SINGLADURA POR LA COSTA PORTUGUESA...











Mi primer amanecer en Portugal!....trás un largo día de aeropuertos, desde las 10h. a.m que salí de casa tocaba la cubierta del barco a las 20h. p.m., horario portugués, 1h. menos en España. Once horas bambando, para volar solo 2h. Los nervios de encontrar o no el lugar, entenderme con el idioma, etc, se disiparon una vez empecé con ello y puse pie en el aeropuerto. Hasta me permití ir de rebajas en el aeropuerto de Lisboa!

Vilamoura resultó ser un pueblo muy turístico y de lujo. Todo rodeado de campos de golf. El náutico era como una pequeña ciudad de tiendas, restaurantes, etc…y cada yate de lujo que te hacían flipar!.Aunque no los envidiaba, seguía prefiriendo un velero de 12’ de eslora, tres discretos camarotes y dos baños………….

Hacia un año que andaba sola por el mundo pero relativamente poco que navegaba, era mi primer viaje completamente sola, mi primera singladura en un barco desconocido con una tripulación completamente desconocida y un armador completamente desconocido, a excepción de un par de conversaciones telefónicas.

Era la más joven de la tripulación, como en mis inicios laborales, volvía a ser la benjamina a mis casi cuarenta años, paradójico no?. Por ello me empeñé en dejar claro al presentarme, que contaran conmigo para todo, para lavar, para cocinar…..y para navegar!. Y vaya si lo tomaron en serio, me estrené con un buen baldeo a la cubierta del barco, y eso que todavía no había saltado ninguna ola por culpa de mi gobierno!........al terminar procuré interesarme por lo que hacía el patrón, que en su mesa de cartas preparaba el derrotero para el próximo día. Tenía un sofisticado programa de cartas informatizado que era toda una maravilla, pero además, había que tener en cuenta la tabla de las mareas que variaban más de 3m de pleamar a bajamar cada 12 horas.

El derrotero previsto era zarpar rumbo a Albufeira, fondear y si el mar lo permitía quedarse allí y sino, seguir hasta Portimao, que tenía puertecito para pasar la noche, solo unas 7 millas pero solo teníamos una previsión de viento de 3 a 5 nudos, rolando NS y EO hasta las 19h que parecía que subiría a 9 nudos y rolaría a OE.

Salimos de Vilamoura finalmente a la hora prevista, 11,30h después del exhaustivo baldeo y despedirnos de los simpáticos vecinos brasileños.
Navegamos a vela con rumbo de ceñida hacia Albufeira, 8 a 9 nudos, de viento y una velocidad conseguida de 5’. El patrón me dejó la rueda y disfruté, al fin y al cabo, era para lo que había venido, cerré los ojos y sentí el barco y el mar en sincronismo, los ojos abiertos no me ofrecían mucha visibilidad más, pues el antirrociones era incompatible con mi pequeña estatura.

No era fácil elegir lugar de fondeo, pues aunque la costa era asombrosamente encantadora, no disponíamos de carta náutica de ese tramo y dudábamos de la fiabilidad de la sonda, además de ser una costa muy rocosa e impresionante con sus arrecifes cortados a cuchillo y pequeños y sugerentes calas desiertas, por inaccesibles desde tierra.

Al final hicimos un intento para fondear a la hora de comer, algunos se pegaron un chapuzón, pero era tal el mar de fondo que teníamos que solo pudieron tomar una ensalada de legumbres y hasta mi acostumbrado estómago, por un momento, estuvo a punto de pillar el colocón…..

Finalmente levamos ancla y seguimos la derrota dirección a Baleira a probar más suerte, pero el panorama era igual, así que decidimos ir a motor directos a rumbo y hacer 3 guardias, de esa manera, todos podríamos relajarnos fuera de nuestra guardia y tomar el sol, leer, o dormir……..

Así en poco tiempo la proa se convirtió en un solarium nudista, hasta que llegó el turno de mi guardia, intenté sacar Génova para quitar un poco de motor pero no avisé a los del solarium, con la mala suerte de que la escota se enredó en uno de los pies, eso junto con la sorpresa del controlador patrón que no estaba acostumbrado a que ningún tripulante tomara la iniciativa, provocó un momento de confusión y de tensión. Me apresuré a pedir disculpas a los amigos de Lorenzo y por supuesto al patrón, que me recalcó que solo permitía un error de ese tipo!.

