LAS PITIUSAS EN FAMILIA

Después de un mes en tierra tras el cruce del Canal de Panamá, me empezaban a picar las escamas, jajaja, y además se me antojaba que la mejor manera de disfrutar de cuatro días de compañía de mi hijo era embarcarnos juntos. Llame a mi amigo y armador del OceanDiva, un First42.7 del RCNV, y convencí a algún miembro más de la familia para completar la tripulación y poner rumbo a las Pitiusas. Ellos habían navegado antes conmigo en alguna breve ocasión, pero no son lo que se dice navegantes, asi que les recomendé que fueran y volvieran en avión y mi hijo y yo junto con el armador llevaríamos el barco. Zarpamos con el sunset, cuando todavía el Garbí soplaba, pero de poco nos servía, ya que nuestro rumbo 111º nos lo hacía recibir, junto con las olas, de proa total. No obstante, subimos Mayor e incluso sacamos Genova e intentamos conseguir ángulo suficiente, pero o nos íbamos a Francia o a Marruecos, jajaja. Asi que tuvimos que ponernos en manos del Volvo y aguantar el ronroneo toda la noche. Preparé unos bocadillos y organizamos guardias cada 3h más o menos. Había que estar atento sobre todo a “Manolo”, como se llama el piloto automático, jajaja, ya que las olas le hacían de vez en cuando volverse loco y había que estar hábil para coger el timón a mano hasta conseguir volverlo a fijar. La humedad y la inactividad en la bañera, hizo necesario nuestras cazadoras y por supuesto nuestros chalecos salvavidas en cuanto se hizo de noche. Realmente no se cumplió la meteo, no hubo calma chicha en medio del canal y el viento en contra y la mar no amainaron hasta el amanecer, cuando ya
divisábamos el skyline de la isla. Arribamos a Cala Tarida justo a las 13h, unas 17h para recorrer 78 millas, no nos daba una media muy buena, pero es que a motor contra viento y mar, realmente es difícil avanzar. Pero a tiempo para recoger al resto de la tripulación que acababan de aterrizar y cogían un taxi hacia allí. 38º56,36’N 1º 14,06’E. El armador bajo a por ellos a la playa, aunque en Cala Tarida hay unas rocas en el medio donde se puede embarcar y desembarcar, había gente tirándose de las rocas y el prefirió utilizar el otro canal señalizado para hacerlo por la playa, en la zona junto al famoso Rte Eufabies, donde celebré mi cumpleaños en el 2020 con el Tranquilo. Nada más se acomodaron les recomendé que se dieran un chapuzón en las aguas turquesas y les ofrecí un aperitivo y unas bebidas fresquitas, recordándoles que se tomaran la biodramina aunque deberían de haberlo hecho ya antes de llegar, una media hora antes y luego cada 4h, pero bueno, el que es propenso a marearse me temo que es difícil librarse de un par de días hasta que se mariniza el cuerpo. Todos saltamos al agua, habíamos hinchado unos flotadores que imitaban a dos ruedas de camión tremendas, además de corchitos que había llevado yo, y nuestras gafas y tubos. Inspeccionamos que el ancla había quedado bien, y vimos algunos peces. El agua estaba escandalosamente tentadora, por color y por temperatura y de momento ni un avistamiento de las temidas medusitas de otros años. Tras dar cuenta de las viandas, caímos rendidos a la tradicional siesta española, un par en la bañera, algunos en sus camarotes, mi ahijada bajo la botavara en una colchoneta y yo por supuesto en mi querida hamaca, ¡que ya va fija en mi petate, jajaja!! Para el sunset nos bajamos a la playa para verlo desde el Cotton Beach Club, pero tras subir sus empinadas escaleras blancas nos reconfirmaron que las gradas desde donde antaño podías tomarte un cóctel para ver el sunset no estaban abiertas, solo podíamos tomar algo en la barra interior,
