SINGLADURA DE FALLAS




Después de 2 meses en dique seco, tenía un mono de navegar increíble. Hablé con mis compis de Alicante y organizamos una travesía para el finde fallas, lejos de petardos y verbenas que no podían seguir mi pierna.....

De nuevo reservamos el Dufour 40’, nuestra querida Malta Blue, que tan bien nos respondió en la última travesía de temporal en Diciembre.
Las previsiones meteorológicas en esta ocasión eran buenas, demasiado buenas, el máximo era solamente de 20 kn y viento de NE ySE.

A la tripulación en esta ocasión, se unió un nuevo cofrade a última hora, el penúltimo tripulante, en quien confiamos aunque nos hablaba de cuerdas, cuartos...etc......menos mal que no sabía, porque sino hubiera zarpado sin nosotros.! Después de esperar paciente un par de horas, fuimos apareciendo todos el viernes noche en el pantalán del CN de Alicante. Alguno vino acompañado de su almiranta para pasar revisión a la tripu y confirmar que estaba todo en orden a bordo.
Salimos a cenar, la primera toma de contacto, para los nuevos y para los que nos teníamos que recordar.....algunas rondas tabernarias de más, por aquello de pagar todos una, nos hicieron volver al barco ya con mar de tierra,ja,ja,ja

Amaneció un precioso día, así que a las 11h, 09 U.T.C. zarpamos por fin, soltamos amarras y dejamos atrás en el pantalán estrés, asfalto, trabajo, family, etc,etc, Tuve el privilegio de estrenar el timón y salir de la dársena sin ningún problema. Al salir de la bocana, izamos todo el trapo, solo unos 5 nudos de velocidad y el mar plano, cual día de verano. Nos dejamos acariciar por el sol y la brisa. Puse el piloto automático y me fui a proa a probar mi estrenada rodilla ortopédica, tumbada al pie del mástil, coca-cola en mano y libro de Osho en otra. Poco duraría el rato shill-out, una bruma empezó a cubrir el sol y tuve que regresar a la bañera. Empezó a subir un poquito el viento y nos permitió parar el motor e ir solo a vela, sacando 6 nudos en puntas de 12 kn de real, tomamos un rumbo de descuartelar a ceñida hacia Calpe.

Así plácidamente y sin demasiado esfuerzo, acompañados por una manada de delfines, fuimos haciendo millas hasta llegar a Calpe justo a la caida del sol, 19h, como habíamos previsto. Me impuse de nuevo el reto de atracar, y a pesar de tener bastante viento y un amarre doble, que a veces es peor porque con el abatimiento y tanto espacio es más fácil que se te atraviese al muelle, la maniobra salió a la primera. Lo único que resultó ser un verdadero reto era saltar desde la isla del barco hasta el pantalán con mi pata chula, pues quedaba muy alto y retirado para esta pobre minusválida. A mi pesar, tuve que apoyarme en mi valentosa tripu para hacerlo al final.

Después de una reconfortante ducha nos dirigimos a dejarnos impresionar nuevamente por nuestros amigos los del Tapaniaky de enfrente del CN de Calpe. Algunos terrestres se unieron a esta pandilla de piratillas, y pasamos un agradable rato, que rematamos más tarde en el living del barco.

Nuevamente nos sorprendió un soleado y sin embargo, frio día, en el que Eolo había madrugado y aún estando a cobijo en el pantalán más interior de la dársena y a buen cobijo del Peñón de Ifach, ya se notaba como soplaba. La previsión como siempre, nada que ver con la realidad, salimos ya con dos rizos en la Mayor y el Génova, unos 20 kn de viento real SE, pusimos rumbo de ceñida y sacamos un rendimiento de unos 8 nudos.

Pasamos el día haciendo zig-zag, y disfrutando un par de horas cada uno a la rueda, había mucha mar y había que jugar con las olas si queríamos evitar los pantocazos. Con alguno de ellos, una ola se coló por el portillo de proa, que una servidora no había cerrado bien, I’m sorry, lo pagué con el saco y el nórdico empapados.....Fuimos jugando todo el día con dos bordos, uno hacia pleamar y el otro hacia la costa. El primero más divertido y rabioso, el segundo más tranquilo y corto. .....Así pasamos el día, jugando con Eolo y Neptuno, éste último a penas nos dejó pegar bocado a ninguno en todo el día. Tan distraídos estábamos, que eran las 17h, 15 U.T.C y todavía nos quedaban 20’ millas, así que decidimos poner motor, recoger Génova y con solo la mayor para estabilizar, ajustar el rumbo a Alicante. Tras una preciosa puesta de sol, con una enorme esfera roja, apareció Venus, la más brillante y tras ella todas las demás estrellas. Los dos últimos tripulantes se bajaron a descansar y entrar en calor, y nos quedamos de guardia los otros dos. Intentamos poner el piloto automático pero saltaba por demasiada mar “NO SEAPROOF”, ni siquiera entonces nos permitió Malta Blue no hacerle caso.
Enfilamos el faro verde de la bocana de Alicante a las 21:45h, 19:45 UTC, me aproé para que arriaran la mayor y cedí el atraque a otro tripulante.

