POR FIN TRASLADAMOS AL LIBERTYENLAMAR

Quedamos con nuestros amigos Jane y Ximo para que nos acompañaran en la travesía de subir al precioso Libertyenlamar a Valencia.

Era el tercer intento ya, cuando no era por la meteo era por alguna teclilla que faltaba terminar, así que no había manera de trasladarlo,¿ se esta acostumbrando a los mimos desmedidos que ha recibido todo este tiempo en el CN Campello en su puesta apunto en varadero? o, ¿ será que realmente es alicantino y no quiere dejar su tierra?.

Todo el despliegue tecnológico en mesa de cartas y pie de bitácoras, tabletas, notebooks, portátiles, etc, no fue suficiente para conseguir tener viento, ni siquiera se cumplían las pobres previsiones del Ugrib y mucho menos el F3 que nos anunciaba la Marina de Alicante. 0,8 knots tenemos actualmente, así que no hay más remedio que ir a motor, hemos zarpado a las 10 a.m. HRB, y tras una necesaria paradita en la gasolinera para llenar depósitos en previsión de justo la encalmada que nos recibió, hemos llenado a tope el depósito. Eso si, Lorenzo nos acompaña, 24º, el cielo está totalmente despejado como nos anunciaba el firmamento estrellado que teníamos anoche. Algunos barquitos de pescadores alrededor y toda la balsa de aceite para nosotros. Leeremos, escribiremos, oiremos música, pero creo que poco de disfrutar de la vela, ¡a pesar de las ganas que tenemos de estrenar el código cero!


Son las 11:00 a.m.HRB, estamos al través del hotel Montiboli, latitud 38º25,75’N Longitud 0º18,35W, rumbo 66º a la isla de Benidorm. Había escrito “a isla Ibiza”..jajaja….será que me traiciona el subconsciente.!!, nuestra velocidad es de 7 nudos, calculo que podremos navegar hasta Moraira, unas 30 millas, para resguardarnos cuando caiga el sol y no navegar de noche.
Pretendo convertir el traslado en una travesía placentera para disfrutar del mar, y de la preciosa costa salpicada de pintorescos pueblos.


Son las 14:00 p.m.HRB al través de Altea, divisamos dos veleros con rumbo encontrado y con todas sus velas desplegadas, despierto de la somnolencia en la que ha caído toda la tripulación tras el tradicional ángelus y propongo sacar velas y probar. ¡Si ellos pueden nosotros también!
Subimos mayor y el nuevo código cero, pero solo tenemos 3 ó 4 nudos de SW y aunque nuestra velocidad los iguala y sacamos otros 3 o 4 knots, no podemos permitir que sufran las velas, sobretodo la Mayor que ya está muy perjudicada, cuando salimos el domingo a entrenar vimos que tenía un descosido y aunque le hemos puesto un parche no esta para muchos malos tratos, y si no porta, el balanceo de la ola hace que se latigue contra el leisi, así que finalmente tenemos que resistirnos y arriar de nuevo para volver a acompañarnos por el ronroneo del motor. Il Divo intentará paliarlo.

Con las coronitas y el aperitivo nos despistamos y cuando nos dimos cuenta habíamos sobrepasado el cabo de Moraira, así que dimos la vuelta nos pusimos al pairo frente a Moraira y comimos bajo el suave solecito de invierno. Llamamos por radio para garantizarnos tener amarre y a las 16:15 p.m. HRB estábamos entrando por la bocana, todos preparados con amarras listas y defensas puestas preveyendo el amarre en el pantalán de espera de Babor como siempre, pero finalmente el marinero nos dijo que pantalán 4 amarre 403, es la primera vez que me dan amarre fuera del de espera.