porque fuera solo era para las mesas de la cena. Asi que echamos un vistazo a la tienda “cool” que tienen a su entrada y jugamos al “paso pose” por las escaleras, para inmortalizar las impresionantes vistas que tienes desde allí y terminamos tomándonos algo en el Chiringuito a pie de playa, un ojo en el sunset y otro en la boda que se celebraba en Ca Mila, justo el Rte de al lado. La noche fue plácida, a pesar de un negrito que nos despertó sobre las 03 a.m. con viento del N de unos 25 nudos y aunque solo duró unos 15 minutos, fue lo suficiente para que hiciera desistir a nuestra valiente adolescente que había elegido dormir bajo la botavara, a meterse al living antes de salir volando, jajaja. A partir de ese dia, compartiríamos living, jajaja. Tanto el armador como yo, estábamos en pie antes de las 8 HRB, aprovechamos para arranchar, quitar toldo, baldear la bañera, etc., con la pretensión de zarpar mientras el resto de la tripu dormía y poner rumbo a Formentera, pero despertaron antes de que nos diera tiempo y ya esperamos a que se dieran un chapuzón y salieran todos a bañera, para subir el ancla sobre las 09:30h. El armador se fue a proa a subir el ancla y me cedió a mi el timón que a su vez yo cedi a mi hijo para que fuera practicando, quedándome a su vera por si me necesitaba. Luego en cuento estuvimos libres, nos pusimos a izar Mayor, él al piano, el armador en el palo y yo al timón para mantenerme aproada. Seguíamos teniendo viento de SE, además hasta que pasáramos Es Vedrá, no tendríamos viento limpio y ángulo suficiente para ceñir, asi que mantuvimos el motor encendido hasta que la sobrepasamos, esta zona ejerce una influencia extraña y puedes encontrar cualquier cosa en su paso, roles, caídas de viento etc. Y efectivamente asi fue, y en cuanto la rebasamos sacamos Genova y paramos el motor, consiguiendo mas de 6 nudos de velocidad y no demasiada escora.
La tripulación aguantaba estoica en los asientos de barlovento de la bañera, mientras yo les enseñaba algunos vocablos náuticos para mantener sus mentes distraídas y, entre los dos CY y el PER nos fuimos pasando el timón y disfrutando de la navegación, pendientes del tráfico que hay en estas 12 millas entre Ibiza y Formentera, recordando y aplicando preferencias y admirando algunos de los veleros que nos cruzábamos o curioseando en internet los yates que veíamos, lo que costaban, si eran de propiedad o alquiler, etc……. Fondeamos según lo previsto en las aguas turquesas de Illetes, 38º45,34’N 1º25,89’E. Tras Illa Tramuntana, pero entre el viento del Sur y el tráfico de los Ferrys entre ibiza y Formentera, había mucha ola que nos entraba por el SE y nos balanceaba a todos estrepitosamente. Nos pegamos un chapuzón y comimos, hoy les tocaba a la pareja más joven cocinar, pero con el oleaje, hicieron lo mas sencillo, ensalada y brochetas de pollo, y aún así el miembro más joven se rindió antes de acabar porque se mareaba. Fue imposible siestear, ni en la hamaca, que tenia que sujetarme bien de la contra de la botavara para no salir volando, ni en la bañera, por lo que decidimos intentar bajar a la playa y esperar a que amainara el mar con el role previsto al E para esa noche. Pero como Murphi siempre esta al acecho, el motor auxiliar de la dingui no quiso arrancar y aunque llevábamos otro, no eran las condiciones para arriesgarnos a cambiarlos y que nos cayeran al agua con tanto meneo. La opción era levantar el fondeo e irnos ya a Cala Saona, donde no teníamos la seguridad de que no estuvieran igual o, conseguir por Google Maps el teléfono del
Rte Es Ministres que teníamos justo frente a nosotros en la playa, donde nos dijeron que llamáramos por el canal 75 del VHF y pasarían a recogernos con su super dingui, una semirrígida con un motoraco de 50cv que rápidamente estaba allí. El embarque ya fue delicado, lo hicimos por el través de sotavento, ya que en la plataforma de la isla del OceanDiva era muy difícil mantener el equilibrio. Abrimos el guardamancebo a modo de puerta y sentados en la regala fuimos saltando con cuidado uno a uno. El desembarco en la playa tambien fue complicado, las olas rompían y era evidente que con nuestra mini dingui tampoco lo hubiéramos conseguido. El patrón de la superdingui hizo la maniobra marcha atrás, con la ayuda de otro compañero que nos esperaba para sujetarla