SINGLADURA A COLUMBRETES









El 29 de junio soltábamos amarras a las 17h. desde el pantalán 33 amarre 10 del CN de Valencia, el Canyamel se hacia a la mar, un precioso Oceanis 44, en el que Gustavo, su armador, me había invitado a navegar rumbo a Columbretes. En el último momento, enrrolé también a Frank, una vez más el “último tripulante”.

Su Tontícola (léase GPS) del coche, le falló, por no existir y como los carteles en las carreteras españolas están estratégicamente puestos para despistar, pues eso, se despistó e improvisó una visita turística por la ciudad,j,j,j,j, al fin llegamos al CN de Valencia a tiempo para seguir viendo la AC en el rte. Rincón del marinero. Aunque la idea era haber salido a ver la manga desde el mar, ya no nos daba tiempo, así que mejor en TV que nada. Aunque a los otros dos tripulantes desde por la mañana en el barco, no les hizo mucha gracia. Así nos lo hicieron percibir nada más arribar al barco con toda la intendencia y enviarnos a tirar la basura y a por hielo. “Sir, Yes, Sir” dije para mis adentros, respiré profundo y me dispuse a pagar por el retraso.

Las ansias por navegar nos mantenían a todos tensos, pero estaba segura que en cuanto nos hiciéramos a la mar, se relajarían los ánimos.
El patrón sacó el barco y luego le pasó el timón a Gonzalo, que un poco histérico se puso a chillarle a todo aquel que se le cruzaba. Pillamos la vuelta de toda la flota que había salido a ver la AC, era impresionante la cantidad de barcos que entraban, veleros de todas las esloras, yates, motoras, lanchas......A 4 nudos salíamos a motor, ya antes de salir de la bocana, recogimos defensas y sacamos mayor, era enrollable.

Bastante mar rizada, marejadilla, sumada a las olas provocadas por la flota, aquello era un vaivén......pusimos rumbo 60º directo a Columbretes, en un descuartelar a ceñida, 6’5 a 7’5 nudos de velocidad, Mayor y Génova con un rizo, para que luego digan, sino por llevar más trapo anda más el animalito!. Teníamos 18 a 20 nudos de AP, de 14 a 16 de real......en cuánto ví que ponían el piloto automático, me pedí la rueda, standby y a disfrutar!.....las olas no me dejaban mantener el rumbo fielmente, caprichoso Neptuno quería jugar, ¡ cuál niño alegre al volverte a ver!. Al igual que Eolo, nos daban a su manera, una buena bienvenida....

La tarde, el sol y con ellos el viento, cayeron, y nos obligaron a poner motor, recoger Génova y desviar nuestro rumbo levemente para mantener la mayor portando y que el mar no nos meciera a su antojo.

En un intento por escaparme del ruido del motor, me fui a proa, al balcón del mástil. Desde allí tenía lugar privilegiado para deleitarme con la impresionante puesta de sol veraniega y salida casi a la vez de la luna llena......pero dos rociones me obligaron a volver a la bañera, tras una hora de diálogo con una misma y con Neptuno que más relajado se tendía, al igual que Eolo, que tan bravo nos recibió, ya había tendido también su brazo, a pesar nuestro!.

Arribamos a las 2h a.m., con una espléndida luna llena que iluminaba todo la bahía, antaño cráter, del volcán que había formado la isla. Ocho veleros contamos ya fondeados, tras una vuelta de reconocimiento, elegimos nuestra boya, ya que imposible echar allí el ancla, por la poseidonea del parque natural . Busqué rápidamente la linterna de frente, pero no la encontré, así que estrené la de Frank, y ambos nos fuimos raudos a proa con el bichero. Una vez afianzadas las amarras, me paré y observe el paisaje alrededor, la tremenda luna llena nos iluminaba como si fuera una peli en blanco y negro. Hacía un rato pensaba en un caldito calentito, la humedad en la travesía había calado mis huesos y las dos primeras capas empezaban a reclamar a la tercera.
Sin embargo, allí la calma que nos proporcionaba la isla, hizo que nos desprendiéramos de nuestra ropa de navegar y cambiáramos el caldo caliente por unos Gintonics preparados y la copa salinizada! (que empieza ya a ser un rito). La tertulia se alargó hasta las 3,30 a.m., cuando nos retiramos más por prudencia que por cansancio, además todos habían dado una cabezadita en un momento u otro de la travesía, menos yo.

