2ª PARTE 46 CUMPLEAÑOS !

A los dos días de arribar de Ibiza, planee salir de nuevo el fin de semana, para seguir celebrando mi cumple, una excusa cualquiera, en esta ocasión con la parte masculina que forman mi circulo más exclusivo de
amigos, Alberto, Rodrigo y Enrique, acompañado este ultimo por su mujer. La travesía en esta ocasión seria la costa alicantina. Soltamos amaras más tarde de lo previsto, por un imprevisto familiar de uno de los tripulantes, pero a tiempo todavía para pasar la noche fondeados en la isla de Benidorm y así saber, para Enrique y Mari reme, que era su bautizo de mar, lo que es dormir fondeados. La mar estaba tranquila y teníamos muy poco viento, subimos Mayor para estabilizar y fuimos a motor hasta allí, donde pillamos una de las escasas boyas para pasar la noche. La cena fue a base de delicatesen, y encendí mis candiles de vela que con el skyline de Benidorm creaban una escena envidiable por la mejor terraza chillout.

 La conversación fue muy interesante, sobre la vida y el amor, como no podía ser de otra manera teniendo a bordo a tan entrañable tripulación. Ya en el camino de ida no hubo desperdicio, me encanta además conocer el punto de vista masculino, ya que no he tenido hermanos, de temas tan personales como el amor y el desamor. La noche fue placida, apenas me asomé un par de veces para comprobar el fondeo, y en la última de ellas pude comprobar que Enrique había dormido en cubierta por el mareo. Les había dejado mi camarote de proa por ser la única pareja a bordo. Alberto y Rodrigo compartían camarote de popa Er, aunque el primero había abandonado al segundo para no competir en sus particulares conciertos de ronquiditos, y yo había compartido noche con las velas en el camarote de popa Br, durmiendo a pata suelta ¡como un polizón cualquiera!. Como el viento seguía sin soplar demasiado y la ola de fondo hacia desagradable el fondeo para los novensanos del mar, decidimos soltar la boya y dirigirnos a fondear en la bahía de Altea, donde habíamos previsto atracar para pasar la noche. Aunque el fondeo también fue en boya, seguía entrando ola de mar de fondo, por lo que aunque Alberto, Rodrigo y yo, disfrutábamos entre chapuzón y cervecita, finalmente a la hora de comer decidimos entrar a puerto para que
pudieran también comer los novatos, que los teníamos medio muertos. De hecho revivieron al pisar el pantalán y darse una ducha fresquita, a la que acabamos uniéndonos todos. A Enrique le cambio el semblante totalmente! Jajaja.

 Mientras unos hacían la siesta y aprovechando que tenía que ir a capitanía a hacer la entrada del barco, aprovechamos la parejita feliz y yo para irnos a la estupendísima piscina que tiene este club náutico. Me di un chapuzón y me la crucé nadando para espabilarme un poco y luego me uní a ellos bajo una sombrilla que hábilmente nos había preparado Enrique y con un Gin Tonic en mano, para recibir el estupendo sunset que veíamos esconderse por las montañas cercanas. Mientras, empezaba a recibir algunas fotos del acontecimiento familiar que se celebraba ese fin de semana al que no había sido invitada, causa, entre otras, por la que a sabiendas de que emocionalmente seria duro para mí,  había procurado envolverme de seres con los que te sientes realmente querida y que no siempre coinciden con la familia, sobre todo si es la política.

Esa noche decidimos ponernos bien guapos y subir paseando hasta el casco 
antiguo de Altea, de los más encantadores de la costa alicantina, con sus empedradas calles y toda su casa de pueblo pintadas de blanco. Además iniciada ya la época de vacaciones estivales, sus calles y restaurantes estaban abarrotados de gentes, ajenos a toda crisis. La cena fue en un bonito rte con patio interior, en el que yo ya había estado con Fernando, por lo que aunque la conversación nuevamente fue más que interesante con tan grandes conversadores en el grupo, no podía evitar que de vez en cuando mi mente se trasladara a otro lugar. Para rematarla, una copita en la mascarada, curioso pub que regenta Helena, la que fue compañera del legendario navegante "Curt", fallecido recientemente. Para poner el punto final nos cruzamos en frente que había musica en directo, pero solo un par de nosotros, los demás emprendieron paseo de retorno al barco.

 El domingo amaneció con una leve brisa que nos hizo esperanzarnos de nuevo con poder navegar a vela, como así hicimos. Nada más salir de la bocana, subimos Mayor y Génova y navegamos ciñendo por la amura de Br, hasta llegar a la altura de la piscifactoria en la que viramos para dejarla por Br. A pesar de la leve escora, el barco navegaba noblemente con su movimiento elegante de todo barco de vela y sin la vibración del motor, que maravilla!. Tanto Enrique como M Reme reconocieron que así si les gustaba e incluso la segunda se atrevió a coger rueda y probar. Lo malo es que todas las boyas de la isla de Benidorm estaban ocupadas
cuando pasamos por ellas, así que decidimos quedarnos al pairo, para darnos un chapuzón y comer, según sugerencia de Alberto. No había hecho nunca la maniobra, pero la verdad es que fue fácil. Toda la Mayor con la escota largada, el timón metido todo hacia la banda que viene el viento, con lo que la Génova quiere virar y se queda acuartelada, de manera que se restan las fuerzas y el barco se para. Un poco de abatimiento de menos de 1nudo por las olas. Bajamos la escalerilla de popa y tiramos una amarra con una defensa antes de tirarnos por orden para darnos un refrescante chapuzón!, pero estando siempre uno de nosotros a bordo. Después poquito a poco también a vela, arribamos de nuevo a Campello y nos pusimos las pilas para arranchar, baldear y dejar al Libertyenlamar, limpio y preparado para la siguiente travesía.

 Con la puesta de sol, un Gin-tonic compartido en el CN rememorando los mejores momentos del finde, antes de retomar travesía, esta vez por carretera, de vuelta a casa. Una vez más el mar me había permitido compartir muy buenos momentos con la buena gente que me hacen sentir querida!.

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