NUEVAMENTE REGATEANDO

Era la segunda prueba del Trofeo Presidente en el RCNV. Ferdy no podría estar de vuelta, los JASP me dieron calabazas, así que pensé no realizarla y quedarme amarradita como si no tuviera barco. Pero algo me hizo reaccionar, no sé muy bien qué todavía, solo sabía que tenía un precioso barco y que tendría que buscarme una preciosa tripulación, y sobre todo, no quedarme amarrada en el puerto. Antes de conocer a todos ellos, capi y jasp, ya navegaba y conocía a mucha gente de mis tiempos de trotar por los mares colándome como tripulante.
Siempre había oído que el primer problema es tener un barco y el segundo, conseguir una buena tripulación. Pero andando se hace el camino, o la estela en este caso, así que me puse manos a la obra, desempolvé mi agenda y envié mensajes, correos, y llamadas a diestro y siniestro. Algunos respondieron, aunque fuera para excusarse, otros ni lo hicieron, y otros se presentaron y participaron poniendo todo lo mejor que llevaban dentro.
Quedamos el sábado para entrenar, pero la mar de fondo tan tremenda, con olas de 3m y el viento inestable y muy racheado, nos hizo desistir de sacar el Spi y practicar la maniobra de proa. Pero a pesar del frio salimos durante dos horas al mar, hicimos algunos bordos, dejamos preparada toda la maniobra en el barco y estrechamos esos lazos que el tiempo había distanciado entre algunos de nosotros.
El domingo asistimos a la reunión de patrones, y como había una previsión de viento muy flojo, el comité decidió hacer la prueba de bastones, barlovento-sotavento, de 1,6 millas cada recorrido. La hora de salida se retrasó una hora, a punto estuvieron de cancelarla por la calma chicha que nos invadía, durante la cual dimos múltiplos paseos entre todas las embarcaciones, reconociendo caras, saludando a unos y otros, etc. Pero finalmente tras un desplazamiento del comité más hacia la playa, fijaron el campo de regatas y dieron inicio, primero a la clase platu, y después iría la nuestra, la crucero.
Mi estrategia era la de muchos otros, virar y salir amurados a Estribor lo más cerca posible del barco del comité. Sin embargo, en el último minuto mientras peleábamos la posición con el SALPA, se metió entre los dos el Pirata Dragut, de Pepe Vives, y pidiéndome agua, por estar yo más a barlovento, me hizo hacer una virada en redondo para poder esquivar el barco del comité y no colisionar con él, aunque llegamos a tocar nuestros cascos, no hubo golpe ni rotura. Sin embargo después el Comité les hizo a ambos volver y repetir la salida, pues la cruzaron antes de tiempo. Me alegré, aunque no esté bien decirlo, por haberme chinchado a mí…así pues fue la salida, llena de adrenalina y tensión…y empezamos el recorrido de barlovento. No teníamos muy claro donde estaba la boya, ¡como siempre!, pero no hay mayor problema cuando no eres el primero, sigues a los de delante. El problema surgió cuando llegamos a ella y tuvimos que izar el Spi.
A pesar de haber nombrado como proa al más experto de la tripulación, hubo una confusión o error y también un poco de Murphy, que siempre está presente, que hizo que la braza no pasara por la uña del tangón como debía, de manera que no teníamos control de éste. Por un momento temí por la seguridad de alguna cabeza y ante todo intenté mantener el mejor rumbo para mantener el Spi arriba e hinchado, hasta que desistimos de remediar el entuerto y arriamos la vela. Por un momento pensé retirarnos porque todo ello hizo que nuestro rumbo se hubiera desviado tanto del campo de regatas, que hasta el propio Comité dudó de si seguíamos en ella. Pero conseguimos volver a la boya de sotavento con un través a descuartelar que nos permitió llegar como una bala y casi derrapando tomar la puerta de sotavento. Cambio de rumbo a 145º y entonces contesté al Comité que seguíamos en regata, toda orgullosa de no haber perdido los nervios, de no haber roto nada, de no haberse dañado nadie y sobretodo, de seguir todos con ganas de continuar.
La ceñida segunda la hicimos en solo dos bordos y la segunda empopada izamos el Genaker y no tuvimos ningún problema. Entramos en la línea de llegada de nuevo los 4º, pero por la cola. Eso sí, todos satisfechos por lo realizado, y con ganas de superarnos y mejorar y sobretodo lo más importante, de repetir. Unas cervecitas para dar buena fe de ello y brindar.
Nuevamente compartimos ya amarraditos en puerto, la comida que había aportado cada uno dentro del living del barco, hasta la puesta de sol, en la que nos despedimos, con la ilusión de lo vivido y con la esperanza de repetirlo.
Y yo ante todo agradecida, de que me hubieran acompañado, que lo hubiéramos compartido, y que a pesar de ser una tripu amateur, todos les quedaran ganas de seguir repitiendo y mejorando.¡De cobardes es no intentarlo, de valientes hacerlo, no lograrlo y seguir intentándolo!!

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