Un divertido y cansado día de navegación. Derrotados pero contentos, nos regalamos una ducha calentita, un buen vino y unos ibéricos en el barco, pues no nos quedaban pilas ni para salir de fiesta. Una agradable tertulia de sobremesa nos descubrió en el último tripulante, un experto y aventurero buceador.

Nos retiramos a nuestros camarote, mientras escribía puntualmente mi libro de bitácoras, nuevamente vino a visitarme un lindo caballito de mar que cada noche me arrastraba a navegar en los más profundos sueños........

De nuevo, amaneció un día soleado, pero a la vez con viento fuerte y racheado. Aún al resguardo de la bocana y con todo los recovecos de la dársena del CN de Alicante, se notaba que soplaba con fuerza. Las drizas nos deleitaban con un verdadero concierto y las banderas ondeaban todas tiesas como si estuvieran pintadas en el cielo. Llegó el tripulante que faltaba, estivamos bien todo y nos hicimos a la mar. Fue el penúltimo tripulante esta vez, el encargado de zarpar. Mano diestras se notaban al timón, decisión y seguridad en la arrancada del motor. Seguidos por las miradas de los transeúntes del paseo marítimo, salimos solemnes, vista todos a proa, intentando adivinar, con qué nos íbamos a encontrar.

La meteo no había estado muy certera últimamente, así que no nos fiábamos de lo previsto. Efectivamente, previsores, aprovechando que la bocana nos recibía con el viento en proa, izamos ya la mayor con dos rizos.
Nada más dejarla atrás, el Génova también con dos rizos. Un rumbo de ceñida, viento de SE, racheado, veintitantos nudos, jugando con la escota de la mayor para no escorar mucho, pusimos rumbo a Tabarca a comernos un caldero.
No hacía frio, el viento se notaba cálido del Sur. A la hora, reclamé mi turno al timón, trimé un poco las velas y alcancé los 8 nudos, con puntas racheadas de 32 nudos. De repente algo extraño nos ocurrió, entramos como en una zona muerta, de repente el viento cayó en picado, las olas pararon, y nos quedamos flotando como un corcho, 0 nudos nos marcaba la corredera. Impresionante!..... Recordé libros y películas.......Nunca había encontrado nada igual.....De repente, al fondo, vimos como se acercaba la racha, rizando el mar y levantando rizos blancos. Navegamos una hora con estas condiciones,sin permitir ningún despiste entre el gobierno de timonel y el escotero de la mayor, hasta que recibimos una oportuna llamada alertándonos de aviso de temporal para la tarde, F8 a 9 y Fuerte Marejada. Quedaban 7 millas para Tabarca, alguno de la tripu tenía que volar para volver a su jungla de cristal, así que decidimos por unanimidad modificar nuestro derrotero y cambiar el caldero por una paella en el náutico.
Aprovechamos una bajada de viento a 15,16 nudos, para trasluchar, controlando la maniobra antes de que subiera la racha. Seguimos rotando al timón, esta vez hasta el último tripulante se atrevió, debió de percatarse que aquello se acababa.
Por último mi sosia, en un empeño por superar mis 8 nudos, se echó un pulso con el trimado de las velas, pero acabó mordiendo el timón.......jugábamos con la escota y realmente llevábamos las vela como si de un largo a un través se tratara. Sacrificamos velocidad por estabilidad y un aperitivo final, un vinito y unos frutos secos, que acabaron comiéndose los peces en cada virada, ya que no conseguimos que aparecieran los delfines a despedirnos, conocerán de nuestra asiduidad.....

A la entrada a la bocana, me pasaron el timón para poder ellos dedicarse a arriar las velas, dada mi limitación con mi pata de palo. Atraqué en la gasolinera con cierta dificultad, pues el fuerte viento nos abatía de más. Finalmente, gracias a mi hábil tripulación, que raudos saltaron al muelle y con las amarras nos llevaron a Malta blue y a mí de la mano. La salida sin embargo genial, soltamos la amarra de popa, el viento nos empezó a separar del pantalán, soltamos proa y arrancamos marcha atrás con coraje, para cambiar rápidamente al otro lado del timón y enfilar proa ya al canal central.
El atraque final fue para el único que no lo había hecho en todo él finde y supongo que por ello, lo bordó.

La travesía llegaba al final, un buen arroz y una botella de champán para celebrar el regalo que por mi santo me había hecho la mar, un F7 de Eolo y una marejada de Neptuno, que me pusieron la adrenalina a cien y me hicieron recordar, que siempre querría más.......

















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