y que no se atravesara. Una vez en tierra vimos que ya nos habían preparado una mesa para cenar, aunque eran solo las 18h, y que nosotros solo habíamos dicho que queríamos tomar algo. En fin, les dijimos que queríamos ir primero a dar un paseo por la playa y luego volveríamos, y asi hicimos, seguimos la pasarela hasta la playa Pas de Andof al otro lado, donde nos dimos un chapuzón y vimos que algunos estaban allí fondeados, no tenían resguardo del viento mejor que nosotros, pero si del mar. Quizás hubiera sido mejor opción, pero como esperábamos el role al E, por ello cambiamos nuestra primera idea de ir a Es Pujols. Subí andando por el camino empedrado que iba hacia el Norte, hasta poder divisar el paso entre Formentera y Es Palmador y a la vuelta, nos hicimos una picaeta con el sunset que nos costo 300€, teniendo en cuenta que un plato de clóchinas, que era lo mas
barato, eran ya 30€, imagínense, todos estuvimos de acuerdo que tanto Ibiza como Formentera están muriendo de éxito, pues aunque su tendencia era al alza, esto últimos años desde la pandemia y en especial éste, se han pasado con la subida de precios, y no solo son los restaurantes o beach club sino todo en general, pues ellos habían estado el mes anterior por tierra y habían terminado con la misma impresión. En fin, pagamos bien pagado el transporte en la super dingui. Y emprendimos el trayecto de vuelta. El desembarco fue todavía más complicado, lo intentó por barlovento pero era imposible, luego por sotavento solo conseguí saltar a bordo yo en un impresionante salto y finalmente dejó a los demás por la popa, tras recuperar una chancla que había caído al agua y que generó algún que otro momento de tensión. Nada mas subir, nos percatamos que habíamos perdido la colchoneta bajo el toldo, seguramente en uno de los balanceos de 180º que había dado el
OceanDiva habría salido disparada, grrrr. Quitamos toldo y hamaca y levantamos el fondeo, ya que el armador estaba convencido que allí era imposible pasar la noche. La verdad es que yo confiaba en que amainara con el role al E y sobre todo no estaba segura que en Cala Saona no entrara también, a veces lo he sufrido allí. Por ello llamé al puerto de la Savina para preguntar si había atraque para esa noche, aunque sabía que es carísimo en estas fechas, 250€ la noche, pero la tripu estaba dispuesta a pagarlo. Aunque como me imaginaba, estaban completos. Ya había caído la noche, pero pusimos rumbo a Cala Saona, 6 millas a motor, 1h más o menos. En cuanto asomamos por el acantilado de Punta Negra ya empezamos a divisar el montón de embarcaciones que habían fondeadas, parecían estrellas flotando sobre el mar, con sus luces de fondeo. Algunas azules, como auténticas ferias. Preparamos una super linterna, pero lo cierto es que nos deslumbraba más que otra cosa, asi que al revés, totalmente a oscuras a bordo para que nuestras pupilas se acostumbraran a la oscuridad. Preparamos el fondeo y me fui a proa junto con mi hijo para encargarnos nosotros de ella. Una vez el armador empezó a serpentear entre los distintos barcos, entonces si que utilicé la linterna para iluminarle los cascos y que viera los que teníamos en nuestra línea de proa, sobre todo aquellos que no tenían ninguna luz a bordo, ni la de fondeo. Gente que seguramente han bajado a tierra cuando aun era de dia y han olvidado dejar las luces y no han regresado aún. Al final encontramos un hueco bastante bueno, cerca del acceso a la playa y de la pared del acantilado de Punta Rasa. 38º41,65’N 1º23,19’E En principio parecía que allí no entraba el mar de fondo, aunque algunos que estaban más fuera tambien veíamos mover sus palos de lado a lado. Prueba superada. Chapuzones por parte de algunos para rematar la travesía, mientras otros preparábamos una picaeta a base de ibéricos y un buen vino. ¡Había que levantar los ánimos! La noche fue totalmente tranquila, mi única preocupación era que mi partner de catre ¡no me clavara los codos o la curcusilla! Jajaja.
