DE NUEVO EN EL MARALICIA

Nuevamente andaba preparando mi macuto para navegar... ni mis planes de tierra, ni la mala previsión meteorológica me hicieron desistir de volver a hacerme a la mar. Se trataba de repetir un curso que ya había hecho, pero nunca se sabe suficiente y además el Maralicia, un First 36.7 me había encandilado desde el primer día que me puse a su timón. Así que bajo la lluvia, puse rumbo a Santa Pola, recogí al resto de la tripulación de la estación de Alicante, Sinbarco, Jaris y una amiga suya, miembros también de LTP, suficiente credencial para mi. No sé cómo todavía, nos apretujamos todos, junto con sus bolsas y toda la compra en mi coche, para llegar ya, entrando la noche, al Club Náutico de Santa Pola. Icebar, organizador del curso, nos esperaba dando una cabezadita. Estibamos todo y nos fuimos a jugarnos los camarotes entre unas cervecitas y unas tapas marineras, en un bar en la playa, junto a la lonja.

El primer contacto me parece esencial, aunque realmente yo creo que éste empieza con la compra, sea entre pasillos reales del super o virtuales, preparando y aprobando la lista y sin problemas para consensuarla, suele ser presagio de que todo va a salir genial.

A pesar de mis ansias por darme a conocer, intentaba escuchar para conocer también a todos los demás. Así una conversación relajada pero a la vez animada, con los distintos puntos de vista sobre el mar y navegar nos devolvió paseando al barco. Los madrugones semanales pasaban cuenta, así que nos decidimos por hacer concurso de Gin Tonics salinizados en el barco, tenía competencia, Jaris se declaraba otro gran experto en ellos.

El sábado amaneció bastante despejado inicialmente, así entre sol y nubes nos hicimos a la mar. La previsión era NE F4/F5, pero esperábamos que la bahía de Santa Pola nos diera bastante resguardo al NE.

Tras recibir a Canela, la que como veríamos después no sería la última tripulante, preparamos toda la maniobra del Spi, buena costumbre del monitor y soltamos amarras. Respiré hondo, por fin de nuevo al mar……..nos aproamos dentro de la dársena, junto a los barcos pesqueros, para izar velas y salir ya al mar navegando a vela. Es algo habitual en J.C., le gusta salir y entrar a vela……

Entre explicaciones, viradas y trasluchadas pasó rápidamente la mañana. El viento iba subiendo y los nubarrones también, incluso algunas gotas de lluvia, que nos hicieron finalmente desistir de fondear para comer y volver a puerto.

En cuánto pasábamos la línea imaginaria que desde el cabo nos daba resguardo, el mar crecía de marejada a fuerte marejada y NE nos tumbaba literalmente y nos hacía coger rápidamente un rizo y hasta improvisar un segundo, que normalmente no lleva.

Hasta 8,5 nudos de velocidad conseguíamos, y el viento oscilaba de 15 a 25’ dependiendo de que estuviéramos a un lado u otro de la línea imaginaria de protección.

Después de unas moviditas coronitas y comprobar lo difícil que era comerse unas simples papas, enfilamos la bocana nuevamente a vela, virada tras virada, cual barco de vela ligera….. al timón había disfrutado de surfear olas y ahora me proponía intentar bordar un atraque de popa, con el viento persistente de aún 15’ dentro de la dársena. Más arrancada de lo habitual para no perder el control y así entró clavado en su amarre. Aunque el mérito es mucho menor con el Maralicia, porque este purasangre es superfiel y cualquier maniobra en él, se antoja mucho más fácil.

Icebar había ido de paparazi y con su cámara había inmortalizado todos los mejores momentos…..o eso espero!

