AVENTURA CON "FINDACREW"
Antiguamente los aventureros del
mar que buscaban barco para enrolarse, solo tenían que acercarse a los puertos
conocidos, como el de Canarias, desde donde por ejemplo, salen muchos barcos para cruzar el Atlántico
y navegar por el mundo. Los armadores colgaban en los tablones de los náuticos sus
anuncios con sus teléfonos y llamabas o te presentabas, una breve entrevista y
eras aceptado o no a bordo.
Internet nos estrechó las
fronteras y nos facilitó a contactar tripulantes con armadores y viceversa. Así
fue como descubrí al blog de La Taberna del Puerto, a través del cual me dió la
oportunidad de conocer a mucha gente del mar y hacer muchas travesías. Y hoy, tras 10 años, las RRSS han proliferado y
existen muchas páginas web y app al efecto. Mi último descubrimiento era la de
FINDACREW. Es una pagina internacional, donde tripulantes cuelgan su CV
buscando barco para enrolarse y armadores ponen el suyo y las características de
su barco y lo que ofrecen.
De esta manera han contactado
conmigo muchos navegantes solitarios desde muchos puntos del planeta, Mediterráneo,
Caribe, Pacifico, Adriático……. Pero con el confinamiento y tanta restricción aeroportuaria
no se antojaba el mejor año para conocer a nadie….sin embargo me llego una
invitación cercana, de Italia y
me deje guiar por mi instinto y por los planes que al parecer la vida me ponía en bandeja y no pensé mucho para aceptarla, buscar un vuelo a Roma y ayudar a trasladar un barco de 35ft por la costa italiana del Adriático. Era un barco del 1984 de popa lanzada, pero por la fotografías estaba en muy buen estado, su armador lo acababa de adquirir hacia tan solo unos meses y tenía poca experiencia. Los pocos mensajes que cruzamos por WhatsApp me hicieron confiar en que seria una buena persona. Y no me equivoqué, vino a recogerme al aeropuerto de Roma, a 3h en coche de su casa, donde me hospedó amablemente, antes de hacer 1h más de coche hasta la costa italiana del Adriático. En concreto Rimini, era un pueblecito pintoresco con un rio lleno de barquitas, motoras y veleros y muchos, muchos, barcos de pesca. Con un precioso faro blanco y hasta una enorme noria al pie del pantalán.
me deje guiar por mi instinto y por los planes que al parecer la vida me ponía en bandeja y no pensé mucho para aceptarla, buscar un vuelo a Roma y ayudar a trasladar un barco de 35ft por la costa italiana del Adriático. Era un barco del 1984 de popa lanzada, pero por la fotografías estaba en muy buen estado, su armador lo acababa de adquirir hacia tan solo unos meses y tenía poca experiencia. Los pocos mensajes que cruzamos por WhatsApp me hicieron confiar en que seria una buena persona. Y no me equivoqué, vino a recogerme al aeropuerto de Roma, a 3h en coche de su casa, donde me hospedó amablemente, antes de hacer 1h más de coche hasta la costa italiana del Adriático. En concreto Rimini, era un pueblecito pintoresco con un rio lleno de barquitas, motoras y veleros y muchos, muchos, barcos de pesca. Con un precioso faro blanco y hasta una enorme noria al pie del pantalán.
Que es una zona de pescadores
puedo dar fe de ello, las 35 millas que recorrimos junto a la costa, era un
campo de palangres y piscifactorías.
La previsión era de NE F5/6
durante todo el día y sobre todo en las horas centrales.
Madrugamos para dejar el coche en Senigalia y coger allí un tren para ir a Rimini (44º4,54’N 12º 34,22’E) donde nos aguardaba “my job”, asi se llamaba el velero, aunque dice que se lo va a cambiar, yo también lo haría realmente.
Madrugamos para dejar el coche en Senigalia y coger allí un tren para ir a Rimini (44º4,54’N 12º 34,22’E) donde nos aguardaba “my job”, asi se llamaba el velero, aunque dice que se lo va a cambiar, yo también lo haría realmente.
Pusimos las amarras a la vía para
poder liberarnos sin llamar al marinero y así lo hicimos, estaba atracado de
través al pantalán y el viento nos ayudaba a retirarnos de él. Además, no tenia
ningún otro barco delante ni detrás en un par de esloras, así que fue fácil. El
velero era de caña y la maniobra de ciabogar es un poco más incómoda, pero lo
hizo muy bien. Contento y feliz, como estamos todos cuando nos ponemos al
timón, o en este caso, a la caña de nuestro velero, sobre todo cuando es un reencuentro,
aunque este había sido breve, solo para que le instalaran toda la electrónica nueva
de Raymarine que había adquirido. La verdad es que esta mimándolo mucho, seguro
que lo dejará divino.
No conocíamos la dársena, así que
cuando nos dimos cuenta nos habíamos pasado la salida de la bocana y nuevamente
tuvo que ciabogar para volver por donde había venido pues la salida nos la habíamos dejado atrás.
