FORMENTERA CON EL REBECA

Toda la semana la había pasado organizando el finde, barajando opciones varias, salón náutico en Madrid o fiesta fallera en Valencia, conciertos y verbenas varias, hasta que recibí una llamada el jueves noche de un buen amigo, armador del Rebeca, un precioso Oceanis 50’ que está preparándose para dar la vuelta al mundo……mi vena marinera se puso en marcha y aquella noche ya empezó a bullir dentro de mí este veneno que me tiene cautivada, por el mar y el viento….

Nada más levantarme entré en Internet a consultar todas las páginas de meteo para ver la previsión del fin de semana. Vientos flojos F2/3 SE rolando a NE y sol, una predicción idílica que provocó que empezara a darle forma a la idea que había nacido ya de irnos navegando a Formentera……

La respuesta no se hizo esperar “¿Cuándo salimos?” y con ella me puse a preparar rápidamente una pequeña bolsa con ropa de calle, pues el petate marineo hace tiempo que lo tengo preparado siempre. Así que en cuánto pude liberarme de mis obligaciones laborales y familiares cogí el coche rumbo a Campello, a las 19h ya estaba allí, dispuesta a zarpar una vez más……

Pensat y fet, cenamos algo en una terracita del pueblo, con las prisas había olvidado hasta comer, me enfundé en mis 3 capas marineras y soltamos amarras a las 22h HRB, 21 UTC .

Me quedé sorprendida cuando me dijo que sacara al Rebeca yo de su amarre, me puse firme l timón y la palanca del motor, un punto avante, hélice de proa a Er para salvar el pantalán de enfrente y enfilé la bocana de Campello.

Una esplendida noche nos contemplaba, apenas hacia frío y apenas teníamos viento, así que no podríamos prescindir del motor, 2000r.p.m., 8,5 nudos, en una 10h aproximadamente tendríamos hechas las 85 millas que nos separaban de Formentera.

A las pocas millas, una roja y casi completa luna llena emergía por el horizonte, por la banda de Er, como si emergiera de las profundidades del mar, ya la echábamos en falta, en poco menos de una hora ya estaba completamente blanca, reflejándose en el agua con una blanca y brillante estela, como si quisiera marcarnos la derrota a seguir.

Abrimos una botella de cava para celebrar nuestra brillante y consensuada idea. Pronto quedamos impregnados de ese ambiente de paz y libertad que solo el mar sabe transmitirte. La conversación se tornó confidencial e intimista, como siempre ocurre en las travesías nocturnas….

El plotter con el AIS nos marcaba el tráfico abundante hacia el Sur. Entramos en algunos de los puntos, casi todos eran mercantes de gran tonelaje….De repente por nuestra amura de Er, vimos caer una pequeña bola de fuego roja, del tamaño de un puño, que desapareció al tocar el agua. Me levanté rápidamente y agudicé la vista al horizonte, pensando que podría haber sido una bengala de alguien en apuros, pero no se veía nada. El AIS tampoco marcaba nada, ni el radar, por lo que al final dedujimos que podría haber sido un pequeño meteorito. Había sido emocionante e impresionante, pero los dos habíamos visto lo mismo, por lo que no había duda que algo había caído….Al poquito vimos también una estrella fugaz caer, la única de toda la noche y, una vez más, olvidé pedir un deseo……

La humedad cada vez era mayor, teníamos poquito viento, según lo previsto, pero SE, por lo que abrimos la mayor, utilizando la portuguesa de retenida y abrimos el Génova, ganamos 1 nudito, algo es algo, y alcanzábamos puntos de 10 nudos.

