CUMPLE FELIZ


Ya ha quedado instaurado, mi cumpleaños se celebra navegando en mi querido Libertyenlamar y llevando a bordo a mis amig@s de verdad. Pues entre lo mucho aprendido este último año, ha sido el de reconocer y asignar correctamente este adjetivo. VIP’s por tanto, ¡sería este año la tripulación! Los preparativos, compra, billetes y logística en general, forman ya parte del viaje, h
aciendo que ya empieces a vibrar con los planes. Unas llegaban de Barcelona en tren a Alicante, Fdo se adelantaría para recepcionar la compra y recogerlas, los demás llegaríamos por la tarde tras escaparnos de nuestras obligaciones laborales. Eran las 19h del viernes cuando por fin estábamos tanto el barco como nosotr@s a son de mar para zarpar. Una ducha improvisada en el pantalán con una manguera para zarpar fresquitos bajo el abrasador sol que caía aún. Salimos despacito para abarloarnos en la gasolinera y repostar, la previsión era de poco viento por lo que podría ser el cruce de motorada….. Y así fue inicialmente, subimos mayor para estabilizar, pero el mar era un plato rosa reflejando la puesta de sol. Las primeras fotos, las primeras coronitas, el primer sunset de la travesía y el primer regalito de cumple, un fantástico cortavientos blanco!. Lo primero fue repartir las guardias nocturnas y las tareas a realizar durante toda la singladura. Como nos salieron justamente siete y éramos siete a bordo, elaboramos rápidamente un cuadrante donde todos teníamos una tarea que hacer a diario. Luego vendrían las negociaciones, los que preferían cocinar por fregar lo cambiarían. Las guardias las haríamos combinando la presencia de alguno de los miembros de los tres equipos que hicimos, según experiencia, de manera que siempre estaríamos Fdo y yo, Manolo o Leles, y luego una de las 3 chicas. Todo salió rodado y flexible, hasta la de la pastillita azul cumplió prácticamente con la suya, y eso era mucho, conociendo lo osito dormilón que es. Hice el primer turno, de 12 a 04a.m, durante el cual subió un poquito el viento, así que aproveché para sacar Génova y parar el motor, coincidiendo con un cambio de guardia, que se hizo más largo de lo habitual para poder todos disfrutar de ese momento de sensaciones, en el que percibes quien es de verdad el Libertyenlamar, galopando sobre las olas velozmente, aprovechando el más mínimo nudo de viento!. Entonces me siento orgullosa de él y pletórica por compartirlo con personas que tienen la suficiente sensibilidad para sentirlo también. La emoción del momento, con las ganas y los nervios del inicio, pusieron todo lo demás. Un precioso amanecer nos descubrió Cala Saona con sus aguas turquesas. Eran las 8:30h cuando preparamos la maniobra del fondeo, quedando estables en latitud 38º41’31,5”N Longitud 1º 19’ 86,5” E. Pusimos el toldo para protegernos del sol, baldeamos un poco la bañera y empezamos a desfilar por la popa para darnos nuestro primer baño, que rematamos con unas brochetas de fruta y cava para brindar por los 49 que también cumplía Leles. Con el capì bajé a la playa para comprar hielo y deshacernos de la basura, y de paso auto regalarme un pequeño poncho de ganchillo blanco a juego con mis pantalones ibicencos!. La puesta de sol la veríamos desde el chiringuito del árbol, en el rincón Sur de la cala, con unos mojitos y unas caipiriñas en mano!. Luego nos iríamos al barco para tras cenar, montar una zonita chill-out en la proa, con dosel y candeleros……y me entregaron un segundo regalo, una preciosa chilabita azul y una vela marinera, que hábilmente había hecho Leles. ¡Simplemente preciosa! Sin prisa pero sin pausa, al despertarnos el sábado y tras las habituales duchas saladas con aseo personal diario, soltamos el hierro para poner rumbo al puerto de la Sabina y poder reponer el gasoil gastado. Eso sí, navegando a vela, y aprovechando hasta lo más mínimo, la leve brisa terrenal que teníamos. Así, virada a virada arribamos a puerto, con la suerte de no tener que esperar cola como el año pasado, por lo que prontito estábamos fondeados en Illetes, frente al chiringuito del tiburón. A pesar del precioso y cristalino color turquesa del agua, estaba infestada de medusas, por lo que decidimos quedarnos para poder recibir los masajes que habíamos reservado en la