TRAVESIA POR EL CARIBE

12, 13 Y 14 de julio 2010

Después de 36 horas de vuelos, y escala en Amsterdam para ver como España ganaba la final del campeonato del mundo de futbol contra Holanda, por fin arribamos a Curasao, (Antillas Holandesas) dónde pacientemente nos aguardaba el Rebeca. Su capi estaba ansioso por verle de nuevo pero el resto de la tripu también. Allí estaba, paciente, a son de mar y aunque aparentemente en perfecto estado para navegar, tuvimos que sacrificar el primer día dedicándoselo a su estiba y arreglillos varios para reanimarlo, potabilizadora, aspiradora, baldeo, etc………aunque aprovechamos la estancia en la Marina Spanish Water para hacer un recorrido con la auxiliar semirígida nueva, nada que ver con la “jodía” que recordábamos de la singladura por el mediterráneo del verano pasado. Hicimos escala en un muelle flotante de un fastuoso hotel que inexplicablemente estaba vacío por lo desértica de su playa privada, de la que dimos buena cuenta, haciendo caso omiso de los carteles “in inglish” de propiedad privada….jjjjj…….sorry! We don´t speak inglish!.

Después de dos noches sufriendo las incursiones de un gatito del puerto a nuestro barco, por fin soltamos amarras al alba del día 14, eran las 07:00 HRB cuando con calma chicha recogimos la ropa tendida de transmundistas, la toma tierra y después de convencer a la hélice de proa que no hiciera huelga y nos ayudara a salir de tan estrecha dársena, dijimos adiós a la marina de Curasao. El peque se levantó para no perderse tan emblemático momento y todos en sus puestos, bordamos el desatraque al milímetro.

Un mar de olas y un viento de proa total de 22 nudos, nos recibía, de manera que seguimos a motor durante las primeras horas, para ganar millas al máximo, aunque después de unas 3 horas y tras las constantes tentativas de la segunda de abordo, el capi se rindió y sacamos la trinqueta, paramos motor y navegamos a vela dando bordos en zigzag, para perder todo lo avanzado pero ganar en salud y gratificación y sobretodo sonrisas en la cara de los tripulantes del Rebeca que empezábamos a disfrutar de cada virada sin el ronroneo del motor, con musiquita chill-out de fondo, y el rugir del viento en nuestras caras, hasta el sombrero zarrapastroso aguantaba el tipo, con tal de no poner ni un solo impedimento que hiciera que el capi se arrepintiera de haber cedido a los deseos de Liberty.

Un helicóptero de guardacostas nos sobrevoló, tan cerquita que alcanzamos a ver al piloto y saludarle simpáticamente, nos dieron una vuelta de reconocimiento y nos pidieron por un cartel que pusiéramos el CH16 VHF para hablar con nosotros, lo llevábamos pero cogimos el portátil para emitir y preguntar que querían. Esforzándose amablemente en hablarnos en español, nos preguntaron por el nombre del barco y se fueron por dónde habían venido, control rutinario?, supusimos.

Así, bordo a bordo, arribamos a Bonaire, primero divisamos la isla de Klein Bonaire, con sus aguas turquesas alrededor de sus blancas arenas, pero sin poder fondear en ella porque del veril de 100 m pasas a la barrera de coral sin fondo.

Fuimos directos al puerto para repostar gasoil , pero un horroroso trimaran amarrado y ningún marinero a la vista, nos hizo desistir y aplazar nuestra necesidad. Esto es el Caribe, nos recordaba el capi, aquí las cosas tienen otro ritmo y otro horario, y ciertamente podíamos esperar, aunque solo eran las 13h supusimos que estaban comiendo y nos dirigimos a buscar boya en el fondeo que hay justo a Er de la Marina, y que ya veíamos que estaba a tope, pero conseguimos encontrar unas boyas libres lo sufientemente cerca del pueblecito para asegurarnos una incursión a tierra por la noche sin demasiada caminata.

Tras una maniobra, cuasi perfecta, para ser la primera de esta tripulación en esta singladura, afianzamos los toldos, para garantizar la sombra al Rebeca y, por ende, el fresco, a sus tripulantes…..Primer chapuzón, después de rescatar todos los bártulos de Liberty a bordo, que después de tantos meses de ausencia, desprendían un desagradable olor a humedad que hicieron necesario un lavado con suavizante para perfumarlos.

Peces de colores alrededor del casco, hemos, angelsblue, y arena blanca, nos dieron el primer recibimiento que nos supo a gloria, sobretodo sin la presencia de las odiadas medusas del mediterráneo que arruinaron todos nuestros chapuzones el verano pasado.

Un pollo al horno con sabor delicioso a barbacoa, bien merecieron la espera de la comida hasta las 17h, y mientras nuestros vecinos veían la puesta del sol con el té de la tarde nosotros lo hacíamos comiéndonos el susodicho pollo bañado de un tinto chileno que nos supo a gloria.!

Con la despedida del día, bajamos a dar un paseo a tierra, todos vestidos de blanco ibicenco, hicimos un desembarco en una terraza de copas. Un par de calles, era todo lo que había que ver, pero ambas llenas del variopinto colorido de las casas caribeñas.

Tomamos un mojito mientras todas las terrazas estaban llenas dando las cenas, y cenamos cuando todos habían terminado ya, siguiendo nuestro horario español, para terminar con una copita en la terraza dónde habíamos dejado atracada nuestra auxiliar.

Pronto nos dimos cuenta, al volver a bordo, que la cercanía del fondeo tenía como inconveniente el ruido de la música de los garitos que no nos dejarían pegar ojo hasta su cierre………me recordó por un momento a la bahía de San Antonio en Ibiza.! Grrrrrrr

15 de julio de 2010

La noche fue muy calurosa y a penas pude pegar ojo, además aquí amanece muy temprano y anochece muy pronto, todavía no me explico muy bien por qué, pues estamos más a poniente, y creo que sería más lógico que fuera a la inversa ¿?. El día amaneció nubladillo pero nos tiramos igualmente en pellejillo por la popa, para darnos el primer chapuzón del día que nos quitara las lagañas y permitiera estirar los músculos nadando alrededor del casco del precioso Rebeca!

El peque despertó justo para participar del desayuno y ayudarnos en la maniobra de soltar las amarras para dirigirnos a la gasolinera a repostar. Hoy estaba el marinero, y otro navegante con su dingui, que nos echó una mano para amarrar y nos felicitó por la maniobra, Rubén con perfecto tino tiró la amarra de proa y Ferdy saltó con seguridad por la banda para hacer firme la de popa, mientras suavemente yo frenaba la arrancada del Rebeca, con el que en esta ocasión, me he sentido más rápidamente integrada y compenetrada.

A la vuelta a la zona de fondeo escogimos otras boyas más alejadas de la zona de fiesta para poder disfrutar del silencio nocturno y tras el religioso ángelus bajo un tremendo aguacero tropical que nos endulzaba el casco y la colada recién tendida, nos dimos un paseo haciendo snorkel, para ver el acuario de peces de colores que teníamos bajo la quilla. Peces caja, un pez trompeta y algunos peces loros, fueron las novedades del día.

Para variar comimos prontito y a las 16:30h local, estábamos ya preparados para bajar a tierra de compras en la búsqueda de unas aletas de la talla del peque, pero el horario isleño es breve y a las 17:30h cierran todas las tiendas, por lo que tuvimos que apresurarnos, aunque no tuvimos éxito y no encontramos de su número, pero aprovechamos para comprar en un súper algunas cosas que nos faltaban y hacer algunas fotos de día a las coloridas casas lugareñas.

Después de llevar la compra al barco, volvimos para cenar en el restaurante de un italiano con el que hicieron amistad el hijo de Ferdy y sus amigos cuando por pascua visitaron el lugar.

La luna creciente en forma de tajada de melón nos acompañó para la copita del final del día ya abordo, hoy si, con nuestro mítico CD de música “para dormir o para lo que sea” que tanto nos gusta.

La noche fue una pelea constante con los mosquitos que nos sacaron en varias ocasiones del camarote, empujándonos incluso, a tiranos al agua de la desesperación. Y ya al alba, a las 05:30h a.m. me levanté, para descubrir al capi dormitando en cubierta y sufriendo los restos de la picante cena italiana. Bajé la meteo con ugrib a través de nuestra conexión vía satélite. Y aunque pronosticaba aguaceros, no había mucho viento, así que decidimos soltar amarras rumbo a la isla de Aves, según teníamos previsto.

16-7-2010

Eran las 07:25 HRB, 11:25 UTC cuando abandonamos nuestra posición; l 12º08,7 N, L 68º17,21 W.

