LA RUTA DEL AZUCAR, LA VUELTA DE LA SAL




Llegué a las 03.30 h a casa, derrotada pero contenta, querida, arropada y admirada. Y muy agradecida porque todos hicieron lo imposible por venir a ayudarme, hasta el último tripulante de la Sal, finalmente pudo venir en esta ocasión, llamó en el último momento, cuando solo quedaba media hora para embarcar en el ferry, pilló un taxi y apareció en la Terminal para pillar uno de los últimos pasajes y venirse. Victor, que había subido en tren desde Alicante por la mañana y yo, compartimos los tres pasaje en un cómodo buque de Acción, que me sorprendió agradablemente, mucho mejor que el de Balearia, fuimos acomodados en una mesa del bar en alto, cara a los ventanales al mar, con el portátil abierto, intentando sincronizar el GPS portátil, y contando aventuras de la mar transcurrieron las 3 horas de la travesía. Al llegar estaba Paco e Isabel, un profesional de la GC del mar, Rodrigo nos esperaba en la terraza del Sol y Mar en el puerto de Ibiza, tomando una copita con Claudia la vecina del pantalán. Decidimos coger un taxi con todos los bultos y tres de nosotros nos dirigimos a estibar al barco, mientras los demás iban a por provisiones a un súper. Al volver a estar sobre el Sofía, la añoranza me invadió. Ahora entiendo lo que siento todo armador con su barco, y eso que solo me he sentido responsable de él una semana, pero era como el que se reencuentra con algo suyo que ha dejado abandonado una semana, además estaba todo tal cual lo dejamos en la estampida hacia el ferry, pro lo que las imágenes de la Sal se amontonaban en mi memoria. No dejé que me invadiera la melancolía y rápidamente estaba ora vez sobre el pantalán para ir a cenar con la tripu. Antes nos invitó a una cervecita y ver su barco, Claudia, lo tiene en gestión en una náutica, cuyo dueño también conozco y que estaba allí con varios patrones profesionales para llevarse de retorno su flota que igualmente habían tenido que dejarle allí amarrados esta semana. Al final se unió a nosotros para cenar, lo que hicimos en un Rte. Francés frente al Hostal el Parque, en el casco antiguo del puerto de Ibiza. Un lugar encantador, la comida buenísima y la gente que lo frecuentaba autentica, en la mesa de al lado había un grupo de unos 60 años de media, que rezumaba tal glamour, estilo y autenticidad, que desee ser como ellos cuando fuera mayor---------------allí estuvimos hasta que llegó Lorena en el ultimo ferry de las 00:30h, y nos fuimos a tomar una copa al famoso Pereira. Había música en directo y nos pegamos unos cuantos bailes para quemar la adrenalina de tanto transporte………..prudencialmente después de la primera copa nos retiramos al barco, pero por arte de magia, perdimos por el camino una hora, más la tertulia acompañada de unos Gin-Tonic salinizados hicieron que nos dieran las 05 a.m. cuando pillamos el catre…………….

Eran las 07:30 a.m. cuando tocó el despertador, después de una matutina ducha, me enfundé en las dos primeras capas del navegante y me dirigí a la torre de control para dar la salida y liquidar las cuentas. Estaba cerrada, menuda caminata de pantalán, entupida de mi que no llamé antes por radio como hice a la vuelta y me informaron que no habrían hasta las 09:00h a.m………así que soltamos amarras, teníamos una pequeña brisa y nadie a estribor en el pantalán, por lo que sacar el barco de su atraque no fue mayor problema, aunque al momento noté que alguien tomaba el mando en la rueda de al lado, era Victor en su afán de protección y control……pero cuando nos dirigimos al muelle de espera para bajar a la torre de control, se notó la falta de sintonía todavía con Sofía V, así que después de un par de intentos, cogí de nuevo la rueda y me puse de acuerdo con Sofía para abarloarnos al pantalán de la golondrina………en pocos minutos estaba de nuevo en el barco soltando amarras y poniendo rumbo a los Freuds.
Entonces cedí la rueda a Rodri y bajar a consultar el maxsea y el rumbo directo que debíamos tomar hacia Calpe, para luego bajar costeando hasta Alicante. Nos soplaba muy poquita brisa, así que sacamos mayor para equilibrar pero mantuvimos el motor y los 8’ de crucero, para poder mantener el HRB que nos habíamos propuesto de arribada... Rumbo 260º, nos abandonamos a Lorenzo, y empezamos a quitarnos capas y sacar cervecitas…..así fue pasando la mañana, entre tertulia, espontáneos cantores y sacrificadas estudiantes, aunque era imposible concentrarme y acabar con el gusanillo del motor, así que finalmente desistí de los apuntes………..hasta que nos sorprendió a todos una pequeña fuente en el horizonte que hizo que todos saltáramos de nuestros puestos y observáramos atentos, hasta que todos estuvimos de acuerdo que se trataba de un Cachalote, que finalmente nos saludo con su espectacular cola cuando se zambulló hacia el fondo de los mares. Este verano me quedé con las ganas de avistarlos en el Estrecho y ahora va y me los encuentro en el canal. También poco después aparecieron nuestros amigos los delfines, que siempre consiguen revolver a la tripu y que todos salgamos corriendo a proa a observarlos………en este ambiente fueron transcurriendo las horas………….aunque también tuve muchos ratos de perder mi mirada y mis pensamientos en la infinidad del mar, e imaginarme como podría ser estar un mes entero, rodeada de este único paisaje, cuando por ejemplo se cruza el Atlántico,………..el gusanillo no me permitió deleitar a la tripu con unos sabroso espaguetis como tenía previsto, y tuvimos que conformarnos con unos sándwich, pero ello no hizo que decayera nuestro ánimo……….cuando nos encontrábamos a unas 20’ de tierra y empezábamos a avistar entre la bruma el Montgó, se levantó una brisa de unos 18’ que nos permitió sacar el Génova y para el motor, manteniendo unos 6’ en un descuartelar por la amura de babor. Solo nos duró un ratito, hasta que tuvimos que aproarnos para cambiar rumbo y ponerlo directo hacia alicante, 235º. Recogimos Génova, no sin algún pequeño problema con el enrrollador que finalmente fue resuelto y dónde una vez más la tripu me confirmaba que estaban a mis órdenes y que confiaban en mi………..es fundamental en toda navegación saber quien lleva el mando y que no se superpongan las órdenes para que todo el mundo sepa que directriz seguir………..

