MIRABELLA

Por Alberto......

Mil quinientas millas náuticas son las que separan, más o menos, Puerto Aventuras de la Bobby’s Marina. Muchas millas pendiente de la meteo, del rumbo, de la corriente, del abatimiento, del ángulo de la ola, del nivel de aceite, de las revoluciones por minuto, de la jarcia, del tráfico, de los filtros, de la sentina, de los amperios, del radar, de las luces, de, de, de, … miles de des.

Después de unos días de estar amarrado ya iba apeteciendo salir a navegar y darse una vuelta por fuera de esta bahía, conocer esas otras de las que tan bien hablan las cruising guides y navegar a vela con el viento de St Maarten. Pero volver a estar pendiente de todos aquellos “des” me quitaba ese apetito.

La solución estaba aquí mismo, en esta misma marina. Alex y yo nos daríamos una vuelta navegando a vela para conocer estas playas y bahías, pero que sea otro el que esté pendiente de todos esos aspectos de la navegación. Miramos a nuestro alrededor y son varios los catamaranes que ofrecen vivir por un día la experiencia de la navegación a vela en aguas de St Maarten y conocer sus hermosos recovecos desde el mar.



 
Teníamos referencias del llamado MIRABELLA, el nombre resultaba atractivo y ese es el que elegimos.

Realmente estar en un barco y que lo lleve otro no tiene nada que ver. No miré ni de donde venía el viento. Pero a poco que hayas navegado te darás cuenta de que a bordo del Mirabella todo sigue un minucioso protocolo que, por desarrollarse de una forma absolutamente natural, pasa desapercibido. Es una delicia ver la maniobra de soltar amarras. Todo se hace de forma sincrona, pero sin mediar palabra alguna. Parece que toda la tripulación se lean la mente los unos a los otros.

Leroy esta a pie de pantalán para ayudar a embarcar a todos. A todos, lo necesiten o no lo necesiten. Y mientras se completa el embarque nos ofrecieron un zumo de frutas. Esto parece un detalle de cortesía, pero detrás de él hay mucho más que eso. La tripulación del Mirabella se está asegurando de que salimos al mar con un mínimo de hidratación y energía para ello. El sol aquí aprieta.

Don, el capitán, apoya lo necesario sobre la amarra para separar la proa, pero enseguida quedará de presión para poder zafarla del noray. Todo se hace sin esfuerzo alguno.

Entre bromas de bienvenida, en un tono totalmente desenfadado, Leroy da una breve charla de como va a evolucionar el día. Pero entre sus palabras también va dando indicaciones de seguridad, uso de chalecos, uso de los aseos y demás cuestiones que toda persona a bordo debe conocer. Hay que tener una gracia especial para hablar de los peligros a evitar sin que esto atemorice al sorprendido visitante, a quién nadie le había advertido que en el mar pudiese haber algún peligro. Leroy tiene esa gracia para hablar de cosas serias en medio de vaciles y bromas.

La bahía de Groot Baai se va quedando atrás. Sin darte cuenta te quedas absorto mirando como unos
barcos maniobran la boya de sotavento como si estuviesen en una regata, los saludos de toda la gente que va ese otro barco de aspecto pirata con el que nos cruzamos o el aterrizaje de los aviones en esa pista famosa en todo el mundo por estar tan próxima a la playa que los aviones te despeinan. todo es diferente y todo de deja con la boca abierta.

Apenas llevaba media cerveza cuando cuando nos detuvimos en una cala rocosa para hacer snorkel. Se distribuyen las aletas, gafas y tubos. Duaen y Leroy dan una nueva charla sobre el uso de las aletas, la ruta a seguir y alguna pauta de seguridad. El primero en ir al agua es Duaen. A continuación ya nos podemos tirar el resto.

Impresionantes fondos coralinos. Con una simple máscara ya estás entre mas vida que en otras latitudes en las que necesitarías botella de aire y bajar muchos metros para verla. Y colores. Muchos colores. La claridad del agua deja pasar toda la luz del sol y todo en el fondo parece iluminarse.

A la salida del baño Valeria te ofrece un refresco, que puede ser sustituido por cerveza muy fria e incluso por Rum-Punch (básicamente consiste en zumo de frutas con ron. Aquí añaden algo de tabasco,vodka y no se si alguna cosa más). Valeria es otro puntal en este barco. Esta pendiente absolutamente de todo. Si te ve con un papel en la mano no esperara a que te acerques a preguntarle donde puedes tirarlo. Ella se adelantará y te lo dirá. Sabe todo lo que le está sucediendo con cada una de las personas que están a bordo. Y siempre con esa sonrisa luminosa. Da la sensación de que se divierte tanto detrás de la barra como el que más al otro lado de ella.

Soltamos el “muerto” de la zona de buceo (ahí no se debe arrojar el ancla por no estropear los fondos coralinos) y seguimos la camino hasta una playa de arena blanquísima. Mirabella te propone allí diferentes opciones y puedes participar en algunas o en todas. Paseo por la playa, juegos de pelota en el agua, baile a bordo. A estas alturas ya llevamos unas horas de mar y el apetito se ha abierto. Valeria ya ha preparado unos pequeños bocatas de jamón y queso, unos cuencos con guacamole junto a los que ha dejado nachos de maíz, y otros con queso de untar al lado de los que encontrarás unas galletas saladas.

Aunque no participes en nada, solo estar a bordo ya es una delicia. Esa brisa constante de 15 nudos del Este de St Maarten, la musica alegre, la cerveza fria y/o el rum-punch con hielo, la arena blanca, el cabo rocoso, el magnifico ambiente a bordo, las historias de Leroy, las atenciones de Valeria, … y otro nacho con guacamole. Un baile aquí con esta chica de Canada, y otro allá con el grupito de las californianas. Todo el mundo trasnmite felicidad y las risas se oyen por toda la cubierta del Mirabella. Ahora ya sabemos de donde viene el nombre: Mira que bella. Mira que belleza hay en todo lo que te rodea. Mira que bella te pones con todo eso que aquí sientes.

Cuando Don indica que es la hora de levar anclas nadie quiere irse. no me extrañaría que tuviese un día un motín a bordo, lo atasen al palo y la fiesta continuase allí, en la Playa de la Samanna, durante toda la noche.

¡Cómo me gustaría estar ese día a bordo!

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