playa, con una chica que había conocido recientemente Maribel. Vendría con su camilla portátil y bajo un pino entre las dunas, masajearía durante más de una hora nuestros cuerpos desnudos. Después de un carísimo mojito en el Tiburón y una pulsera tobillera que pille en la playa, nos fuimos de nuevo a bordo para salir huyendo de las medusas y pasar la noche en Espalmador. No habíamos hecho reserva y no sabíamos si tendríamos boya, pero al ser pagando este año, había de sobra. En cuanto nos vio aproximarnos el boyero se acercó y nos la cobró. Cogimos nuestros equipos de snorker y nos fuimos Fdo y yo a investigar por las rocas, pero apenas había vida, un pez trompeta que extrañamente se dejó coger, una morena verde y algún que otro parguito. A la vuelta, estaban todas en proa, esperando al sunset con una copita de cava!, nos unimos a ellas, empezando a disparar nuestras cámaras y jugar una vez más a paso-pose. Cenamos antes de que oscureciera así que después de echarnos unas risas en la sobremesa con nuestro diario cigarrito de la risa, nos íbamos a dormir y solo eran las 00:30h. Me encanta como navegando ajustas tu reloj biológico a la luz del sol!. A la mañana siguiente tras nadar un poquito, aprovechando que no teníamos las odiosas medusas, soltamos la boya y pusimos rumbo a cala Jondal, en donde se encontraba el famoso y glamuroso chiringuito Blue Marlyn. Había reservado mesa y vendrían a buscarnos con una zodiac mayor, así no nos mojaríamos lo culos bajando en la nuestra chiquitita. La gente todavía estaba en la playa con los bikinis, así que hicimos tiempo tomándonos unos mojitos y caipiriña hasta que vimos desaparecer al sol por las montañas, no es de las calas más bonitas para ver el sunset, pero es que todo no se puede tener. Decidimos cenar al final en la zona más playera e informal, cada uno eligió un plato y lo compartimos todo. Luego pasaríamos a la zona del pub para tomarnos unos Gin’s, para acabar prontito en el barco, donde montamos en esta ocasión, el chill-out en la popa. Hasta el bongo me atreví a sacar! Por la tarde me dieron otros dos regalos, una toalla pareo y un vestidito de gasa blanca, y tras la cena, otro más!, un precioso anillo de Varosky, en tonos azules como mi querido mar……no quería más regalos, mi mejor regalo era poder estar con todos allí.!! Solo algo lo ensombrecía, el tiempo pasaba muy deprisa y empezaba a oler a final!. Por la mañana mientras desayunábamos en la bañera, pasó un patrón en su dingui y pude reconocer a Guillermo, el empresario de Alquilavela, a quien tantos barcos he alquilado hasta ser armadora. Inconfundible el barco, con el gran nombre de vinilo en el casco, no podía ser de otra, confesó! Ya era el último día, por lo que pondríamos rumbo a Cala Salines, donde habíamos reservado boya para poder desembarcar a mis queridisimas catalanas y pillaran un taxi para el aeropuerto. No había medusas pero si una gran vida marina, por lo que nos dimos de aperitivo un gran baño en pellejillo! La sobremesa sería femenina, de sentires y decires, mientras los tripulantes masculinos, se retiraban a sus camarotes. Ya con la caída del sol, y el inicio del sunset, vino el amable boyero para facilitarnos el desembarque de las enormes bolsas, ¿Qué se llevaban algún ibicenco troceado o qué?...jajaja Un último Gin-Tonic salinizado en uno de los garitos chill-out de la playa, antes de soltar la boya y poner rumbo de nuevo a la península. Entre caras de pena por lo que se acaba y de satisfacción por lo vivido y disfrutado. La travesía nocturna fue también combinada entre motor y vela, en mi guardia conseguí sacar el Génova y luego los chicos lo aguantaron un par de horas más, alcanzando hasta 8 nudos de velocidad, pero el resto fue a motor. Poco duermo mientras navego, mi atención por cualquier ruidito y el no querer perderme nada me mantiene en vela full-time, por lo que ahora viene el bajón, físico y emocional, y me voy a dormir y soñar con lo vivido para mantenerlo vivo en mis recuerdos. Solo un alivio, en 48horas estaré de nuevo a bordo para rematar la celebración de mi 46 cumpleaños, con los poquitos, pero no menos VIP’s que me quedaban de amigos. Gracias mar y viento, por haberme enamorado de vosotros.!!

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