Nada más salir, con la carta
digital en el nuevo plotter instalado en bañera, y comprobando con el
Navionics de mi teléfono, vimos que la zona estaba plagada de piscifactorías. Por lo que yo le aconseje navegar un par de millas hacia alta mar para ir tranquilos y coger un veril en el que ya las hubiéramos sobrepasado, pero el armador dijo que no, que había venido la vez anterior entre costa y las piscifactorías, con su amigo, un experimentado skiper, y que lo volveríamos a hacer así, para hacer menos millas.
Navionics de mi teléfono, vimos que la zona estaba plagada de piscifactorías. Por lo que yo le aconseje navegar un par de millas hacia alta mar para ir tranquilos y coger un veril en el que ya las hubiéramos sobrepasado, pero el armador dijo que no, que había venido la vez anterior entre costa y las piscifactorías, con su amigo, un experimentado skiper, y que lo volveríamos a hacer así, para hacer menos millas.
Había bastante mar, olas de 2 ó 3 m
que nos daban de través, y nada de
viento. Así que de momento seria motor. No le preocupaba mucho, porque, de
hecho, incluso lo había pensado para cargar baterías durante un par de horas.
El problema fue que después de 2h
el viento seguía sin aparecer y sin embargo el motor junto con las olas, había sentado
muy mal a su estómago, así que finalmente tuvo que tirar la pota por sotavento.
Lorenzo brillaba escandalosamente
y se agarraba a nuestra piel de una manera feroz, a pesar de haberme puesto
protector antes de salir, repetí y puse una nueva capa y aun así, llegue con la
nariz y la frente rojas.
A las 12h cumplí con mi costumbre
del “ángelus”, cervecita en mano y pistachos, aunque el armador solo pudo
tomarse una manzana para asentar su estómago. Yo acabe con las suyas, las mías
y las dos ensaladas que habíamos comprado, porque, como es de entender, a él no
le cabía nada ni le apetecía comer. Es horroroso marearse, lo reconozco, aunque
solo me ha pasado una vez en todos los años que llevo navegando, y se lo relate para animarle, en una travesía bajando a Canarias donde una ola me
remojo y al bajar a cambiarme al camarote de proa con los pantocazos no me dió tiempo y tuve que salir corriendo en bragas a tirarlo todo por la borda. Por lo que creo que nadie puede vanagloriarse de que no se marea nunca, porque a todos nos
llega nuestro ssan benito un dia! jajaja.
Por lo que con toda humildad, le
aconseje que se pusiera a la caña y mirara a la proa, que era lo mejor para
olvidarse y que le pasara antes.
La costa se antojaba verde y frondosa,
las montañas llenas de vegetación llegaban hasta la misma orilla del mar, en
aquellos tramos de la costa donde no había poblaciones. Me sorprendió gratamente,
porque me esperaba una costa más árida y es realmente bonita por las montañas
tan cercanas y verdes.
El viento seguía sin aparecer y
mucho menos de NE, que nos hubiera permitido ir en un largo por la aleta de
Babor. En su lugar, parecía que quería establecerse un viento flojito pero por
la amura de Babor, y en cuanto
vimos que se establecía, paramos motor y sacamos mayor y Génova, entre un
descuartelar y un través, navegamos por fin a vela, llegando a hacer puntas de
mas de 7 nudos. Era realmente veloz el barco, como me había adelantado. Las
velas no eran muy buenas, de Dracon, y sobre todo la Mayor, estaba muy
cansadita y pequeña, pues el puño del pujamen no llegaba al final de la
botavara. Otra mejora para hacerle. No sabe bien en el sin parar que se ha metido……jajaja
El con la escota en mano del
Genova, iba trimando para sacar el máximo partido. Se le da bastante bien, para
llevar solo 1 año navegando y no tener ninguna titulación, allí al parecer, no
se exige como en España.
Además de tener que esquivar las piscifactorías, el mar era
cual campo de minas pero de palangres, así que no podíamos quitar el ojo a la
proa y relajarnos. Tanto fue así, que acordamos esa noche ir a
cenar buen pescado en honor a todos los que habíamos esquivado durante el día.
cenar buen pescado en honor a todos los que habíamos esquivado durante el día.
Habíamos previsto unas 8h de navegación y no fueron muchas
menos, pues arribábamos a Senigalia sobre las 18h.(43º43,45'N 13º13,25'E).
La maniobra de atraque también la hicimos sin marinero,
salte a una plataforma que sobresalía del pantalán y de esta al noray a hacer
fija la amarra en los muelles que colgaban de una anilla. Le pase la guía del
muerto y fijo la proa. Adujamos y completamos así, un día de navegación y un
objetivo cumplido, a pesar de que Eolo nos había acompañado poco y en otra
dirección.
Toda navegación me llena, aunque esta había estado un poco
lejos, siempre vale la pena conocer nuevos puertos, nuevas gentes y nuevas
naves, y así satisfecha mi pasión nos fuimos a regalarnos unas coronitas bien
bien fresquitas!!
Comentarios