Buen finde nos dice el marinero, demasiado bueno le contesto yo, nada de viento!...grrrrr…..
Después de una calentita ducha por parejas en el náutico, nos dimos un agradable paseo por las calles de Moraira hasta ir a dar con la Taberna Andaluza que nos llevó nuestra amiga Leles en Octubre, allí una botellita de un rico Ribera del Duero y unas bravas para merendar.
Desde que zarpamos no hemos hecho más que comer y beber, si seguimos a este ritmo llegaremos a Valencia con unos cuantos kilitos de más…grrrr…

La tertulia después de la cena duró poco, cuanto menos haces menos quieres hacer o más cansado te encuentras, así que nos rendimos pronto a Morfeo.
Al día siguiente zarpamos aproximadamente a la misma hora, era día laborable, así que en cuanto estuve en pie me dediqué a tener buena conexión y trabajar con el portátil y la BB, mi oficina móvil, delegando en la tripulación.

No me perdí demasiado porque un día más el viento brilló por su ausencia, la única diferencia es que había más ola y abajo en el living el balanceo era mucho más notable, por lo que a las dos horas de estar trabajando tuve que salir a la bañera a que me diera el aire para evitar tirar hasta la primera papilla. El sol no calentaba tanto como el día anterior, la costa para mi era más desconocida, ya que desde Denia hacia el Norte no la he navegado mucho. La idea era arribar a Cullera para atracar en el puertecito que hay en el rio Júcar. Nuevamente con la caída del día, sobre las 16h arribamos. Llamé por teléfono previamente para garantizarme amarre y cuando ya entrabamos por la bocana por la VHF por la que el marinero nos dijo que nos esperaba.

La entrada en el rio es como pasar por una pasarela de moda, pues en las orillas están todos los pescadores como si de espectadores se trataran. Coincidimos con la entrada de casi todos los barquitos de faena que pasaban adelantándonos y por supuesto sin cumplir la limitación de 3 nudos que existe en todas las entradas a puerto, debían de tener prisa por acabar su jornada.

Como siempre en este puertecito, nos toco abarloarnos en tercera línea a otro velero, aunque el marinero fue muy amable y nos facilitó alargadera para la toma tierra y una manguera para baldear. Después de comernos con la puesta de sol, un pollo asado con manzanas que había ido preparando Ximo durante la travesía, aprovecharon ellos y se fueron a comprar algo de bebida que escaseábamos ya y nosotros nos quedamos baldeando y haciendo los papeles de registro del barco.

Un paseo breve por el pueblecito por la tarde, con una paradita en una taberna típica de esas por las que no pasan los años y volvimos al barco para cenar. En esta travesía de navegar a vela no íbamos a cansarnos pero las comilonas se sucedían como si tuviéramos que reponer todas nuestras fuerzas.

El día siguiente amaneció despejado aunque con algo más de brisa, que nos alentó a sacar velas y como además nos quedaban poquitas millas hasta Valencia, sacrificamos velocidad para por fin desconectar el motor y navegar a vela. Sacamos el código cero, que tantas ganas teníamos de estrenar y trimamos velas para sacar el máximo rendimiento al Liberty. Todos pasamos por el timón, para disfrutar sintiéndolo navegar, e hicimos unos cuantos bordos hasta encontrarnos frente al Saler con el Granell, otro First 40.7 con el que competiremos en las regatas de Valencia. Y para nuestro regocijo no consiguió adelantarnos en velocidad pero si cerrar el ángulo mucho más que nosotros por lo que conseguía con el mismo rumbo ir cerrando hasta darle rumbo directo de entrada a la bocana del RCN de Valencia, mientras nosotros tuvimos que dar un bordo.

Al entrar llamamos al marinero y nos asignaron un pantalán en la zona nueva, a la entrada a Er que no nos gustó demasiado, pero después de una larga charla con el contramaestre y ver que no conseguíamos nada mejor, decidimos comprometernos solo por un mes y buscarnos la vida con los anuncios de particulares.


Rematamos la travesía comiendo en popa, liquidando nuestras provisiones y poniendo el colofón final con una piña natural troceadita y bañada en ron como a mí me gusta prepararla. Luego baldeo y arranchamiento entre todos, antes de despedirnos del precioso Libertyenlamar que con sus ojitos de proa parecía mirarnos con pena por quedarse solo….

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