CABO DE GATA

Después de cuatro horas conduciendo 478 km, llegué al CN de Almería y conocí por fin, a Abyss V, n precioso Sun Odyssey 32’ cuyo querido armador y cofrade, con quien compartí recientemente Ruta de la Sal e intento de singladura a Columbretes, había tenido la gentileza de invitarme.

Soplaban unos 18 nudos SW, por lo que zarpamos con el Génova solamente en un largo, amurados a babor y consiguiendo una velocidad de 6 a 7 nudos, pero en cuanto fuimos avanzando millas y cayendo la tare, empezó también a bajar el viento, así que izamos también la mayor y mantuvimos los 6 nudos de velocidad, lo que no impidió que un enorme bonito picara nuestro curri, mientras Frank, cual guía turístico, le ponía nombre al litoral que empezábamos a apreciar.

Primero, apareció el arrecife de las sirenas, bajo el Cabo de Gata, con su mirador, desde donde la G.C. nos observaba, como pudimos comprobar por la radio. A continuación dejamos la playa de Monsur y Las Amarillas, para arribar a la Bahía de los Genoveses, dónde decidimos pasar la noche fondeados, tras navegar unas 23 millas durante 4 h.

La puesta de sol fue inolvidable, la costa hasta el momento se antojaba más a una isla abrupta poco poblada que una parte de la península. Con la caída del sol, se llenó la playa de pescadores de caña, el viento de poniente nos traería sus voces y risas durante toda la noche. Tres veleros más compartieron el fondeadero con nosotros. Aseguramos el ancla con otra ancla rezón, mientras Frank me relataba el caso de un alemán al que sorprendió un fuerte levante y amaneció con el barco embarrancado en la playa.......
La noche se pronosticaba plácida, como finalmente fue, un precioso manto de estrellas nos envolvió rápidamente, aunque la pequeña luna menguante, no apareció hasta bien entrada la madrugada, cuando salimos a comprobar el fondeo sobre las 5,30h a.m. el mar estaba como un plato y ella brillaba mostrándonos su camino.

Un rebaño de ovejas nos vino a recibir a primera hora a la playa.....pero tras un ligero desayuno levamos anclas y seguimos rumbo N para seguir recorriendo el parque, San José, Las Negras, La punta del Caballo, San Pedro, y hasta Carboneras, no recuerdo haber visto litoral más variado y pintoresco, igual veías zonas negras que me evocaban a las Canarias, Tenerife, etc, cómo zonas de piedra totalmente blanca, cual cúmulos de sal. Aguas turquesas y cuevas submarinas, como si de una isla caribeña se tratara, espectacular simplemente!..........

Volvimos a bajar hasta San Pedro, para fondear durante la comida, antes de seguir a San José para pasar la noche en puerto........a pesar de que ya habíamos pasado por ella, me sorprendió al acercarnos, verla plagada de gente hippie, la mayoría nudista o naturalistas más bien, que tenían ocupada con sus chozas, tiendas de campaña e improvisadas casas en las ruinas de las torres de vigía de lo que antaño fueron fuertes defensores del litoral. A pesar de que vimos gente bañándose en la orilla, y nos apetecía hacer una excursión a un caño de agua natural que al parecer brota por aquella zona, no fuimos capaces de darnos el primer baño de la temporada........el dedo gordo del pie, nos dijo que estaba demasiado fría!.....Sin embargo tuvimos la suerte de que al ratito apareció en un bote, unos amigos de Frank, que gentilmente nos acercaron a la orilla, nos enseñaron una de las torres ocupadas e hicimos la antojada excursión, quedándonos finalmente a compartir con ellos el bonito pescado en una barbacoa improvisada y desistiendo de nuestros planes de noche en tierra. ¿Para que están los planes sino para romperlos?
Así que la velada transcurrió entre anécdotas de pesca submarina, de la que todos eran grandes expertos.........en la arena de la playa mientras tanto, sonaban bongos, se veían hogueras y más de una malabarista con bolas de fuego. Por un instante, creí estar en la cala de Benirras de Ibiza, ¡sorprendente!.
Como no el cielo, acompañaba una noche más, brillando más si cabe que la noche anterior.

Al aparecer el nuevo día, cumplimos nuestra palabra de darle el bautizo de vela a Carmen, una lugareña ocupa de la torre de vigía. Soplaban unos 10, 12 knos, que nos permitieron dar un bordo de ceñida y retornar en un largo....sin embargo cuando volvimos a tomar rumbo para seguir nuestra singladura hasta Almería, empezó a subir el viento. De ceñida rabiosa, sobretodo cuando íbamos amurados estribor, nos permitía mantener los 6 a 7 nudos de velocidad, pero demasiada escora y la subida a 18 knos, nos hizo decidir meter un rizo a la mayor, que nos dio 1 nudos más y nos eliminó ángulo de escora. Pero ahí no pararía Eolo, que seguía soplando y levantando poco a poco una marejadilla a marejada que venía a nuestro encuentro. Intentaba surfear las olas para no tener rociones, pero en uno de ellos note como se me iba más de orzada de lo deseado y propuse meter el segundo rizo, teníamos ya veintitantos nudos, con rachas de de 30 a 32 nudos. Recogimos la mitad del Génova previamente y cuando nos disponíamos a tomar el segundo rizo a la mayor, se abrió el grillete y se soltó la driza. Frank se giró rápidamente para advertirme que tendríamos que recoger todo el trapo y seguir a motor hasta San José que era el puerto más próximo. La maniobra fue rápida y limpia, a pesar de la preocupación. Un par de llamadas nos solventaron el amarre y recogida posterior en tierra. Aunque la entrada al pequeño y diminuto puerto de San José fue algo comprometida, pues como no puede ser de otra manera, por la ley de Murphy o por la que sea, se murió también la radio portátil, así que a punto de entrar en la bocana, tuve que maniobrar para volver a sacar el barco marcha atrás hacia la playa, hasta que avistamos a los marineros indicándonos el amarre disponible. Por cierto, un fortuna 9 con el gallardete de LTP pude apreciar a la entrada en el muelle de estribor.........
Finalmente, para compensar tanta mala racha, nos regalamos una paella marinera en el náutico, que nos llevo a la conclusión que mala suerte buena suerte, nunca se sabe!............