CRUZANDO EL MEDITERRANEO

Diario bitacoras de 28 de agosto de 2009
00 HRB, zarpamos de Malta, La Valeta, rumbo a Sicilia.
00:34 HRB rumbo 48º posición latitud 35º57’33’’ N Longitud 14º34’96’’E a 7’5 kn, 50 millas a Cabo Passero.
02:00 HRB posición l 36º5’39’’N L 14º43’9’’E velocidad 7,4 kn, rumbo 41º.
03:20 HRB l 36º12’27’’N L14º51’50’’E a 7,5 nudos, rumbo 44º y 30 millas hasta Cabo Passero.
05:45 HRB l 36º26’95’’N L15º04’13’’E
08:10 HRB l 36º44’79’’N L 15º12’70’’ E velocidad 7,6 nudos rumbo 20º, al través Marzameni, ya hemos pasado Cabo Passero.
10:00 HRB l 36º56’7’’N L 15º19’16’’E velocidad 8kn rumbo 30º a 3 millas de Punta Gigante.
12:30 HRB l 37º16’11’’N L15º17’65’’E rumbo 353º al través Augusta y a 33 millas de Taormina
16:00 HRB l 37º46’85’’N L15º16’97’’E velocidad 8,7 kn rumbo 8º y solo 4 millas para arribar a Taormina, fondeo elegido.

De Malta al Estrecho de Messina
Zarpamos el domingo a las 24:00 HRB, un día después de lo previsto por la meteo. Todos estábamos ansiosos por hacerlo. Ferdy por abandonar por fin Malta, Rubén y yo por empezar nuestras ansiadas vacaciones y el Rebeca por volver a navegar de nuevo y desprenderse de las amarras que lo habían retenido durante dos largos meses.
La luna nos despedía sobre los terraos de Malta, para no volverse a ver en toda la noche. Ferdy soltó el muerto, yo la amarra de Er, que no trabajaba y él finalmente la de Br que previamente habíamos dejado preparadas a la guía para no necesitar a nadie, durante las 2 horas que dedicamos a los preparativos previos, estiba, quitar pasarela, toldo, amarras con muelles, etc…Nos preparamos con nuestros trajes de agua, pues la previsión era que en las primeras horas tendríamos unos 15 kn de través, aunque realmente fueron 25 y una gran ola de través muy difícil de gobernar. El viento roló pronto, en cuanto nos retiramos de la costa de Malta unas millas, para ir cerrando ángulo por la amura d Br, por lo que recogimos la mitad de la mayor y cazamos escota y sin parar motor intentábamos avanzar vigilantes al ploter y el tráfico según el AIS. Una gran jauría de barcos a Er, aunque finalmente debía de tratarse de una flota de pescadores faenando, porque no se movían, gracias a Neptuno, porque sino, hubiera sido como pasar por un batallón de soldados, toda una pesadilla.!

Rubén no tardó en despedirse e irse a su camarote a dormir, aunque me consta que le apetecía haber estado durante las primeras horas, pero la noche negra y los grandes balanceos que las olas de través nos producían, le hicieron presumir acertadamente, que no sería una plácida travesía. Hacía frío y solo la espuma blanca de las olas nos daban algo de blanco a la noche. Pensé que quizás era mejor no ver el maretón que había armado.

Con esa ola y gran balanceo, era fácil que se mareara todo el mundo, aún los que nunca lo hacen, así que previsoramente me tomé un chicle de biodramina y menos mal, porque Ferdy que no lo hizo, al ratito notaba ya los primeros síntomas del mareo. Así que me ocupé de las primeras horas, aunque él no me dejó ni un momento. Se tumbó sobre el cofre de Br luchando con el mareo. Me tomé dos roncitos con coca-cola y cambié Al Divo por Alanais Morrison para resistir a la somnolencia. De vez en cuando me ponía bajo el hueco entre el toldo y el antirociones a observar el planetarium que teníamos, ya lejos de la contaminación lumínica. Intentaba adivinar constelaciones y hasta la vía láctea. Dos estrellas fugaces me permitieron desear la mejor de las travesías y pedir a Eolo y Neptuno que fueran benévolos con nosotros.

Ya con las primeras luces del alba, sobre las 5:a.m. HRB, Ferdy resucitó casi totalmente recuperado y yo intenté entrar en calor, primero sobre el cofre calentito que él había abandonado, pero ni echándome el saco encima, ni con las 3 capas de navegación, lo conseguía, así que después de la puntual foto al amanecer rojo que nos saludaba ya, bajé al camarote de proa. Aunque parecía que ya estaba demasiado despejada, supongo que Morfeo pudo por fin conmigo, porque desperté al cabo de 1 hora, con la sensación que habían sido 5 minutos.

La mar a medio canal empezó a bajar y ahora era ya plana, pero también el viento había bajado y rolado, de forma que solo mayor a la vía y seguíamos a las órdenes del motor. Ferdy aprovechó para bajar a dormir un poco, ya veíamos por nuestra aleta de babor dejar atrás el Cabo Passera y divisar perfectamente toda la costa Siciliana. Le tomó el relevo Ruben, que cual principito, amanecía ajeno a toda la mar, motor y viento, tras 8 horas de sueño continuado. Ya vestido, desayunamos juntos e invadimos la cubierta, justo delante del antirociones. Abrí la ventana central y así controlaba a él y la costa, sin dejar lejos el control del timón por si tuviera que reaccionar en un momento dado.

El mar estaba ahora como un plato, el viento había bajado a menos de dos cifras y el motor seguía ronroneando, pues el poco viento además era de proa. Saqué mi libro, el de las crónicas de Rafael del Castillo, el que intentaba dar fin por aquello de no dejar nada a medias, pero que realmente se me hacía ya cuesta arriba….Lorenzo empezaba a hacerse notar, así que le pedí hueco a Rubén y sin dejar ojo avizor a las 4 bandas, nos pusimos a hacer juntos, ejercicios de estiramientos, de cuello, de brazos, de piernas……cuando nos dimos cuenta, teníamos un espectador!!

Con el ángelus, abandonamos la tabla de gimnasia por un zumo de tomate, un par de Coronitas y una picaeta…….Por nuestra banda de Br seguíamos dejando los grandes edificios de Siracusa y enfilábamos hacia punta de los Gigantes. No nos pareció que nos perdiéramos gran cosa. No nos apetecía hacer mucho turismo por tierra, ni grandes ciudades, así que seguimos rumbo a Taormina, como habíamos planeado en nuestra derrota.
Una cabezadita bajo el toldo en popa y bajé a preparar una ensalada de habichuela blancas, bromeando que así tendríamos alguna propulsión distinta al motor del Rebeca y podríamos izar velas!!...jajaja

Eran las 16:30HRB cuando entrábamos en la cala de Taormina, Rubén y yo de mascarón de proa, nos vino a recibir una gran tortuga, ¡nunca antes habíamos visto una!, fue impresionante, también un gran Tall-Ship con pabellón griego ocupaba la zona del Sur de la cala y según el AIS dos barcos más la zona Norte, la que habíamos elegido nosotros. Finalmente eran unos cuantos más sin AIS, tres veleros, uno de ellos, un enorme catamarán. Al aproximarnos, vimos unas estupendísimas boyas naranjas para el fondeo y enfilamos proa a una de ellas, próxima a una punta de la montaña y a la popa de todos los demás. Me fui a proa con Rubén, preparé una amarra, un extremo a la cornamusa de Er y con el bichero en mano, trinqué la anilla al pasar sobre ella, Ferdy llegó clavado, sin arrancada y como no soplaba viento, pudo dejar el timón y venir a echarme una mano, pues no conseguía levantarla lo suficiente para pasar al otro extremo de la amarra por el ollao. Conseguido, la pasé rápida a la amura de Br por debajo del ancla y la hice firme a la otra cornamusa. Poco a poco el Rebeca se alineó con todos los demás, proa hacia la zona Sur de la cala.

Abrimos popa, bajé rápidamente a por mi bikini, mientras oía el chapuzón de Rubén ya en el agua y luego el salto de Ferdy, incitado por el primero. Me olvidé de hacerles foto y me tiré e cabeza, estaba fría pero unas brazadas me hicieron olvidarlo rápidamente. Se notaba la corriente vaciante, te arrastraba hacia el mar, por lo que no quité ojo a Rubén, aunque casi nada mejor que yo. El caracolillo de la obra viva daban fe de los dos meses que había permanecido el Rebeca amarrado en Malta.

Vino genial tener la comida preparada, abrimos un rosadito fresquito y ocupamos los tres el cofre de Er con sombra. Rápidamente vimos aproximarse una semirígida, desde un ketch de los fondeados delante de nuestra proa. Ferdy presumió, sin equivocarse, que venía a cobrarnos por la boya y me encomendó negociar con él. El hombre paró el motor y se enganchó a nuestra regala por la aleta de babor. Alguien muy espabilado que con nuestro pobre ingles nos encandiló y vendió casi todo. Vivía en el ketch y se ganaba la vida haciendo de taxi-boat y proporcionando las boyas que hábilmente había colocado él mismo…..un mal entendido en las cifras hizo que le contratáramos todo, así que vino a recogernos primero para darnos un paseo por la costa, salpicada de cuevas y peculiares casas camufladas entre las rocas, una zona increíble que casualmente había leído recientemente como elegida por la duquesa de Alba y realmente era un rincón increíble de la costa, con un encanto especial que te hacía evocar vacaciones de un tiempo pasado cuando solo eran alcanzables por las clases más altas…Isola Bella, Cova San Andrea…..finalmente nos uniformamos con nuestros modelitos blancos ibicencos para bajar al pueblecito a cenar.
Una procesión pintoresca nos recibía en las pedradas calles abarrotadas de gentes, a la entrada del pueblecito, dónde nos dejó la taxista que hábilmente nos había buscado también George, el vecino del ketch, ya entonces sospeché que five+five+five no sería todo el servicio, sino cada uno de los servicios….dos cofradías, una de blanco y pañuelo rojo y otra de azul y pañuelo blanco, paseaban sendos santos, uno blanco y otro negro. Pusimos rumbo directo a una gelatería, para dar cuenta de los famosos gelatos italianos, además baratos, solo 2 € una hermosa tarrina a rebosar de cremosos helados de todos los sabores imaginables e inimaginables. Enfilamos la calle principal, salpicada de tiendas con muchísimo estilo pero carísimas, de ropa y joyas, realmente el turismo en aquel pueblo debía de ser de gran nivel como de gran nivel era el restaurante que elegimos para la cena, todo vestidito de blanco con un gran balcón sobre el mar, desde dónde divisábamos la gran bahía de Catania, …. un lujo que de vez en cuando no está nada mal tomarse, aunque muchos fondeos como aquel y acabaríamos arruinados del verano!!

Un taxi nos esperaba puntualmente en la puerta de Catania, uno de los arcos de entrada al pueblo y más tarde nuestro vecino, George, en el pequeño puertecito con su semirígida que nos acercó al Rebeca, al que pudimos comprobar que no nos funcionaba la luz de fondeo, habría que subir al palo a repararla……al final la cuenta de George subió a 85€, 15€ del taxi, 30€ del taxi-boat con excursión por la costa y 40€ de la boya…realmente la vida de señoritos es cara, no se puede jugar todos los días a pijos, mejor haremos de transmundistas zarrapastrosos!!.
Los barcos habían rolado, las proas miraban ahora hacia la zona N de la cala, pero no había ni una ola, la noche se planteaba tranquila para dormir sin problemas, ni vigilancia como merecían nuestros derrotados cuerpos tras la travesía de 130 millas con escasos ratos de 1 ó 2 h de sueño cada uno, así que nos rendimos sin ninguna resistencia a Morfeo a pesar de la excitación del primer día.