En poco rato, todo el barco estaba empapado y el antirociones empañado. Hicimos un caldito caliente con Jerez que nos devolvió la temperatura y aún subí uno de los sacos manta para cubrirme un poco, la inactividad había dejado que la humedad calara en nosotros…..Un par de veces cerré los ojos, vencida por Morfeo, y una de las veces que me recuperé de él, oí a Ferdy controlando uno de los barcos que se nos cruzaba , en teoría por la proa de Br a Er, dirección al Sur. Algo en mi, me hizo incorporarme y quedarme mirándole, estaba muy próximo, tenía una luz naranja y destellante en el centro, pero por las luces fuertes blancas que llevaba en la bañera, deduje que no iba hacia el Sur sino que subía y por tanto no nos había rebasado sino que traía rumbo de colisión con nosotros, por la amura de Er. Era un pesquero faenando, con maniobra restringida, así que de un salto me puse al timón, quité el automático y metí timón a Er para pasarle por su popa. Ferdy que había bajado a la cabina, subió al notar el cambio de rumbo, preguntando que pasaba, y se quedó pasmado del error de interpretación del rumbo por las luces, y es que ya había comentado que su vista se había deteriorado mucho en la nocturnidad y agradecía mis reflejos y mi rápida reacción…..

Abrazados, para compartir el calor humano, debajo del saco y a cobijo del antirociones, contemplamos un maravilloso amanecer por la banda de Er, cando ya divisábamos el skyline de Formentera y su faro de Cabo Barbaría. Un cúmulo de nubes bajas cubría la isla por lo que tardamos en poder ver el brillante y rojo sol que nos ofrecía este nuevo día. Y justo en ese momento, un gran y solitario delfín, cruzó nuestra proa, dándonos la bienvenida.

Eran las 8 HRB cuando arribamos a Espalmador. Bichero en mano, me fui hacia proa a pillar una boya para el fondeo, ya que para respetar la poseidonea, está prohibido echar el hierro, aunque los tractoristas que llegaron posteriormente, hicieron caso omiso de ello.

Creo que era la primera vez que llegaba y estaba en Espalmador completamente sola, es decir, éramos el único velero. El sol ya estaba alto y empezaba a calentar. La playa desierta y blanca y el agua turquesa, invitaban a un chapuzón, pero la temperatura del agua, nos hizo desistir de la idea. Intenté sin éxito, dormir un par de horas, pero finalmente salí a disfrutar del espléndido día en cubierta…..Sabina y Serrat, con su álbum “un par de pillos”, sonaban de fondo y un par de coronitas nos acompañaban mientras nos dejábamos cautivar por el paisaje que nos rodeaba.

Nuestra paz fue rota por la arribada de un tractorista luciendo como siempre, potencia de motor, y fondeando a pocos metros de nuestra amura de Er, supongo que para lucir mejor su palacete flotante y consiguiendo que nosotros decidiéramos soltar la amarra y cambiar el fondeo a la playa de la Sabina, frente al Tiburón.

Nos comimos unos sabrosos espaguetis con gambitas, bañados de un fresquito vino rosado que nos llevó a rendir nuestros cuerpos debajo de la botavara al maravilloso Lorenzo primaveral que teníamos. Y allí, medio desnudos nuestros cuerpos y con el balanceo del Rebeca guardamos uno de esos momentos que aumentan nuestro veneno por esta filosofía de vida…..

Después, con un par de Coronitas y suave música, despedimos a nuestro generoso Lorenzo, que nos decía adiós satisfecho, y tremendamente rojo, por el horizonte azul del mar….

Levamos ancla, se controla desde la bañera, así que es superfácil, el de proa solo tiene que avisar para que su llegada no sea brusca y no golpee en proa, y enfilamos la bocana de la Marina de Formentera, donde habíamos reservado amarre para pasar la noche.

Amablemente Ferdy me cedió el timón para realizar la maniobra. El marinero nos aguardaba y advertía del poco calado de la dársena, por lo que tuvimos que cambiar la maniobra que teníamos prevista y meter marcha atrás, aproveché para empezar a girar, ayudada por la hélice de proa y marcha atrás ir entrando en el amarre nº 3 asignado. Todavía no le tenía muy cogido el punto al Rebeca, eran pocas las maniobras que había hecho de momento con él, pero las sabias y precisas indicaciones de Ferdy me llevaron directa al amarre. El marinero nos lanzó la guía del muerto y nosotros le lanzamos las amarras de popa de forma que en unos minutos estábamos firmemente atracados. Amablemente nos pasó una pasarela de madera, un viejo tablón hacía las veces de ella, ya que el pantalán quedaba muy alto y mis piernas no son tan largas como las de Ferdy que saltaba estilo rana sin problemas!...jajajaj