Las gaviotas graznaban excitadas por la luna, digo yo, hasta el amanecer, cuando el calor las hizo callar, por fin!

Un primer baño en popa nos despuntó el inicio de un plácido día. Nos pusimos en contacto con los guardas de la isla para hacerles una visita a tierra. Mientras esperábamos, vimos como bajaban con una gran pluma, una semirígida y pasaban barco a barco pidiendo la documentación, supongo. En algunos caso, pagando el desagradable precio de toner que levantar el fondeo para ceder su boya a algún barco de motor cargadito de buceadores. Al parecer, según la última ley, éstos tienen preferencia.
De hecho, varios veleros tuvieron que levar anclas y ceder su boya, por las de poniente, que no tenían el mismo resguardo. Justo cuando bajamos con la dingui a tierra para la visita, los vimos acercarse al nuestro. Pero quedó tan claro al compañero que no pensábamos hacerlo, que asumiríamos el parte respetuosamente y luego procederíamos con el recurso que estimáramos pertinente, y se les quitaron las ganas de probar con semejantes huesos duros!

La visita fue genial, el guía para nosotros 4 solamente, un culto y simpático historiador, lugareño, que llevaba más de 14 años intercalando 15 días en la península con 15 días allí. Pienso que hay que estar muy bien con uno mismo para aguantar tanto retiro, con tantas limitaciones, expuesto a las inclemencias de la meteorología y conviviendo con un grupo que no has elegido al fin y al cabo tú......

A la vuelta la dingui no quería nadar, se calaba, así que tuvimos que desistir de dar la vuelta por los salientes más al N, y volver a remo.....cuando cayeron en cuenta que al motor de 4 tiempos le habían puesto mezcla, acostumbrados al anterior.....Al llegar al Canyamel, nos dimos un chapuzón y nos pusimos el aperitivo a la vez que empezábamos a preparar la comida, atún al papirote y lubina a la sal!

A las 15h. incondicionales, nos pusimos a jugar con la antena parabólica para intentar ver la AC por la TV del barco. Así, cada uno un ratito, fuimos haciendo paso-pose, a modo de estatua/soporte para buscar la mejor orientación a la antena.....

A su fin, levamos ancla y pusimos rumbo a Burriana, para pasar la noche. Una leve brisa nos permitía llevar un largo con todo el trapo fuera, pero necesitando ayuda del motor para mantener los 6 nudos.

Me fui a proa con el capitán, tras preparar un Gintonic salinizado a toda la tripu. La proa nos permitía no oír el motor, centrarnos en el horizonte y la inmensidad del mar, y a hablar de eso que tanto nos gusta a los piratillas, del mar, de navegar, de lo que te supone, de lo que te aporta, de lo que te hace prescindir......, de lo que te desinhibe, en resumen, lo que nos envenena a todos lo que seguimos enamorados cada día más de hacer millas y millas con cualquier rumbo y por cualquier mar........

A pesar de ir a motor, interrumpimos tan plácido momento para trimar las velas, el viento había rolado y empezaban a flamear. Cazamos un poquito la mayor y el Génova, hasta que las lanitas volvieron a estar horizontales. Ya me quedé en bañera para escribir este libro de bitácoras. Mientras lo hacía, me preguntaban curiosos el resto de la tripu......y así, seguimos con rumbo 85º a Burriana.

Bajé a abrigarme un poco e intentar despertar al oso Yogui que había invadido mi camarote!......intenté imitarle pero nada, imposible con el motor! ¿Cómo lo hace?. Así que volví a proa, para ver la puesta de sol. Al momento, vino el ozito dormilón a compartir el puesto de mascarón de proa, y al girarme, me sorprendió una preciosa luna llena, completamente roja, saliendo por la aleta de babor, aunque todavía no se había escondido del todo el sol por la amura de estribor.