Sin despertador, amanecimos con las primeras luces, que aquí llegan antes que a la Península al estar más al E, y a las 8HRB ya estábamos listos para soltar la boya y abandonar tan espléndido fondeo en el que ahora, libre de nubes y bruma, nos despedía con el imponente volcán Etna de fondo, las últimas fotos y pusimos rumbo para cruzar el famoso Estrecho de Messina. La previsión era buena, muy poco viento, aunque de proa, por lo que no pudimos sacar velas, toda la travesía fue a motor, 2000 rpm y en ocasiones no conseguíamos ir a más de 4 nudos, por las fuertes corrientes.Cruzamos en cuanto pudimos para situarnos por el lado de Er según marca la carta náutica el canal de paso. El tráfico empezó a ser intenso en seguida, ferrys, mercantes, yates y algunos veleros que por suerte iban en rumbo encontrado y bajaban con todas sus velas hinchadas….aunque luego comprobamos que las sacaban después de la entrada, que todos la hacían a palo seco, previsoramente, pues tiene fama de encañonarse el viento y subir desprevenida y rápidamente. De hecho nosotros preveíamos unos 5 a 10 kn y tuvimos de 20 a 25 kn todo el tiempo!. Aún así y pese a unas cuantas gotas que nos soltaron las primeras nubes del día, la travesía fue espléndida por su peculiaridad. Todos nuestros miedos y preocupaciones fueron desvaneciéndose poco a poco, conforme avanzábamos. Hubo un momento que había tanta bruma marinera que temimos a la dichosa niebla. Pero pensé que no podía ocurrirme en todas los estrechos!...además no me había puesto el bikini amarillo!....el de la mala suerte, el que llevaba cuando la niebla en el Estrecho de Gibraltar….aunque no soy supersticiosa he tenido que darle alguna que otra oportunidad mas al susodicho bikini para convencerme de que no era el culpable ni el gafe…..
Cuando por fin sales del Estrecho, te da una gran alegría, es como otra prueba o reto superado!. La única pena era no haberlo podido hacer a vela, aunque con el tráfico y las corrientes hubiera sido como poco, divertidamente estresante.!

Las islas Eolicas
Pusimos rumbo a Vulcano, la isla eólica más al sur. Teníamos ganas de llegar, así que cuando faltaban unas 6 millas para la zona de fondeo elegida, el puerto de Levante, teníamos bastante hambre, eran ya las 16 HRB, y propuse cambiar el fondeo a cala Gezo al S de la isla, propuesta que fue aceptada sin resistencia, comeríamos y descansaríamos y si no nos veíamos suficientemente resguardados, aún tendríamos tiempo de cambiar el fondeo a la primera elegida para dormir. Pero no fue necesario. Una negra cala, que nos recordaba a Canarias, nos recibía tranquila, con unos cuántos barcos ya fondeados, entre ellos un precioso ketch con bandera inglesa, con un flamante casco azul de unos 50 m y flamantes palos blancos. Impresionante!...Todos llevaban su bola de fondeo, en España no hay mucha costumbre, pero en cuánto sales de nuestras costas mediterráneas todo el mundo la pone, así que nosotros la incluimos en nuestra rutina de la maniobra de fondeo…la luz de fondeo fue sustituida por una linterna solar de leds que arriábamos cada noche a una de los cabitos que bajan de la cruceta y donde llevábamos el gallardete de nuestra querida Taberna, el de una bruja a bordo y a Er reservábamos el sitio para la de Sicilia, pues ya habíamos arriado la de Malta.

La negra arena volcánica y la poseidónea, hacían que viéramos el agua totalmente negra, pero ello no evitó que me diera un chapuzón con Rubén mientras Ferdy cocinaba. Cada día nos turnábamos, uno cocinaba y el otro fregaba, así ninguno se hartaría…..
Tras observar que el fondeo era bueno y que estábamos bien agarrados, decidimos pasar finalmente allí la noche, así que bajamos la zodía y nos fuimos a dar una vuelta por el otro lado de la cala, donde se divisaba un pequeño muelle natural, con unas pequeñas barcas amarradas y un par de casas, dónde unos lugareños tomaban el fresco sentados delante de sus puertas mirando al mar.

El recién nombrado skiper oficial de la dingui, viró en redondo en una maniobra perfecta para volver de nuevo al Rebeca a cenar, hoy tocaba peli de miedo, "El orfanato", ….alguno doblaría su guardia de colada de calzoncillos!...jaja…aunque para distraer la mente antes de dormir, salimos a la bañera a mirar el precioso manto de estrellas que nos envolvía, a pesar de las amenazantes nubes que despidieron la tarde siciliana.


Al amanecer nuevamente, nos despertamos. Me encanta sincronizar mi cuerpo con el día. Despertarse con la luz, dormirse con la caída del día, comer cuando tienes hambre....y así todo. ¿se puede vivir más natural?.
Nos pegamos un chapuzón en pellejillo. Por fin pude convencer al grumetillo, aunque con precaución por las dichosas medusas. Luego, aseo diario, desodorante, colonia, etc, para sentarnos a la mesa a disfrutar de un espectacular desayuno que había preparado el cocinitas del capi, huevos con jamón ibérico!!...después de ésto ya no había excusa para hacernos a la mar de nuevo.

Me puse al timón, y Ferdy desde proa me indicaba hacia dónde dirigir la proa para no forzar al molinete de más. Sin problemas dijimos adiós a nuestro primer y agradable fondeo en las islas eólicas.
Seguimos la costa hacia el puerto de Levante, 3 millas. Soplaban solamente unos 6 nuditos, supongo que por el efecto terral pues íbamos prácticamente pegados. Saqué primero Mayor y luego con el beneplácito del capi, el Génova. Por los poros de mi cuerpo desprendía emoción para intentar trimar lo más finamente posible y poder hacer que las 15 Tn del Rebeca, cogieran arrancada. Una virada para cambiar el bordo y enfilar ya la cala que habíamos elegido. Ruben a las escotas para evitar cocas, aunque al final acabamos envolviendo a Ferdy en el tremendo Génova, a pesar de sus intentos de pasarlo sin engancharlo con la Trinqueta.

La cala resultó estar más habitada de lo que esperábamos. Había chiringuito y hasta una escuela de vela ligera. Nadamos con el snorker hacia una zona de la playa clara por el azufre. El agua estaba calentita por unas zonas y por otras heladas. Entre las rocas del fondo salían burbujas, cual geises. Supusimos que todo ello eran efectos del volcán. El olor a azufre era muy fuerte y no muy agradable, pero el lugar merecía el esfuerzo, era bello en su inusualidad....ya navegando hacia aquí habíamos hecho fotos a su volcán desde el que salía un pequeño humo blanco.
El fondeo fue bueno, entre los dos entramos despacito marcha atrás hasta el lugar elegido, un punto avante para parar la arrancada atrás y echamos el hierro, quedándonos en la línea más cercana a tierra, pues había mucha profundidad más allá. Supusimos que por su origen volcánico, ya que todas en general tienen mucha profundidad. La cala estaba plagada pero, solo nos saludaron una pareja de transmundistas que teniamos por nuestra banda de Er....si la entrada nos salió bien, la salida la bordamos, Ferdy a proa indicándome el camino de la cadena para no forzar el molinete y acercarnos a ella sin dar con la inmensidad de cascos que nos rodeaban, saliendo despacio y majestuosamente.

Un grupo de ancianos observaban la maniobra sentados en la bañera de su yate y fueron los únicos que se levantaron y nos despidieron con sus gorras, aplaudiendo por la maniobra.
Así todos orgullosos, con el pecho hinchado como los gallos, pusimos rumbo a Lipary. La idea inicial era atracar en el puertecito de su pequeña ciudad, pero preferimos arriesgarnos y seguir hacia delante, donde descubrimos una cala blanca, por el cemento blanco que reposaba en sus fondos, gracias a una cementera abandonada, con aspecto fantasmórico. Preparamos el fondeo para la noche, bola negra en proa, luz de leds...etc.
De nuevo despertamos con el sol, que en esta parte del Mediterráneo, madruga más.... un precioso día iluminaba el agua turquesa y las ruinas, que ahora se antojaban más blancas. Nos pegamos sin pensarlo, el primer baño en pellejillo, le dimos una vuelta entera nadando al Rebeca y llamamos al peke con unos golpecitos en el casco por su camarote de popa. Pero le sentó muy mal, se asustó y se levantó de enano regañón. Menos mal que pronto se le pasó, en cuánto le propusimos ir a ver la ruinas buceando con el snorker.
El suelo estaba como peinado con un tractor y no había nada, hasta que llegamos a un puente de hierro derrumbado y hundido, alrededor del cual, había la ridícula vida marina de esta cala, cuatro pececillos y erizos de mar, pero nos pareció emocionante!
Tras el desayuno, hoy más que ganado, levantamos el fondeo. El de nuevo en proa y con señales que previamente ya hemos consensuado, va indicándome de dónde viene la cadena para ir yo a buscarla y forzar menos el molinete. Una vez libres, pusimos rumbo esta vez, a Panarea, otra isla hacia el norte. Directos a un nuevo fondeo, aunque de nuevo después cambiamos los planes previstos y enfilamos a Punta Milazzesa y entramos a ver Cala Zimari, habían dos rocas gemelas a Er a su entrada, unas 2 millas antes, vienen marcadas 38º37,6N 15º04,0E y nosotros las vimos claramente porque no había mar, pero con un poco de ola no se verían y podrían ser muy peligrosas.

Después de echar el hierro, de nuevo muy sincronizados y bastante cerquita de la playa, ya que estas calas, al ser conos emergidos suelen ser muy profundas y tienes que llegar casi a la orilla para tener unos 5 ó 6 m. Me dí un chapuzón con el peke y estrené la hamaquita que Ferdy había comprado para debajo de la botavara echarse alguna que otra siesta……y bajo él, con una cervecita con limón y sal y a escribir un ratito, ¿Qué más podía pedir?
Después de una respetable siestecita los dos en ella, solicitamos a nuestro dingui-skiper particular, que nos diera un paseito por la costa. Primero hacia el S y luego hacia el N, para ver el otro fondeo, si valía la pena cambiarnos, pero no nos gustó porque habían más casas, restaurantes y hasta un pequeño muelle y nosotros no queríamos civilización. Lo único es que desde allí se veían mejor las pequeñas islas que tiene a E, Lisca Bianca, Lisca Nera y Basiluzzo. También bajamos a la playa para deshacernos de la basura acumulada y nos cautivó un restaurante blanco entre estrechas calles blancas, al que bajamos minutos después, tras ponernos algo encima de nuestros bañadores, pero sin más arreglo ni ducha, estábamos ya marinizados y nos agradaba ir de zarrapastrosos como yo digo….jajaja………aunque el antojo lo pagamos bien, vaya robo que nos pegaron y encima te cobran 4€ por cada cubierto, es decir, solo por sentarse. Así que la retirada fue rápida y con los bolsillos vacíos. Ruben se retiró a su camarote y nosotros nos quedamos con mi querida Doña Anna entre manos, charlando en la bañera del Rebeca. Aunque eso no impide que la luz del nuevo día nos saque temprano de la cama….. Ya he perdido la cuenta de la fecha y el día de la semana en el que vivo. A nuestra rutina no le afecta demasiado y eso es fantástico!!

Ese día levantamos el fondeo después del baño diario en pellejillo y pusimos rumbo a Estrómboli, la isla más al Norte. Eolo ese día parecía que iba por fin, a regalarnos algo de viento. Así que estaba tan contenta que repartí besos a diestro y siniestro, y a Ruben le perdoné sus puntos negativos del día anterior.
Finalmente tuvimos unos 15 nudos de través a largo, amurados a Br, trimamos las velas y paramos, por fin, el motor, manteniendo los 6 a 7 nudos de velocidad. Dos horas esplendidas de paz, oyendo solo el mar y el agua.
Estromboli resultó un volcán bastante activo, decía el derrotero, pero ahora podemos dar fe de ello, por la noche se vió el resplandor rojo de su cráter. Arribamos por Capo Mónaco, a nosotros no nos afectó mucho, aunque el viento subía a 20 kn , pero otro velero con el que nos cruzamos, con todo el trapo fuera y que iba justo al revés, de rumbo de ceñida, le vimos como tocaba con la cruceta el agua y toda su tripulación enganchada haciendo banda, le vimos la orza fuera del agua. Pero en seguida nos quedamos sin viento, en cuánto la isla nos lo tapó. Aprovechamos para arriar velas y poner motor para acercarnos al fondeo indicado, frente al pequeño pueblecito, entre la isla y strombolizzio, un pequeño islote que emerge del mar como si fuera un castillo tenebroso. Soplaban todavía unos 15 nudos y la orografía bajaba de forma que no parecía darnos mucho cobijo. Sin embargo habían fondeados veleros y yates, algunos estaban cogidos a unas boyas, pero se veían como botellas de plástico y no teníamos claro lo que soportarían. El problema es que era muy profundo, solo una pequeña zona donde estaban todos los bajos, subía hasta los 8 metros. Después de un par de vueltas de reconocimiento despacito, Ferdy en proa y yo al timón, nos decidimos por un sitio y tiramos el ancla. Como soplaba, tuve que mantener la arrancada y frenar con marcha atrás, tirarla rápidamente y una palada atrás para que agarrara. Perfecto, parecía que nos habíamos quedado, aún así, Fernando y Ruben se tiraron con las gafas y el tuvo para inspeccionar el ancla y mirar las boyas, pues teníamos una justo a Er y nos sorprendió ver, que bajo aquellas minúsculas botellas de plástico, habían gordas amarras a unos tremendos bloques de cemento. Pero nuestra ancla había quedado genial, así que de momento la dejamos, hasta que al ponernos a comer, se acercó un muchacho en una semirígida a decirnos que necesariamente teníamos que pillar una boya, pues era reserva natural y que costaba 35€. Intenté regatear, pero sin éxito. Fue mala suerte, porque los vecinos que llegaron algo después, echaron su hierro, un ketch italiano y como no volvió a aparecer, eso que se ahorraron!