Seguimos hasta Portimao para pasar la noche, pero al final nos quedamos en un precioso fondeadero a la entrada de la bocana, con una tranquila playa de fondo. Treinta y seis veleros conté fondeados, increíble sin embargo la quietud que nos rodea, alguien ha puesto música chill-out y hemos contemplado una maravillosa puesta de sol tras las casitas naranjas y amarillas del puerto de Portimao.

No deja de sorprenderme ver como los veleros siempre van buscando su proa al viento, todos al unísono y aquí además está el efecto de las mareas, siempre pendientes de la pleamar y de la bajamar, de repente quietos, de repente meciéndonos como en el vaivén.

Estuvimos tentados de bajar a la playa con la dingui a bañarnos y tomar algo en una terracita o chiringuito chill-out que se adivinaba desde la cubierta, pero entonces el patrón recordó un lugar que alguien le había recomendado, que venían a buscarte en lancha motora para cenar pescadito y después de un nuevo chapuzón, en pellejillo, pareo nuevo seco y nos dispusimos para bajar a cenar……

Al día siguiente desperté la primera, aproveché para salir a cubierta y aprovechar los suaves primeros rayos de sol de la mañana y la brisa marina matutina, que acariciaran mi piel, mientras escribía en mi diario….Estos momentos son los que no se pueden explicar, pero hacen más que justificables las más de 10h de trasiego entre aeropuertos.

Levamos ancla y cambiamos el fondeo por un amarre dentro del puerto de Portimao. Inicialmente lo hicimos en el muelle de espera, voluntariosamente me tiré al pantalán para hacer firme la amarra de proa pero con los nervios no fui capaz de hacer un as de guía que el día anterior había explicado yo misma al resto de la tripulación, ¡qué vergüenza!.
Después del papeleo habitual, nos asignaron amarre y soltamos amarras, en esta ocasión la tensión vino por el intento de saltar a cubierta las otras dos tripulantes que se ofrecieron a soltar las amarras.

De nuevo al llegar al amarre asignado, fui yo la que saltó al pantalán, y al intentar coger la amarra de babor que me tiró el patrón, fallé y ésta cayó al agua y con ella mi alma, al ver la cara que me ponía el patrón, uf, no había manera de hacer las cosas perfectas para él! Era como una confabulación, cuánto mejor quería hacerlo todo, peor me salía!. Para compensar me ofrecí a hacer la comida. El patrón me ayudó, para facilitarme todos los ingredientes que necesitaba, realmente solo él sabía dónde estaba todo. Desde su mesa de cartas, mientras descargaba mi cámara de fotos en el ordenador, seguía atento a todas mis maniobras culinarias. Hubo un momento en que se paró observador en unas de mis fotografías y de repente me sorprendió preguntándome si era feliz…….le pregunté que si era una premonición, cómo dice que tiene a veces, o ¿era lo qué había visto o no había visto en mi foto?. Por supuesto he contestado intuitiva y rápidamente que sí, pero a continuación no he podido evitar quedarme sumida en un profundo silencio que supongo le ha dicho mucho más que mi simple contestación…..

La tarde la ocupó cada miembro de la tripulación a su manera, unos leyendo, otros andando por la playa, otros tomando el sol, y yo me fui a quemar energías en unos largos a la maravillosa piscina del náutico. Luego me recompensé con una margarita en una hamaca frente al acantilado y dejando navegar mis pensamientos entre el pasado y el futuro.
Después volví paseando por la dársena y observando los impresionantes trimaranes que habían arribado tras una regata al puerto.

Al día siguiente, nos concedimos unas horas más por tierra, un paseo por las tiendas del pueblecito, un collar de corales y una botella de vino de Oporto del 67 fueron fichados para mi maleta.
Zarpamos a las 12h, ayude en la maniobra, esta vez sin errores, y nos dirigimos al muelle de espera para dejar las tarjetas y recoger las fianzas. Salté al pantalán y esta vez hice firme sin problemas en el norai.
Luego nos dirigimos al fondeadero del día anterior para comer. Hoy sopla fuerte el SO, pensé que después podríamos disfrutar navegando a vela…..resultó muy gratificante el fondeo, pues después de la comida, tuvimos una intimista conversación de sobremesa, dónde todos y cada uno de los tripulantes, dejó conocer a los demás algo más de sí mismo. Acabamos todos en cubierta, desparramando nuestros cuerpos al sol. En el patrón resurgió su vena de artista, y haciendo acopio de una tablilla de acuarelas, estilo Dalí, se puso a pintar las espaldas blindadas al sol. Todos los barcos de alrededor nos observaban, todas las zodiacs reducían la marcha a nuestra altura….fue un rato entrañable, para recordar. El mar saca al real y más extravagante de cada uno de nosotros, pensé.