La salida del fondeo estuvo algo apretada, pues el velero de Er estaba muy cerca y no nos daba para salir en redondo, metí máquina atrás, y menos mal que el peque me avisó justo a tiempo de que la hélice no se tragara las amarras de las boyas que justamente acabábamos de soltar .

Ya libres, pusimos proa a la punta Sur de la isla. Poco viento y nada de mar, así que motor de momento. Y así seguimos prácticamente toda la travesía, ya que no subía más de 14 nudos y de proa total de nuevo, salvo cuando cruzamos un par de negritos (nubarrones) que nos aportaron un role con aumento eventual del viento a 20 nudos y algunas gotas de agua. Nada para lo que veíamos caer a ambos lados del pasillo por el que tuvimos la suerte de atravesarlo.

Cuando apenas quedaban unas 7 millas, propuse al capi sacar velas y parar motor, para navegar a vela estas últimas millas, aunque tuviéramos que dedicarle el doble de tiempo haciendo bordos. Y así lo hicimos, primero con Mayor y Trinqueta y luego sacamos el gran Génova del Rebeca, en vista del poquito viento de 10 a 12 nudos que teníamos.

A las 14:35h arribábamos a Aves de sotavento, unos pequeños islotes de arena blanca, prácticamente desiertos. Dónde solo viven unos pescadores en una choza en la playa y un pequeño destacamento militar.

El primer intento de fondeo frente a dicha choza, tuvimos que rechazarlo al fallarnos el sistema eléctrico de bajada del ancla y encontrarnos comprometidos entre dos barreras de coral. Preferimos ser más precavidos y volver a salirnos para esta vez intentarlo fuera de dicho pasillo de coral. Esta vez cogió los mandos Ferdy y tuvimos la suerte de que sí funcionó y echamos el hierro sin problemas, quedando fondeados en l 12º01,29N L 67º40,89W a nuestro alrededor agua turquesa, arena blanca y muchos pájaros de extrañas especies, de ahí el nombre de estas islitas.

Después de un rápido chapuzón para inspeccionar la situación del ancla y confirmar que había agarrado bien, comimos, y durante la sobremesa, recibimos la visita de los guardacostas, con el jefe de los pescadores, que se llevaron medio queso y unas coca colas como muestra de agradecimiento nuestro a su hospitalidad.

Las bandadas de pájaros alrededor del Rebeca nos daban un espectáculo constante a modo de bienvenida.

Entre la visita y la siesta se nos hizo un poco tarde para hacer nuestra primera inmersión buceadora, pero el capi estaba impaciente por mostrarnos el mundo marino que teníamos aguardándonos y nosotros estábamos nerviosos por descubrirlo, así que después de las necesarias peleas para enfundarnos dentro de nuestros trajes de buzos, imprescindibles para que no te quemes con los corales, cogimos la auxiliar y nos dirigimos a una pequeña playita cerca de la barrera de coral que unía los dos islotes entre los que nos encontrábamos fondeados.

El capi con fusil en mano y yo con cámara submarina, dimos un paseo submarino y aunque la luz ya no era muy buena, lo primero que nos sorprendió fueron los tremendos erizos, algunos más grandes que una sandía y con unas púas dignas del máximo respeto. Muchos bancos de peces y uno especialmente grande negro y mucha roca coralizada que se me antojaban como tremendos cerebros……..

A la vuelta al barco, rápidamente se hizo de noche por los nubarrones que se nos avecinaban y que traían consigo una gran tormenta eléctrica. Cenamos dentro, e intentamos ver una película, pero sin éxito, ya que en cuánto empezó a rolar y subir el viento, Ferdy y yo estábamos atentos en la bañera.
Extrañamente los vientos alisios desaparecieron para dejar paso a un SW que por lo menos no fue muy intenso, como máximo vimos 25 nudos, pero lo suficiente para que previsoramente recogiéramos el toldo.

El role hizo que borneáramos y dónde teníamos la proa mirando a tierra ahora teníamos la popa, y las pocas luces de referencia, el faro y la comandancia, que veíamos por una banda ahora lo hacíamos justo por la contraria

La noche no se presentaba nada halagüeña, así que acertadamente el capi propuso que hiciéramos guardias como si estuviéramos de travesía, lo que me pareció imprescindible. Lo primero encendimos la electrónica para tener control de la sonda en todo momento, y pusimos la alarma de garreo. Eran las 22h cuando empezamos con la primera. Los relámpagos iluminaban como si se hiciera de repente de día y nos permitían ver nuestra posición exacta respecto a la costa.

Un negrito sucedía a otro, a las 02:30h además empezó a llover y subió la marea, por lo que el barco y la auxiliar se movían mucho más, y había que estar atento que en una ola, ésta no abordara la popa del Rebeca.

Nada parecido a la romántica e idílica idea que todo el mundo tiene de unas vacaciones en velero por el Caribe……. Aunque esto es parte de la aventura de navegar, pero esta noche desde luego no era de las que consiguen devotos……….

17-7-2010

El día amaneció entre sol y nubes, y aunque se mantenía el role extraño de SW, el viento seguía flojo, no más de 10 nudos, pero realmente nos puso los pelos de punta, ver lo cerca de las rocas que había quedado nuestra popa, la que vigilábamos con los frontales constantemente la noche anterior durante nuestras guardias que fueron realmente preocupantes. Aunque afortunadamente el viento no subió y no tuvimos que arrancar motor y salir a correr el temporal que era lo que habíamos convenido como plan B, el capi y yo.

Después del primer chapuzón en pellejillo, aparecieron unos negritos en un peñero pidiéndonos coca colas y gorras a cambio de langostinos de aquí,(como langostas pero más pequeñas y sin antenas) y caracolas de mar recién pilladas. Es gratificante ver sus caras de alegría por sus gorras y camisetas nuevas y algunas coca-colas. Aquí el valor de las cosas se invierte, el dinero no tiene importancia no pueden gastarlo en nada, prefieren el primitivo trueque y por prendas que nosotros ya tenemos descartadas por uso.

Nada más irse nuestra visita decidimos ir de nuevo a dar un paseo por la barrera de coral, pues aunque se hacía imprescindible cambiar el fondeo, el capi presumía que vendría su amigo el pescador “Chipi” y nos aconsejaría el mejor sitio.

Después de los nervios de la primera vez, hoy ya íbamos mucho más relajados y sueltos, el peque se había hecho cargo de llevar la bolsa de red por si el capi pillaba algo, y yo con la cámara haciendo fotografías, ya dejamos de darnos la mano, de vez en cuando echaba un vistazo para localizarlos y ya está, aunque todos intentábamos mantenernos juntos. En el constante intento de encontrar una langosta y para no irnos con las manos vacías, el capi disparó a un Pargo para hacer caldo, que con los langostinos que nos habían vendido, nos permitiría hacer una buena Fideuá.

Nada más regresar al barco, llegó, como esperábamos, Chipi, y nos dijo que había estado muy preocupado por nosotros toda la tormenta, que era mejor que le siguiéramos para fondear en la otra isla, en los manglares, dónde estaba el destacamento militar, él nos guiaría para que no diéramos con los bajos…….así llegamos a una ensenada en el manglar, en la que levantaron varias tortugas sus cabezas para darnos el saludo de bienvenida, aunque luego cuando subió el viento y con él el mar, dejamos de verlas, a pesar de nuestras ganas por nadar con ellas.

Les invitamos a comer con nosotros como muestra agradecimiento, lo que aceptaron gustosamente y la tertulia de la sobremesa se alargó hasta bien entrada la noche, un roncito detrás de otro, y una picaeta de salchichón, luego unas papas con mojo pichón, etc…….nos contó que pasan un mes aproximadamente en la isla, solos, pescando, y lo hace a pulmón, hasta 40 ó 50 metros, dónde se hace de langostas y grandes piezas de las mejores especies. Tiene mujeres e hijos en Margarita, dónde dice que vuelve de vez en cuando para darles reales. Le regalamos unas aletas a estrenar y se fue con el compromiso de venir al día siguiente a comer y llevarnos a nadar con las tortugas.

Hicimos cebiche con las caracolas que él se encargó de sacarnos los bichos antes de irse y nos vimos tranquilamente una película, ¨noches de tormenta” de Richard Gere, hoy el cielo estaba estrellado y a penas soplaba viento, así que dormiríamos, después de un chapuzón por la popa, como angelitos derrotados, después de la noche anterior de guardias y la inexistente siesta de hoy………

18 de julio 2010

De nuevo el día nos sacó de los camarotes bien temprano, eran las 07:00 a.m. cuando ya estábamos desayunando con el primer chapuzón en pellejillo del día, bueno, todos en pellejillo menos el peque, que como Chipi contó que los Dorados se comen los testículos de los náufragos, no se atrevió a tirarse sin bañador, ¡con lo que me había costado que lo hiciera!

