que me relajo hasta acabar también en los brazos de Morfeo. Aquella noche no había dormido mucho, el fuerte viento había hecho gritar a las amarras como si de un crio llorando se tratara y nuestro camarote de popa estuvo invadido de dicha cantinela toda la noche.
Tras tan dulce momento de impas, se soltaron nuestros vecinos y nosotros subimos el ancla, arrancamos motor y pusimos ya rumbo a Moraira, donde estaba previsto pasar la noche, 3 millas escasas que no justificaban ni sacar de nuevo las velas. Arribamos justo con el sunset, por
primera vez nos dieron amarre en un pantalán que no era el de transeúntes, pero también de través, por lo que la maniobra ayudados por el marinero, no tuvo mayor complicación. Y en cuanto la terminamos nos fuimos hacia las duchas para vestirnos de calle y salir a cenar por el pueblo.
Mientras algunos iban a comprar un par de cosas que se habían olvidado, nosotras descubrimos un pub “Floridita” dónde nos dijeron que había música en directo esa noche, así que después de cenar era la apuesta segura. Y estuvo realmente brutal, la energía positiva que se captaba en un pub lleno de gente feliz, que viven relajados porque han hecho de Moraira su elección para vivir su retiro del mundo laboral y cuando se es feliz se rezuma felicidad y es lo que trasladas y transmites. El grupo de música también era muy variopinto y peculiar y sonaba francamente bien.
El domingo amaneció completamente raso y nos sorprendió con algo más de brisa de lo que esperábamos por lo que pudimos volver navegando también a vela, en esta ocasión ciñendo y haciendo viradas, ya que la dirección seguía siendo de NE. En un match race con el Corcho XIII, recorrimos las millas hasta Denia, sacrificando incluso el fondeo previsto en cala Pope para comernos el arroz con clochinas que tenia medio preparado Rafa. Pero habíamos venido a navegar más que a comer, así que todos estuvimos conformes y disfrutamos del timón, que hoy nos turnamos entre Rafa, Gaby y yo. Mantener las lanitas horizontales ya era mucho más fácil, con el mar mucho más plano y sin a penas olas. Aún así, como todos los barcos, el Sol y Luna tiene un bordo mejor que otro, y cambiaba mucho nuestra velocidad cuando íbamos amurados a Br en lugar de a Er. Hoy sería por tanto el otro, quien arribaría antes, buscaba la revancha y la consiguió, ¡no se puede ganar siempre! ….jajaja
El premio sería el arrocito caldoso con mejillones que había preparado nuestro patrón.
Terminaba así un finde de navegación y compartir, compartir momentos, de esos que vamos llenando nuestras maletas de la vida.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Hola Pepa:
Te he conocido por la tertulia de "A toda vela" en la que has participado.
He visto que has sido armadora y ya no. Yo estoy pensando en comprar un barco y me gustaría saber cuales son las razones por las que un armador deja de serlo. Mi ignorancia y pasión hace que no vea nada malo.
Te agradecería que me ayudaras a verlo desde otros puntos de vista.

Gracias, un saludo y buena proa

Gaspar
liberty ha dicho que…
Hola, disculpa mi demora, se me paso tu comentario. No seré yo quien te quite las ganas de comprar un barco. Yo vendi el mio para poder pagar la carrera de piloto de mi hijo. Pero es cierto que el problema cuando tienes el barco es conseguir una tripulación decente y constante. Por lo menos en mi caso, mi barco era un First 40.7 muy exigente y nervioso y no podia salir a navegar sola. Así que entre los mantenimiento y la busqueda de tripulantes, no podia navegar todo lo que queria. Ahora, como tripulante competente no tengo ningun problema para navegar en otros barcos. Pero es verdad, que no es lo mismo, sigo echando de menos el mio. Mucha suerte y buena proa!

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