Dejando el estandarte español bien alto, levantamos el fondeo y salimos de la bocana a vela solamente, con un par……..para seguir navegando a vela durante un par de horas, 8 a 9 nudos de viento, sacábamos 4 de velocidad en un largo por la aleta de babor, así navegamos plácidamente hasta arribar a Lagos. Nunca olvidaré la llegada a Lagos, fue preciosa, con la puesta de sol. Y para entrar en el náutico nos levantaron un puente de metal que lo hizo más impresionante si cabía.
Acabamos el atraque sobre las 21h. así que el patrón nos propuso irnos a cenar con el salitre en la piel, prescindiendo de la salud de bote, para poder disfrutar de pescadito fresco en un local que le habían recomendado de la cofradía de pescadores.

Pronto nos encontramos delante de una tosca mesa de madera, pero repleta de las mejores, ostras, langostas, y marisco que me pudiera imaginar. El dueño y camarero, era un portugués de larga melena, con ojos de gato, que intentaba hacernos la estancia lo más acogedora posible. De repente y sin planearlo, empezamos a interpretar cada uno de nosotros un papel, como si de una familia nos tratáramos. Teníamos al papi y la mami feliz, a la tía solterona y a la hija, recientemente separada por la que sus padres suspiraban. El buen hombre, se lo creyó completamente y acabó haciéndonos de guía por los garitos del pueblo hasta la madrugada…..hasta ver amanecer en el espigón de la bocana.

La gran Nortada nos esperaba al amanecer, hubo obligada reunión de tripulantes, aunque finalmente la decisión estaba tomada, algo me decía que el éxito de la noche anterior había contribuido a ello.
Zarpamos a las 15,30 UTC, 16:30h local, rumbo a Baleira, soplaba viento del Norte, 28º de temperatura, bajamar a las 16:30h UTC, 1,40m, de 13 a 17kn, eran las previsiones de velocidad de viento hacia Sagres. Aunque los lugareños intentaron persuadirnos de que desistiéramos de nuestro intento que venía la Nortada, no parecía ser tanto como lo pintaban…….

Baje a descansar un poco después de mi primera guardia. Habíamos pasado punta Baleira. El viento no había bajado de 20 a 22 nudos de real, solo llevábamos media mayor, por precaución del patrón. Olas de 1m a 1,5m aproximadamente, y había bajado la temperatura. Empezamos a divisar Cabo San Vte, como un gran vigilante. Menos mal que el cielo está estrellado…..Sin embargo el panorama había cambiado completamente cuando salí a cubierta a mi siguiente guardia, el viento había subido, la mar también, el cielo se había cubierto completamente. Nuestro derrotero se había desviado 3 millas de lo previsto, el Cabo San. Vicente seguía impertérrito observándonos, y el motor parecía no hacer nada a sus 2000 rpm. Flotábamos como un corcho, puntas de 42’kn, F8, el patrón empapado y cansado me cedió el arnés y la linterna para que vigilara las olas que no nos dieran de través y que ya eran de unos 3 m, además me avisó que el piloto automático no respondía con tanta mar. Un par de veces me repetí ……”si quieres aprender a rezar ven al mar a navegar”………las horas fueron pasando y grado a grado fui consiguiendo virar y poner proa al norte para remontar la costa portuguesa rumbo a Lisboa. Aquel amanecer lo recuerdo como uno de los más deseados de mi vida. El Atlántico se mostraba ahora tendido, como rendido a nuestra tenacidad, con largas y constantes olas. Ahora nos mece, nos sube y nos baja, cual caballo domado. Finalmente avistamos Sines, cuna del gran navegante Vasco de Gama y sacando fuerzas de dónde no sabíamos dónde, baldeamos el barco, el gran héroe de la travesía antes de rendirnos a Morfeo.

Después del merecido descanso, seguimos nuestro derrotero hacia Sesimbra. Seguimos con viento del N pero más suave, 12’ de real, pero con un rumbo de ceñida total, no nos permitía poder disfrutar de las velas. Aunque el patrón me permitió hacer un par de zigzag a vela antes de arrancar el motor y poner rumbo directo. Supongo que fue su manera de recompensarme por el buen hacer durante mi guardia nocturna.
Al arribar a Sesimbra, el patrón nos eximió de la obligación de baldear y nos permitió ir a las duchas y arreglarnos para salir a cenar a un legendario lugar “Lobo de Mar”. A la vuelta, tuvimos que asegurar el toldo de la capota, el fuerte viento lo hacía peligrar.