Amanecí temprano y aproveché, ya que hoy permaneceríamos allí todo el dia y no había prisa, para hacer mi tabla de yoga y mi meditación sobre la cubierta, bajo la botavara, mientras saludaba a un puntual Lorenzo que emergía por tierra. El mar era como una piscina turquesa y un montón de pececillos se veían a nuestro alrededor. Las proas miraban hacia la playa, el role al E se había cumplido. Poco a poco fueron amaneciendo y cayendo al agua, hicimos por fin un buen desayuno variado, con tostadas, fruta, etc, hoy le tocaba a la parejita de papis y se esmeraron. En cuanto terminé, me fui con mi hijo a hacer snorkel hacia la pared escarpada del acantilado, y aunque me puse mi camiseta infrarrojos fosforescente, me ate a la cintura uno de los flotadores de rueda de camión para que se me viera bien, ya que el trafico empieza pronto, entre los que levantan y se van a otra y los que llegan a ésta. De camino vimos algunos bancos de peces de los que habían alrededor del barco y que venían como pirañitas a comerse las galletas, pero una vez fuimos acercándonos a la pared de roca, solo habían piedras y posidonia, alguna familia de pargos amarillos, algún pececillo de colorines de esos alargados y un grupo de trompetillas finitos cuando volvíamos. Nada espectacular, asi que volvimos al barco para cumplir con mi habitual ángelus, jajaja. Llegaron un par de veleritos pequeños que fondearon demasiado cerca de nosotros, pero bueno, de momento no había problema e íbamos a estar allí todo el dia, pero es increíble como la gente apura la zona de borneo. También llego un precioso Hanse de 60 pies, con tripulación profesional, que no sé como lo hicieron, pero justo se fue un yatazo a motor y éstos hábilmente se quedaron con el mejor sitio de la cala, ¡eso es llegar y besar el santo y lo demás tonterías.! A su estribor un catamarán de Transmundistas, Tempus, que me habían contestado amablemente cuando el dia anterior, a través de la app Navily, les pregunté si se estaba bien o entraba el mar de fondo. Empezaron los deportes acuáticos y en especial parece que se ha puesto de moda los Foils, pequeñas tablas de surf con un foil que se levanta y van
sobre el agua como volando. Mi ahijada se atrevió a probar y tras ella mi hijo. Media hora cada uno, una hora que estuvimos todos los demás pendientes de ellos e inmortalizando su proeza con nuestras cámaras. Sergio, el monitor, los iba dirigiendo sentado en nuestra popa, a través de un pinganillo y ellos van con el altavoz colgado al cuello y un mando a distancia en una mano dirigiendo la velocidad de la tabla. Ese día si hubo siesta bien merecida, jajaja, tras la cual todos volvieron al agua para ver una extraña manta que alguien había divisado y efectivamente la vieron, aunque según San Google, resulto ser un pez Obispo, nada habitual, ¡qué maravilla! Como no podía ser de otra manera, bajamos a tierra para ver el sunset desde el acantilado y tomarnos el típico mojito en el garito del árbol.