Un baño, escoltada por los dos tripulantes masculinos, a los que adoro, uno de la mano y el otro con su bracito a mi cintura, para protegerme de las dichosas medusas y gafas y aletas puestas. Luego nos fuimos con la dingui a inspeccionar tierra y acabamos tomando dos pizzas frente al mar. Por la noche al volver al barco, se veía el resplandor rojo del cráter del volcán.


Al día siguiente, al levantarnos, tabla de gimnasia en proa, nadamos hasta la orilla y volvimos con la misma estrategia de escoltas. Estibamos y con todo a son de mar, zarpamos hacia Salina.
Fondeamos en el S, en Punta la Lengua, a 5 m de sonda de la orilla de una pequeña playita. 38º 35,51N, 14º 52,21 E, es arena y roca, pero tenemos buen resguardo, por Br tenemos el lado de barlovento de Panarea , hay una boya, pero presumimos será privada y parece que no hay medusas, ¡bravo!
Aunque las 20 millas han sido a motor, poco viento y de proa, lo intentamos al principio, pero en cuánto dejamos atrás Stromboli despareció.
Después de comer, habíamos borneado y teníamos la popa a tierra, muy próximos a las boyas que limitan la zona de baño de ésta. Aunque la electrónica nos marcaba 4,5 m de profundidad, no estaba tranquila. Buceando habíamos bajado a ver el ancla y no se había clavado, estaba bocaarriba, aunque con toda la cadena echada no parecía que nos pudiéramos mover, propuse cambiar el fondeo, pillar la boya que seguía libre o irnos un poquito más afuera a babor de una goleta italiana fondeada a boya. Así lo hicimos, recogimos todo como siempre, sin un grito ni voz más alta que otra, él a proa y yo al timón y cambiamos nuestro fondeo . Ya aprovechamos para preparar la noche, cabo a la cadena para destensarla y que no haga ruido, bola de fondeo, luz de fondeo, quitamos el toldo y la hamaca y después bajamos la dingui para ir al pueblecito a comernos un gelato italiano que tanto le gustan a Fernando, bueno, en esta ocasión, hasta yo pequé.

Era bonito, cuatro calle estrechas y casitas blancas, pero con un bonito paseo a orilla de mar con terracitas, la gente con mucho estilito, no de cualquier forma, y los aparcamientos llenos de motocarros estilo vespa que tantos años ya no se veían "tipycal italy".
Antes de bajar, me dio por hacer de cocinitas y preparé un redondo de carne, para poner al fuego luego durante la cena, para mañana la travesía y Ferdy se puso a arreglar el radio-cd. Ruben por error, había metido dos CD’s juntos, ahora hacía de ayudante alumbrando con la linterna, pasando herramientas, etc., hacen buenas migas, pienso.

Creo que lo está pasando muy bien, aunque tiene ratillos que empieza a hacer trastás, le ha dado por practicar los nudos aprendidos y no puedes ir al baño sin miedo a que te encierren en él y tengas que ingeniártelas para salir. Hoy además, nos ha encerrado por dentro el tambucho de entrada y hemos tenido que colarnos por una escotilla que olvidó cerrar en proa. Pero en general creo que los tres nos hemos acoplado muy bien, todos tenemos nuestro espacio, por la mañana mientras navegamos él se pone en el living a hacer su deber, con los libros y el CD de ingles en la TV, es un manitas con la informática, el otro día le instaló una impresora en el portátil a Ferdy y se crece de verse útil e importante. En las maniobras se encarga de las defensas y de quitar la alarma del plotter cuando se vuelve loca por tanto barco próximo, y enseguida está listo para tirarse a bucear a ver el ancla……..y cuando hay medusas hace de guardaespaldas…..todo ello me anima y hace fuerte mis pensamientos de tomarme un año sabático e irnos de familia Robinson.

De nuevo sin despertador, abrí los ojos con las primeras luces, 5:45 HRB a.m. al poquito los abrió Fernando, dimos un salto y sin vestirnos ni nada, arrancamos motor y nos pusimos a la maniobra, mientras veíamos como salía el sol por Er de Lipari, la isla que teníamos a popa. Calma chicha total, sacamos mayor para estabilizar, pero teníamos 1 nudo y mar plana. Al dejar al través el faro de Punta Llengua, he entrado en un veril y ha empezado a bajar la profundidad de 20 a 4 m y bajando, rápidamente hemos mirado el ploter y abierto el rumbo a babor, siempre te acojona la simple idea de dar con un bajo que no esté cartografiado, pero ha sido una falsa alarma.

Nada más dejas por la aleta de Er Salona, empezamos a ver Filiando y Elicudi, creíamos que eran más pequeñas, pero no, son como las otras, y desde el mar se ven edificaciones blanquitas. Son dos conos más, dos volcanes, las dejaremos para una próxima travesía, rumbo al Adriático o al Egeo….pensamos.
Estamos en el mar de Tirreno, lo desconocía, y de Malta al Estrecho de Messina, el mar Jónico, tampoco lo sabía.

Seguimos sin viento, nos vamos de las Eólicas sin haber visto casi a Eolo!!....grrrr…..seguimos con Don Yanmar, que con hélice atrás y solo 2000 p.m. nos da 8,5 nudos. Y así llegamos a Palermo, la gran ciudad y la civilización de nuevo. Ferdy debe de volar a la península por trabajo, yo me quedaré en puerto con el peke hasta que vuelva, mimando al Rebeca, cuidándolo por él, reponiendo provisiones, etc, para a su vuelta, cruzar a Cerdeña.

Arrumbamos a Porto Aquasanta, al Norte de Palermo, toda la travesía a motor, viento en popa, pero nunca subió de 5 nudos, intentamos aguantar la mayor con una portuguesa pero no tenía fuerza para portar, así que a la vía para estabilizar lo posible, aunque el mar está como un plato. Hacia calor, así que nos hemos sentado en la isla de popa del Rebeca y nos hemos tirado unos cubazos, con los piececillos en las burbujas que hace el motor, como si de un jacuzzi se tratara. Ni nuestros pies, ni el pedazo de atún que hemos tirado con un cabo, ha llamado a los peces para que Ruben pudiera estrenarse como pescador.
Sintonizamos el canal 74 como decía el derrotero, pero preguntábamos por Porto Aquasanta y no respondían, así que entramos en la bocana e intentamos divisar un muelle de espera o un marinero. En seguida vimos uno. El viento había subido al acercarnos a tierra, un térmico. Inicié la maniobra pero el lugar era estrecho y complicado, con un amenazante yate tremendo con un largo muerto, así que nos solapamos y casi instintivamente cambiamos timón por amarras y bichero y acabó la maniobra Fernando.
Un marinero se aproximó con una zodiac a nuestra proa, para ayudarnos pero le dijo que n o que nos apañábamos nosotros y así fue. Tiré con acierto las amarras, que previamente habíamos preparado y Fernando con gran maestría, entró marcha atrás al Rebeca, en un canal justo su manga. El marinero nos felicitó : ¡Bravo capitán, bravo marinera!, aunque reconozco que me hubiera gustado completarlo yo, ante todo está el barco y yo no tengo el control sobre él que tiene Ferdy, que es su armador y realmente estaba complicado.
En unos minutos habíamos hecho firmes amarras y muerto, puesto el toldo y la pasarela. Creo que formamos un gran equipo. Le echaré de menos estos días…….
Se llama Marina Villa Igiea, por eso no nos contestaban. El oficial muy atento vino al momento para los papeles, muy amable se ofreció a conseguirnos un taxi para el aeropuerto a primera hora.
Posición l=38º08,63N L=13º22,27E

De Palermo a Cerdeña
Nueve de Julio, mi 42 cumpleaños. Ferdy ha regresado de la península y nosotros no hemos abandonado el puertecito, hemos estado dedicados a mimar al Rebeca, aceros, maderas, escotillas. Hoy cuido de su barco por él, igual mañana le cuido a él por su barco……aunque realmente estoy rabiando por zarpar ya y hacernos de nuevo al mar.
Hoy subiremos al palo para reparar la luz de fondeo, al final hemos subido todos, hasta el peke, unas vistas impresionantes, y aunque hay que tener cuidado para no engancharse ni balancearse más allá de lo justo, no me ha dado impresión ni vértigo.
Nos toca esperar al electricista, ha petado el cargador de baterías y lo necesitamos sobre todo por la nevera, que tira mogollón. Ruben deambula por los pantalanes con su minicaña, a ver si un pez despistado pica, pero sigue s in estrenarse…..Ya estoy deficiosa, me pongo un Gin Tonic’s salinizado y un cigarrito de la risa para relajarme. ….sobre las 20:00 HRB por fin llegó el electricista. Media horita, en quitar un cacharro y poner el otro que había de reserva en el barco, 80€ y encima una sonrisa con "molto grace". Habíamos perdido el día, por media horita……pero no quería enfadarme, era mi cumple, así que nos arreglamos, para variar, y salimos a cenar.
Siguiendo al investigador del grumetillo, subimos un puente azul de hierro y al bajarlo descubrimos otro pantalán flotante, junto a las piedras del acantilado, llenas de vegetación y emanaciones de agua, como pequeñas cataratas. Al final del mismo, un acceso por puente levadizo al Hilton. Cruzamos para verlo al menos, pero finalmente nos quedamos a cenar en su terraza de dónde venían unos acordes al piano que nos guiaron y atrajeron cual flautista de Hamelin.
El entorno era idílico, el edificio del siglo pasado lucía en el acantilado como una fortaleza. Señoriales salones se adivinaban tras las cristaleras. Una enorme luna blanca dibujaba una blanca estela sobre el mar a juego con los manteles y las cortinas de la terraza del hotel. My way sonaba al piano, esa canción que fue mi estandarte en mi vida pasada y que aún hoy me pone el vello de punta…….

Arranchamos todo, liquidamos la cuenta, 100€ por día, nos pareció carísimo…….Intenté salir del amarre, el viento ya había subido, lo teníamos en proa, pero no podíamos salir hacia el otro lado, la dársena no daba para la eslora del Rebeca. Soltamos el muerto y la amarra de babor, pero el viento nos abatió rápidamente, empecé a darle a la hélice de proa, pero no girábamos lo suficiente para salir, di atrás de nuevo y pasé el timón a Ferdy, mejor no arriesgar, él con decisión y más conocimiento de la reacción y capacidades del Rebeca, lo consiguió, aunque muy justo. Teníamos que hacer gasoil, pero estaba otro velero, así que nos quedamos ciabogando en la bocana, hasta que quedó libre, justo en ese momento salía un superyate, así que máquina atrás, hice la aproximación despacito, pero contrarrestando el abatimiento, casi 500€ se tragó el Rebeca. Teníamos que hacer el cruce a Cerdeña y queríamos ir a tope. Eolo había acompañado poco durante nuestra travesía, así que ahora nos tocaba pagarlo caro.