Preguntamos por un restaurante argentino que yo recordaba de un cumpleaños de mi peke que celebramos allí varios agostos atrás durante una navegación en el Highlight, al parecer estaba cerrado, pero nos indicaron de otro igualmente bueno, así que alquilamos ya un coche, así le tendríamos ya para poder hacer una excursión por tierra al día siguiente por la isla. Yo había declarado que apenas la conocía por tierra y Ferdy se ofrecía a hacerme de guía. Iríamos a buscar el agujero que sale en la película de Lucia y el Sexo…..

Después de los sagrados minutos que me gusta regalarme tras cada atraque, cigarrito y coronita en mano, mientras observo el nuevo bosque de mástiles en el me encuentro, nos enfundamos en nuestros trajes de niños guapos y nos dirigimos, mapa en mano, a San Francesc, para localizar el restaurante recomendado. De allí, al Irish, un pub ingles recomendado por el camarero, donde resulto estar todos los habitantes con ganas de fiesta de la isla, porque se puso en poco tiempo, a rebosar, como cualquier pub de moda de la península. Además pinchaban una música buenísima, y entre baile y baile, reñidísima partida de billar, porque los dos éramos igual de torpes con los palos, así que se hacían competitivas en nuestras mala maestría!!.....jajajaja…….viviendo juntos un momento de esos que forman la felicidad. La luz del nuevo día hizo que mi sueño fuera breve nuevamente, además quería aprovechar el día y hacer la excursión prevista. Aunque la isla no es muy grande y en un par de horas la habíamos recorrido, y regalado un agradable paseo descalzos por la orilla de su playa del sur, entre Cabo Barbaría y Punta Rotja, hasta volver a la Sabina a comernos una estupenda paellita en el club, frente ya al Rebeca. Y allí, viendo la suave brisa que nos soplaba y el esplendido sol que hacía, propuse a Ferdy cambiar nuestros planes de siesta en amarre, por zarpar poniendo ya rumbo a Campello, él podría echarse su siesta navegando, yo podía prescindir de ella. Y así lo hicimos, soltamos amarras a las 17 HRB. Nuevamente me cedió el timón para hacer la maniobra. Teníamos una leve brisa por nuestra aleta de Er, por ello solté esta amarra la última y con embrague avante y la hélice de proa salí cayendo a Er. Sin problemas. Teníamos que poner gasoil, así que me dirigí a la gasolinera en el muelle de enfrente. Un barco inglés estaba amarrado allí con un desafiante pescante en su popa, por lo que después de estar atracados con nuestra proa a su popa, por nuestro través de Er., tuve que volver a salir y repetir la maniobra, porque no nos llegaba la manguera, y hacerlo al revés, popa con popa, con nuestros través de Br al pantalán. Sin nervios y despacito, hice todas las maniobras sin problemas, aunque entrando en calor, pues siempre son momentos de tensión controlada, pero muy recompensada por las felicitaciones que posteriormente recibí de Ferdy.

Finalmente enfilamos la bocana, diciendo adió melancólicamente con un rápido vistazo atrás, al puerto de Formentera.

El parte meteorológico preveía de nuevo vientos flojos F2/3, pero efectivamente rolaba a NE por lo que llevaríamos portante por lo menos.

Pusimos el WP rumbo 258º a Campello, 85 millas. Izamos la Mayor, pero no pudimos prescindir del motor, solo teníamos 5 nudos de real, que nos entraban por nuestra amura de Er. Pensamos que seguramente Ibiza nos impedía recibirlo realmente NE según lo previsto, pero más adelante, sin la influencia de ella, vimos que seguía igual.

Ferdy cumplió con su siesta y yo en cubierta cumplo con lo prometido, un ojo en el horizonte, por si hubiera alguna embarcación, un ojo a mi diario de bitácora escribiendo este relato.