El desembarco ya fue de risa, porque se me engancho un pie en uno de los cabos de la dingui y acabe lateralmente en el agua, algún gracioso pensó que quería hacer la ofrenda a Neptuno con la corona de flores que me habia decorado la cabeza, grrrr. Luego paseíto hasta Punta Rasa, donde les mostré las cuevas del acantilado y despedimos a un precioso Lorenzo, entre grupitos de gente que habían acampado con sus neveritas bien preparados para despedirle. De vuelta, mojito en el chiringo del árbol, 15€ c/u y vuelta a pillar la dingui. La noche era placida, ni una ola, la calma chicha había llegado y menos mal, porque el motor le dio por no arrancar y acabamos tirándonos todos al agua para empujarla nadando, mientras los dos miembros masculinos mas mayores de la tripu se peleaban arriba con los remos. Primero tirábamos de proa y al final nos pusimos en popa, empujando con los pies a modo familia Picapiedra, jajaja. La verdad es que la culpa era de mi hermana, que
todo el dia había estado diciendo que se podía llegar nadando a la playa y por supuesto el universo no iba a dejar que se quedara con las ganas…..jajaja. Esa noche la remataríamos mirando las estrellas que caían, empezaban las Perseidas o Lagrimas de San Lorenzo, era increíble lo rápidas que caían, a penas te daba tiempo a suspirar, mucho menos a formular un deseo, jajaja. Al dia siguiente ya era el último, el armador me propuso que arrancháramos entre los dos, que siempre éramos los primeros en amanecer y levantar el fondeo para ir a las cuevas y sorprenderles al resto de la tripu fondeados allí para desayunar, pero como bien dijo John Lennon, la vida es aquello que pasa, mientras tu te empeñas en hacer planes, asi que cuando fuimos a arrancar el motor no funcionaba, la batería de éste se había muerto, solo tenía 5v de carga, grrrr. El armador creía que había dejado sus pinzas en su autocaravana. Después de intentar hacer unas con los cables que tenía a bordo, pedimos ayuda al barco de popa, pero su patrón se había ido, entonces lo intentamos con el velero chiquitín de Er, y Eureka, resulto ser un paisano de Xàtiva, muy experimentado, que llevaba una especie de pinzas con una mini batería incorporada, que en cuanto conectamos a la batería, el motor arrancó. Como agradezco que exista la solidaridad entre los navegantes que tanto escasea en tierra. ¡¡Mil gracias vecinos, salvados por la campana!!!! Ya se había hecho un poco tarde, asi que tuvimos que desistir de la idea del fondeo en las cuevas, pusimos rumbo directo a Cala Jondal, la cala que habíamos elegido para fondear hoy, celebrar anticipadamente el cumple de mi hijo y despedirlos en el Blue Marlin, para que tomaran el avión esta tarde. Pero cuando cruzamos la bahía, a motor y Genova, para aprovechar la brisa que seguíamos teniendo de SE, vimos que no nos daba buen resguardo, todos los barcos fondeados estaban con sus proas mirando hacia fuera, y por experiencia sé que su playa es impracticable cuando entra mar de fondo en ella. A pesar de que pregunté de nuevo a algunos que se encontraban allí según Navily y me dijeron que bien, desistimos de intentarlo tras la experiencia en Illetes y decidimos mejor subir hasta San Antonio para repostar, pues teníamos que hacer la travesía de vuelta esta noche y ya probar si volvía a arrancar el motor o en caso contrario, ya estábamos atracados para buscar una solución en tierra y desembarcarlos a ellos.