Por fin soltamos amarras, primero proa para que se abriera y salvara la L que hacía el muelle y por último popa con marcha avante y con decisión, me hice con el Rebeca, y salimos por fin de Palermo. Una última mirada atrás y una promesa, solo volvería al Hilton y atracaríamos en otro puerto.
Rumbo 345º hacia Ustica. Habíamos decidido hacer escala en esta isla a 35 millas de Palermo, para desde ella, saltar a Cerdeña. La meteo no era muy buena para hacerlo antes. Teníamos mucha mar de fondo, largas olas que nos subían y bajaban sin romper, pero que producían un balanceo que despertaban mi gusanillo. Soplaban unos 15 nudos pero de proa, como siempre, pero al salir del Capo Gallo y tenerlo ya más limpio el ángulo, aumentó por lo que pedía a Ferdy que aprovecháramos para navegar a vela un rato. No teníamos prisa, con llegar de día era suficiente, así que bajé máquina, sin apagarla del todo para que la potabilizadora siguiera haciendo agua, pero las dos velas, enormes y nuevas del Rebeca mandaban, podía sentir la fuerza del viento en ellas y como movían a casi 7 nudos las 15 Tn del barco.
Seguí habiendo bastante ola, así que intentaba negociarlas por la amura, para no dar pantocazos. A pesar de la escora, Ferdy cocinó unos buenísimos espaguetis con gambitas y tampoco perdonamos el ángelus. Sobre las 17 HRB, arribamos a Cala Santa Maria, pero para nuestra sorpresa, no era una cala, sino un pequeño puerto natural de pescadores, con un muelle a estribor lleno de veleritos transeúntes, amarrados de popa al muelle y ancla en proa. No parecía quedar hueco para nosotros, así que di una pequeña vuelta de reconocimiento y volvimos a salir. Los únicos posibles fondeos, eran a Er, en un gran muelle abandonado al otro lado de la escollera, pero pensé que quizás no estaba abandonado y efectivamente, más tarde vimos atracar un gran ferry.
Volvimos marcha atrás hacia dentro de nuevo, a comprobar si efectivamente no quedaba ningún hueco, vimos uno en un 40’ de casco azul, con bandera francesa y un alemán de 37’ y como culo gordo haciéndose hueco en un sofá, fuimos entrando popa al muelle, mientras soltaba rápidamente la cadena. Sin embargo no debió de agarrar bien el ancla, porque cuando subió el viento, nuestra proximidad al muelle era preocupante. Nuestros vecinos llevaban la misma derrota que nosotros, a Arbatax, justo en el centro de la costa de levante de Cerdeña, y pensaban zarpar como nosotros a la mañana siguiente. Sin embargo al rato vino el francés y nos dijo que había visto la meteo y que lo retrasaba un día, pues había NW/N F3/4, y ello significaba proa y pantocazos. Volvimos a mirar nosotros el ugrio y ante la duda del índice de error, que viene estando en torno a los 10 kn a veces, decidimos quedarnos nosotros también, aunque sabíamos que con los 50’ pies no se notaría tanto, era una travesía de 24 horas y nunca es agradable ir contra el viento a pantocazos y como los planes están para deshacerlos y en el mar no se pueden tener prisas, nos quedamos.
Fuimos a cenar a un restaurante a pie de puerto, con bastante encanto, y que habíamos echado el ojo en nuestros paseo anterior para darse un chapuzón el peke en la escollera.
Alfagieratti, se llamaba, no estuvo mal, pero el servicio muy lento, eso si, son conscientes porque se disculparon por ello. A la salida, tenía una zona chill-out para tomar copas y música de Jazz muy agradable, pero no había nadie y como íbamos con el peke decidimos tomarnos la copa en la bañera del Rebeca como ya empieza a ser tradición, junto con un cigarrito de la risa y al ritmo del CD para dormir o para lo que sea…….
A las 7:00 HRB según la previsión, entró el NW, racheado, y nos empujaba y abatía hacia babor, apretujándonos contra el muelle y nuestros vecinos franceses. Nos levantamos y vimos que nos salvaban las gordas defensas de popa, porque la cadena a penas trabajaba. El ancla no debía de estar bien enganchada, así que s i recuperábamos nos la traíamos, pero no la enganchábamos, nos quedamos en la bañera ya vigilando, cuando fueron amaneciendo los vecinos, todos estuvieron pendientes e incluso cambiaron amarras. Nosotros pensamos en salir y volver a echar el hierro, pero como el viento no bajaba, al final intentamos arreglarlo con un sprint desde la manga de Er. La previsión era que bajara por la tarde y zarpar al alba, así que creímos que podríamos aguantar si se cumplía la previsión.
La vida del navegante es así, no puedes hacer planes, manda la meteo siempre. Así que la escala para dormir se convirtió en estancia de más de 24h en una isla que no tenía nada, cuatro casa y un centro de buceo….it’s the life!!
Posición l 38º 42’52N L 13º 11’75E

Por fin hoy zarpamos, el francés lo hizo sobre las 5 de la mañana, nosotros nos despertamos y salimos detrás sobre las 5:45 HRB. Soltamos sprint y las amarras de popa, que las teníamos a la guía. Recogimos la cadena y nos dimos cuenta de lo mal que estaba. Ayer cuando observamos algunas maniobras , vimos que lo echaban casi en el muelle de enfrente. Por las noches siempre fondeaba algún velero fuera de la escollera, ayer era sábado, así que hoy habían cuatro.

Un bonito amanecer nos ha acompañado para decir adiós a Ustica, hay poca ola y sopla un N flojo de unos 7 a 8 kn, que no nos permite ir solo a vela. Vamos a la mediterránea, motor y vela, a casi 9 nudos, en poco más de 1 hora hemos visto en el horizonte a nuestro vecino francés y le hemos dado alcance. El también lleva las velas fuera, pero no creemos que no lleve también motor. Es más pequeño y calculamos que irá a unos 6 nudos . Les hemos llamado por la radio para saludarles, pero no han contestado. No sé si por escucharnos o por la rabia de que les hallamos pasado. Es una pareja de treinta y tantos, con dos niñas rubias de unos 11 y 6 años. Anoche cambiaron el Génova cuando cayó el viento y me dijo que saldrían a las 8 h. Sin embargo al final se no ha adelantado, quizás porque yo le dije que lo haríamos a las 6 a.m,
En el norte de la isla hay un pecio, lo marca la carta, ahora nos explicamos tanta actividad de buceo.
Rumbo 292º Arbatax el E de Cerdeña. Navegamos por el mar Tirreno a 8,3 kn, nuestra posición es ahora l 38º 49’62 N L 12º 53’69E y estamos a 163 millas de nuestro WP. A esta marcha llegamos de noche y no al alba como habíamos previsto. Hemos salido con poquito viento, pero ha ido a menos, así que hemos tenido que recoger Génova, seguimos a motor, una pena, pues tenemos un buen ángulo de unos 60º que al Rebeca le hacen andar muy bien, con intensidad, claro!
El mar vemos como va bajando, el ugrib nos anuncia una encalmada. La travesía transcurre tranquila, el grumetillo duerme sobre el cofre de Er, Ferdy lee este diario y yo duermo a ratitos mecida por el Rebeca y la música de Pavarotti, de repente me incorporo y veo por nuestra aleta de Er algo marrón que flota, pienso que puede ser una tortuga y como no tenemos prisa y solo llevamos la mayor, reduzco la marcha y caigo en redondo hacia Er para ir a su encuentro. El grumetillo al oírme se ha despertado rápidamente y ya está en la regala sentado con cámara en mano para fotografiarla. Efectivamente es una tortuga, no muy grande, chiquitita y bajo ella un banco de peces, siempre es igual ¿es ella la que va a por los peces o los peces las que van a su cobijo?. Justo se hace la hora del ángelus para celebrar tal visión.
Tres tortugas más, vimos durante la travesía, cada vez reducíamos la marcha y como solo llevamos la mayor a la vía, íbamos a buscarla para fotografiarla.