Cogimos la dingui y nos fuimos a uno de los bajos, que por el agua turquesa más clarita distinguíamos. Nos agarramos a una pequeña boya que vimos y nos tiramos como lo profesionales, de espalda, para comprobar que la boya era una gran red dónde decenas de Pargos se peleaban por su trocito de agua. Nos parecieron un poco bobos, pues si habían encontrado la entrada, en forma de embudo, como no encontraban la salida ahora, y otra cosa, ¿Qué hacía que fueran todos los que caían de la misma especie?

Unos corales morados enormes me dejaron impresionada, intenté hacer algunas buenas fotos, pero con las cámaras de usar y tirar no sé lo que saldrá. …También vi un calamar y le indiqué a Ferdy que le intentó dar con el fusil pero sin suerte. Nunca había visto uno en su hábitat y fue curioso verlo con lo transparentes que son y lo rápido que se mueven.

Cambiamos el fondeo a otro bajo más cerca de los manglares, y allí, mientras yo seguía de paseo haciendo fotografías, el peque y el capi se empeñaban en encontrar una langosta a toda costa, sin dejarse sin mirar ningún hueco o agujero en roca. Hasta que al final el peque localizó una, el capi le tiró una, aunque cuando fueron a sacarlo se dieron cuenta que era un Buey de Mar, al que le faltaba una pinza, lo que les hizo deducir que se trataba de la misma langosta a la que creyeron tirar hacia un ratito.

Sin embargo la alegría fue la misma, fotos, y vuelta al barco con el trofeo para comer. Chipi apareció al ratito para decirnos que se retrasaría que tenía trabajo, así que comimos nosotros y le guardamos su parte, era un redondo de ternera que hicimos en su honor, ya que está arto de comer pescado. Cuando llegó a comer, nosotros le acompañamos con una piña colada.

La tertulia hoy no se alargó, digimos que no nos quedaba ron y se marchó pronto a ver las jaulas que ponen para pillar peces, como la que nosotros vimos buceando.

El peque se empeñó en hacerse un book de fotos para colgar en Twenty y se acicaló y nos fuimos con la dingui a la playa para hacerle fotos con la puesta de sol. Nos impresionó ver al acercarnos que la playa blanca estaba llena de basura, cuatro pescadores en la isla y como podían ser tan guarros?, también pensamos que el destacamento de 12 soldados guardacostas que estaban muertos de aburrimiento, ya podían echar el rato limpiándola en vez de incordiando pidiendo papeles a los barcos……..

Esa noche también fue tranquila y con el cielo estrellado que nos invitó a relajarnos mirándolas mientras el Rebeca nos mecía con su suave borneo, ese sí era de esos momentos que hace adeptos, un chapuzón antes de cenar, que nos sorprendió por lo calentita que estaba el agua, más que durante el día.

19 julio 2010

No madrugamos mucho, para poder ver bien los bajos con el sol distinguiendo los diferentes colores del agua, aunque Chipi según nos prometió a las 8:00 a.m.estaba aquí para sacarnos del fondeo hasta mar abierto.

Pusimos rumbo a Aves de Barlovento, unas 13 millas que hicimos a vela, haciendo zig-zag pero sin prisa disfrutando de las velas, el viento había rolado un poquito hacia E/SE, así que nos daba un ángulo perfecto para ir casi a rumbo directo, había poca mar y el sol brillaba, un día perfecto para vender un barco, como se suele decir……arribamos y con mucho cuidado, guiándonos por los colores del agua, pusimos proa al faro, que nos recomendó Chipi como bueno para el fondeo. A sus pies una playa de arena blanca y a continuación manglares. En nuestra proa a unos 25 metros en la punta de los manglares vimos unas pequeñas cabezas, el peque y el capi que estaban en proa gritaron ¡tortugas!, sin embargo a mi me parecieron muy grandes para serlo y dije, parecen personas!…..efectivamente, cuando se tiró Ferdy a ver el ancla si había quedado bien lo confirmó que eran unos negritos.

El peque y yo estábamos ya apunto de tirarnos cuando me gritó que echara algo más de cadena, así que subí en topless, y me dí cuenta que ya venían todos los negritos nadando hacia el barco, y con algún comentario soez que no le hizo ninguna gracia al capi que le hizo indicaciones al peque para que se volviera, a lo que éste dijo ¡aletas para que os quiero!, yo me dí cuenta de la escena y baje rápido a ponerme un bikini. No creí que hubiera ningún peligro pero lo cierto es que son hombres que se tiran meses aislados en estas islas desiertas sin ver una mujer. Pero nada, eran gente de paz, se aproximaron al casco y cuando salí estaban hablando con el capi pidiéndole agua, ron, refrescos, lo que fuera. Así que salí ya con una botella de agua fresquita para dársela. Se fueron tan contentos nadando hacia una pequeña islita que teníamos a una milla y media aproximadamente y dónde divisábamos un pequeño rancho, chozas de cuatro troncos y techo de caña, donde viven.

Cogimos la auxiliar y nos acercamos al manglar para bucear un poco pero no había demasiado que ver, por lo que seguimos hasta la playa, allí encontramos otro pequeño rancho abandonado, caracolas erosionadas y al final un pequeño lago infestado de mosquitos que empezaron a picarnos por todas las partes que nos dejaba libre el traje de bucear, ósea, cuello, cara, manos y pies…..salimos corriendo hacia el agua a coger la dingui, y el cabo de ésta lo habían invadido las algas verdes de la orilla, ¡horroroso! Llegamos echando pestes a nuestro querido Rebeca, a endulzarlo todo y ponernos rápidamente crema en la picaduras y repelente por el resto, así como preparar el velo de novia para la entrada del barco, encender espirales etc.

20 de julio de 2010

A la mañana siguiente al despertar no podía abrir el ojo izquierdo del hinchazón de una picadura de mosquito que tenía en la ceja, me había dado una reacción alérgica desmedida y se me había hinchado el párpado completamente, me tome un antihistamínico y me puse crema y las gafas de sol, y preparamos para subir el hierro y largarnos de allí.

Ferdy fue de mascarón de proa indicándome si debía ir más a babor o a estribor, hasta que estuvimos en mar abierto y la sonda ya empezó a subir estrepitosamente, nos aproamos y sacamos todas las velas no teníamos mucho viento, unos 14 nudos pero había mucha mar, olas que nos cubrían de proa a popa, cogimos ángulo e hicimos una preciosa ceñida rumbo al N hasta que pudimos, justo antes de la punta de la isla dónde empieza la barrera de coral por fuera, para virar entonces y hacer ahora Sur. Estuvimos unas 3 horas navegando a vela, hasta que el capi decidió recoger Génova y poner rumbo directo para poder hacer las 40 millas que teníamos hasta Gran Roque en el menor tiempo posible, o por lo menos dejar de tener tanta mar y no dar tantos pantocazos.

Cuando pusimos el piloto automático bajé a cambiarme porque iba mojada de los rociones, y me dí cuenta que teníamos todo el camarote de proa mojado. Habíamos cerrado con el pié la escotilla de proa para poner la dingui bocabajo encima y olvidamos cerrarla bien por dentro, así que todas las olas nos habían entrado y mojado todo el colchón, y la ropa de mi bolsa, hasta el bolso que colgaba del pomo de la puerta del camarote chorreaba, así que nada más arribar al fondeo nos tocó desmontar todo el camarote y poner al sol colchones, sabanas, y ropa, como si hubiéramos hecho una gran colada!

Una gran bahía de agua turquesa, a la falda de una alta montaña nos recibía, el capi en proa para indicarme dónde echar el hierro, reconoció con gran alegría dos veleros españoles de dos grandes amigos de LTP, el Caps III y el Bahía las Islas. En el Caps no se veía a nadie a bordo, pero en el Bahía dormitaban en la bañera, así que empezó a dar gritos saludando hasta que nos reconocieron. Angel, su armador y ahora reciente transmundista vino enseguida con la zódiac,…..besos, abrazos y sonrisas, unas cervecitas bien fresquitas y unas fotos de bienvenida!!……..nuestras caras reflejaban la gran alegría mutua de habernos reencontrado a pesar que no habían recibido nuestros mensajes al Iridium

Estábamos comiendo el Pargo que hicimos al papirote la noche anterior, con una salsa roquefort buenísima cuando llegaron Jose y Virgi, la pareja del Caps III también contentos de vernos, estaban en el súper cuando Angel les avisó de nuestra arribada y vinieron sin demora, estaban algo disgustados porque les habían robado la goma del depósito de gasolina de la dingui y en el Caribe no es fácil conseguir rápidamente uno de repuesto, pero aún así, nos tomamos unas cervecitas y quedamos ya en vernos luego todos en tierra, para la puesta de sol.