Vamos a 8 nudos, son las 19 HRB 18UTC, y por proa despido un día más a Lorenzo, que espléndido y ligeramente rosado, se despide hoy más tímidamente, entre la bruma del horizonte….En ese momento amaneció de su siesta Ferdy, a tiempo para dar también su adiós al cielo rosa. Y saludar a Venus, que por poniente y por nuestra popa, veíamos ya, antes de alcanzar el cielo la oscuridad, poco a poco le acompañaron el resto de estrellas, que brillaban fuertemente, al no tener la competencia de la luz de la luna….

Nos equipamos con todas las capas marineras, preveiendo la humedad de alta mar que empezaba a notarse. De nuevo el gran delfín oscuro, que nos recibió hacía dos días, salía para despedirnos, saltando durante unos minutos siguiendo nuestra estela….La música suave sonaba de fondo y aquello empezaba a tener color a final. Empezaba a embargarme esa melancolía del final de toda travesía, así que propuse un cambio radical de música y un caldito caliente con Jerez, para contrarrestar.

Intentamos poner el radar, pero no funcionaba, el parte meteorológico que acabábamos de oír, preveía nieblas al amanecer y unas amenazantes nubes bajas en el horizonte, me hicieron temer que se adelantara y nuevamente nos pillara sin radar. Recordaba la mala experiencia que pasé cruzando con niebla espesa y sin radar el Estrecho con el Abys V. Pero gracias a Dios o a quien sea, no sucedió, aunque el radar no conseguimos que funcionara. Menos mal que el AIS nos daba información de la mayoría del tráfico, o por lo menos, de los grandes buques. Ello nos sirvió para saber que un yate de 190 pies, el VIVE LA VIE, era el que nos alumbraba con un gran foco blanco por nuestra aleta de Er. Veíamos su luz roja en proa, iba a 12 kn, e intentaban ponerse en contacto con nosotros por el canal 16 del VHF. No los entendíamos muy bien, hablaban ingles, pero estaba claro, los dos íbamos a motor, y querían hacer uso de su preferencia. Aunque llevábamos las velas puestas, era claro que íbamos a motor, y las luces así las llevábamos también……un momento de duda, pero finalmente quité el automático, cogí el timón y reduje máquina. Freddy me relevó tomando la decisión de virar en redondo buscando su popa para no arriesgarnos y pidiéndome que intentara comunicárselo por la radio. Me trague mi vergüenza y cogí la radio, despacito, con mi poco practicado ingles, me hice entender, rápidamente nos contestaron agradeciendo nuestra maniobra.

Realmente el ingles es imprescindible para navegar, más que acumular títulos náuticos, y reconocí lo acertada de la decisión de Freddy de irse un par de meses solo a Malta para aprenderlo. Y proponerme firmemente romper con mi vergüenza y empezar a practicar tantos años de teoría acumulados..

Abrimos una botellita de cava para celebrar la salida de la Luna por nuestra aleta de Br. Ya le faltaba un trocito, parecía una carita achatada. Junto con ella, hacíamos repaso del estupendo fin de semana, al que solo le había faltado un poquito más de viento para ser de matricula de honor.

Según lo previsto, enfilamos la bocana de Campello a las 03 HRB 02 UTC, llamamos por radio para avisar al marinero de guardia que nos abarloaríamos en el muelle de espera para facilitar unos trabajos de carpintería unas horas después.
Era la última maniobra y nuevamente Ferdy tuvo la gentileza de cedérmela. Ahora ya, después de todo el finde, el Rebeca y yo, estábamos en plena sintonía, así que entre de popa, para abarloarnos por nuestro través de babor, proa hacia la bocana, derechita y lentamente. El marinero nos ayudó con las amarras, haciéndolas firmes rápidamente al Noray y una vez firmes paré motor. Una mirada de aprobación de Ferdy puso nota final a la maniobra. Esta vez un caldito caliente, en lugar de coronita, para preparar nuestro cuerpos para Morfeo por fin…….la canción de la travesía se repetía en mi cabeza…..marinero no hay camino, hay estelas en el mar……….

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