Poco antes de comer, paramos la arrancada, echamos un cabo con una gaza y nos pegamos un baño por la popa. El peke disfrutaba como un pececillo enganchado en un flotador. Primero uno y luego el otro, para no dejar en ningún momento el barco solo. Más de 2300m de profundidad marcaba la carta, mejor no pensar todo lo que habría por aquellos fondo.
Luego nos fuimos a proa a ejercer de tripusoles, con pamela y martín en mano. Hay que contrarrestar el aburrimiento de la motorada como sea. Al ratito vimos por nuestra amura de Br unos delfines pero pasaron de largo. Hacemos el cálculo de las millas hechas desde que partimos de Malta, y son 321 millas.
Los 8 nudos que consigue el Rebeca, hizo que arribáramos 2 horas antes de las prevista y a las 3:30 a.m. estábamos en la costa de Cerdeña. Decidimos apuntar a ultima hora a Porto Frailes, una calita a Babor de Capo Bellavista, en lugar del mismo Arbatax, que aunque hubiéramos fondeado fuera, hubiéramos visto las grúas del puerto.
Sacamos un gran foco y con el ploter, entramos despacito, había dos veleros más. Echamos el hierro y nos rendimos a Morfeo que nos llamaba a gritos.
Eran las 9:00 HRB cuando despertamos y descubrimos una preciosa cala de agua turquesa, rodeada de muchos pinos y vegetación y un camping y casas residenciales. La playa llena de sombrillas en una playa de arena clara. No pudimos resistirnos a nuestro baño marinero en pellejillo, ahora ya hemos conseguido que se lo de hasta el pudoroso del grumetillo ¡ aleluya!
Nuestra posición es l 39º 55,29N L 9º 42,43E
Pero hoy sopla S y vamos a aprovechar para ir hacia el Norte ya. Salimos de la preciosa cala y sacamos rápidamente Mayor y Génova, teníamos por la aleta de babor unos 12 a 14 nudos, decidimos sacar el Spi azul que tantas ganas tenía Ferdy de enseñarnos. Montamos cuidadosamente la maniobra, pusimos una portuguesa a la Mayor para retenerla y al izarlo se hinchó como un gran globo azul, haciéndonos coger arrancada, 6 nudos y sin oír por fin al motor.! Cuando estábamos observando su esplendor, de repente, se soltó la escota, el mosquetón del puño se había soltado. Rápidamente recuperé la escota, Fernando se fue a proa para bajarlo del calcetín, rápidamente yo fui bajando driza a la vez que él lo metí en el baúl de proa.
Entonces pensamos poner orejas de burro con el Génova atangonado, la velocidad llegó a 8’5 nudos, pero el mar empezó a subir y el viento roló un poco, por lo que tuvimos que trasluchar con cuidado la Mayor, cogi corriendo el timón para evitar la trasluchada descontrolada y luego cuando siguió subiendo el viento, hasta 20 y 22 nudos, y la ola a más de 1 metro, decidimos tomar un rizo al Génova y la Mayor y poner un rumbo de aleta, aún así las olas no balaceaban bastante, pusimos 2 rizos al Génova y a la Mayor y seguimos a 8 kn. Aunque la ola siguió persistente y nos hizo incomoda la comida atrapando los platos….
Con la caída del sol, cayo también el viento y la mar y nuestra velocidad, así que tuvimos que recoger finalmente el Génova y solo con la mayor ayudarnos con una puntita de motor, solo nos quedaban 3 millas para Cabo Comino, a su vuelta, tras la isla Ruja, fondeamos. Había 3 veleros ya y había que ir con cuidado porque hay un bajo de 2 m en medio que tuvimos que bordear. El viento había subido, seguramente por el efecto del cabo y nos abatía pero nos coordinamos perfectamente y nos quedamos clavados donde queríamos, en medio de todos.
Ante nuestros ojos una larga y blanca playa prácticamente desierta, solo un chiringuito en una punta tras el faro, con unas cuantas caravanas y en el otro extremo una pequeña urbanización pero camuflada entre la vegetación que llegaba hasta casi el agua. No había medusas y el agua era turquesa por el fondo de arena. Nos tiramos para ver el ancla, menos mal, porque con lo que sopló el resto de la noche, no hubiéramos dormido preocupados si no la hubiéramos visto bien.
Con el snorker, nos acercamos al bajo de 2m, eran rocas y poseidonea en abundancia y a mi me daba impresión, seguramente habría mucha vida marina entre ellos y sigue sin seducirme encontrarme con ella y que me rocen!
Un precioso sunset hicimos en proa, maravillados de lo majestuoso y elegantemente se esconde el astro sol, como si de la primera vez se tratara.
El planisferio del cielo, fue lo que tuvimos después pero como soplaba bastante, decidimos cenar dentro, con una peli, aunque Morfeo no dejó que algunos pudieran verla….
Con las primeras luces nos despertamos. El viento del Sur seguía soplando intensamente, así que los chicos se acobardaron, pero yo salí toda chula y sin pensármelo dos veces me tiré por popa para mi baño marinero, lo que hizo que siguieran sin vacilar para salvar el orgullo de la tripu masculina!!
Soplaba bastante, por lo que al final desistimos del plan de bajar con la zodiac a la playa a pasear, levamos ancla para seguir derrota prevista hacia el N, aprovechando el intenso viento del S que nos soplaba, aunque realmente el lugar es de los que no me hubiera importado dedicarle un día entero. Playa larga y prácticamente desierta que te invitaba a un paseo sin fin…..
Nos saludaron y despidieron mano en gorra estilo militar, los dos abuelotes que con suspicacia nos vieron arribar y fondear a su popa. Aún a pesar del viento, nos coordinamos genial y salimos del fondeo sin problemas, para enseguida aproarnos y sacar Mayor, después pusimos rumbo y sacamos Génova por la banda de Er para llevar orejas de burro. Hoy no atangonamos porque la previsión era que soplara más, 15 nudos según Ugrio, que acabaron siendo 25 kn. Así estuvimos una hora aproximadamente , a casi 7 nudos, luego recogimos un poco de Génova, porque es tan grande que si no, tropieza al trasluchar con la trinqueta y lo pasamos a la banda de Br para cerrar el rumbo en un aleta por Er.
Justo en la posición l 40º 40’94N L 9º 46’31E hay una roca, bien marcada en ploter y maxsea, pero no deja de impresionar, pues apenas vela, con un poco de mar no debe de verse nada.
La costa es muy verde, salpicada de pequeños pueblecitos casi todos con castillito, me recuerda a Inglaterra, no sé por qué, nunca navegué por allí…jajaja…..demasiadas películas!
Así navegábamos, en un largo por la aleta de Er, incluso recogimos un poco de Génova porque la del Rebeca al ser tan grande la Mayor la desventa. El viento era ya de 20 a 22 nudos y hacíamos una velocidad de 6 a 7 nudos cómodamente. Hicimos el ángelus antes de llegar a Isla molara y Cabo Coda de Caballo, donde teníamos que hacer maniobra, recogimos Génova y trasluchamos controlando la escota de la mayor. Seguíamos haciendo 6,5 nudos solo con la Mayor. Nada más entrar en el paso entre el Cabo Coda Caballo y la isla Molara, con mucha precaución porque hay piedras que velan, divisamos una pequeña cala de aguas turquesas que nos daba la bienvenida a un paraíso, lo que no sabíamos es la ratonera a efectos de viento, que tendríamos que franquear, ya que al tener al través el paso entre Isla Talavera e Isla Molara, el viento se encañonaba. Estábamos ya próximos a nuestro fondeo elegido en cala Porto de La Taberna, cuando el viento subió estrepitosamente, nos pusimos a recoger la mayor, intentamos hacerlo empopados pero portaba demasiado y era imposible, así que tenía que cerrar el ángulo al viento para intentar aproarnos. Arranqué máquina y puse el Rebeca a 2000 rpm para tener gobierno y viré en redondo hacia Er, delante ya no nos quedaba margen, a Br teníamos las rocas y a Er asomaba el Pecio que anunciaban las cartas, un mercante encallado del que todavía sobresale parte de su proa y de su popa, lo que incorporaba a la escena algo más de tensión. Por fin Ferdy consiguió enrollar la mayor mientras yo firme al timón intentaba controlar que no nos escorara demasiado y poner proa dentro de la cala, deseando que dentro amainara. El grumetillo nos iba cantando el viento que aparecía en el anemómetro, 26,28,30, hasta 36 nudos, mientras hábilmente sujetaba la zodiac que llevábamos en el pescante y se movía peligrosamente.
En la cala habían varios veleros, entramos directos a ponernos delante de todos. Soplaba bastante aún allí dentro, así que nos abatía, necesitaba incluso usar la hélice de proa para contrarrestar el abatimiento. Cuando di atrás para que clavara el ancla, nos aproximamos a uno de los veleros, un bavaria 37 con pabellón alemán, del que salió un patrón maleducado a cubierta gritándonos improperios que no merece la pena repetir. Yo le repetí varias veces Don’t worry!!, quedaba espacio de sobra y lo teníamos controlado, pero él seguía gritando y haciendo ademanes de pocos amigos. No queríamos líos ni malos rollos, así que levantamos el hierro y nos fuimos unos metros más a babor, lejos de tal energúmeno.
Pasando de la incómoda situación anterior, nos pusimos nuestros equipos de snorker y nos fuimos a ver el ancla, y de paso, hasta una pequeña playita de arena a pie de unos fabulosos chalets. El agua era turquesa y no se veían medusas, pero el fuerte viento te arrastraba hacia fuera, así que fuimos los tres de la mano. Bajo el agua oía un ruidillo extraño, pronto me di cuenta, era el grumetillo tarareando la canción de un barquito de papel. Ni bajo el agua se calla!!. Vimos que la cadena estaba muy bien clavada y seguimos hacia tierra a una zona de rocas. Algunos peces y muchos erizos, nos hicieron ser precavidos en elegir las rocas por donde salir. La cala estaba salpicada de chalecitos y cada uno tenía un trocito de playa privada, con su piragua o su zodiac, su sombrillita, etc. Cuando volvíamos ya hacia el barco, vimos dos pequeñas rayas, iban a ras del fondo, moviéndose elegantemente, lo suficientemente lejos para poder observarlas sin temerlas.
El viento seguía soplando racheado, allí dentro a la protección de la cala, seguían habiendo rachas de veintitantos, así que decidimos quedarnos a pasar la noche, pues aunque seguir navegando hacia el N a vela, podría ser un placer, con portantes tan intensos podríamos tener problemas a la hora de encontrar un buen fondeo antes de que anocheciera. Si algo he aprendido en el mar, es que la meteo es la que manda y que todas las precauciones son pocas, aún teniéndolas siempre te pilla…..
Aprovechamos para escribir unos, ver una peli otros, y cocinar un sabroso pastel, otros…..Con la caída del sol bajamos a la playa a la búsqueda de algún chiringuito con "gelatos" que le chiflan al capi, pero ambas salidas de la playa, solo llevaban a casonas particulares y un pequeño lago que formaba la desembocadura de un río. El único chiringuito que vimos estaba cerrado, así que después de un corto paseo volvimos al Rebeca, para cenar a la luz de las velas, para no llamar a los mosquitos, dentro en el living, pues la humedad había mojado ya toda la bañera y hacía frescor. Vimos una peli y brindamos de nuevo por mis reciencumplidos 42 con la tarta de manzana que había hecho el capi, ya que aquel día no tuve tarta….. y así, como en el mejor salón de un hogar en tierra, pasamos la velada en el acogedor living del Rebeca, hasta que Morfeo nos arrastró hasta los camarotes. Algo normal, si tenemos en cuenta, que solemos madrugar, porque la luz nos despierta, en esta parte del mediterráneo amanece a las 5 a.m., así que no podemos trasnochar luego mucho.
Al día siguiente, para contradecir lo escrito, despertamos a las 9 a.m., como estaba previsto, el viento había caído y cargamos nuestros equipos de snorker, después del tradicional baño matutino, para acercarnos con la zodiac al pecio. Era un gran mercante del que todavía sobresalía parte de su popa y de su proa, que ahora eran un amasijo de hierro oxidados. Unas tremendas rocas en medio, seguramente las que lo hicieron embarrancar…Está justo en el canal entre las islas, donde se encañona el viento. Da impresión verlo tan cerca. No puedo evitar imaginarme la escena de la catástrofe…..pero finalmente no pudimos bajar, el viento y la corriente eran fuertes y nos pareció demasiado peligroso hacerlo, así que volvimos al barco, sin poder hacerle ni una foto, pues mi máquina había perecido el día anterior, así que nos lo llevamos en la retina.

Queríamos seguir ganando N, así que subimos el hierro y pusimos rumbo hacia el norte. Soplaba poquito, unos 12 a 14 nudos, que en un principio nos permitió navegar a vela entre el fondeo y la primera isla que nos hizo de parapente, isla Talavera, que siempre tiene una nube enganchada en su cima. El Génova se nos acuarteló y como no es fácil de trasluchar porque tropieza, lo recogimos rápidamente, soltamos la portuguesa a la mayor y la trasluchamos. Entramos en una zona de roles constantes de viento, combinados con zonas de calma chicha, al través de Olbia. Creemos que todo es el efecto de la isla. El golfo de Olbia tiene bastante tráfico, sobretodo de ferrys. Nada más pasar el capo Figari, asomamos a ver el Golfo de Marinela, pues la foto del derrotero lo hacía muy atractivo, pero no era tal lo pintaban y además no veíamos palos. El ploter y el maxsea señalaban bajos por doquier, así que ni siquiera intentamos entrar. En su lugar, nos dirigimos a una pequeña calita de arena blanca y agua turquesa a su Br. Fondeamos entre un Bavaria 50 y un Oceanis DS alemán, cuyos tripulantes parecían llevar una copa de más, por las carcajadas y cachondeo que se llevaban dando vueltas a lo tonto con la dingui, copa de martín en mano….
En un momento empezaron a arribar grandes yates que nos rodearon.Conforme subimos hacia el Norte, empiezan a ser más frecuentes. Qué derroche de dinero, pienso siempre al verlos.
Después de nuestro "momento" de sobremesa, subimos el ancla y seguimos para buscar otra cala para dormir.
Entramos en Porto Cervo para verlo, pues a Ruben le salió su vena tractorista y no quería perdérselo. Todo estaba lleno de impresionantes yates como el "Lady Moura". Nuestro querido Rebeca con sus 50’ parecía insignificante y diminuto, así que salimos por donde habíamos entrado rápidamente, como peces fuera del agua.
Seguimos hacia el Norte y descubrimos Cala Lisia di Vacca. Era amplia, y no habían muchos barcos. El viento había caído y el poquito que había, mantenía las proas mirando hacia fuera de la cala, así que vire en redondo para ponerme a la popa de un yate y dar marcha atrás. Al capi le gustaba más el otro lado, pero me pareció demasiado próximo al muelle y a la señal de peligro y, como me dejó hacer, seguí la maniobra marcha atrás por donde había echado el ojo. El único problema es que era bastante profunda, 7 a 8 m de sonda y con poseidonea, por lo que el agua se veía bastante oscura. Aunque ello no evitó que nos pegáramos un chapuzón para ver el ancla y de paso refrescarnos.
Después de una peleilla con el grumetillo para alcanzar la escalera del Rebeca, observamos el sunsait y nos pusimos a bajar la dingui para ir a tierra, parecía divisarse luces y quizás podríamos cenar, pues nuestros víveres frescos empezaban a escasear.
También el velero que arribó a la vez nuestro, bajaron a tierra y con la oscuridad empezamos a divisar luces de colores en la arena.
Nuestro dingui-skiper particular, nos aproximó a un muelle flotante al que hicimos firme la zodiac e iniciamos un camino paralelo a un gran hotel y a la playa. Las luces de colores resultaron ser un garito de copas en la playa, sencillo pero con encanto windsurfista. El amable camarero nos indicó para llegar a la zona con restaurantes. Era como un complejo de villas terracota, rodeadas de un lago del que salían fuentes desde cualquier rincón y puentes colgantes de madera. Muy acogedor y agradable era el ambiente, aunque rezábamos para que no se dieran un festín con nosotros los mosquitos. A la vuelta, hicimos una parada técnica en el garito de la playa, donde entablamos una cordial conversación con el dueño, que a pesar de ser italiano, hablaba perfectísimamente español. Y fue el mismo, quien nos aconsejó Cala Bitta a 3 millas para dejar el barco.
Según lo recomendado, a la mañana siguiente, tras nuestro baño matinero en pellejillo, que aquella mañana pillamos de carrerilla por el calor que nos tiró de los camarotes, y rápidamente se nos unió "Sebastián Palomo Linares", como había bautizado el capi al grumetillo, por esa vena de artista que tiene, y que a estas alturas era ya todo un marinero en regla, no solo se encargaba de las defensas y la escalerilla de baño, sino que era un as con toda la electrónica!
Antes del mediodía estábamos en Cala Bitta, era un muelle central en forma de T, con un canal balizado a su entrada. La primera idea fue abarloarnos en el centro, pero al aproximarnos, Ferdy me gritó desde proa que me alejara que había grandes rocas junto al muelle, caí rápidamente a babor, para dirigirnos a los amarres centrales que tenían mayor calado, según el plotter. Vimos un hueco entre dos yates grandes de motor e iniciamos la maniobra marcha atrás. Rápidamente apareció un marinero en el pantalán gritándonos. Le dijimos que nos ayudara a la maniobra y que luego hablaríamos. Habíamos intentado por el canal 16, porque el derrotero no marcaba otro, y no habíamos recibido respuesta. Ferdy estaba pendiente de saltar, así que la amarra de babor que debía ser la primera, no consiguió Ruben hacerla llegar al pantalán, cayendo al agua. Yo tiré la de Er, que es la única que podía sin perder el control del timón y de la palanca del motor. Así que con el poquito viento que teníamos por la amura de Br, fuimos a caer al yate de Er, aunque rectificamos pronto en cuanto tuvimos la guía y ayudados por la hélice de proa.
Luego ya explicamos al marinero, como pudimos, ya que solo hablaba italiano o francés, pero muy cerrado, nuestro intento fallido con la radio y nos pidió que pasáramos por la oficina cuando termináramos. Así lo hicimos, y nos recibió Gussepe, un amabilísimo oficial que se encargó incluso, de conseguirnos una máquina (como aquí llaman a los coches), pues al día siguiente debíamos volar a Estoril para ver las carreras en las que participaba el hijo del capi. De nuevo hacíamos un paréntesis en la navegación, así que dedicamos nuestros mejores mimos al Rebeca, para dejarle en perfectísimo estado antes de partir. Baldeo por fuera y por dentro y de premio, chapuzón desde la punta del pantalán, hasta una pequeña islita di Mucchi Bianchi.