Un garito de una catalana, la Sra Marta, que lleva aquí unos 40 años, nos ofreció una suculenta cena con atún rojo recién pescado a un módico precio y aunque mosquitos no parecía haber muchos, lo que era increíble eran la cantidad de moscas tan tremendas que habían. En el barco, antes de bajar ya tuvimos que matar un montón, echar flis y poner los doseles hasta en el tambucho de entrada.

La velada transcurrió entre anécdotas de navegaciones hechas, y las singladuras que habían hecho ellos después del cruce del Atlántico por todo el Caribe, pues aunque salieron igual que nosotros, en Enero, ellos eligieron una latitud superior y arribaron más al norte para luego ir bajando a la llegada de la temporada de los huracanes para las islas del Sur.

21 de julio 2010

Aunque no queríamos bajar mucho a tierra pues no habíamos hecho los papeles de entrada, al final lo hicimos porque nos dijeron que había pan pero no fue así, aunque un paseíto hasta el mini aeropuerto valió la pena, junto con una cervecita bien fresquita en la terraza cara al mar de una de las muchas posadas que hay para dar alojamiento a los turistas. Son casones típicos, algunos arregladitos con mucho gusto, aunque sencillos.

A la vuelta al barco, nos pusimos las tres embarcaciones al habla por el canal 77 y finalmente habían pensado que para unos días que íbamos a estar, que nos íbamos todos juntos al mismo fondeo y pasábamos estos días juntos, nos pareció genial, no todos los días coincides tan lejos con caras amigas.

Así que levantamos el fondeo, primero nosotros, que solo con la mayor íbamos a 5 nudos, detrás el Caps, con solo medio Génova y finalmente vimos salir del fondeo ya a vela al Bahía, que rápidamente alcanzó al Caps, pero no a nosotros, que ya habíamos sacado el Génova y hacíamos más de 7 nudos, una pena, pues nos hubiera gustado ir más juntos, así que cuando llegamos a la entrada de Noronqui del medio, recogimos velas para esperar al Bahía que entrara primero, pues la estela que llevaba marcada Ferdy en el Ploter no coincidía para nada con lo que veíamos. Tanto el Ploter como el Maxsea tiene una desviación de unas 0,33 millas, por lo que hay veces que sitúa al barco en tierra, tienes que ir a ojo de buen cubero!, aunque es muy bueno, lo que hace Angel, del Bahía, dejarse marcados todos los tracks.

Con la máquina al mínimo, lo justo para no perder el gobierno y nos abatiera el viento, y la vista atenta a la sonda, fuimos entrando poquito a poco hasta un nuevo fondeo, también de arena blanca, dónde ya habían unas sombrillas en la playa con turistas. Al parecer los traen por la mañana con las neveritas para que pasen el día y luego a la caída del sol vuelven a por ellos. Me pareció una gran estupidez, venir hasta tan lejos para tumbarse a tomar el sol y achicharrarse!

En cuanto aseguramos el fondeo, nos pusimos nuestros trajes y nos tiramos a bucear hacia la gran barrera de coral que teníamos a nuestro babor. Ferdy me dijo que no me asustara, pero que la vez anterior que estuvo en este fondeo vio un tiburón, por lo que era probable que fuera su territorio y nos lo encontráramos. Lo cierto es que no me hizo ninguna gracia pero tuve suerte y no lo vimos. Pero el paseo fue de los más impresionantes, una gran familia de Guacamayos gigantes, de vistosos colores, nos los encontramos en varias ocasiones y también cogimos 3 caracolas.

A la vuelta hicimos una Fideuá en el Rebeca e invitamos a todos, pero solo acudieron Jose y Virgi, pues los del Bahía ya habían empezado a comer, nosotros salimos los últimos y volvimos los últimos, además no nos llevamos la dingui, y la vuelta nos costó, contra la mar…….

La Fideuá salió buenísima al capi y la bañamos con un par de botellas de vinito blanco chileno y las anécdotas del tiempo que pasaron juntos en Malta aprendiendo ingles, luego para el café se unieron la tripulación del Bahía y ya la tertulia se alargó hasta el anochecer en la que propuse bajar a tierra a hacer una barbacoa pero no creyeron que fuera una buena idea por los mosquitos y porque si hacíamos fuego podrían acudir los guardacostas y no nos convenía. Así que los del Caps se quedaron a cenar con nosotros en la bañera y los del Bahía se fueron para hacer una salida de buceo nocturno y quedaron para salir también por la mañana temprano.

22 de julio de 2010

Eran las 06:30 HRB a.m. cuando se pusieron al habla por el 77 las tres embarcaciones y se fueron todos los hombres, yo aproveché para baldear y para depilarme, cuando regresaron con un pulpo y una langosta y vieron una enorme Raya. Los del Bahía nos contaron que en la salida nocturna vieron al tiburón pero que pasó de ellos y no hubo peligro.

Decidimos levantar el fondeo y cambiar a otra islita, Sharqui, a unas 3 millas. Hoy salimos todos a la vez, el Bahía con su foque autovirante se movía delante de nosotros sin problemas marcándonos la salida, ya fuera nos incitaron para que sacáramos velas y poder hacernos fotos. Dicho y hecho, nos aproamos y sacamos media mayor y medio Génova, pues nos soplaban 22 nudos de real y aunque íbamos en un largo las olas nos hacían irnos de orzada de vez en cuando, con lo que tira la pala del timón del Rebeca, al ratito no podía ya mis brazos con el timón, se lo cedí al capi y al momento ya estábamos recogiendo para entrar en el fondeo, en el que nos recibieron también una gran tortuga y 3 veleros ya fondeados.

Un par de veces tuvimos que echar el hierro porque garreábamos, pero al final cuando ya le aseguramos, nos dispusimos a preparar un arroz caldoso con langostas y cigarras que se ofreció Angel, el armador del Bahía, gran cocinero también, para hacer para todos y de nuevo nos reunimos los 10 comiendo en la bañera del Rebeca, aunque hoy propuse después de comer irnos a bucear un ratito para aprovechar el día y reencontrarnos para la puesta de sol y dar buena cuenta del pastel con mermelada que había preparado Virgi.

La noche se preveía de viento, pero no fue para tanto, unos 20 nudos más o menos constantes, y a pesar de él, muchos mosquitos……

23 de julio de 2010

Desperté a las 04:00 a.m. por el dolor de mi brazo izquierdo, y ya no conseguí dormirme profundamente de nuevo. A la hora aproximadamente ya era de día y pronto estuvo el peque en pie sacándonos del camarote y dispuesto para irnos a bucear.

Había mucho tráfico de peñeros así que la tripu del Bahía decidió no salir, nosotros y Jose del Caps, lo hicimos, aunque solo fuera para dar un paseo y fotografiar. La visibilidad no era muy buena, pero estuvimos en un trozo de coral lleno de bancos de peces, como salmonetes, de los que pilló 3 el capi para probarlos.

Pensábamos irnos a Carenero a fondear pero el viento no había bajado y el fonndeo que días atrás había hecho el Bahía invadidos de mosquitos nos hizo finalmente desistir y optar por quedarnos allí un día más, teníamos la barrera de coral de Babor por explorar todavía, así que después del religioso ángelus, cogimos todos nuestros bártulos y nos fuimos los tres en la dingui para verla. Lamentablemente olvidé la cámara, porque el paseo submarino fue de los más bonitos, con grandes formaciones de coral y sobretodo muchos peces Guacamayos con sus vistosos colores y peces loros, y vimos también una barracuda, aunque chiquita, que bien hubieron merecido una foto. A la vuelta, teníamos la comida que había dejado preparada el capi, Marmitaco de Mero buenísimo, que nos llevó directamente a sestear por los diferentes rincones de cubierta, hasta la puesta de sol, que disfrutamos con un Gintonic salinzazo en la hamaca debajo de la botavara primero y después en el balcón de proa, que perpetuó en varias fotografías, Virgi desde el Caps.

Esa noche había quedada de las tres tripus en el Rebeca, cada uno preparamos y aportamos algo, nosotros un Cebiche buenísimo que hicimos con las 3 caracolas pequeñitas que habíamos cogido, y Angel unas pizzas que hizo artesanalmente en el Bahía. Las cervecitas, y el buen vino, primero francés y luego riojano, nos invitaron a acabar la velada con un Karaoke que trajeron del Caps y que nos permitió a toda la flota quemar nuestras dotes artísticas hasta bien entrada la madrugada. ¡Menos mal que solo podíamos espantar a los pájaros!