A las 4h. U.T. C. tocó diana, para zarpar rumbo a Cascais, sin embargo un precavido marinero aconsejó al patrón que desistiera de su intención, fuera de la bocana seguía soplando la Nortada, como ellos la llaman, con más de 25 kn, así que después de un copioso y completísimo desayuno destinado a llenar de fuerzas a una tripulación que debía enfrentarse a la dura mar, volvimos a nuestros catres hasta la salida del sol. Entonces el viento había bajado y parecía un buen momento para pasar el Cabo Espiche. Así que enfilamos la proa a la bocana de Porto Abrigado y dijimos adiós por la popa a Sesimbra.

Se presentaba una plácida navegada, inicialmente pudimos sacar la mayor en un través, pero en cuanto llegamos a cabo Espichel y pusimos rumbo a Cascais, de nuevo teníamos el N en proa total, de nuevo recogimos prácticamente todo el trapo y seguimos con el ronroneo del motor.
Navegábamos a guardias de 1 hora, así siempre alguien está ojo avizor a palangres y otras naves y los demás se relajan y coquetean con sus cuerpos al sol. Aprovecho para coger el timón y poco a poco la mar va creciendo, caprichosa, desafiante y competidora, mujer contra mujer.

A unas 8 millas de Cascais, cerca ya de la entrada a Lisboa, fuimos recibidos por una veintena de grandes veleros del mundo, como si de una recepción se tratara. Era la salida de la Tall Ship Race, rumbo a Cádiz. Además al llevar rumbo encontrado, bajaban con todo el velamen y bien hinchadas sus innumerables velas.Todas las cámaras de abordo se dispararon sin parar, ante tal espectáculo.



Cascais resultó un pueblo tranquilo y señorial, invadido de regatistas del mundo entero, que dejamos atrás mientras decíamos adiós a las gaviotas que formaban en fila de uno en el borde del espigón, para poner rumbo a Lisboa.

Aquel día el NO fue condescendiente conmigo y no sopló demasiado racheado, y nunca superando los 15 kn, F3-4. También el Océano Atlántico fue generoso conmigo y se presentó dócil y suave, para el que sería mi último día de navegación en esta travesía. Así que sacamos todo el velamen y pusimos rumbo a Lisboa en un largo por la aleta de babor. El patrón me cedió el timón y pude sentir una vez más la buena sintonía que había conseguido con el barco. Varios bordos trasluchando hasta enfilar la entrada por el Tajo. Allí tuvimos que arriar velas y volver al motor, así que cambié popa por proa y fui a contemplar la entrada y toda su diversidad monumental. ¡Nunca podía haberlo imaginado igual.!



El día acabó a ritmo de fados por el barrio alto de la ciudad, al coincidir con la celebración de un cumpleaños los familiares agasajaban al homenajeado cantándoselos.Después de un par de días de turismo por la ciudad, atracados en una de las diversas marinas que hay en el río, llegó la tripulación que venía a cubrir la nueva quincena y a sustituirnos a los que estábamos. Gente estupendísima, cálida, extrovertida y de mi misma edad, con la que conecté un segundo antes de que llegaran. ¡Mala suerte la mía!, a veces el destino te gasta estas malas pasadas, disfrutamos un día de la ciudad juntos, les hice de guía turística, y compartimos ron y cigarritos de la risa en el pantalán antes de decirles adiós, al amanecer siguiente, mientras ellos enfilaban la bocana a mi me esperaba un taxi para llevarme al aeropuerto y regresar a la mundanal realidad terrestre……..









Comentarios

liberty ha dicho que…
Informaros que este articulo ha sido el ganador del III concurso de Relatos Tabernarios que anualmente convoca el portal "La Taberna del Puerto".
Es sensacional, que una singladura que no pude escribir en su día por, digamos, el sabor agridulce que me dejó, ahora sea el que me dé tan gran satisfacción.
El premio consiste en una placa conmemorativa y una publicación de Editorial Noray, pero el mayor premio que me enorgullece es el reconocimiento por tan venerables cofrades. Gracias
liberty ha dicho que…
Haber si puedo mostraros la foto de la entrega del premio por la Tabernera!

Entradas populares de este blog

POR FIN EL CANAL DE PANAMÁ

VOLVIENDO A LAS PITIUSAS CON AMIG@S

CARIBE CON EL MAVERIK