Recogimos Genova y solo a motor, pasamos entre Es Vedrá y Es Vedranell, para mostrarnos un recoveco que hay en ésta, punto de buceo, pero su sonda es de 20m, solo habia una pequeña motora al pairo y mas adelante, si que hay otro fondeo en 10m donde habia un precioso velero de unos 60ft todo de carbono. Ya la semirrígida abarloada a él, tenia más eslora que nosotros. Seguimos así navegando, algunos dormitando con las biodraminas y aguantando estoicamente todavía el mareo, y otros intentábamos amenizar las horas con un ángelus tras otro, jajaja. Hicimos el paso entre Espalmador e Isla del Bosque sobre las 15:30h, y entonces le propuse al armador hacer un breve fondeo en Cala Comte, para rematar esta travesía de 4 días con un chapuzón en aguas turquesas, tomarnos el pastel de arroz y cantarle cumpleaños feliz a mi hijo, antes de entrar en la bahía de San Antonio, pero él se negó rotundamente, estaba preocupado por la batería, incluso temía por si pudiera explotar me dijo, es cuestión de una emergencia y es prioritario solucionar el tema y repostar. Entendí su preocupación y aunque la creía excesiva, tuve que aplicar aquello de “donde hay patrón, no manda marinero”. Me fui a proa a vivir el paso del estrecho e intentar contentar a la tripulación que ya daban muestras de cansancio.
Tuvimos suerte y en la gasolinera no habia nadie repostando, asi que fuimos directos al pantalán de Br, donde apareció rápidamente una marinera. No nos respondían por el canal 11VHF como decía en Navionics y nos dijo que no, que están en el 9vhf. En fin, nos dijo que esperáramos unos 30’ porque estaba la cuba rellenando los depósitos y parte de la tripulación aprovechó para estirar las piernas e ir a tirar la basura. El patrón, que habia finalmente encontrado sus pinzas, probó a ver si el motor arrancaba poniéndoselas a la batería auxiliar que estaba cargada a tope con las placas solares. Y sí, así fue, arrancó sin problemas, por lo que en cuanto repostamos, 137€, nos fuimos en frente a buscar hueco para fondear ya cerca del muellecito donde tenía pensado dejarles. La zona esta invadida de pequeñas boyas con embarcaciones pequeñas de day charter y rápidamente apareció una cubana en una de ellas diciéndonos que no podíamos estar allí, asi que tuvimos que levantar e irnos un poco mas adelante en un hueco de arena que encontramos. Casi todo era posidonia por lo que el color del agua era verde. Aunque estaba clarita y no habían medusitas, que es lo más importante para mí. Algunos no quisieron bañarse y nuestra rebelde adolescente nos dejo claro que no le gustaba el lugar, pero no nos quedaba tiempo para irnos a otro mejor, comer y desembarcarlos en un sitio donde pudiera acceder un taxi para llevarlos al aeropuerto. Asi que tuvimos que achantar y quedarnos allí. Una vez los despedimos, arranchamos nosotros dos todo, y levantamos el fondeo, eran las 20:45h y Lorenzo se despedía justo por nuestra proa, más grande y más rojo que ningún dia, fue espectacular y tomé algunas fotografías para poder compartirlas con la tripu que habia partido ya. Varias golondrinas llenas de turistas y música estaban fondeadas o al pairo, es un espectáculo ya típico en las islas, salir solo para ver el sunset, ya que en la península no podemos verlo esconder por el mar, o por lo menos los que vivimos en la costa del mediterráneo. La travesía fue de nuevo a motor, pero esta vez mucho más rápida, pues el mar estaba plano total y no teníamos por tanto olas que nos frenaran,
pero tampoco ni una pizca de viento. Esa noche si que vimos estrellas fugaces, toda la noche para donde miraras veías caer una y por supuesto que saqué mi saquito de los deseos y los fuí soltando uno a uno, jajaja. Justo para el ángelus, arribamos a Valencia, 15h de travesía que ponían fin a la primera de las 3 singladuras a la isla que compartiré este veranito con mi gente querida. Aunque nunca nada sale como prevés, espero que ellos disfrutaran más que padecieran, y se llevaran en general un buen sabor de boca. Además, me encanto, aunque a veces me desesperó, compartir tantos días con mi ahijada y que me dijera que se llevaba 3 frases mías con ella, - “ni muy muy, ni tan tan” - “querida, que es más que amada” y - “mejor pedir perdón que pedir permiso”, jajaja. Asi que con ello me quedo, además de haber disfrutado y convivido tan estrecha e intensamente con todos ellos y en especial con mi hijo preferido! Jajaja.

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