24 de julio de 2010
Un gran aguacero nos recibía, ¿sería por los cánticos de anoche?….ajajá….pero nos vino divino para endulzar al barco después del baldeo con agua de mar que acababa de darle el capi, y a nosotros mismos que aprovechamos para enjabonarnos el pelo. Realmente en el Rebeca no hay problema de agua dulce por la potabilizadora, podríamos darnos una ducha de agua dulce todos los días, pero nos gusta estar salinizados, mientras estamos sin tocar tierra civilizada, es una manera más de sentirte integrado con entorno natural que nos rodea desde hace días, de islas desérticas dónde sus únicos habitantes son aves y peces, todo un paraíso, sino fuera por los dichosos mosquitos!.

El Bahía nos pasó la popa despidiéndose, ellos seguirían singladura hacia el Norte, su tripulación tenía más días de estancia y querían ver aquella parte, nosotros ,junto con el Caps, soltaríamos el fondeo justo después rumbo a Dos Mosquises.

El viento había bajado a solo 12/14 nudos que nos permitieron hacer las 10 millas que teníamos, solo con el Génova principal, a 5/6 nudos, plácidamente en un largo, a veces por Br, a veces por Er, trasluchándola cuidadosamente, porque por su tamaño y el segundo stay de la trinqueta es complicado cambiarla de banda sin recogerla.

Por Er dejamos Carenero primero y luego Cayo de Agua, dónde hay un gran yate embarrancado en el manglar, un yanki que se lo tragó en una travesía no muy acertada nocturna, según le contaron los lugareños al capi.

Dos Mosquises es peligroso para entrar por la poca profundidad de su Bahía, la sonda durante toda la navegación no superó los 13 metros, pero ahora al aproximarnos empezó a bajar hasta 7m y aún nos quedaban 2 millas. Teníamos que llegar a un WP que tenía Ferdy marcado en la carta para entonces virar y enfilar la proa entre dos palmeras que hay de referencia en tierra.

Recogimos la vela, arrancamos el motor y a una marcha de solo 2/3 nudos, para no perder al Caps que llevábamos en nuestra estela, cogimos la enfilación, intentando que no nos abatiera el viento y sin quitar el ojo a la sonda que llegó a marcar 2,6m solamente.

Una playa blanca de palmera con unas pequeñas casas y una avioneta nos recibían por Er, una playa igualmente blanca y desierta con las 2 palmeras por Br, y todo el agua a nuestro alrededor en los distintos tonos del azul/verde turquesa.

Unos biólogos son los únicos habitantes de la isla, en un trabajo de protección y repoblación de las tortugas. Bajamos lo primero a tierra para poder visitar la reserva antes de que cerraran. Un amable lugareño nos recibió y nos explicó las distintas especies que habían, tamaño, y peso, etc. Las crían hasta que tienen el año y entonces, identificadas por una chapa, las sueltan al mar, a su hábitat, para que sigan creciendo. Pueden llegar a vivir 125 años y pesar hasta 200 kilos, las especies que más crecen alcanzan un diámetro de metro y medio. También nos llamó la atención de que todos los caminos estaban delimitados por grandes conchas erosionadas y blancas del sol, y como luego pudimos leer en el pequeño museo arqueológico es rica esta isla en “Botutos” como los llaman, desde todos los tiempos, así como al parecer es la más mística de todo el archipiélago de los Roques, por los restos arqueológicos que en ella se hallaron.

A la vuelta el capi nos hizo un sabroso Gazpacho andaluz y unos espaguetis con gambas que tuvimos que comernos rápidamente mientras espantábamos los pájaros típicos de estas islas, son blancos y negros, creo que se llaman petreles, que venían al olor y no solo se posaban en la dingui como días atrás, éstas se atrevían a pararse en los guardamancebos!. Como siempre, al capi le entró el “momento” como el llama al morrongui de la siesta, que le sedució hasta el living, el peque le siguió para ponerse una peli y yo extrañamente me quedé frita en la bañera, cuando desperté estaba ya empezando la puesta de sol y el caps nos llamaba por la radio para decirnos que iban a cambiar el fondeo porque empezaba a subir el viento y a formarse ola. Nosotros decidimos no hacerlo y ellos después de una vuelta, volvieron a nuestra vera, en lugar de a popa se pusieron a nuestro Er.

Hoy la invitación fue de ellos para que cenáramos en el Caps, lo que aceptamos gratamente y llevamos un esgarrat y unas manzanas al horno, y aunque intenté ir toda mona, la ola y la dingui se encargaron de arruinar mi ropa limpia y llegué chopadita entera . Aprovechamos para ver sus fotos y hacer intercambio de algunas, hasta que Morfeo empezó a atraernos a todos y decidimos volvernos al Rebeca para acabar el día contemplando la preciosa luna llena que iluminaba toda la isla como si fuera casi de dia!.

25 de julio de 2010

Hoy decidimos iniciar el día con un desayuno americano a base de huevos con beicon, al que invitamos a nuestros vecinos del Caps, que nos trajeron un chuletario de la conversión de los canales de la VHF a las frecuencias de FM de la BLU de manera que podemos utilizar esta también como radio.

Después de tan copioso desayuno, debíamos hacer ejercicio para quemarlo, pues el chapuzón matinero en pellejillo no era suficiente, aunque las olas y la corriente no lo hubieran puesto más durillo que diariamente, así que decidimos enfundarnos en nuestros trajes de buzos e irnos a ver la barrera de coral.

Primero pusimos proa de la dingui a la playa blanca de Br para intentar pillar “Botutos”, las deseadas conchas de mar, que tantas ganas tengo de limpiar y llevarme como trofeos a casa, además de lo bueno que está el cebiche. Cogimos cuatro y volvimos al barco a dejarlas y recoger los plomos para el capi.
Pusimos proa ahora más hacia el coral, donde velaban unas rocas, y allí amarramos la dingui.
Nada más sumergirme para amarrar uno de los dos cabos, ví debajo del coral, un gran pez globo, de esos blancos que cuando se hinchan sacan unas tremendas púas venenosas, avisé al peque para que no lo tocara y nos fuimos de paseo submarino. No parecía haber mucho, muchos corales rojos pero pocos peces, cuando ya desistíamos y volvíamos hacia la dingui para cambiar de esquina en la barrera, el capi y yo que buceabamos cerquita, vimos una gran raya gris, majestuosamente nadando, le hice rápidamente un par de fotografías, pero el agua está turbia por la marea y las olas y al ser gris, no tengo claro que salga, ¡ya veremos!. Todavía no había asimilado la emoción de la raya, cuando en un coral, reconocí a una gran langosta, era la primera que veía, nuevamente como el capi iba a mi lado, la vio también, y se puso ya en posición de ataque con el fusil. Al intentar sacarla del primer disparo se le escapó pero el segundo fue certero. Era tan impresionantemente grande que no nos cabía en la red. Tuvimos que subirla con mucho cuidado a la dingui ya que es un parque natural y está prohibido la pesca submarina y lo que menos nos conviene es un encontronazo con las autoridades, porque además no hemos hecho la entrada oficial en el país. Así que somos ilegales y además cazadores furtivos, ¡vaya ejemplo para el peque!

Tengo que reconocer que me salió también la vena depredadora y me alegró mucho que la pilláramos. Ahora disimuladamente hacíamos fotos en la bañera para perpetuar el momento y presumir con los amigos de tan enorme presa, que medimos y alcanzaba los 60 centímetros sin antenas y que ahora sería la protagonista de la paella que el capi nos haría.

Por la tarde intentamos ir con la dingui nuestra, pero con el motor de la auxiliar del Caps que es de 15 CV a la islita de los pescadores al otro lado de la barrera de coral, pero fue imposible, embarrancamos y al sacar los remos no se cubría ni la pala de éstos, así que nos dimos media vuelta y dimos un paseo por la de las dos palmeras de la enfilación.

Era nuestro último día en los Roques, y lo pasamos entero con nuestros amigos del Caps, que madrugaron para despedirnos y traernos nuestro disco duro grabado con más de 300 películas.

Habíamos pasado 6 días entrañables con tan buena gente, y les deseamos mucha suerte en su singladura por el mundo, no sabemos cuando volveremos a coincidir con ellos, intentaré comunicarme por el Iridium o por su web, ¡buena suerte!