El capi llamó al náutico para pedir amarre y nosotros preparamos la maniobra para atracar; defensas, bichero, amarras........ Atracamos de través al pantalán, con la proa hacia la bocana, como previsión a que subiera la ola. Una ducha fresquita y ropa limpia, después de una deliciosa cena en la bañera, a base de ensalada, lubina y un fresquito barbadillo y de colofón una dulce piña. Además con mesa puesta de lujo, copas y velas incluidas....

Para acabar el día, me fui con Frank a dar un paseo por el pantalán, hasta el principio de la bocana, donde paramos para tomarnos un par de margaritas al ritmo de un saxofonista antes de volver al camarote.

A las 7 a.m., según lo previsto, tocó diana, o era Gustavo? para arranchar, preparar y soltar amarras a las 8 a.m. Solo tres horas de sueño. Igual que el día anterior, teniendo en cuenta que el anterior también habían sido solo cuatro, solo acumulaba 10h de cargar baterías en 3 días. Normalmente cuando navego duermo poco. Mi reloj biológico se altera. Cualquier ruido me tiene en vigilia y por supuesto no quiero perderme ni un minuto de la travesía, ya sea maniobrando, trimando, de timonel o simplemente contemplando el maravilloso paisaje que nos ofrece siempre el mar.

Solo nos soplaba un poco de terral, así que tuvimos nuevamente que ir a la mediterránea, motor y vela. Con rumbo 206 º en un descuartelar, sacamos todo el velamen y lo mantuvimos excasamente una hora, tiempo que tardó en desaparecer el poco terral, quedarse la mar como un plato y rolar el viento a SW de manera que nos tocó recoger el Génova y cazar la mayor para estabilizar.

Llevábamos el motor a 3000 r.p.m. para sacar 6,5 a 7 nudos y poder llegar a las 13h para desembarcar al tripulante madrileño que tenía prisa en volver y nosotros quedarnos en el campo de regatas para ver la manga de la AC.
En el trayecto de vuelta a buscar nuestro huequecito, nos cruzamos con un 50’, ellos venían por estribor, nosotros amurados a babor, teníamos que maniobrar para no entorpecerle, apuramos el rumbo para cruzar de sobra, y una vez rebasados lo suficiente, virar y quedar amurados a estribor como media eslora por su amura de estribor. Empezamos a trimar las velas e intentar dejarle atrás. Aquel iba a vela pero con el piloto automático, su armador, con su martíni en mano nos miraba alucinado, “la mujer contra la maquina” me picaron, y si, al final, conseguimos sacarle 3 o 4 esloras!!!!, tanto ver la AC que al final te picas con cualquiera, ja,ja,ja,ja

Bueno, esto fue lo único más parecido a una regata que vimos, pues finalmente quedó suspendida la manga por inestabilidad del viento. Será Frank gafe? Tres veces vino a ver la AC y tres veces suspendieron, una por poco, otra por mucho y ésta por inestable.......

Comentarios

Maricarmen ha dicho que…
Hola Liberty.

Hace tiempo lei algo tuyo en La Taberna del Puerto y, por casualidad, me he encontrado con tu blogg. Me he dado cuenta que eras la misma persona por la una de las narraciones. Yo he navegado un poco pero siempre me he ocupado de las defensas, de ayudar a plegar las velas, etcc. Tú sí eres una auténtica navegante en todos los sentidos. En realidad no es el tema náutico lo que me ha movido a escribirte, sino algunos textos que has escrito relativos a tu sentir más íntimo y que me han impresionado por su intensidad. Prácticamente me he leido todo tu blogg y te comprendo muy bien y coincido contigo, a excepción de algunos mínimos matices.

Pues eso Liberty, que estoy encantada con tu blog y te felicito por ser cómo eres.

Muchos besos.

Maricarmen

Entradas populares de este blog

POR FIN EL CANAL DE PANAMÁ

VOLVIENDO A LAS PITIUSAS CON AMIG@S

CARIBE CON EL MAVERIK