Hacia el Estrecho de Bonifacio
No nos perdimos nada, pues nuestros cuatro días de ausencia, coincidieron con un temporal de poniente de más de 40 nudos, y toda la flota había estado amarrada.
Recibí una llamada de mi amiga Teresa, estaba con el resto de la tripu femenina allí en el Parque de la Magdalena, así que pondríamos rumbo a encontrarnos con tan entrañable grupo.
Zarpamos sobre las 18h, soplaba SE, así que soltamos los sprint, luego Er, el muerto y por último Br, saliendo con decisión y diciendo adiós a Porto Cala Bita con un arrivererchi al marinero que nos observaba desde el pantalán.
Pusimos rumbo a Cala Porto Palma, justo en frente en isla Caprera. Era una cala bonita, sin "civilización" y fe de ello daban la cantidad de embarcaciones fondeadas. Pero decidimos intentar amarrar en el puerto de la Caleta para coincidir con mis amigas marineras, aunque nos quedamos con un palmo de narices y las ganas de salir de fiesta con ellas, pues por radio nos dijeron que nos cantáramos otra, que estaban completos. Lo intentamos en dos puertos más, contiguos a éste, pero sin éxito, así que finalmente nos fuimos a fondear a Cala Staginalio, también muy natural, un gran bosque de pinos y solo una pequeña edificación con un pequeño muelle, parecía algo militar o de observación del parque. Fondeamos en tan solo 2,7m, así que quedaban exactamente 50 cm de la quilla al fondo, como vimos al tirarnos con el snorker a comprobar el ancla, con la mala suerte, que una impertinente medusa atacó a Ferdy, propinándole un latigazo en el costado. Son muy traicioneras, pues tienen unos tentáculos transparentes y muy largos en la zona central, y aunque con las gafas las veas lejos moraditas, igual con esos tentáculos te llegan, como pasó en este caso. Subimos rápidamente al barco, le di un atarax y le puse la crema que habíamos comprado en la farmacia apropósito para si se daba el caso…..Abrimos un tinto y preparamos unas brochetas de carne, y con el Divo de fondo y el mecido de las olas, nos dieron las 3 a.m. mirando las estrellas……
La luz y el calor nos sacaron del camarote a la ducha, ya que la mala experiencia con las medusas de la tarde anterior, nos disuadieron de darnos el baño marinero en pellejillo….
Al momento recibimos una llamada de ellas, que venían a desayunar con nosotros, aunque al final fue almuerzo, o mejor, cervecitas con boquerones!!, pero fue uno de los momentos más entrañables de la travesía, encontrarte con caras conocidas y queridas tan lejos de tus costas. Todas contentas, y con gran algarabio, la discreción no es nuestro fuerte, entraron en la cala, en un bavaria 42 patroneado por un italiano, Ganini, un lugareño muy competente, por lo bien que navegaba con los pocos medios electrónicos que tenía el barco que patroneaba para ellas. Se llevaron los WP hasta Luccia di Vaca y a nosotros nos aconsejaron que fuéramos hacia el Manto de la Madonna. Así que levamos anclas, tras unas cervecitas de germanes marineras y pusimos cada uno nuestro rumbo. Nosotros fuimos marcándoles la salida de la cala evitando los bajos. Un barco navegaba tras el otro, hasta que tuvimos que separar las derrotas y despedirnos izando velas, como si de pañuelos se trataran.
Soplaban unos 15 a 18 kn, así que sacamos media mayor y trinqueta y navegamos un ratito a vela, hasta que los encañonamientos y roles de viento entre las islas nos hizo desistir y recoger trinqueta. Solo mayor y un poco de motor nos llevaron al fondeo. Era un canal largo, donde no parecía caber un barco más. El agua era turquesa, una pequeña playa veíamos a Er. Nos tiramos a ver el ancla, había quedado perfectamente clavada en la arena…Una semirigida con una parejita vino a saludarnos, eran españole y de LTP, el pabellón y el gallardete les animó a presentarse "Bandarra" era su nick. Esta taberna es grande……..que alegría te da encontrarte con cofrades tan lejos! También otros españoles de Barna, pasaron en una zodiac, y nos saludaron, más alegría, era el día de ver a paisanos!!
El sitio era idílico, agua esmeralda, poca tierra y deshabitada, sin embargo, no tenía mucho resguardo y habíamos quedado próximos a una motora….además, no sé por qué soy tan inquieta, pero una vez he visto los sitios, no aguanto mucho, ya estoy pensando como será el siguiente. Así que en cuanto despertó el capi de "su momento" le propuse que cruzáramos el Estrecho de Bonifacio e hiciéramos noche en cala Reparata. Tenía buen cobijo para el SE previsto, solo estaba abierta al N y eran solo 8 millas hasta allí, en una horita, para la puesta de sol, estaríamos.
La salida fue espectacular por aquel gran pasillo de agua esmeralda salpicado por infinidad de veleros, como en una foto en negativo, a contra luz todos ellos sobre la estela brillante del sol que caía sobre el agua, solo estropeo el paseo un monstruoso yate fondeado justo a la entrada del Manto de la Madonna, raro…raro….raro….parecía un submarino emergido, su línea de flotación era de mayor longitud que la cubierta; Hamilton, era su nombre, quizás tuviera algo que ver con el piloto de carreras…….?
El viento, que estuvo soplando todo el fondeo sobre los 15 kn, ahora había desaparecido. No sé que ocurre que siempre pasa al revés de lo deseado, si hay calma chicha, sube justo cuando tenemos que hacer una maniobra, fondear, atracar, lo que sea y a la inversa, si hay viento y decidimos aprovecharlo y salir a navegar, entonces por arte de magia, desaparece!
En fin, el cruce del famoso Estrecho de Bonifacio al final fue a motor, solo a unas 2 millas de la cala, empezó a subir y nos rolo hacia en N/NE, pensamos que sería efecto del Estrecho, pero no paró en toda la noche, así que 3 barcos más y nosotros, pasamos así la noche, con los sentidos agudizados, además el ancla cayó en arena pero luego al dar atrás nos habíamos quedado más atrás, sobre unas piedras tremendas que hacían variar la sonda de nuestra orza hasta solo 2,4. Con el alba, nos dimos nuestro baño de rigor marinero y sin desayunar ni nada, levamos ancla y salimos de aquella ratonera, antes de que subiera los 20 nudos que teníamos. De hecho al subir el ancla nos abatió a Er haciéndonos caer de nuevo sobre las rocas, así que metí fuerte arrancada atrás, para ganar espacio entre el Cata vecino y en cuánto tuve margen, viré en redondo a Er.
Aprovechamos el aproamiento para sacar media mayor. Habia quedado probado que no era aconsejable la cala con Norte…..En cuánto salimos de ella, caímos a Br para pasar Capo Toste, unas grandes piedras hay delante de él como un campo de minas. Nos alegramos de haber cruzado el Estrecho la tarde anterior con calma chicha, aunque hubiéramos pasado la noche en vilo, vigilando el fondeo no tan acertado.

Hoy teníamos que hacer unas 50 millas, todo el Golfo de Asinara, rumbo 242º a Cabo de Facón, una zona estrecha que hay que pasar con una enfilación marcada en tierra y en el ploter y siempre y cuando no haya mucho viento que nos abata pues el fondo es escaso y únicamente por el paso marcado. La idea es cobijarnos en Porto Conte, para poner gasoil y ver la meteo antes de decidir el cruce a Menoría esquivando la Tramontana que se prevee.
Vamos con orejas de burro a más de 7 nudos, con 14 de viento real. El Rebeca disfruta con los vientos portantes. El capi vigila desde el cofre de Er la Génova, mientras yo en popa escribo este diario, cerca del timón por si hubiera un role o alguna guiñada del piloto coger rápidamente el timón…..ahora ya navegamos en tandem, el grumetillo volvió a España desde Estoril y se le echa realmente de menos, sobretodo porque todavía está el barco invadido por sus cosas y bueno, también aportaba lo suyo en la navegación, ahora nos olvidamos de bajar las defensas en los fondeos, o la escalerilla y hasta lo hemos echado de menos en el piano para atangonar el Génova esta mañana….. realmente hemos interpretado maravillosamente la perfecta familia Robinson….
El viento empezó a bajar y la mar a subir, recogimos el Génova pequeño o trinqueta y acompañamos a la mayor con un poco de motor para no perder nuestra velocidad de 7 kn de crucero que teníamos de media. Hacía mucho calor, había estado depilándome, como una presumida transmundista…jjj…..y la sofoquina me alentó a tirarme unos cubazos en el espejo de popa, pero el cubo se me escapó y pegó un fuerte tirón lleno de agua. El capi en seguida me gritó que lo soltara o me quemaría las manos con el cabo, pero yo me resistía a perderlo, con una mano al candelero de popa y la otra al cubo, aguanté mientras le pedía que parara máquina y así, aprovechando una surfeada sobre una ola del cubo, pudimos hacernos con él y recuperarlo. Luego, ya sentadita, recibí tres cubazos del capi, no sé muy bien si como refresco o como castigo!....jjjj…..y como el ya que, funciona muy bien en los barcos, ya que estábamos, baldeamos la bañera, es increíble como me cae el pelo!!
Hicimos otro intento con la trinqueta, la mayor aguantaba con la portuguesa que le habíamos puesto como retenida, pero nada, el viento estaba rolante y descendiendo, de forma que la ola hacía difícil aguantar las orejas de burro y en el largo la mayor desventaba a la trinqueta, así que desistimos y nos dedicamos al ángelus, que ya está totalmente instaurado en esta tripulación.
Nos quedaban un par de horas para arribar al paso de Fornelli, cuando el mar bajó y el viento calló. Ibamos pensando en la suerte que habíamos tenido para poder pasarlo con calma chicha seguramente, se trata de un paso complicado, con muy poco fondo y que hay que seguir estrictamente las enfilaciones para pasarlo sin problemas. Rumbo 301º si vas como nosotros de E a W y la 72º si vas a la inversa, y en el cruce de ambas, tienes que dejar una y pasarte a la otra…Pero no hay nada como Eolo para hacer apariciones imprevisibles y cambiar los planes del mejor marinero. Estaba yo leyendo, ojo avizor al horizonte de vez en cuando, cuando empecé a notar un fuerte poniente que a penas me dejaba respirar. El ski linee de la costa se divisaba con una leve calima y una bandada de golondrinas, como avisándonos de algo, nos rodeaban. El viento había rolado de NE a W/SW y subido rápidamente a 30/35 nudos, la mar rizada empezó a rociarnos con olas que iban de proa a popa barriendo toda la cubierta del Rebeca. Dejé el libro y me puse firme al timón, el capi salió de la cabina donde estaba arranchando un poco, alucinado por el ruido de las olas y las salpicaduras que por el tambucho de entrada le habían llegado. Nos alegramos de tener todo el trapo recogido, pues en la calma chicha antecesora la mayor empezó a flamear y la habíamos recogido y también nos alegramos de los 110 cv del Yactman del Rebeca, al que los 35 nudos de viento en la amura de Babor ahora, no le dejaban superar los 6 nudos de velocidad. Todavía guardábamos la esperanza de que al acercarnos a tierra amainara y pudiéramos cruzar. Agudizamos la vista para intentar divisar otros palos y efectivamente, vimos un velero con media mayor, intentando pasar y dos yates a motor a toda maquina hacia la enfilación, por lo que seguimos pensando que allí habría menos….pero no, cuando estuvimos al través de la enfilación para tomarla por nuestro Er, vimos a las dos motoras dar la vuelta, dos veleros más yacían a palo seco como clavado en medio, parecía que una lancha intentaba ayudar a uno de ellos, mientras que el otro velero con la mayor rizada seguía todo chulo avante….Nosotros decidimos desistir…..
El ploter no marcaba ningún fondeo próximo, sin embargo en proa divisábamos una playa turquesa donde parecían mecerse múltiples palos, quizás veleros en idéntica situación a nosotros. Pas de la Pelosa se llamaba, era una playa con aguas color turquesa y aunque la costa no tenía mucha altitud, lo cierto es que estaba entre nosotros y el viento, pero no conseguía bajarlo de 30 nudos. Decidimos fondear para comer y estudiar la situación. Elegimos un hueco entre todos los que allí se hallaban, que no eran pocos, seguramente también aguardando para cruzar el paso. Y con un poco de motor avante para no perder el gobierno de la Rebeca, fuimos avanzando. Puse punto muerto y no hizo falta marcha atrás para que el viento en el morro nos frenara en seco. Aproveché para tirar el ancla rápidamente y a la vez encender la hélice de proa para contrarrestar el abatimiento, a la indicación de Ferdy de haber tocado fondo el hierro, di una arrancada fuerte atrás y luego dejé la marcha metida de forma que el Rebeca lentamente fue unos metros tras para seguir clavando, paré y seguí echando cadena. Tras la observación habitual del borneo, bajamos con nuestros equipos a ver el ancla. Había quedado perfectamente enterrada y clavada en el blanco fondo de arena, que debía de ser la causa del color turquesa de las aguas, aunque con pavor observamos y esquivamos con precaución las dichosas medusas que nuevamente infestaban tan maravillosa cala.