26 de julio de 2010

Al alba, según acordamos, nos levantamos el capi y yo, estibamos todo en el Rebeca, dingui bien amarrada en proa, toldo fuera, ropa de los guardamancebos recogida, escalerilla arriba y arrancamos motor para subir a continuación el hierro y buscar la enfilación a la inversa. Pusimos el piloto automático y a punto muerto el motor, con los 18 nudos que teníamos ahora en la popa y la corriente vaciante, íbamos a algo más de 3 nudos. La sonda esta vez no bajó de 3m y una vez fuera y libres de los corales, pusimos rumbo a la isla de Aves de sotavento.

Un gran negrito (nubarrón) nos venía por popa, que como presumimos nos dio un buen empujón inicial, subiendo el viento a veintitantos nudos, solo con el gran Génova, hicimos puntas de 8 nudos en un largo por la amura de Er. Por suerte nos libramos de las dos cortinas de lluvia que iba soltando por los lados. Cuando pasó, el viento bajó estrepitosamente a 10/12 nudos, y la ola grande de través nos bamboleaba como a un corcho. Decidimos sacar Mayor por si estabilizabamos, pero nos desventaba el Génova y el viento rolón de NE a SE nos hacía temer una trasluchada no deseada, por lo que finalmente, optamos por recogerla y poner la segunda Génova o trinqueta atangonada a Er. Ferdy y yo nos fuimos a proa para bajar el tangón de carbono del mástil y que tan malos recuerdos me traía, y el peque en el piano nos iba dando amantillo o cobrando portuguesa.

Ahora sí, con ambas velas, como hicimos todo el cruce del Atlántico, sacábamos casi la misma velocidad que viento teníamos, aunque supongo que también habría corriente a favor pues la corredera nos daba 5/6 nudos y el GPS de 7 a 8.

A esta marcha, con el piloto automático de guardia, nos dedicamos a leer, a tomar un poco el sol de las primeras horas del día, que es el único que se puede soportar aquí y con protector del 70!, hicimos un poco de gimnasia, nos refrescamos con unos cubazos de agua salada en el espejo de popa y nos premiamos con un ángelus……………y cuando nos dimos cuenta, habíamos arribado a nuestro destino para la hora de comer, 14HRB, habíamos hecho 50 millas en 7 horas.

Al estar al través del destacamento de los guardacostas, nos llamaron por el canal 16 VHF para que nos identificáramos y les dijimos el nombre del velero, que íbamos la misma tripulación, y que veníamos de Aves de Barlovento, no fueran a pedirnos la salida de los Roques, dónde no nos habíamos registrado, y que íbamos a fondear un par de noches nada más.

Decidimos irnos a la isla larga, más al Norte, dónde divisábamos otro par de veleros fondeados, según el ploter habían 3 puntos de fondeo entre los corales, a 3 metros de profundidad. Como siempre, el capi en proa bien atento al color del agua y a las manchas de coral, y yo al timón, a la mínima arrancada y pendiente de la sonda. Finalmente echamos el ancla entre un velero Alemán, y un catamarán Francés, que fueron muy amables, cuando al volver con su dinguí vinieron rápidamente a saludarnos y a presentarse, eran una familia con dos niños, menores que Ruben, que llevaban un año navegando y dando clases a los niños a bordo, ya nos habían comentado que es uno de los países que tienen mejor organizado los estudios a distancia, pero la madre nos dijo que había sido un duro trabajo sobretodo para ella.!, así que después del verano dejaban el barco en Martinica y volverían para vacaciones.

Nos encantó el fondeo, solo al tirarnos para ver el ancla, ya vimos un paraíso de corales bajo la quilla, peces loro, guacamayos, trompeta, etc.

Poco tardó Chipi, nuestro amigo pescador, en venir a darnos la bienvenida y quedar para llevarnos al día siguiente a la barrera de coral.

Los vecinos de delante, los alemanes, eran una pareja, que también nos saludaron amablemente cuando pasamos próximos con la dingui rumbo a la playa para un paseo a la caída de la tarde.

Era larga, limpísima, no como la que estaba el destacamento, y había un rancho de bastantes pescadores, que se afanaban en aclarar sus redes, preparándolas para la faena del día siguiente. Los saludamos y nos saludaron amablemente y seguimos con nuestro paseo hasta llegar a la punta dónde empezaba el lado de barlovento, que como en todas las islas, habían algunos manglares y por ende mosquitos, así como un pequeño cementerio de botutos!

Hicimos muchas fotos, a la puesta de sol, a los barcos, a las caracolas, y a nosotros, con nuestros atuendos hippys-chill out, …… en un intento de inmortalizar tan maravillosos momentos e imágenes, que superan la de cualquier postal……….

Justo al tocar el agua el sol, arribamos al Rebeca, justo para fotografiarle con el fondo del cielo de diversos tonos de rosa que se había quedado, impresionante!. Y a ello le sucedió una tremenda luna llena que emergía por detrás de la islita, por nuestra banda de Er, en la que nos regalaba una preciosa estela plateada hasta la playa.

Musica chill-out de nuestra querida Ibiza, las velas antimosquitos, y repelente para nosotros, nos permitieron regalarnos un plácido momento antes de preparar la cena con sesión de cine que teníamos hoy.

27 de julio de 2010

Un gran negrito nos cruzo de madrugada descargando una gran tromba de agua que nos sacó de nuestro plácido sueño para cerrar rápidamente todas las escotillas y recoger colchonetas y cojines, lo demás, ropa tendida incluida lo dejamos endulzar.

Amanecimos poco después para darnos nuestro chapuzón diario en pellejillo, es uno de los momentos mejores del día, y esta agua cristalina y turquesa te invita a ello sin pereza alguna, estiras los músculos nadando un par de esloras del Rebeca, aseo diario y desayuno en bañera, baldeo y ya nos ponemos con las tareas diarias de cualquier transmundista,……poner a son de mar, fregar cacharros, estibar, ordenar camarotes, limpiar baño y hacer colada, esto último es lo que más me gusta, no sé por qué, pero me encanta, salir con mis barreños a la cintura, atar un cabo del stay de la trinqueta al mástil y tender toda la ropa al viento, para que se hinchen, como lo hacen mis pulmones, con esta brisa limpia de contaminación. Un vistazo alrededor te hace sentir una vez más privilegiado por estar aquí, en este pequeño rincón virgen del mundo, lejos de la civilización.

Hoy habíamos quedado con Chipi, nuestro amigo pescador-lugareño, para hacer una excursión por la barrera de coral, o de “corral”, como bromeábamos, ¡corral de peces!, intentamos ir primero con nuestra dingui pero cuando Chipi comprobó lo poco que andaba nuestro motor de 5CV propuso que volviéramos a por su peñero que llevaba motor de 25CV o no llegaríamos a la barrera en todo el día, porque aunque parezca que está cerca, tardamos casi una media hora en llegar. Atravesamos bajos en los que veías velar las piedras, “venados” como él decía, por los picos que parecían cuernos que asomaban de algunos corales.

Primero llegamos a una zona dónde cambió el color del agua radicalmente, como si de una piscina clara se tratara, a penas un metro de fondo o menos, y agua cristalina, que son la morada preferida de las tortugas de esta zona, él divisó rápidamente una y la seguimos en redondo hasta que la cansamos y cuando se paró se tiró rápidamente al agua y la cogió, porque no podemos decir “pilló” pues aquí en Venezuela es una grosería!…el caso es que salió con ella en las manos, no era excesivamente grande, la subió al peñero y nos hicimos fotos con ella, la acariciamos un poco y la volvimos a tirar al agua, bueno, mejor dicho, a “botar” al agua, pues tirar, también es una grosería!….jijijiji .

Luego, nos llevo hacia la barrera, dónde están tres barcos hundidos, dos veleros, que no llevan más de dos años, totalmente subidos a la barrera de coral, al parecer un día de temporal las grandes olas les hicieron perder el gobierno y acabaron encima de la barrera. Da bastante mal rollo, sobretodo porque eran veleros actuales. No era lo mismo los otros dos restos que eran mercantes de los cuales quedan poco más que cuatro hierros oxidados, eso era otra cosa, no lo veíamos tan cercano, así que la impresión era distinta.

Nos paró en una poza de azul intenso en medio del coral y nos dijo que ese era un buen sitio para bucear. Nos pusimos todo nuestro equipo y nos tiramos. Efectivamente, una gran barrera de coral que caía estrepitosamente hacía el fondo, nos recibía. Era de lo más impresionante que hemos visto por aquí por la profundidad, porque no veías el final de la pared de coral, si mirabas hacia la izquierda tenía la pared de coral con una variedad tremenda de peces de colores, como si estuvieras en un acuario, no demasiado grandes, pero preciosos, y si mirabas hacia tu derecha veías la profundidad y que en cualquier momento podrías ver algún pez más grande, aunque gracias a Neptuno no vino ninguno a saludarnos, aunque todos llevan concienciándome todo el tiempo que aquí hay tiburones y que no me asuste que no hacen nada, no me apetece nada encontrarme con uno de ellos. Hoy mismo Chipi nos ha dicho que ayer cuando fue a por las langostas que tenía en una jaula bajo el agua, se la ha encontrado reventada y no quedaba ni una, por las señales dice que debió de ser un tiburón, que de noche, suelen acercarse bastante. Uf! Que poca gracia me hace, sobretodo porque alguna noche, a pesar de saberlo, no he podido resistirme y me he tirado al agua, olvidándome de ello. Aunque me insiste que no comen hombres, que eso es solo en las películas, pero yo siempre digo, que hasta que me escupa, el bocao se lo puede llevar no?