Medio empapados pero contentos por la primera inyección de adrenalina, nos dispusimos a dar buena cuenta del suculento lomito a la sal, con el que una vez más nos deleitaba nuestro querido monitor, qué apañado que es este chico!.......mientras, recibía respuestas a mis mensajes de aliento, de los amigos que ese fin de semana sufrían examinándose de CY y PY. Y así descubrí que éstos habían sido en Alicante y que por ello, pasaría a visitarme un Negro Abelardo. Antes de lo previsto estaba en el pantalán, justo cuando soltábamos amarras, para hacernos nuevamente a navegar. Una invitación sincera y un buen salto y uno más a bordo, aunque solo fuera para observar.

Por la tarde había subido más el viento y también las olas eran más importantes, pero ahora íbamos todos mejor preparados, con nuestros trajes de agua.

Cada uno a un puesto, según distribución del monitor, uno a cada escota del Génova, otro a la escota de La Mayor, otro al piano, y otro al timón, aunque a unos más que a otros nos era difícil cumplirlo rigurosamente y nos calificaban de “mujer orquesta”….jjj….seguíamos influidos por la línea imaginaria que describí, de manera que según el bordo el viento bajaba a 15 nudos y en un largo con viento portante íbamos plácidamente con todo el velamen para mantener los 6 kn, como pasábamos al otro bordo de ceñida, con más de 25 nudos, un rizo o dos y totalmente escorados y entrando agua por la regala.

Era cuando íbamos en el bordo hacia tierra con el viento portante, cuando sacábamos el Spi. Cada uno seguía teniendo asignado un puesto, yo con la escota y la braza del Spi, fuimos a trasluchar, Sinbarco se posicionó en el balcón de proa para cambiar la braza en el tangón, Canela a pie del mástil para disparar y soltar….no recuerdo quien iba al timón, todo fue muy rápido, hubo una trasluchada o eso creía yo, que convencida que el tangón ya estaba a la otra banda con su braza cambiada, solté la escota de barlovento y cogí la de sotavento, cuando todavía no era así, eso hizo que perdiéramos el control del Spi, “mea culpa” y que por un momento viviéramos un momento de tensión, que J.C. rápidamente controló, recuperando el Spi y completando correctamente la maniobra. La botavara había dado a Jaris en la cabeza, pero gracias a que es un gran chicarrón no tuvo ni un mero chichón.

Intentábamos afinar el trimado de la baluma, el carro de las escotas del Génova, la escota de la Mayor ..etc, cuando se nos fue echando la noche encima, y el frío y los rociones empezaron a pasar cuenta. Realmente por no soltar el timón y no perderme ni una sola ola de disfrute, no baje a equiparme bien, con mi frontal y mi arnés, pues ciertamente en esas condiciones y de noche, hubiera sido recomendable. La tranquilidad y seguridad que te da navegar con tantos expertos, te hace relajarte seguramente de más.

Nuevamente hice el atraque por la noche y con bastante viento y una vez más Maralicia me dejó en muy buen lugar, lo que me alegró enormemente, sobretodo cuando mi negro Abelardo supo apreciarlo y felicitarme por ello. Cosas del ego!

Nos regalamos unas duchas calentitas, tras adujar todo el barco y tomarnos la cervecita final de rigor, cuando acaba un buen día de navegación……

Vestidos de niños monos nos fuimos hacia la cofradía, un restaurante que nos habían recomendado los lugareños y que calidad-precio, nos pareció fantástico. Disfrutamos de una cena estupendísima aunque mi gallo no cantara como yo esperaba. Dos de Albariño y unos orujos mantuvieron bastante animada y distendida la conversación, riéndonos de las anécdotas que nos relataba Canela de su experiencia veraniega como “housekipersea” en un yate de la aristocracia española, esa otra gente que navega en auténticos palacios flotantes, extensiones de sus vidas de excesos en tierra…..