Poco a poco fue cayendo el día, Claudia nos llamó por teléfono, ellos ya habían arribado a Denia, había navegado al final con mi amigo Floren, de nuevo casualmente, alguien más le hacía contactar conmigo………habían tenido calma chicha todo el día hasta pocas millas antes de arribar, cuando 25 nudos le habían hecho jugar con las velas y disfrutar de ellas en el último momento.

Las fuerzas y el sueño empezaban a invadirnos, durante el día la tripu había ido descansando intercaladamente, excepto Victor y yo que no habíamos podido dormir, así que ahora nos rendíamos bajo el manto de estrellas que ya nos cubría. Yo me quedé en cubierta, a cobijo con el antirociones y ojo avizor al aviso de los dos timoneles de guardia, Vicente y Lorena, que hábilmente pasaron el Cabo Huertas a suficiente resguardo y modificaron rumbo hacia la bocana de Alicante. Justo unas millas antes de arribar se levanto una rasca impresionante. Bajamos el antirociones, me puse al timón, pedí que largaran escota de mayo e intenté mantener estable y con la menor escora posible al barco hasta alcanzar la bocana. El anemómetro empezó a subir hasta F7, máquina a 2000 rpm, para no perder el control, entramos en la bocana a las 00:00h a ocho nudos, nada más virar largamos escota y aproamos la botavara para en una rápida maniobra conseguir arriar la mayor, Victor y Vicente se encargaron de ella mientras Lorena controlaba la escota. Rápidamente salieron Rodri y Paco para preparar defensas y amarras. En ese preciso momento nos llamó el armador, para decirnos que nos dirigiéramos al muelle de espera en la gasolinera y no intentáramos entrar en el amarre, así que apunte proa a ello con bastante máquina para no perder el control, y quitándola a tiempo para con la arrancada y el abatimiento aproximarnos poco a poco al pantalán. Entre todos hicieron firmes las amarras y yo paré el motor. Reparto de cervecitas en bañera, cinco minutos de descanso, para compensar la sal de las últimas horas y premiarnos por la prueba superada.

Derrotada pero reconfortada por las últimas 24 intensas horas vividas en la mar, iniciamos camino de vuelta cada uno a su hogar….. …….

Gracias a todos por su apoyo, su reconocimiento y confianza, y sobretodo a LTP por darme la oportunidad de contactar con tanta gente auténtica del mar.!!

Comentarios

la super mami ha dicho que…
desde que el mar se convirtió en tu amante y te dejaste robar el corazón por el, te pusiste por montera tu libertad que muchos solo llegan a soñar y otros ni siquiera conocerán. yo que conozco tu ante y tu después, me siento muy orgullosa de ser.... quien te tiene por amiga tiene un tesoro muy valioso, quien te deja pasa a su lado sin fijarse en ti o esta ciego o es invecil.
Alberto ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Alberto ha dicho que…
Que bonito Liberty! Me encanta.

De pequeño aprendí en la escuela que este planeta azul estaba constituido por siete partes de agua y tres de tierra. Al principio esto, que podría calificar de un simple dato, suponía para mí una paradoja tremenda: ¿cómo siendo más grande es más fácil encontrarse con alguien allí?

Pero después de unas cuantas millas, náuticas por supuesto, voy descubriendo que lo que sucede es que el mar nos abre los ojos. Que lo que en tierra no ves, resulta que ahí fuera dependes de ello. Aquí nunca sabemos de donde viene el viento, nunca vemos las nubes, no nos importa que haga el barómetro y apenas miramos las estrellas. Pero fuera, fuera es distinto. La contemplación y consideración de todos esos insignificantes detalles son lo que marcarán la diferencia entre una travesía placentera… o un infierno inacabable.

Debe ser eso. No encuentro otra explicación. Eso debe suceder para que cuando lo que nos junta es el mar, todos nuestros sentidos, catalogados o no, se abren de par en par y esos insignificantes detalles, sin valor en tierra, dan la visión de una nueva dimensión a todo y un nuevo espacio se abre ante ti.

No se cuantas veces te habré visto en un ascensor; ¿cientos? ¿miles?. Pero una singladura por internet, tan improbable que rayaba lo imposible, quiso que nos encontrásemos en una misma mesa la noche de un jueves cualquiera. Junto al mar. Pero sobre todo, hablando de él.

Me he alegrado infinito de ese encuentro imposible, Liberty. Realmente es en el mar donde se hayan los mayores tesoros.

Un beso,
N. Abelardo

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