Volvimos al Rebeca para recompensarle con muslitos de pollo frito con ajito y perejil, y un melocotón en almíbar con Cava, le regalamos un traje nuevo de buceo y unas zapatillas de deporte a estrenar, porque los perros de la isla se le habían comido las suyas, cuando fue a buscarlas el otro día, preparando su próxima vuelta a Margarita después de su mes pescando y descalzo todo el día.
Asombrosamente nos ha pedido que le traigamos una Blackberry o un Hiphon, PDA o similar, a cambio de un motor de 15 ó 20 CV que va a conseguirnos para la auxiliar. Increible, pienso, solo utiliza el móvil para llamar cuando está en Margarita, mes si, mes no, para qué los quiere, para presumir de estar a la última?

Durante su estancia a bordo a deborado las revistas de náutica que tenemos y me ha sorprendido al decirme que para el 2040 se comprará él un gran barco como esos, me he quedado alucinada, dentro de 30 años? Si nos dijo que tenía 40 y ya se sentía mayor, dice sin embargo hoy, que espera para entonces tener el dinero suficiente reunido y todavía poder bucear como un amigo suyo que baja casi tanto como él, y tiene 83 años, y que entonces navegará nada más que por el placer de hacerlo, y pescará para alimentarse como nosotros, y que no quiere jubilarse antes porque le gusta su trabajo y no se imagina sin hacer lo que hace todos los días……presume de conocer a celebridades que vienen de vez en cuando y fondean algún día por aquí, modelos, y famosos de Venezuela sobretodo, a los que les muestra las maravillas del lugar como si de su casa se tratara, como ha hecho hoy con nosotros, y él queda recompensado simplemente por la invitación a comer o los detalles que puedas tener con él, como hemos hecho nosotros.

No quería que se acabara el día sin volver a dar otro paseo submarino, así que propuse explorar la barrera que teníamos a Br del Rebeca, entre nosotros y la isla del faro, donde se encontraba fondeado otro velero de casco azul de 50’, según nos dijo Chipi, de una pareja joven, de 28 y 30 años, que no tenían niños todavía. Qué suerte, pensamos, tan jóvenes y ya pueden permitirse el lujo de ser transmundistas!, no es que haga falta demasiado para hacerlo, nada más que un buen barco, eso sobretodo, pero lo que a todos nos frena el momento de hacerlo suelen ser las amarras generadas en tierra durante nuestra estancia para recopilar lo necesario para tener ese buen barco! Paradojas de la vida!…

En fin, filosofías a parte, nos despedimos de Chipi y cargamos en la dingui nuestros equipos, la única que se puso el traje fui yo, aunque luego se arrepintieron, pues el lugar estaba lleno de corales de fuego y los dos llegaron al barco rabiando con sendas rozaduras que tuve que curar con la pertinente crema que tenemos en el botiquín de a bordo para el efecto.

El paseo submarino fue de lo más gratificante, nada más amarrar la dingui, Ferdy nos avisó que había una tremenda raya, el peke y yo apresuramos a ponernos todo y yo, que fui la que más tardé, pues era la que se lo había llevado todo, aún llegué a tiempo para fotografiarla. Estaba medio enterrada en la arena y no se movía, era tremenda, como la mesa de la bañera. Nos fuimos al paseo, en el que vimos también un gran Guacamayo azul y negro, y otro pez, que no sabemos que clase era, pero muy grande, y al volver a la dingui, vi que seguía allí la raya, le propuse a Ferdy que la tocara con el remo para que se moviera y fotografiarla en movimiento. Esperamos al peque que había pillado para mí otro precioso Botuto y no podía casi con él. Le dio y se movió, pero majestuosamente, sin prisas, como luciendo su traje en una pasarela. Aún la seguí un rato, se posaba en un coral como haciéndome paso pose, para que la volviera a fotografiar, así, hasta que me dí cuenta que no me quedaba carrete en la cámara y me volví.

Al regresar al Rebeca, nos dispusimos a dejar ya la dingui en proa para la travesía de mañana, recoger la ropa tendida, endulzar todo, y cocer el Botuto para hacer Cebiche, las cuatro anteriores, penden de dos cabos por popa, esperando que los peces se las coman y se limpien con el mar, para guardarlas limpias sin romperlas.

La caída del día invitaba a un par de Gin Tonics en la bañera, pues aunque las nubes no nos dejaban ver al sol, se intuía por los maravillosos tonos rosados que de repente empezaron a surgir entre ellas y la divisoria del mar. Momentos así, nos hacen difícil no soñar con singladuras por el mundo, como poder seguir de aquí a Aruba, de ella a Cartagena de Indias y San Blas, y de allí esperar para cruzar el estrecho de Panamá para hacer el pacífico…….o simplemente Caribear durante años, Jamaica, Cuba, Republica dominicana, Puerto Rico, ……quizás el Sur de America, florida, y subir hasta NY….en fin, sueños, inalcanzables de momento para mi por las amarras de tierra y aplazados por el capi por solidaridad conmigo………

28 de julio de 2008

Con las primeras luces del día, dijimos, no sin gran pena, adiós al paraíso de Aves, seguíamos nuestra singladura de regreso ahora hacia Bonaire, pero ya se habían acabado las islas desiertas y paradisíacas y los paseos submarinos o la pesca………

Por la noche había subido de nuevo el viento, ahora, a las 7:30 HRB habían 22 nudos y el cielo nublado, lo que nos hizo desistir del chapuzón matinero, luego ya cuando dejamos atrás el shyline de la isla y empezamos a salir a mar abierto, vimos que había bastante marejada, aunque el viento ahora no era muy intenso, unos 15 nudos, que nos permitieron sacar la Génova hoy por Er y la Trinqueta atangonada por Br directamente, y un poco de Mayor a la vía para estabilizar y así hacer una velocidad de casi 8 nudos, por la corriente y la ola que nos empujaba por popa, aunque alguna que venía cruzada nos bamboleaba y parecíamos una caponata! lo que hizo del desayuno un gran arte de malabarismo.

Pronto divisamos un negrito por nuestra banda de Br, y estuvimos de acuerdo, en que no era un negrito sino un negrazo, por las dimensiones del nubarrón y la cortina de agua que se distinguía a la distancia que iba descargando. Lo observamos durante un rato, para intentar adivinar su velocidad y dirección, mientras, por si acaso, preparé los enrrolladores en los guinches y le dí una vuelta a cada vela, justo para tapar el stay y tenerlas ya listas por si tuviéramos que recoger.

Justo cuando comentábamos que seguramente no lo íbamos a comer, porque iba siempre a la misma altura de la banda y cada vez lo veíamos más grande, lo que nos hacía deducir que venía directo hacia nosotros y nos barrería de Br a Er, empezó a oscurecer, a chispear y a subir el viento, Ferdy y yo nos tiramos rápidamente a recoger, cada uno en un guinche, uno la Trinqueta y el otro el Génova, habíamos cometido el error de ocupar los guinches eléctricos con las escotas, así que solo contábamos con los pequeños y nuestra fuerza, para darle a la manivela. Y en mi caso no es mucha, por lo que el peque, que lo vió, vino a ayudarme con sus brazitos, a la vez, la lluvia empezaba a ser más fuerte, y pinchaba sobre nuestros cuerpos, el viento rugía, el anemómetro parecía que le habían dado cuerda, hasta que llegó a los 42! Nudos. Ya habíamos recogido todo el trapo, mayor incluida, dejamos solo una puntita de la Genova en proa y arrancamos el motor para tener gobierno del barco, aunque no tuvimos que cambiar el rumbo, porque justo iba en nuestro dirección, así que seguíamos de empopada, corriendo ahora el temporal.

Baje rápidamente a por las chaquetas de los trajes de agua para todos, y ya con todo controlado, solo quedaba esperar que pasara. El peque se reguardo debajo del antirociones, ahora un poco asustado, ¡era su primer F8! nosotros estábamos tranquilos, ni siquiera quitamos el CD de la música, la Oreja de Vangoh nos acompañaba, es importante demostrarrseguridad y autocontrol, así como coordinación, y de todo había habido, y eso que también era nuestro primer F8 en común, aunque por desgracia, no el primero para ninguno de nosotros.

