TRAVESIA DE SAN JUAN EN EL PEU








Se aproximaba el fin de semana de San Juan y no tenía planes a la vista, cuando recibí una invitación para pasar el finde en el PEU, un Sun Odissey 40’ del RCR de Alicante. El plan, navegar durante el día, fiesta y hogueras por la noche. No pintaba nada mal, así que acepté y el viernes tarde estaba allí. La tripulación estaba formada por dos parejas madrileñas, el armador y su chica y “yo”, pero aún así acepté, todo con tal de no quedarme en dique seco!.

Nada más llegar, dejé mi petate, y me dirigí a saludar a mi queridísimo amigo y cofrade Circe, que como sospechaba, estaba dándole cariño a su precioso Sun Liberty, cómo me gusta el modelo de ese barco!!,j,j,j,j,

Tras una breve pero entrañable conversación, volví al PEU, todavía no habían llegado los demás, así que decidimos ir haciendo camino y esperarles en el rte. cenando.....con una buena copa de vino todas las esperas son más llevaderas!. Por fin llegaron, aunque yo no me enteré hasta bastante después, cuando mostré mi preocupación por la tardanza, pensando que ellos eran una pareja de amigos de Ramón y Maries, hasta que me explicaron que eran ellos.......al buen rioja le siguieron buenos Gin Tonics preparados con la copa salinizada (ya os contaré la receta algún día) y bailamos hasta que la prudencia y la conciencia nos hicieron retirarnos, para poder navegar al día siguiente......y lo hicimos, aunque el despertador no fue muy madrugador en despertarnos, así que la otra pareja no pudo contactar y se fueron. De repente, me encontré con un camarote para mi solita todo el finde y la tripu mas ligerita, por mi genial, pensé...........aunque lo sentí por ellos, ya solo quedaba ver la parte buena.

Ya en la dársena soplaba bastante, la corredera marcaba 20 nudos. Zarpamos con dos rizos en la Mayor y el Génova y con rumbo 180º hacia Tabarca en un través. Conforme íbamos aproximándonos, vimos que la pequeña flota existente, unos 8 veleros, se encontraban todos fondeados en la playa junto a la cala del Francés, el viento soplaba de N/NE, todavía bastante fuerte. Echamos el ancla y fondeamos, cuando ya empezamos a relajarnos y bajamos unos a ponernos los bikinis, otros a preparar el aperitivo......otros a comentar la travesía.....cuando de repente vi como se nos echaba encima el velero de Seguritas! Unos doce metros de eslora, se precipitaban con fuerte arrancada contra nuestra popa. Baje corriendo a por dos defensas y a avisar al capitán, mientras me percataba que no era la arrancada de ellos, sino nosotros, habíamos garreado y nos habíamos echado encima de ellos. Los dos barcos abarloaos popa contra proa y lo peor de todo, nuestra pala del timón se había enganchado en su cadena!. El capitán como buen humano, siguiendo sus instintos, echó mano a los candeleros para intentar separarlos, yo lo vi mientras afianzaba con los ballestrinques las defensas y a pesar de mi dos avisos de alerta, cuando sacó el brazo ya llevaba un dedo destrozado, sangrando escandalosamente. Superando mi aprensión por la sangre, cogí la primera toalla a mano y le taponé la herida. Mientras tanto, en un intento de ayudar, el tripulante madrileño intentó arrancar el motor, menos mal que los tripulantes del Seguritas, que eran gente que sabían lo que hacían, le gritaron que no. Así que cambió la popa por la proa y se retiró. Era importante conseguir desenganchar ambos barcos sin que ellos perdieran la cadena ni nosotros la pala. Mientras ellos pensaban cómo hacerlo, seguí con las tareas de un vendaje de primeros auxilios.......tras pedir el botiquín a la Almiranta y no permitirla caer en un ataque de histeria. La idea era soltar el resto de la cadena del Seguritas tan rápido como para que se liberara de la pala de nuestro timón, así lo hicieron, y funcionó. Ramón, el capi, sin perder la serenidad y con su dedo ya vendado, arrancó justo en el momento idóneo para alejarnos, levar ancla y poner rumbo 0º directo de nuevo a Alicante. A motor, 8 nudos.
A partir de ahí, se desvaneció, supongo que le entró el bajón, después del momento de tensión. llamamos al 112, porque además era diabético y teníamos miedo a una fuerte bajada de azúcar...........la verdad es que respondieron súper bien, un médico nos llamó durante la travesía varias veces, también los de salvamento marítimo, e incluso del RCR, quienes enviaron dos marineros a recibirnos a la entrada de la dársena, preparados para abordar el barco, pensando que el resto de la tripulación no éramos capaces de atracarlo. La verdad es que no hizo falta nada, pues a pesar de su empeoramiento, aún esperó a comer un poco, antes de dejar que lo llevaran al hospital.

Volvieron con la caída del sol, yo intentaba distraerme leyendo, durmiendo..... pero fue imposible......no me relajé hasta verlo aparecer por el pantalán. Unos cuantos puntos, la vacuna del tétano y un vendaje para unos 15 días. Por lo menos el hueso no estaba tocado..........aún se permitió bromear al parecer con las enfermeras, pidiéndoles que le hicieran un buen trabajito, que era el dedo sexual!,ja,ja,ja.
Ciertamente estaba gratamente sorprendida por la buena reacción de toda la tripulación, incluso de quien había hecho mutis por el foro y por lo menos no había estorbado.......y sobretodo, lo más importante, nadie había perdido los nervios.

Aquella noche no salimos, los cuerpos solo dieron para tertulia en la bañera del barco hasta bien entrada la madrugada......así que a pesar de ser San Juan y estar en Alicante, ni me mojé los pies, ni salté las olas, ni pedí los tres deseos .........a cambio, descubrí a una persona luchadora y superviviente, de esas a las que la vida se lo pone crudo desde un principio y se protegen tras la apariencia de un mal carácter arrogante.......

A la mañana siguiente, teníamos muchos menos viento, 12 a 15 nudos, y mucha menos mar que el día anterior, así que decidimos poner rumbo a Campello 30º, de un través a un largo, con todo el velamen fuera, haciendo unos 6 nudos de velocidad.
El día anterior al levar ancla rápidamente, se había roto una de las clavijas del mando a distancia de la cadena del ancla, y el molinete no iba con la manivela manual, demasiado oxido, así que no podíamos fondear, lo mejor era atracar en un puerto para comer.

Próximo a la entrada, pusimos la televisión para ver la regata de AC el capi y yo, mientras otro hacia de curri pegándose un chapuzón por la popa..........una vez puestos al pairo. Finalmente atracamos, Maries hizo un arroz de esos Alicantinos con mucha verdura, que se empeñan en llamar paella, pero que nos cayó de maravilla a todos. Mientas las dos parejas se iban a estirar las piernas en un paseo después de comer, yo me estiraba en mi amada proa, con un cafecito y un cigarrito, a dejarme querer por Don Lorenzo.......

El regreso fue de ceñida, rumbo 240º, con un aparente de 14 nudos, conseguimos 7 de velocidad. Disfruté las últimas millas de la rueda del PEU y de una espléndida puesta de sol..........nuevamente había concluido una travesía llena de aventura y emoción, descubriendo hasta dónde somos capaz de dar cada uno, en una nueva y tensa situación como la vivida el día anterior.........

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