NAVEGACION POR LA SORORIDAD



El término sororidad se refiere a la hermandad entre mujeres con respecto a las cuestiones sociales de género. Sororidad es un término derivado del latín soror que significa hermana. Es un neologismo empleado para hacer mención a la solidaridad que existe entre mujeres, especialmente, en las sociedades patriarcales.
Y así acuñamos el pequeño grupo que forme con mis más intimas amigas, las primeras que estuvieron ahí cuando me caí, cuando hay que comerse la sal porque no todo es azúcar. Y sabedoras de mi gran pasión, intentamos inaugurar el grupo con una navegación. Hacia 1 año de ello y no habíamos conseguido materializarla, por problemas de agendas de unas y otras, así que ya tocaba, era final de verano o principio de otoño, octubre, los días empezaban a acortar pero la temperatura todavía era bastante buena.
La travesía sería en el Pangea, así que la previsión de F6/7 incluso F8, no preocupaba a sus
armadores, sabedores que el barco pesa bastante y necesita viento para ir alegre. Así que  quedamos a mediodía de un viernes, para estibar la compra y zarpar lo antes posible, rumbo a Cullera. Jane había preparado unos sándwiches vegetales y como es bastante estable y su escora a penas se aprecia, fuimos comiendo en cuanto salimos de la bocana del RCNV. Unas 18 millas y 3h de navegación, pusimos velas, primero Mayor y luego Génova, aunque esta última cuando nos dimos cuenta se había soltado la driza y cayo, por lo que rápidamente la recogimos y sacamos Trinqueta. El
barco tiene una cubierta enorme, es un 50 pies muy bien diseñado por su armador, un prototipo para dar la vuelta al mundo cómodamente. El viento era de poniente, por lo que íbamos amurados a Er entre un descuartelar y un través, rumbos idóneos para el Pangea, la velocidad era buena y solo cuando empezó a caer el sol, y estábamos ya próximos al rio de Cullera, arrancamos motor y recogimos velas. La larga entrada del rio siempre me impresiona, los pescadores a ambas orillas parecen  que te saludan con sus cañas. El club es pequeño y con pobres instalaciones, pero son muy amables y además el agua dulce del rio, siempre viene muy bien a las obras vivas de los barcos.
Detrás de nosotros entraba también el Tejula, había regata al día siguiente. Los tonos rosados de la puesta de sol me permitieron hacerle unas fotos espectaculares.
La travesía había sido placentera, ya con las primeras conversaciones o tertulias que se sucederían durante todo el fin de semana. Es lo que tiene juntarte con gente inteligente y con criterio. Así que al llegar y arranchar un poco, unos se fueron a las duchas, Jane se puso a cocinar un puchero para la cena, y otros leímos en cubierta. La cena estuvo buenísima pero demasiado pesada,
¡¡hubiéramos necesitado un buen baile posterior para rebajarla!! Después de ella, sorprendimos a Jane con un regalito de cumpleaños, ya que no estaría aquí en Diciembre, pues viajaría a su tierra, Kenia,  a ver a su familia. Era con tanta antelación que no lo esperaba para nada.
Toda la noche tuve pesadillas de la pesadez. Con las primeras luces del día desperté, tras  varias meditaciones para intentar relajarme y volverme a dormir y no conseguirlo, salí a cubierta para intentar hacer mi tabla de yoga, pero ya había subido Ximo y nos pusimos a preparar para subir al palo y pillar la driza del Génova. Después de solucionar varias cosillas, de esas
que nunca se acaban a bordo, soltamos amarras rumbo a Denia. La idea inicial era Gandía, pero yo propuse al patrón cambiarlo por Denia, esperando que allí pudiéramos tener más opciones para bajar a tierra y porque además el puerto de Gandía tiene una entrada pequeña que con la previsión de fuerte viento y la manga del Pangea, podía hacernos complicada la maniobra de entrada y salida.
Hoy el viento sigue de W/WS, pero sobre 24 nudos, genial para el
Pangea, que marca alegre el camino con su proa. El día es fantástico de sol, vamos en tirantes, haciendo banda y comiendo o picoteando todo el día. Las conversaciones de mar y de vida se suceden, siempre navegando es más fácil conversar con más profundidad, ¿será que las emociones están más a flor de piel? ¿O que nuestras máscaras se quedan en el pantalán y somo quienes somos de verdad? De todas formas el grupo era pequeño e íntimo, todos nos conocemos bien, y sabemos de nuestras afinidades, aún así no falta la disparidad de criterios en algunos temas que hacen que siempre sea animada la conversación.

De nuevo con la caída del sol, cayo y empezó a rolar el viento, por lo que, para no empezar a dar bordos, arriamos y pusimos motor. Entramos enDenia con las ultimas luces del día. Ya soplaba bastante, así que el atraque lo hicimos de proa, por lo que bajar al pantalán, con la altura del Pangea, era solo para agiles saltarines prácticamente de circo, como es su capitán. El resto, decidimos quedarnos a bordo.
Teníamos provisiones de sobra, y la compañía no requería de necesitar buscar nada más, así que esa fue la opción elegida. Además, esta noche la sorpresa cumpleañera fue para Pura. A ambas le regalamos nuestra pulsera de plata del grupo con la palabra SORORIDAD y les hice una tarta de queso y arándanos y queso y limón.
Los caballeros fueron los primeros en retirarse a sus camarotes y nosotras nos quedamos de tertulia femenina hasta más tarde.

El domingo amaneció gris y con fuerte viento, según lo previsto. La travesía de vuelta la hicimos super rápida. El barco apoyado y levemente escorado, navegaba con hasta 43 nudos que vi en el Tridata, como si nada. A unos 6 o 7 de velocidad, solo con Mayor con 2 rizos, ¡¡ el tercero me dijo el armador que solo se lo había puesto un día de 60

nudos!! Yo flipo. Es la primera vez que navego con F8 sin tragarme olas, ni tener sensación de
marrón. Hacia frio, pero nos pusimos nuestros trajes de agua, algunos más que otros, y el único problema era no mojarse demasiado por la lluvia que no ceso en todo el día. Además también puedes bajar al living que no te mareas, porque está por encima de la línea de flotación y tienes además visibilidad plena con  todos los ojos de buey que le rodean.
Hice con la ayuda de Manuel unas pizzas para calentar los cuerpos y entre picoteo y picoteo llegamos a Valencia. Siempre digo que cuando termina una travesía y nadie se quiere ir, o no ve el momento de despedirse, esa , esa es la señal inequívoca de que todo ha ido bien, nadie ha estado incomodo y este era el caso, después del mercido baldeo al barco, aún
fuimos a las duchas, nos cambiamos y nos quedamos a cenar para apurar las provisiones y poner el remate final con unos bailes de Bachata.
Gracias Leles, Jane y Pura, y por supuesto a Manuel y Ximo, grandes compañeros, que me han dado siempre su apoyo y hombro en los momentos que más necesitaba la Sororidad.

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