Gracias a Neptuno no duró mucho, en una hora todo había pasado, el cielo volvía a aclarar y el viento se quedaba en solo 12 nudos, no obstante observamos con atención otro que nos venía por la aleta de Er, pero éste estuvo pronto claro que nos pasaría de largo por la banda sin alcanzarnos, así que volvimos a sacar todo el trapo y parar el motor, para seguir nuestra singladura a Bonaire. Había bajado bastante la mar, ya no era mar gruesa pero la ola seguía siendo importante, me recordaban a las del cruce del Atlántico, así que el balanceo era constante pero íbamos lanzados a 7 y 8 nudos, por lo que arribaríamos antes de lo previsto.

Cuando ya empezamos a divisar la punta S de la isla, recogimos la trinquete para quitar el tangón, luego la Génova, pues el viento ahora se nos pondría de través por la banda de Er y volvimos a sacar la Trinqueta ahora sin tangon para llegar al fondeo frente a la isla de Kline Bonaire. Asombrosamente y por primera vez en la travesía, Rubén se pidió coger el timón, y nos quedamos asombrados de lo bien que lo hacía, no le costó nada sincronizarse con el Rebeca, y en cuanto veía que la proa tendía a orzarle el caía rápidamente, pero todo en un movimiento suave, y eso que teníamos ahora 18 nudos y íbamos a una velocidad de 7 nudos.

Ya cuando nos empezamos a aproximar a la zona de las boyas, se fue con Ferdy, bichero en mano, para la proa, y yo me hice cargo del timón. Pero al intentar pillar la segunda, el capi se quedó en la mano con el puño del bichero y el resto cayó al agua, el peque pasó como una exhalación y se tiró por popa para ir nadando a rescatarlo antes de que se hundiera, ahora la maniobra se complicaba con él en el agua y sin visibilidad así que decidí intentar mantener el gobierno sin nada de máquina, como mucho con un poquito de hélice de proa, finalmente lo recuperó todo y volvió nadando de nuevo al barco, yo le había bajado rápidamente la escalerilla, y le ofrecí una naranjada fresquita, se la había ganado, ciertamente empezaba a hacerse imprescindible en la tripulación.

Ya bien amarrado., pusimos toldo y tendimos toda la ropa mojada de la travesía, y el capi empezó a preparar una Fideuá con la última langosta que nos quedaba congelada y nos dimos un merecido chapuzón, imitando a nuestros vecinos franceses, en pellejillo, por el que no nos dimos por la mañana, y ahora más ganado.

Hoy el momento después de comer de la “siesta” fue especialmente agradable en la bañera, mientras el grumetillo se veía una peli en el living, antes de dar paso a una ducha ya con agua dulce y gel, que se hacía ya imprescindible después de una semana de zarrapastrosos, como yo digo, y totalmente asilvestrados, habíamos regresado a la civilización y empezábamos con los tributos que ésta exige!

Nos abastecimos en el súper, de algunas cosillas imprescindibles para los 3 días que nos quedaban, y luego nos tomamos una cervecita fresquita en la terracita del muelle dónde habíamos dejado la dingui, mientras veíamos como enrojecía el cielo, como si ardiera, en la despedida de Lorenzo.

La cena no pudo ser en el restaurante de nuestro amigo italiano, estaba cerrado hoy, así que elegimos otro cercano y también cara al mar, en el que no dudamos en pedirnos cada uno un buen entrecot, del que dimos buena cuenta casi por completo, cosa nada fácil por su tamaño.

Una última copita de nuevo en la terraza del muelle, y volvimos con la dingui al Rebeca que nos esperaba paciente para que le libráramos de los mosquitos flis en mano, antes de dejarnos seducir por Morfeo.

29 de julio de 2010

La noche había sido calurosa, en Bonaire siempre lo son, la isla es más grande y las construcciones, a pesar de ser bajitas, te paran muchísimo el viento, así que después de retozar un ratito decidimos tirarnos sin pensarlo mucho y hacer un par de largos a la eslora del Rebeca para despejarnos y ya ponernos a preparar toda la maniobra para zarpar, subir el motor, la dingui, quitar el toldo, baldear, etc. Eran las 8:00 HRB cuando dejábamos por nuestra popa también a Bonaire, poniendo rumbo a Curasao, el último de nuestros destinos.

Hoy no parecía que fueramos a tener mala travesía, aunque el Maxsea con el Ugrib cargado, nos daba la misma previsión de ayer, 15 nudos de E/SE, la mar ya veíamos que era muchísimo menor, solo una leve marejadilla, el sol estaba ya fuera, y teníamos úniccamente 12 nudos, así que después de un desayuno, hoy casi como si estuviéramos fondeados, por lo plano, nos pusimos a sacar la Génova por la banda de Er, y con un pequeño punto avante del motor a 1000 rpm, hacíamos 7 nudos, así que de momento decidimos seguir así mientras por proa empezábamos a divisar el skyline ya de Curasao.

Poco antes de arrumbar a la marina de Spanish Water, a nuestra banda de Er vimos un pequeño lago de agua de mar donde se adivinaba un velero fondeado por el palo, miramos en el Ploter la entrada, era justa pero lo intentaríamos dijo el capi, así que recogimos vela y pusimos proa a ella. Con sumo cuidado, atentos a la sonda y con la mínima máquina, entramos. Era un buen sitio para fondear para comer y darnos un baño, y de alguna manera aprovechar el día antes de atracar ya en puerto. Una manera más de retrasar el punto final que suponía puerto.

Todos estuvimos de acuerdo menos el grumetillo que estaba ansioso por llegar a él para tener internet, por ello pilló un rebote impresionante que le valió un castigo, a pesar de intentar ser lo más compresiva posible, sabiendo que llevaba 3 semanas entre adultos pero intentando que acepte que lo que decide la mayoría es lo válido y que todo es posible en su momento.

Justo para el atraque subió el viento a 18 nudos, el lugar es sumamente estrecho, por ello el capi prefirió hacer él la maniobra, yo iba atenta para saltar en cuanto pudiera al pantalán flotante y fijar las amarras, un Ketch de 47’ atracado de popa nos amenazaba con su ancla que pasamos milagrosamente a un milímetro escaso! Y justo cuando ya estábamos entrando en el amarre nos percatamos que había una dingui dentro. Por mucho que el muchacho intentó correr para sacarla no le dio tiempo y le dejamos encerrado entre este y nuestra proa, por lo que el capi tuvo que echar marcha atrás para dejarle salir. Ya libre el amarre, completamos el atraque, amarras en proa en popa y un sprint por Er.

Una vez fijos, decidimos dar un paseo hacia el superhotel, que hoy vimos estaba mucho más concurrido. El paseo resultó ser más largo de lo que creíamos y la luna llena se hacía de rogar para iluminarnos, menos mal que nos llevamos la linterna de lets vertical. Todo ello valió la pena, por la cena sibarita que nos dimos como homenaje en una terraza del hotel mirando al mar. La vuelta, nos ayudaría a rebajarla, ahora si, con la luna iluminando casi completa en sus primeros días de menguante.

30 de julio de 2010

Dormimos con todo cerrado a cal y canto y el aire acondicionado puesto, hasta el extremo de tener que taparnos con un saco! Y no nos levantamos hasta las 11 a.m., el primer día de las vacaciones que no madrugábamos!

Hoy dedicaríamos el día a arranchar el barco, así que nos pusimos a ello tras desayunar, el grumetillo con la aspiradora, yo con la colada, Ferdy con las neveras………fuera el día era gris, húmedo y sin viento, nada apetecible ni para navegar ni para nada, como si quisiera participar en que no pasáramos envidía, aunque el bajón del humor por el olor a final no pudiera evitarlo y por mucho que luche contra él no puedo controlarlo.

Alquilamos un coche para poder ir al aeropuerto mañana, así que procuramos amortizarlo haciendo algo de turismo terrestre por la isla, que resultó ser una extraña mezcla entre europa, america y caribe, las casas, y los turistas te recordaban cualquier lugar estival de europa, las tiendas de coches con sus guirnaldas de colores era una evocación clara a America y, sus gentes, morenas, culonas, con vistosos trajes y los bares más autoctonos con sus rejas, te transmitían claramente el caribe sabroson......
Ahora ya en tierra en mi de rutina diaria, suspiro recordando todo ello mientras escribo estas líneas para compartir con vosotros y empiezo a planear la próxima singladura......es lo que tiene, estar envenenada!!

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