Los planes están para deshacerlos y eso es algo que debe tener claro todo navegante, así que cuando bajamos de nuevo ugrio y vimos la meteo, confirmamos nuestras sospechas, hoy ya no cruzábamos ni el paso de Forneill, ni el cruce de Menoría. Así que con relax pasamos la tarde en la bañera, leyendo, escribiendo, haciendo chapuzas varis en el barco…cosillas que siempre hay para arreglar. Si la meteo se cumple según el último parte, mañana con el alba, podremos hacer el paso de Fornell y luego cobijarnos en el fondeo de Porto Conte, Cala Tramaniglio, pero eso será mañana, hoy nos relajamos dentro de lo posible con los 30 nudos que no cesan.
Pasamos la noche allí, sobre las aguas turquesas y, a pesar del fuerte viento, nuestra posición no varió. Vimos garrear peligrosamente un gran yate que al final tuvo que repetir el fondeo. Eramos cuatro españoles fondeados en esta ocasión.

Del Paso de Fornell a Menorca
Con las primeras luces del alba levantamos nuestro fondeo. Había una leve brisa, era el momento de cruzar. Dos veleros más hacían lo mismo. Yo al timón y Ferdy cara al ploter cantándome la posición exacta que debía de hacer en todo momento. Fui vigilando el fondo. La enfilación no se veía claramente, solo veía el primer poste. Debíamos hacer rumbo 301º y luego en el cruce con la otra enfilación caer rápidamente a babor y poner el 256º. Hubo un pequeño momento de tensión porque el barco no aparecía exactamente sobre la línea del ploter, Ferdy me gritó que cayera más a babor. El ketch que llevábamos delante no hacía el mismo rumbo y no se cumplía la enfilación, pero opté por hacer exactamente lo que me decía, al fin y al cabo era su barco y él era el patrón……Pasamos despacito, a solo 4 nudos, con una puntita de gas, aunque no me parecía tan espectacular como no lo habían pintado, seguramente por la luz del momento, estaba saliendo el sol y el agua y todo, se veía como en un negativo. Una vez salimos, pusimos rumbo al cabo que debíamos bordear para Porto Conte, íbamos a motor, pues no había viento y, como casi siempre, era escaso y en la proa…pero poco a poco fue subiendo, cuando vi. que ya eran 13 ó 14 nudos, le propuse al capi que sacáramos velas y fuéramos haciendo bordos, no teníamos que hacer más que 30 millas, le pareció bien, aunque sacrificáramos horas por hacer más millas, porque la velocidad la mantuvimos en 7 nudos. Me puse a la rueda y empecé a sentir y disfrutar de nuevo del Rebeca…..
Cuando hicimos el primer bordo, viramos, ahora hacia el mar y, no llevaríamos más de 1 milla hecha, cuando de repente se levantó y echó encima una niebla espesa, de esas que odio y que parece que nunca me libro en mis travesías. Avisé a Ferdy, recogimos la trinqueta y solo con la mayor pusimos rumbo directo, dando bastante resguardo al cabo que ya no veíamos. Empezó a notarse como una gota húmeda que empapó rápidamente toda la cubierta del Rebeca y a nosotros. Nos pusimos los cortavientos y agudizamos la vigilancia, uno en la ventana del antirociones y el otro junto al timón, que habíamos dejado en manos del piloto, en busca de palangres o embarcaciones que no detecta el AIS. Una hora aproximadamente duró esta situación, en la que decidimos que si levantaba intentaríamos entrar en Alguero para hacer gasoil y repasar el motor que nos había parecido echaba mucho humo por popa. Porto Conte tenía muy poco calado y por radio nos dijeron que no, aunque no los entendimos muy bien….Gracias a Dios o a Lorenzo, levantó la niebla y la vimos alejarse mar adentro. Fantástico para arribar a un puerto que no conocíamos. Antes de entrar por la bocana, y había un marinero en una semirígida a nuestro encuentro, ofreciéndose de guía hasta la gasolinera y gestionándonos amarre para después.
La gasolinera estaba a Br y había bastante espacio en la dársena para virar en redondo a Er y entrar un poco marcha atrás, los marineros nos echaron sus amarras, y el de la zodiac me daba su aprobación con una amplia sonrisa….Pero cuando fuimos a salir, el motor empezó a fallar, no aguantaba, se paraba, Ferdy se puso al timón, ya que conocía mejor el barco e hizo la maniobra de atraque marcha atrás, dos marineros en el pantalán nos ayudaron con las amarras de popa que pusimos a la guía.
Era muy bonito, toda una muralla con torreones y un pequeño casco antiguo se adivinaba tras ellas. Ciento treinta euros fue el atraque, que finalmente no pudo ser para un par de horas, así que baldeamos y nos dedicamos a revisar el motor, que finalmente pareció que todo el problema era que estaba bajo de relentí.
Por la noche, tras una razonable siesta, nos fuimos a pasear y a cenar en tierra. Resultó ser un sitio muy pintoresco, nada a lo que nos había parecido cuando una semana atrás fuimos en coche al aeropuerto.

No madrugamos, la fiesta nocturna nos retrasó el despertar a casi media mañana, en la que soltamos amarras como profesionales casi. Soplaba bastante, la tramontana se hacía notar allí también, así que con una puntita de gas avante, soltamos el muerto y luego la amarra de Br, la de Er ya la habíamos soltado pues no trabajaba, estábamos bastante encajonados, pero salimos sin tocar a ninguno de nuestros vecinos y sin que el marinero tuviera que sacar las manos de los bolsillos. Arrivererchi! Se despidió…..y con el orgullo de las cosas bien hechas nos olvidamos de subir las defensas o porque no teníamos al grumetillo encargado!, el caso es que nos dimos cuenta en la primera escorada, cuando nos pusimos a navegar a vela. Soplaban unos 20 nudos de proa y solo teníamos que hacer 10 millas hasta Cala Porto Conte, donde aguardaríamos hasta el alba para cruzar a Menorca. Pusimos dos rizos a la Mayor y la trinqueta y conseguimos puntas de 8 nudos de velocidad solo a vela y con una escora considerable. Al Rebeca le cuesta arrancar pero cuando lo hace, no hay quien lo pare.! Y su gran pala, te hace desarrollar bíceps…..hubo un momento que tuve que llamar incluso al capi para que me soltara escota, pues podía conmigo!...aunque eso es fácil, claro…Pero disfrutamos de las velas un par de horas hasta que fondeamos en la cala. Unos cuantos veleros yacían ya en ella. Nos quedamos los últimos, quizás demasiado fuera, por eso propuse repetir el fondeado, a pesar que Ferdy había comprobado con el snorker que estábamos bien agarrados, yo tenía la sensación de garrear y estar saliéndonos hacia fuera, y así comprobamos finalmente que era, debía de ser fango el fondo y aunque se hubiera clavado el viento de tierra nos sacaba.
La costa era muy verde, frondosos pinos llegaban hasta la orilla. La observo con el leve movimiento del borneo y mi mente vuela una vez más imaginando una nueva vida así, dónde mis únicas preocupaciones sean hacer bien un fondeo o un atraque o que no se me vaya de orzada en una escorada…….beatiful dreams!!

A las 8HRB, 6 UTC, despedimos al Cabo con su espléndida casa Faro en lo alto del tremendo mamut que me recordaba aquella enorme y solemne pared rocosa mirando al mar. Había calma chicha en la cala, pero en cuanto salimos a alta mar nos encontramos grandes olas durante una hora, unas 8 millas, seguramente la resaca de la Tramontana del día anterior. Llamamos por radio al otro barco español que vino a saludarnos en la marina de S.Elmo. Habían salido una hora antes, no teníamos vientos, así que vamos todos a motor, pero el Rebeca hace 8 nudos con el hove drive metido, así que calculamos que para mediodía les alcanzaríamos.Rumbo 257º a Cala S. Esteban, al Sur de Mahón, 200 millas aproximadamente.
Son las 13:30HRB cuando alcanzamos al UNDA, su patrón nos llamó por la radio, nos va controlando por el AIS, dice que hemos hecho puntas de 8,7 kn. Ahora tenemos 13 nudos de viento real, hemos sacado Génova y bajado revoluciones al motor, manteniendo la velocidad de crucero en 8 nudos.
Son las 16.45HRB y nos quedan ya solo 100 millas, 13 horas a esta velocidad que no ha bajado de 8 kn. Hemos pasado a los 3 veleros que llevaban nuestro mismo rumbo y zarparon de la cala de Porto Conte como nosotros esta mañana. Hace fresquito, el poco viento que seguimos teniendo es del norte y buscamos banda con sol como los caracoles, voy con pantalón blanco largo y cazadora, por fin ha bajado la ola y ya no nos balanceamos tanto…..entre ella y el ronroneo del motor no me dejaba en paz el gusanillo……hors Maichel suena de fondo, se nos pasan las horas acoplados a barlovento mirando como el Rebeca hace millas siguiendo la estela dorada que ahora el sol marca en su proa. Imagino que después de estos cruces de 200 millas, el canal de Ibiza me va a parecer un suspiro…..también pienso mucho en la travesía del Atlántico, que serán días y días de navegación……

El día transcurre con una navegación tranquila a la mediterránea, leyendo, oyendo música, filosofeando, desenterrando recuerdos de travesías pasadas, planeando futuras e intentando imaginarlas y antes de darnos cuenta, Lorenzo estaba despidiéndose con un rosado atardecer impresionante. Lo fantástico y memorable que es siempre este momento navegando y como pasa desapercibido en tierra. La noche vino luciendo una creciente luna, tamaño tejadita de melón, pero con una luz intensa que iluminaba una buena estela, pero duró solo un par de horas y desapareció por el horizonte. Un gran cielo lleno de estrellas, con la mismísima vía láctea, nos acompañó toda la noche, cuatro estrellas fugaces cayeron pero olvidé pedir un deseo una vez más.!....qué desastre…..jjjjj….
Con el lucero del alba y el horizonte rosado en nuestra popa vimos aparecer Menoría en nuestra proa. Buscamos fondeo a Er de la entrada del canal de Mahon, tras la Mola, un pequeño y estrecho paso lleno de fortificaciones, torreones y murallas, buscando refugio del SE que se esperaba para hoy.