La tranquilidad del perfil costero, rendido ante la llegada del invierno, nos hizo creer que no habría vida más allá y volvimos a dirigirnos, muy a pesar mío, hacia el barco, bajo una menuda lluvia que invitaba a ponerse a buen resguardo……así que de nuevo acabábamos el día de tertulia en torno a unos Gin Tonics en el Maralicia, salvo alguna precavida que se protegía del despertar doloroso que sufrimos otros a la mañana siguiente, cuando tanta bebida blanca que no era precisamente agua, nos paso cuenta!.....
Espidfifen, se llama el remedio, que ya nunca faltará en mi botiquín.

La noche había sido lluviosa, fuera y dentro del camarote…..una delicia, pues no hay cosa que me relaje más, que oir rugir el viento, bailar las drizas y el tintineo de las gotas de la lluvia sobre la cubierta, estando bien amarradita en puerto… Todo fantástico, si no fuera porque las gotas de vapor de agua, hicieron perecer a mi segunda BB, grrrr

El domingo amaneció con bastante sol y viento. Persistía el NE, F5. Pretendíamos participar en la regata “Trofeo de Otoño” que se celebraba en el CN de Sta. Pola ese finde. Sin embargo y a pesar del enchufe en el comité, que hizo un aplazamiento y todo para esperarnos, acabaron descalificándonos por no estar en la línea de salida a tiempo.Las instrucciones del monitor retrasaron nuestra salida, pero hay que entender que ante todo estábamos en un curso y lo importante es que participamos igualmente, porque no lo supimos hasta la vuelta. Así que dimos lo mejor de nosotros mismos y también del Maralicia y peleamos hasta conseguir no ser los últimos, a pesar de las varias millas que por delante de nosotros había salido toda la flota. Cada uno en su lugar en cada maniobra y entre ellas haciendo banda y comiéndonos las olas. Era adrenalina pura, aunque no pudiera coger el timón, primero fue Jaris y después Sin barco, los que disfrutaron negociando olas y manteniendo las ceñidas más rabiosas para no bajar de los 7,5 nudos de velocidad.

Por desgracia a Canela no le sentó tan bien y su gusanillo le pasó una mala jugada, mareándose cuando menos se lo esperaba. Era la única del finde, aunque las condiciones tanto de mar como de viento, más que lo justificaban.

Arribamos a puerto y compartimos el piscolabis del CN, a pesar de nuestra gran decepción al enterarnos de nuestra descalificación. Aunque nuestro negro Abelardo se encargó, ahora de paparazi del comité, que apareciéramos en todo el reportaje fotográfico del evento.

Por la tarde volvimos a salir a navegar, para despedir del gran fin de semana. Tras la primera despedida del grupo, pues nuestra pequeña Canela no tenía ánimos para seguir y nos decía adiós desde el pantalán mientras elevábamos por ella nuestros vasos con Doña Anna.

Por fin Susana se estrenaba al timón, así que se lo cedimos en esa última salida. Alex, el último tripulante, otro gran amante del viento, pero volando normalmente, nos acompañaba y desde la zona más avanzada a proa se deslizaba ágilmente en cada virada, cual gato sobre tejado….jjjjj…….yo me relajaba entre maniobra y maniobra, haciendo banda y dejándome acariciar por los últimos rayos de sol.

La maniobra de atraque fue muy buena, aún así J.C. le hizo sacarlo otra vez y repetirla, es un perfeccionista, me gusta.

Un gran fin de semana marinero acababa nuevamente, adujando, recogiendo, baldeando y sobretodo brindando con unas cervecitas por los especiales momentos vividos y la buena gente que de nuevo esta gran afición al mar, me brindaba a conocer. La convivencia en el mar, es tan estrecha e intensa, que unas pocas horas parecen mucho más y las despedidas siempre son sentidas y entreñables.

El negro Abelardo aguardaba paciente en el pantalán, con una vieja amiga, mujer también del mar, para compartir los km de vuelta a casa……..





Comentarios

Entradas populares de este blog

POR FIN EL CANAL DE PANAMÁ

VOLVIENDO A LAS PITIUSAS CON AMIG@S

CARIBE CON EL MAVERIK