De Menorca a Alicante
Después del chapuzón en pellejillo para inspeccionar el ancla que había quedado clavada en el cieno a 4,5 m, volvimos a desayunar al Rebeca. El agua era verde y turbia, nada agradable y muy alejada a la que esperaba en Menoría. Nos rendimos a Morfeo hasta las 12 HRB en que nos pusimos nuestros atuendos terrícolas para bajar con la zodía, como ya habíamos bautizado, a tierra. Creíamos que lo hacíamos a Castell, antes de Mahon, pues no creímos poder llegar con nuestro pequeño motor al final de las 3 millas del canal, pero nuestra sorpresa fue ver en la tarjeta del restaurante donde nos hicimos una fantástica Caldereta de Langosta, que estábamos en Port Mahon. Después del homenaje culinario, nos fuimos callejeando cuestas arriba, unas compras aquí y allá y un refrigerio hasta que como la Cenicienta, corrimos para coger la dingui y volver con las última luces diurnas y cruzar el canal hacia el fondeo del Rebeca, pues no habíamos previsto tardar tanto y no habíamos cogido frontal. La Tramontana que se esperaba a las 4:00 a.m. se adelantó y antes de las 00:00 HRB estaba soplando con fuerza. Encendimos la electrónica, teníamos 25 kn allí dentro, que era una balsa, observando el borneo y tomando un par de referencias nos fuimos al camarote, acompañados de ruidos de drizas, poleas, platon y cadenas…..

La noche fue vigilada por ambos, cada ratito despertaba uno u otro instintivamente y salíamos a observar. Ya no madrugaríamos, pues bajaría a partir del mediodía, según Ugrib……
Antes de lo que preveíamos, a las 12:30 HRB, subimos el hierro, lleno de cieno, tocó bajar y subir varias veces para limpiar el ancla y ya dejar atrás Mahón y la cala que nos había refugiado este par de días, para poner rumbo a Cala Sa Font, al NE de Mallorca, una 40 millas. Soplaban ahora solo unos 15 kn de NE que nos entraban por la aleta de Er. Sacamos solo Génova, pero la ola tremenda que había dejado la tramontana, nos estuvo balanceando hasta cruzar entre punta prima y la isla del aire. Sus aguas turquesas me hicieron recuperar la imagen de Menorca. A partir de ahí, bajó el mar y el viento, y tuvimos que ayudarnos como siempre, del dichoso motor y navegar a la mediterránea. El Rebeca navega bien con portantes, pero con menos de 15 nudos no hacemos nada, las 15 Tn se resisten.
Posición l 39º 46’55N 4º 03’87 E rumbo 259º velocidad 7,1 kn.

Oímos un Pan Pan por la radio, un velero con pabellón argentino con dos personas a bordo, no se sabía nada de ellos desde el día 22, hacía 6 días ya de ello, su última posición fue cruzando de Cerdeña a Menoría……pedían que si algún navegante los avistaba lo comunicara a radio Mallorca, por un momento nos quedamos muy serios, nos los imaginamos peleando con la tramontana de estos días atrás……….
Aprovechando la sombra que nos daba el gran Génova en proa, improvisamos un rincón de masajes chill-out, martines en mano y aceite Jonson en otra, nos relajamos, primero uno y luego el otro, masajeando cada uno de nuestros músculos al ritmo del cabalgueo de proa que poco a poco fue subiendo, hasta tal punto que parecían revelarse los elementos, celosos de nuestra relajación….así que se empeñaron en ponernos las pilas y lo consiguieron, de un salto estábamos en pie, tras la bofetada que nos dio el Génova empeñado en trasluchar!…..lo dejamos todo y nos pusimos con la maniobra. La ola había subido y hacía desagradable la trasluchada, además el Génova es tan grande que hay que ayudarle para que no enganche con la trinqueta….además la escota se lió con una de las defensas, no es buena idea llevarlas en la banda, aunque estén enganchadas, luego intentando pasarla hubo un momento que no veía al capi, envuelto en toda la vela…luego también se enganchó la escota de Er en otra defensa, increíble!...parecía que Murphi estaba por allí o todo se confabulaba en contra de nuestro relax!.....bromeamos, era cosa de féminas, La Mar, La Barca!...jajaja…..

Al llegar a Cala Sa Font no nos gustó, era pequeña y con poco resguardo, así que seguimos un par de millas hacia el Sur a Cala Canyamel, en su entrada a Er vimos una cueva con unas largas escaleras llenas de gente entrando y saliendo. Supusimos que serian las famosas cuevas del Drac?. El agua era turquesa. Un catamarán estaba fondeado. Había un par de mamotretos de hoteles y por tanto la playa estaba llena. Hasta allí llegaba su algarabío. Vimos un pequeño muelle con escaleritas a Er, así que después del chapuzón de rigor para ver el ancla, bajamos la zodía para dar un paseo por la playa, pero como suponíamos nada de interés, tres chiringuitos en la playa, delante de cada hotel y un restaurante en el acantilado, lo único a destacar era la desembocadura de un riachuelo con forma de laguna en la playa, donde yacían patos y ocas.
El desembarco fue algo gracioso, la ola grande que bamboleaba como a una cubana al Rebeca, ahora lo hacía con la zodía contra el muelle que no conseguíamos agarrarnos y en uno de los intentos casi se va al agua Fer, no pude evitar reírme por lo cómico de la escena!....jajaja…..yo, y algún curioso más que nos observaba. La noche fue tranquila de viento y estrellada, pero siguió la ola tendida desagradable que nos balanceaba de una banda a la otra y hacía sonar todos los pertrechos rondando dentro de sus tambuchos.

No madrugamos mucho, eran cerca de las 10 HRB cuando nos dábamos el chapuzón en pellejillo, rápido, pues las aguas turquesas volvías a estar infestadas por las dichosas medusas menudas y violáceas tan temidas. Levamos ancla y pusimos rumbo a Cabrera, unas 40 millas. Teníamos poco viento, solo unos 10 kn y ahora eran totalmente S, por lo que lo teníamos en proa, ….grrrrr…….sacamos mayor y motor, la única distracción fue navegar cerquita de la costa para ir descubriendo las pequeñas calitas entre la costa alta, rocosa y llena de cuevas de Mallorca, cual queso gruller!
Cuando llegamos a Punta Salinas y nos quedaban solo unas 10 millas, propuse navegar a vela, aunque tuviéramos que ir haciendo zig-zag. No era muy tarde y habíamos llevado una buena media de velocidad. El capi consintió y dejó de hacer de cocinitas para jugar conmigo y con las velas…..Primero sacamos Génova, pero en la primera virada, como hay que recogerlos para virar, ya la cambiamos por la trinqueta que es lo suficientemente grande y nos facilita las viradas. No tuvimos que hacer demasiadas y el viento entre los 12 y 14 kn nos permitía puntas de 7 nudos. Fuimos ganando barlovento en la última virada para entrar por el paso NE por isla redonda y lo hicimos finalmente a vela hasta allí, pues una vez dentro ya orografía nos desventó y aprovechamos para recoger. Arribamos finalmente a las 17:30HRB. Habían muchos barcos, pero claramente se veían boyas libres. Elegimos una y fuimos a por ella, Ferdy de proel y yo de timonel, nuestros puestos ya asignados como fijos en esta travesía. La trincamos y sin más tardar, nos pusimos a comernos una paellita que había ido haciéndose por el camino. Ya en el café vimos acercarse una semirígida con dos agentes del parque nacional que amablemente nos explicaron que debíamos haber pedido un permiso de navegación y uno de fondeo, pero como " nos veían felices y sinceros transmundistas," tras decirles que veníamos de Malta, dejaron que nos quedáramos .

Fuimos a hacernos el café en la hamaca que montamos bajo el toldo y fijada a los obenques, que ya va siendo amiga y testigo de plácidos momentos y cuando nuevamente vimos pasar a los guardas, les hicimos señales para que se aproximaran y les ofrecimos un roncito que raudos aceptaron, así que mantuvimos una agradable charla con esta peculiar pareja de la autoridad, un barriguitas con solera y un yogurcito con ricitos de oro. Ellos no tardaron mucho en marcharse deseándonos feliz travesía, pero los roncitos y Bob Marley nos acompañaron hasta bien entrada la noche….

7 HRB, soltamos la boya y dejamos por nuestra popa este paraíso que nos ha parecido Cabrera. Ya había subido el viento, según lo previsto por Ugrio, de 15 a 20 nudos, que para nuestro rumbo, 254º a los Freís de Ibiza, nos daba una popa redonda que aprovechamos con unas orejas de burro atangonadas, de las que el Rebeca sacaba 7/8 nudos. La ola caprichosa y cruzada del mediterráneo nos desestabilizaba un poco pero íbamos llevándola con un +1/-1 en el trydata. Las nubes amenazadoras de lluvia nos acompañaban pero sin mojarnos, aunque no nos dejaron ver Ibiza hasta estar a menos de 10 millas.
Poco a poco fuimos cerrando rumbo al pasar los Freus, al través de Espalmador parecía un fructífero y espeso bosque de palos. Llegamos a la playa de la Sabina a las 17 HRB, a vela, sin bajar de 6 nudos todo el día, relajante y gratificante por fin. Su fiel agua turquesa no nos falló, impoluta de medusas por fin también. Frente al Tiburón dejamos caer el hierro, justo delante del Blue dragón, un Centurión de 40’ del que es tripulante un buen amigo y saludamos a su armador. Sonda 3,5m en primera línea de todos, pues parecía un campo sembrado de barcos!. Nos dimos un baño con la excusa de inspeccionar el ancla, era un tonto motivo pero lo habíamos mantenido toda la travesía, así que lo haríamos hasta el final……luego unas coronitas fresquitas en proa, mirada perdida en tan bello paisaje, la mente evoca momentos pasados y reiterado en el mismo lugar, cojo el móvil y llamo a algunas de esas personas queridas con las que he compartido esos momentos para hacerlas partícipes en la distancia. El cielo empieza a tornarse rosáceo, se aproxima la puesta de sol, no queremos perdérnosla y nos ponemos guapos para bajar a tierra y disfrutarla desde el Tiburón. Desde que lo regenta Pacha, un par de gorilas impertinentes custodian la entrada, ya no es lo que era, aquel antro de hippie auténticos y con música chill-out, ahora está invadido por la yet set, los paparachis y la música bacalaera de pacha, pero sigue gustándome sus margaritas, así que le eche morro, dije que habíamos llamado y reservado desde el barco y nos dejaron pasar…..la puesta de sol desde allí sigue siendo inigualable…..de alli al Moli de la Sal a cenar, un espléndido pescado….en el ambiente ya se respiraba el punto final de la travesía, aunque intentábamos que no nos invadiera la melancolía….nos dirigimos hacia el Rebeca de vuelta, dispuestísimos a sellar este ultimo fondeo con Moët, pero Morfeo llegó antes y me raptó. Luché como nunca contra él, bailando por cubierta, dando vueltas a la mesa de la bañera, e incluso con un improvisado chapuzón, pero nada, en cuánto paraba mis pestañas se cerraban. Era mucho el sueño y cansancio acumulado durante todo el mes, así que el rapto duró hasta el amanecer…….

Me dio la risa al despertar y ver que una vez más, había ganado Morfeo desconectándome el botón de on/off….mejor me lo tomo así…con risa…..colgamos la zodía en el pescante y levamos ancla para zarpar dejando atrás el ski linee de Formentera. Me quedo ensimismada mirándola, me tiene enamorada, no sé si es por todos los buenos momentos vividos en ella o por aquella sensación de sentirte ya en casa……..pero es una sensación genial de reencuentro y añoranza a la vez, difícil de explicar…..

Nos encontramos con muchas embarcaciones con rumbo encontrado, es 31 de julio, seguramente es el inicio de las vacaciones para ellos, me quedo ensimismada mirándolas y a la vez haciendo un remember de todo el mes de la travesía, todas las vivencias y anécdotas, marineras y personales, perfectas y enriquecedoras las primeras, cautivadoras y deliciosas las segundas, que perdurarán en el tiempo cuando cualquier día transcurrido un tiempo relea este diario…. y pongo ya los ojos en el futuro, pensando en la próxima travesía larga, cruzando el Atlántico…..y así contrarresto el plof de la vuelta a la civilización.

Comentarios

Alfonso ha dicho que…
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